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Inicio / Cuenteros Locales / Darkyharry / Peligrosas Indagaciones Ojos Que Matan - Cap 2

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Rego Interior

El día anterior había sido muy cansador. Despertó tarde y ya no podía tomar desayuno como lo tenía planeado.
Sus indagaciones cada vez más perturbadoras lo hacían trasnochar y perder gran parte de sus horas de descanso.
Tenía como plan viajar a mediados de año hacia Bélgica, lo que no sabía era que no lo dejarían salir de Dinamarca ese mismo día de viaje.

Octavo día del tercer mes de nuestro Señor de 1753

“Conseguí dos cosas inesperadas, mucha información recopilada, hoy compraré una compilación de paginas en blanco para seguir con mi libro de notas. Ya casi está lleno y no lleva ni la mitad de mis investigaciones. Al parecer los cuervos que vi hace días me trajeron mas suerte que mala. Ese chico será mi criado si lo convenzo, me ha ayudado bastante, no sé de donde sacará tanta información.
Hoy iré a la capilla en las afueras del pueblo. Tengo una entrevista con el Padre Danielle. Hablaremos de Lupinos, algo que tenía previsto entre esta investigación de sus archi-enemigos, y menos de la boca de un Santo Señor. Por mí, todo sirve ahora”

Pudo comer algo del desayuno, pero tuvo que hacerlo de autoservicio. Todo estaba helado y algo le hacia sentirse rechazado entre la gente. Miraban como si nunca lo hubiesen conocido. No tomó mucho en cuenta eso y se retiró silenciosamente mientras seguían con la visión.
Se introdujo las manos en los bolsillos de su abrigo y notó que había un papel dentro del izquierdo. Lo abrió y se conmocionó un poco con lo que decía en él:

“Estimado Sir Raymond

Esta no es una amenaza, pero le queremos informar que no se acerque a las tiendas de nuestro campamento nunca mas, usted está maldito. La anterior noche murió Miritza. Nuestra mas preciada profeta. Disculpe la intromisión de su cuarto en la madrugada. Lo sentimos, pero no nos agrada. Su investigación nos hará perder la dignidad y moriremos si nos sigue pidiendo informaciones que no se deben otorgar.

Sin más inconvenientes se despide, Incola Josué”

-Esto es estúpido-dijo Ray al arrugar la carta lanzándola a las brazas que todavía estaban encendidas del fogón de la pasada noche-Culparme de la muerte de una anciana que podía morir cualquier otro día.

Se dirigió a la capilla para obtener más rápido la información de los Lupinos. El viaje era largo a pie y no poseía caballo alguno que lo llevara al galope. Tuvo que caminar de todas formas. Llegó adelantado unos 10 minutos según calculaba Ray.
Aun así el Padre lo recibió cortésmente y atento en todo lo que Raymond le preguntaba.

-Vaya Padre, usted si que sabe de esto-le decía cada vez que el religioso terminaba una frase
-Oh sir es solo lo que la gente crea dentro de sus rumores; sir, si no es de desagrado que yo le pregunte algo...
-Dígame Padre
-Supe que usted viene de Alemania por exilio, ¿es eso cierto?
Cien por cien Padre. Una larga historia-dijo Ray mirando al suelo lamentándose de la perdida de gran parte de sus obras.
-Así lo sé hijo. Aquí por suerte la inquisición no llega. Según otros hermanos de la congregación nos tienen miedo, y algunos dicen que ya estamos perdidos.
-Así parece Padre.

Conversaron unas horas mas hasta que ya se hizo tarde para Ray. El Padre de amable caridad le envió en una carreta de vuelta y otros regalos.
Llegó al hostal para ver que el tabernero lo esperaba con su leche.

-Oh, se recordó de mi exquisitez-dijo Ray sonriendo mientras dejaba los obsequios sobre la barra.
-Así es sir, aquí tiene
-Gracias
-A su salud-dijo el tabernero mientras levantaba otro vaso con el mismo contenido.

Tomó su leche, pagó con unas cuantas monedas y fue directo a su habitación a ver los obsequios que le habían otorgado.

Raymond era muy conocido después de su llegada de Italia, pero muy pocos conocían ese pueblo “perdido” de Dinamarca, y la reputación de sir y sus investigaciones lo ficharon como el “más raro de los raros” del pueblo. Su carisma y entusiasmo para las actividades que desarrollaba eran lo más destacable de su personalidad. Pero a pesar del dinero y la fachada, no tenía pretendientes en el pueblo.

Abrió lentamente la caja envuelta con un paño dorado, bordado en él, la cruz del Señor. “Es un pañuelo mío, se lo doy para que coloque ahí sus papeles mas preciados, así quedaran benditos y protegidos”. Recordó que le dijo el Padre. Era hermoso, hilos con formas de ramas amarillas y su centro la cruz Templaria con el símbolo de la congregación. La caja venía sellada además. Costo abrirla. Es mas tuvo que pedir unas tijeras para cortar los sellos de esta. Al abrirla, la cara de Ray cambio como esa noche anterior. Un cuadernillo con la obra de investigación de los Magi por Christopher Wells. Un ingles conocido por sus apariciones repentinas y nocturnas que lo apodaban como el Noctumbro Wells. Sacó el libro de la caja y vio que todavía quedaban cosas en ella. Otra caja más diminuta acompañada de una nota y un timbre de cera con la insignia de la serpiente y la cruz de la eternidad.
La nota decía:

“Solo utilícela cuando crea necesario, sir. Sé que le tocará algún día, tal como a mí me tocó. Saludos y utilícela bien”.

Abrió la pequeña caja y en su interior un arcabuz con inscripciones que databan de un siglo antes. Efectivamente, la tapa de la caja, en su contra cara decía 1647. un saquito de pólvora y tres balines de lo que a la vista parecían de plata. Tomó una y verificó exactamente lo dicho. Plata pura hecha bala. Solo una cosa se le vino a la mente. El tema de la conversación: Lupinos, licántropos, hombres lobo. Las tres formas que sabían definir la imagen que se aferró a su mente. Si creía en Dios, le creía al Padre.
Camino hacia atrás con las manos en la cabeza como si algo le fuese a salir desde adentro. Cayo inconsciente a la cama.

Dentro de su ligero coma las imágenes volvían, la pesadilla de ese día anterior, su lengua devorada por un lobo y el lapsus que nadie tomó en cuenta se hizo acción en su mente como si hubiese estado en su habitación ese entonces. Vivió todo lo que había perdido.

-¡Invocus Noctem!-sintió a lo lejos mientras en su mente se veía en el techo del hostal.
-¡Aportal Temporal Minimus!-otro grito que le indicaba la dirección de estos.

La noche caía y vio como las nubes se apoderaban del cielo en fracciones de segundo. Era de noche. Las cinco figuras oscuras entraban en la ciudadela corriendo. Los siguió con la mirada e identifico las facciones de uno, el más grande y rápido. Parecía ser el jefe. Trato de pararse pero estaba congelado. Otra vez siguió mirándolos y diviso que se dirigían al hostal. Lo demás se refresco como una foto. Supo que no podía dejar Dinamarca y supo en que ocasión usar el arcabuz.

Despertó con un leve dolor de cabeza. Algo conmocionado y alterado. Toco las paredes en forma de gracia por darle ese empujón al hombre-bestia. Sabia que ellos volverían pero no de día. Lo que no sabia era en que momento, lo cual lo urgió mas todavía.
Tomo lo más importante y salió con su arcabuz en un bolso que tenia guardado tomo dirección a la Torre Católica. Algo le indicaba que se encontraría con alguien inesperado. Salió corriendo alarmado de que alguien lo siguiera. Así era pero esta no era una persecución como la del lobo, aun que igualmente era animal. Sus visiones no habían alcanzado a divisar ni capturar el Rego Animalus en forma de cuervo. Los 5 cuervos lo seguían desde la altura. Con sus ojos fijos en Raymond se posaron sobre la Torre sin que los vieran.
Al llegar a la Torre Católica, Ray se persignó como lo hacia cada noche después de haber llegado a ese pueblo. Tenia fe y lo otro que no sabía es que esa fe lo iba a salvar esa noche fría y en ese mismo lugar.
El Rego Animalus les mantenía en esa forma hasta la media noche, y si tenían esta tarde la suerte, no la volverían a utilizar más.

Raymond llego cansado y apretando contra su pecho el collar de su madre que yacía en territorios alemanes. Preparo el arcabuz en caso de algún altercado tan inesperado como la visita que llegaría en algunos momentos. Él creía que se había metido en serios problemas y debía resolverlos de inmediato.
En el momento en que se estabilizaba escucho los ruidos del distinguido que se haría participe. Giro para identificarlo como tal, pero el tiempo solo se le fue en contra. Un golpe en la cabeza que le llego en su ya jaqueca, lo noqueo, nublándole la vista y cayendo al suelo sosteniendo el arcabuz que sin apuntarlo le dio en un hombro al atacante. También cayó.
Inundado por visiones e imágenes pasadas como siempre las tenia, Ray despertó con frió y desnudo. No poseía signos de haber sido amordazado, pero le dolían los brazos y para que hablar de su cabeza.
Trato de verificar si el lugar era conocido, pero el espacio no le daba muchas características. Solo se oían pasos fuertes y el viento que entraba por unas grietas.
“Grietas” pensó y dedujo que se hallaba en una cueva o la mina abandonada a la falta de los montes de los crucificados. Grandes accidentes geográficos que se elevaban de la nada unos 2300 metros sobre el nivel del mar. Imponentes y representantes del pueblo se podían ver de cualquier rincón de la región, así también como la Torre.
Así era, trato de acostumbrar su vista a la oscuridad que lo bañaba y logro divisar rieles.
No estaba amarrado pero sus extremidades le dolían tanto que le costo levantarse. Toco su cabeza para ver si había herida, pero no encontró nada. Solo un golpe fuerte cercano a la nuca.

-Despertaste-dijo una voz desde arriba-tu ropa esta a un costado tuyo, vístete, tenemos cosas que arreglar.

La voz era conocida, pero no pudo identificarla bien, algo le decía que volvía a presenciar una situación en Alemania.
Se vistió rápidamente y encontró lumbre en sus bolsillos, encendió un cerillo y vio lo que lo rodeaba. Dibujos arcanos, ramificaciones, pinturas ritualicas, palabras rúnicas y un numero de siete cifras: 2013999. Que raro se veía ese numero que ni si quiera le parecía conocido. Miro a sus alrededores y vio una escalera que lo llevaba hacia donde escucho la voz. Subió lentamente y se asomo al ultimo peldaño. Una enorme pieza llena de gente que miraba a un lado donde Charles Banial hacia señas diciendo palabras en lo que parecía un latín muy bien pronunciado.

-Repitan, “Fiat Ignem, Creo Infernis”-dijo mientras sus manos hacían un sello invisible en el aire.

Todos lo hicieron. La sala se ilumino delatando la posición de Ray cerca de una mesa. Fuego que no quemaba lleno hasta los más recónditos escondites de arañas en ese pequeño espacio. Ray estaba impaciente e impactado.
Charles lo miro y sin decir palabra lo invito a sentarse junto a él.
Así lo hizo. Ray tomo el asiento a la derecha escrutando los rostros de las personas ahí presentes. Se quedo perplejo al ver a Williams dentro de la multitud. A todos les brillaban los ojos amarillos. Charles se dirigió a Ray y con un rápido movimiento lo sostuvo antes de que cayera desmayado de terror al suelo.

-Mis guantes se calientan Ray-dijo Charles mirándolo a los ojos- Tu fe nos impresiona
-Suéltame Charles-dijo a duras penas Ray con las manos apoyadas en la silla-Se que mi fe es reconocida y que gracias a ella ustedes no pueden hacer nada
-También sabemos eso Raymond-dijo Williams desde la multitud.
-Pero esa fe puede utilizarse de otra manera mi camarada Magi-dijo Charles
-¿Magi?-preguntó a su mente Ray-¿Qué me dices Charles?
-Así lo es... tu linaje es de los mejores y Etrius te conoce, quiere que estés con nosotros. Sabemos también que tienes cuadrúpedos peligrosos tras de ti, lo cual nos incomoda un poco-le dijo sin mas rodeos Charles a Ray, mientras este se reponía en su asiento.
-Craken, McIll y Kammon-especifico Williams
-¿Craken?-preguntó Raymond viendo como el gentío lo miraba
-Así es sir, el más famoso Lupino de toda Dinamarca. Esta tras de ti y tu fe
-Me di cuenta, solo lo reconocí por facciones ligeras-dijo Ray, mientras se molestaba de un olor que comenzaba a sentir.
-Bien, como veo ya tuviste tu primer “Noctus Temporal”, eso nos ayuda un poco...
-Mi señor-interrumpió una sombra en las cercanías de la escalera-Tenemos un problema
-No me digas-dijo Charles en tono sarcástico-Justo lo que me esperaba. Hazlos pasar.

Eran los cinco personajes que ahora se presentaban en forma humana. Querían su presa a toda costa.

-Recuerden, fiat ignem... -dijo Charles de consejo al gentío algo asustado.
-¡Rego Dominium!-un grito que pertenecía a William indicaba cambio en la magia que aplicaría a los “problemas”
-Tu Raymond, detrás de mí, siempre-dijo Charles inquisitivamente-No pienso entregarte a estos babosos.
-Así lo haré viejo amigo

Ray estaba decidido a salvarse la vida en las espaldas del Mago más poderoso retirado de la Orden de Rosacruces Magi.

-Carpe noctem sanguis genti-dijo Charles indicando con un puño la escalera

“Disfruten la noche gente de sangre”, pensó Ray mientras miraba sobre el hombro de Charles.

Los primeros gritos comenzaron. Luz y carne eran los emisores y receptores de la ardua batalla que allí se libraba en esos momentos.
Ray recordó su arcabuz y le pregunto a Charles donde estaba. Charles lo tenia. Era propiedad de la Orden. El padre era uno de los suyos le decía mientras esperaban el silencio. Sabían que los Magi podían ganarles. El problema es que eran iniciados.
Charles había conocido a Raymond unos tres meses antes del exilio de Alemania, en una congregación de investigadores y representantes de grupos conocidos y Ordenes Europeas. Compartían opiniones de temas en común y fue así también como Raymond conoció a los llamados Tremere y la Orden de Hermes. Charles Banial representaba en ese entonces a los Rosacruces Magi, competentes y conocidos magos de magia de dominación y rituales basados en la esencia de la sangre.
A veces confundidos con los Tremere Herméticos, los Rosacruces Magi no compartían la idea de llegar a la inmortalidad. Pero hubo una excepción. Charles. Ahora Noctumbro Vampiris Tremere. Y uno de los más poderosos Magi con vida que quedaban.
Charles confiaba en que la fe de Raymond los protegería esa noche y que a futuro, Ray se convertiría en un Magi magnánimo. Un Magnamagus, con poderes ilimitados. Y su visión le predecía que resguardaría junto a Etrius, la bóveda de Viena en el próximo letargus de Ralph Tremere en la Gran Capilla.

El silencio llegó. Solo unos pasos se escuchaban seguidos de un gruñido característico. Craken estaba con vida. La pelea seria ahora mortal y definiría el futuro de Raymond.

-¡Invocus Ignem!-Charles grito con furia y el eco rebotó por toda la cueva.
-¿Que haré yo?-preguntó Ray algo esperanzado en ayudar
-Lo sabes bien ahora, toma-Charles le lanzo el arcabuz rojo cargado con una bala de plata.
-Esta bien pero necesito ver mejor.
-Yo no puedo tener luz. Debes aprender a ver en la oscuridad
-Oscuridad, oscuridad, oscuridad... -se repetía a sí mismo Ray, pensando que siempre tuvo un pasado oscuro y lleno de peligros
-Solo inténtalo; repite “Rego Auspex”
-Rego Auspex... -espero unos instantes para volver a decirlo y al abrir los ojos no tuvo mas tiempo para magnificarse con lo que estaba viendo-Veo todo Charles, dime que demonios pasa.
-Aura, no ves propiamente tal las cosas-le dijo Charles de forma explicativa mientras el fuego recorría sus brazos y pecho en forma de armadura.
-Aura... -pensó en voz alta Ray-Charles creo que no necesito esta arma... -se armo de fuerzo y valor, tenia fe en sí mismo y en el poder que según él Dios le brindaba- Rego Sanguis-grito tan fuerte como Charles y como si siempre hubiese sabido de tal magia

Charles lo miro instintivamente y vio el aura de Ray transformarse de colores espantosamente fuertes llegando a la tonalidad de la Ira, el rojo sangre.

-Haz lo que creas necesario Magnamagus Raymond-le dijo Charles sabiendo en ese momento que Ray ya era su superior.
-Lo haré.

Dos contra uno, las cosas se volvían buenas y Charles esperaba el momento de actuar con todas sus fuerzas, lo mismo pasaba con Raymond que en ese momento sus ojos se habían vueltos tan amarillos como los de Charles. Estaban impacientes, mirando fijamente la abertura de la escalera hasta que escucharon:

-Charles, vengo por mi presa, ven aquí y pelea como un buen vástago que eres.

Antes de que Charles contestara Ray ya estaba bajando por las escaleras con la noción perdida y su vida casi en las mismas condiciones.

-Bastardo Licántropo ven, aquí me tienes-dijo Ray incitándolo a que lo atacase.
-Aquí estoy-dijo Craken abalanzándose contra él.
-Tarde mancillado animal, ¡Hirvum Sanguis!...

Un grito de desesperación completo la cueva, solo quejidos, llantos y lamentos se oían. El lupino caía, mientras por sus poros salía humo morado. Su sangre hervía como agua con aceite, estaba quemándose por dentro. Solo el tacto basto para dejarlo en ese estado. Se revolcaba insistentemente gritando, empuñando sus manos mientras se transformaba nuevamente en humano. Sus signos vitales desaparecieron instantes mas tarde. Ray caía también inconsciente a los pies de Charles, que lo tomaba en sus brazos y lo mordía en ese momento. Ray nunca mas vería la luz del Sol hasta dos siglos y medio mas tarde.

Texto agregado el 31-01-2006, y leído por 141 visitantes. (0 votos)


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