En la inmensidad de esta gran ciudad, camino acompañado de mi perro, mi único amigo, espiando horizontes.

Desde pequeño me cuido, cuando mis padres me abandonaron en un basural, todavía recuerdo ese día, tenía 5 años. Pero esa es otra historia que no quiero recordar. Ahora que recuerdo jamas tuvo un nombre, es extraño jamás el me dijo que se lo ponga.

La gente me ve con mucha pena y melancolía y mi perro lo único que hace es mover su cola como simbolo de gratitud por las personas que sienten mi presencia.

Mi compañera, mi gran amiga, SOLEDAD, es la que esta a mi lado y me acompaña siempre, a veces decido hablar con ella en ecos de mi mente.

Me siento en la esquina de algún lugar, me siento cansado y abatido, las ganas de vivir cada vez se hace mas pesado, la carga de culpabilidad por crimenes pasados se convierten en grandes espinas clavadas en mi mente.

Ya no puedo mas, suicidarme no puedo ¿Quién cuidará a mi perro? lo único que hago es cerrar los ojos y soñar que vienes Tú Todopoderoso a llevame a tu Reino y liberarme de todas las cadenas que esclavizan mi ser.

Ya vendrá el momento en que deje de soñar y cuando llegue ese día ya no volveré a ver mas amaneceres ¡Cuanto deseo eso!