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Inicio / Cuenteros Locales / amalteandromeda / El diario del incesto

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DIA 1:
Son las dos de la tarde, la hora del fuerte sol y el arduo tránsito en las calles. En medio del dinero, la riqueza, el lujo, la soledad, espero con ansias el tan anhelado regreso del ser más cercano a nosotros, Giani, mi tío.

Sentada en el sillón de la sala de televisión paso los canales lentamente tratando de hallar una distracción momentánea. Buscando dicha distracción, me dirijo hacia mi habitación pasando por el largo pasillo adornado por las pinturas italianas y aquellas porcelanas chinas tan adoradas por mi madre. Tras pasar por cinco habitaciones más, llego a la mía situada en la parte trasera de la casa. Abro el armario. Paso vestido a vestido intentando escoger el más adecuado para la bienvenida de Giani. Selecciono el vestido blanco de rayas azules que me obsequiaron en el pasado cumpleaños. Cepillo suavemente mi cabello y utilizo en mi rostro un poco de ese maquillaje del tocador tratando de ocultar sus imperfectos.

tras el reloj de la sala tocar sus tic tac uno tras otro anunciando ya las cinco de la tarde, la melodía de la entrada principal suena indicando entonces la llegada de un individuo.
Mientras la empleada se dispone a averiguar de quien se trata, observo mi imagen reflejada en el espejo situado en las escalas que conllevan al primer piso de la casa. A la espectativa y con ansiedad, espero sentada en el mueble blanco de la sala contigua a la entrada. Veo como una sombra se acerca lentamente.
La figura de un hombre fornido, de tes blanca, cabello negro, sus ojos de color café claro, sus labios carnosos y biem delineados, se posaba entonces frente a mi. La imagen impetuosa de un hombre de la alta clase, con rudeza en su personalidad, con una mirada intensa de asombro y admiración...era Giani que se encontraba tan...sin palabras como yo también lo estaba.
Se acercó lentamente para abrazarme en señal de saludo. Sus gruesos brazos rodeando mi cuerpo no me hacía sentir las sensaciones de un abrazo familiar, por el contrario, mi cuerpo experimentaba levemente la llama de la atracción entre dos personas, entre un hombre y una mujer.

DIA 2:
Abro mis ojos golpeada por el fuerte sol de la mañana que penetraba en mi habitación. El reloj marcaba entonces el inicio de la mñana. Mientras buscaba la bata de dormir para cubrir mi cuerpo desnudo, escuchaba el motor del carro de mis padres que abandonaban la casa para dirijirse a sus respectivos lugares de trabajo.

Abro la puerta de mi habitación y tal es la sorpresa al ver, por la puerta entreabierta de la alcoba contigua a la mía, el intensionado y seductor caer de aquella toalla que dejaba al desnudo los atributos del cuerpo de Giani. Sus caderas voluptuosas, los músculos de sus piernas bronceados y bien definidos, su dorso grueso y fornido, su...todo su cuerpo tan perfecto me insitaba a atravesar la puerta que nos separaba y despojarme de la camisa que acababa de colocar sobre mi cuerpo.

El intenso calor que se generaba invadía mi ser hasta tal punto de ver nuestros dos cuerpos unidos por la mirada apasionante y seductora que delataba, en ambos, ese deseo candente de compartirnos.

Después del largo transcurso del día y musitando ahora entre los dos palabras de intriga, las noche nos abordaba en medio de la fuerte lluvia y el intenso frío, con su más penetrante olor a sexo. Era la hora entonces donde la casa se tornaba solitaria, en silencio. Eran nuestros cuerpos los únicos que ocupaban la amplia casa para dos. Las palabras se cortaron en un instante permitiendo que cada gota de lluvia se escuchara en medio del aturdidor silencio.

El sueño, tal vez era el sueño el que nos tomaba por sorpresa y nos empujaba bruscamente a las alcobas respectivas.
Como era de costumbre, desnudé mi cuerpo, entreabrí la puerta y lo abandoné sobre la cama. Cubierto por las sábanas invadía el lugar de calor en la noche fría que olía a sexo.

En medio de la oscuridad esperaba con ansias la visita del cuerpo de Giani. Intencionalmente corrí las sábanas con tal fin que mi ser susurrara su nombre y mi cuerpo desnudo marcara la huella del camino que debía recorrer esta noche, la noche que despedía su intenso olor a sexo en medio de la fuerte lluvia y el externo frío.

DIA 3:
Abro los ojos y descubro que poseo entre mis manos el desmembrado cuerpo de Giani. La noche anterior se había detenido en el transcurso de su cuerpo. La sensación de olvido, la mancha roja en mis sábanas y el olor a sangre en mis manos, me satisfacía.
Estaba dormido en muerte. Lo había exterminado con pasión quedando con el desasosiego de la noche anterior. Había terminado su misión: calmar mi placer.
Mi ser se deslizaba carcomido por el valle de la muerte que surcaba mi habitación.

Ahora cargaba en mi cuerpo el talleje de la satisfacción del incesto cometido la noche, aquella noche que susurraba palabras de intriga, placer, pasión. La noche anterior que, en medio de la fuerte lluvia y el intenso frío, despedía e impregnaba nuestros cuerpos con su olor a sexo; había empezado por terminar matando la pasión del incesto.

Texto agregado el 27-03-2006, y leído por 6224 visitantes. (3 votos)


Lectores Opinan
04-05-2006 con 1 prosa muy fluída este relato me tuvo atento desde la primera línea. el tema tabú siempre llama la atención. muy buen narrado, utilizando las palabras exactas. muy bueno. abrelaspiernas
01-04-2006 Vaya un final!!. Raramente los escritores (me incluyo) se toman la molestia de escribir sobre un tema tabú como el incesto. Mis respetos por ello. Tu estilo es bastante sobrio y la idea del diario es... intrigante. Felicidades! aa000El_Poeta000aa
27-03-2006 la vida y la muerte siempre saben igual. Saludos. Antroponauta
 
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