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Inicio / Cuenteros Locales / franz / Entre aquellas gotas de plata (Para Ever y Male)

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Fue cuando muchos dormían que se desencadenó la belleza. Aquella noche se quebraron los grilletes de la vida, mientras las plateadas perlas del mar celestial corretearon libres haciendo sus travesuras sobre nosotros.
Al impacto de la primera gota fuimos adultos intentando guarnecernos bajo los kioskos abandonados de la lúgubre Recoleta; para evitar que la belleza mojada transforme nuestras vestiduras de afiebrados bailarines.
Al segundo impacto, aquellas saetas de vida disfrazadas de perlas nacaradas se esparcieron por nuestros rostros, resbalaron por nuestras mejillas y murieron en nuestros labios, a fin de transformarnos en niños recién bendecidos y que vestidos de fiesta esperaban un domingo que no debía terminar.
A la tercera gota del almizcle celeste perdimos la ropa; porque esta se tatuó en nuestros cuerpos dejando dibujar perfectamente nuestras nobles contingencias.
A la cuarta conmoción de vida nos despojamos de nuestra piel sin percibirlo, porque esta cayó pesada e inservible al suelo para dejarnos volar por aquel anaranjado cementerio vestidos de Ángeles; que extasiados anhelaba despertar a los muertos con sus risas y cantos de verano.
Corrimos como un fénix renacido, saltando sobre los charcos oceánicos que ya hacían como alfombras de sueños vertidos a nuestros pies y que nos recibían sonriendo y gritando tras nuestra huida: “¡corran amigos! que la noche se embeleza con su pureza, rían más fuerte que el mar los mira enternecido por el agradecimiento sincero al sacrificio de sus hijas”.
Aquella noche las caricias del cielo embriagaron nuestras realidades con las húmedas lágrimas de la luna, que vertidas en esferitas de plata se lanzaban cantando desde el trampolín de las nubes para luego estrellarse acrobáticamente en nuestras pieles adormecidas por los tibios labios de la vida.
Fue esa noche que reaprendí a amar la simpleza de vivir. Fue aquella noche en la cual desafiamos a nuestras seguridades y como briznas recién nacidas corrimos bebiendo a sorbos los torrentes de ternura y compasión que se impactaban en las calles, avenidas y callejones de aquella metrópoli enloquecida.
Fue esa noche que mi amor abrazo al mundo entero y fui uno con Ustedes! mi piel seca se deshizo ante la sorpresa de mis convicciones y vi como la pluma del Altísimo escribía sobre nuestras almas la verdad más absoluta… “se parte del todo y se todo, por que solo así hallarás la inocencia del instante”.
Así me convertí en un selecto ángel de la corte de la naturaleza, solo así pude encontrarme…perdiéndome en la simpleza y la inocencia de la lluvia; lluvia que bebí a tragos aferrado a sus manos y sincronizado con la melodía de sus corazones.

Texto agregado el 27-03-2006, y leído por 112 visitantes. (0 votos)


Lectores Opinan
25-05-2006 Bravo!!!! has escrito la perfección en espirales que condensan palabras. Sublime, exquisito. Puedo fluir en la danza que describes con el ritmo que le imprimes al texto.... Simplemente BRAVO!!!! sharia
 
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