Hola amigo imaginario. ¿Has venido a jugar? No te veía hace muchísimo tiempo. ¿Qué cuentas? ¿Cómo te va? Se nota que has cambiado. Estás más viejo, cansado y más triste... Se nota que has salido en busca de respuestas por preguntar.
Recuerdo que tú llegaste a mi en un momento parecido. Salvaste mi vida de la desolación y la indiferencia. En el fondo siempre te voy a estar agradecido por esto...
¿Por qué te fuiste?
¿Acaso te aburriste de jugar conmigo?
¿Por qué te fuiste?
Recuerdas cuando salíamos a explorar otros mundo, otras contelaciones en el jardín...
Pasábamos todo el día allí jugando a que la niebla se devoraba nuestros anhelos, a que éramos reos de la casa y teníamos que escapar o cómo no recordar cuando jugábamos a llorar, a volar a morir y a matar...
Tengo muchos recuerdos tuyos. Pero tú te fuiste sin dar muchas explicaciones.
Es la edad, me dijiste... Es la edad.
Desapareciste y nunca más volviste hasta ahora. Pero ya no eres el mismo...
¿A qué volviste?
¿Cómo llegaste hasta aquí?
¿Cómo lograste traspasar tu memoria e internarte en el olvido?... (Donde me dejaste).
¿Estás muerto?
¿Acaso te aburriste de jugar en la vida?
O en verdad has venido a jugar conmigo, como en los viejos tiempos...
No te preocupes...
No quería aflijirte...
Como llevo tanto tiempo muerto en tu memoria a veces olvido que en realidad yo soy tu fantasía y tú eres mi realidad; A veces olvido que yo soy tu amigo imaginario y tú el real.
Creo que ahora tenemos tiempo de sobra...
Salgamos a jugar.