Somos culpables, desde el día que nacemos tenemos las manos manchadas de sangre.
Tenemos un nombre, un pasado y una nacionalidad pero estamos vacíos.
Nuestros primeros llantos son adentro, el primer paso y la primera palabra nos entierran cadenas adentro.
Como canción todas las mañanas con la vista fija en un horizonte flameante y abstracto el cual no se puede alcanzar.
A quienes mojan con agua hirviendo en la frente, los que nacen sin decisión y los que la pierden en las alturas.
Hoy esclavo de todo esto, somos el presente.
Somos culpables.