Veo que nuestra relación no fluye por los sombríos cauces del anidar corazones con estadísticas así que emprenderé una cruzada prístina y mandare a mis dedos a paseo por los paramos del alfabeto, recurriré a diccionarios para cautivar tu emoción y apaciguar tu miedo a lo desconocido.

Sentaremos las coordenadas del mapamundi en que nos moveremos y como en un modelo cartesiano en horizontal irán las letras y en vertical los dígitos y como en una batalla naval (carnal) empezaremos, cada uno en nuestra cuartilla imaginaria, a situar el corazón, el otro seguirá disparando, ordenadamente y sin trampas. En el momento en que un corazón este tocado y hundido el que gane tendrá derecho a prenda.

Para desterrar las posibles dudas, obviamente este juego no es una artimaña de un casanova repetitivo, dejaré que tú marques las longitudes y latitudes que afectarán nuestro latir. Como caballero que me comporto en estos momentos, sin desdeñar maneras más mundanas de afecto, pongo en tus manos el primer lanzamiento. Espero que siendo consciente del engaño al que te someto, empezando la partida yo con esta misiva.

Es premisa humedecer el corazón con esperanza y precaución, pues órganos cuarteados dilatan su volumen y son presa herida para depredadores. No se como latirá el tuyo en estos momentos, intento escucharlo pero la lentitud del crepitar palabras posibilita un diagnostico incierto de tus palpitaciones. La valoración de tu movimiento denota mucha prudencia, ojo avizor y desconfianza.

Sin mas preámbulos dejo que empieces la partida cuando quieras. Presentando excusas por tomarme esta pequeña ventaja de escoger las armas y conociendo que nunca dos personas se pelean si ambas no lo desean.

Alea jacta est!