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Inicio / Cuenteros Locales / Javi_Miramontes / Jugando al efecto mariposa

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Acabo de ver una película que me recomendó un amigo. Me dijo que me gustaría y me apunté el título: el efecto mariposa. Dicen que con el batir de alas de una mariposa, algo cambia en otra parte del mundo, algo caótico. Es maquiavélico, perverso. Reconocer una fuerza inexplicable y desconocida capaz de jugar con el azar de las vidas humanas. Seguramente ese ordenado desorden del puro azar matemático es el que me asusta en este momento, a escasos 15 minutos del fin de la película.

Sería fantástico tener la capacidad de hacernos volver a nuestras lagunas, tener la capacidad de cambiar el pasado y arreglar nuestros desperfectos, pero si de verdad todo eso es posible, estará sólo al alcance de unos pocos. Racionalizándolo, la mejor pregunta posible sería, que es lo que hace al ser humano ser como es, porque somos así, tan dúctiles y maleables, somos acaso sólo unas meras marionetas de repetición sobrevaloradas?

He girado la cabeza y me he visto en el espejo. Aparentemente soy yo, pero quien soy yo, de verdad soy tan genuino como me creo?. Elijo yo mi vida? Son mis decisiones acertadas? Estoy caminando por el sendero adecuado? Soy feliz? Que es la felicidad? De que depende? Es directamente proporcional a los deseos de las personas, o se mueve en función de meras estadísticas y ordenes sociales acatables por la mayoría de marionetas que somos?

Me temo que he de reconocer que soy un tipo demasiado fantasioso. No he podido intentar experimentar realizar un viaje a lo largo de mi historia, usando como el protagonista del filme, unas fotos viejas, algunas canciones, algunas imágenes mentales. Me he sentado en el porche y me he quedado mirando al mar, fijamente, y la misma pregunta se me repica en la cabeza, elijo yo mi vida? Hasta que punto? Son los sueños alcanzables?

Ineludiblemente he comenzado a viajar atrás en el tiempo. He mirado a mi alrededor, y he visto mi casa, a la par que volvía a los montes de Somiedo. Una voz amiga me llamaba a merendar, y era curioso porque el que solía pedir la merienda siempre era yo. Me he levantado del hórreo que había enfrente de casa, he pisado las carreteras del pedazo de prado que tenia delante, y que un día habían escarbado para mí. Entrando en el corral, lo he visto a él, con su cabeza sabia y canosa, sentado con las piernas cruzadas, con un palillo en la boca y un gorro de paja en la cabeza, como de costumbre y era magnífico.

Entré al lavabo a lavarme las manos, aún atónito, para coger el bocadillo que mi abuela me había preparado y al verme en el espejo no me he reconocido. Era un joven en el cuerpo de un chico de 7 años. La casa seguía como siempre, todo estaba igual. Aparentemente era una tarde soleada de algún mes cálido y por primera vez en mucho tiempo, me he sentido protegido de nuevo.

A continuación en el corral, cogiste tu periódico y te sentaste a leerlo con atención mientras yo, como de costumbre te miraba. Levantaste la vista y me miraste, y acto seguido volviste a leer, guiándote con el dedo, mientras movías la pierna que tenías cruzada. Si supieras la verdad, si pudiese decirte algo…

Aún a día de hoy te extraño. En el ordenador se ha cambiado la canción, ahora mismo hay un chaval que canta papa cuéntame otra vez, esa historia tan bonita…. Seguramente te hubiera gustado, te hubieras quedado callado y hubieras movido la cabeza. Por ello, no puedo evitar que se me derrame una lágrima. Seguramente tu habrías podido contarme tantas cosas, que me hubiese enriquecido infinitamente mirarte con los ojos abiertos como platos, con la expresión bobalicona.

Ayer en el telediario, hablaban del 75 aniversario de la República, algunos lo llamaron sueño, dijeron miles de cosas, pero si tu hubieras estado aquí, viejo, seguramente, me habrias vuelto a contar todas esas batallitas, que tanto me gusta oir. Te extraño viejo, te extraño. Y más viendo como tornan las cosas.

He salido al patio de casa, y ha venido mi perra, moviendo el rabo. Otra vez, he vuelto a ver a ese niño de 7 años, jugueteando, con una pequeña bola de pelo negro. Parece ser que es el pasado el que nos marca a nosotros. No somos capaces de dominarlo, como el protagonista de la película, si no que es al revés. Seguramente, no deje de ser jamás ese tipo tan melancólico, nostálgico y sensiblón, autosuficiente y dependiente a la vez.

Hoy, una vez más, he nadado en mis recuerdos, foto a foto, entre pasado y presente, y no se quien ha podido con quién. Antes, frente a los ojos de un niño de 7 años, todo era diferente. Prosigo mi viaje.


Arrieritos somos, viejo, arrieritos somos…


FDO: Javi Miramontes

Texto agregado el 19-04-2006, y leído por 153 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
30-04-2006 acabo de descubrirte y me gusta haberlo hecho, me parece genial este texto. seguiré leyéndote ;) Soy_Naixem
 
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