Eran las 2:10 de la madrugada y veía la televisión cuando entró aquella figura algo sombría a la habitación en la que me encontraba. Conversamos y discutimos temas metafísicos y psicológicos trascendentales. Como las otras veces le conté algunos secretos y él encontró respuestas en mí que no podía decifrar.

Lanzó muchos pensamientos abiertos y declaraciones que jamás volví a oir. Espectaculares palabras que entraban a mis oidos sin ser entendidos realmente alguna vez.

Fue aquella la madrugada en la que me visité.

Al despertar, eran las 2:11 de la madrugada.