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I


Aquella noche llegue a casa algo aterrado y con ansias de contar lo que mis ojos habían apreciado, aun no lo creía y es que nunca había presenciado tal cosa.

Mientras me dirigía a casa, era cautivado por un bello sueño que se vio interrumpido por los gritos fríos y tenebrosos de los allí presentes, desperté y quise saber el por que de aquella escena; en realidad hubiese preferido no despertar, en fin… allí justo entre los autos que transitaban un joven acababa de morir al perder el control de su motocicleta, su cuerpo era un tributo a la crueldad, la sangre aun emanaba de su cuerpo con gran fluidez. Con un gran asombro e intentando no perder la compostura seguí mi camino a casa; al llegar mi madre abrió la puerta y me recibió, al ver sus ojos, no se por que en mi entro un gran deseo, abrazarla y decirle cuanto le amaba, claro yo era frío y el orgullo no permitía dar tales muestras de cariño, pero en realidad lo deseaba, instantes después relate lo que había visto y el gran impacto que esto me había producido, igual trate de omitir los detalles que me avergonzaban, detalles como la pena que me causaba aquel joven, y la profunda melancolía que me embargaba aquella noche.

No se si estaba confundido por aquel accidente, pero deseaba decirle a cada uno que en realidad eran lo más valioso en mi vida y que los amaba profundamente. Ya era tarde y todos se dirigían a la cama, a mi me gustaba sentarme en el jardín de mi casa para ver las estrellas, ver la luna y escribir poemas, eso lo hacia en compañía de mi novia, esa noche le llame por teléfono y le pedí disculpas pues no tenia ganas de salir, me sentía cansado y quería dormir, ella acepto aunque sentí en su voz cierta inconformidad.

Sin pensarlo dos veces me dirigí a mi cuarto para dormir, en el había algo diferente, no se que, pero lo notaba diferente, tal vez era el ambiente, en fin, estaba tan cansado que ni siquiera me quite la ropa que llevaba. Estaba quedándome dormido cuando, por segunda vez en el día me despertaba un horroroso grito, cuando entre en mis cabales descubrí que los gritos eran de mi madre que lloraba mientras mi padre le abrazaba, mi hermana aun no entendía, me acerque a ellos a preguntar lo que pasaba, pero no obtenía repuesta, en realidad parecía que no me vieran ni me escucharan, no entendía lo que pasaba la bocina del teléfono estaba en el piso y mi hermana corrió a encender la tele, de momento lo entendí todo, y a la vez no entendía nada, era una noticia de ultima hora, las imágenes mostraban a un motociclista muerto en plena autopista, al parecer había sufrido un desmayo que le hizo perder el control de su vehiculo, un agente se acercaba al cadáver para extraer el casco….. no se si lo que vi fue real, lo único que es que en el momento que vi mi rostro bajo aquel casco, perdí el conocimiento por algo que pareció una milésima de segundo. En silencio, solo me observaban, yo no lo creía estaba presenciando un entierro, mi entierro; allí se encontraban mis padres que lloraban mientras se abrazaban, mi hermana se sujetaba con fuerza a ellos, y allí junto a mi cuerpo estaba ella, mi novia, la mujer que me había atrapado con su belleza, allí estaba reclamándome el por que le había dejado, el por que le había incumplido la promesa de vivir por siempre juntos; intente ir a su lado pero sabia que no podía hacerlo, de repente perdí el conocimiento de nuevo.

Al despertar estaba en un lugar totalmente deshabitado, totalmente oscuro, era frío, algo escalofriante, pero…. Me resultaba familiar. Por un momento intente recordar, aunque no lo entendía, recuerdo que me dirigía a casa y de un momento a otro desperté, presencie aquel accidente y seguí mi camino, pero…. Si yo era aquel individuo que había perdido la vida en aquel accidente ¿por que llegue a casa, por que hable con mi familia, por que le hable a mi novia para cancelar nuestro plan nocturno?, ¿tal vez aquel deseo de soltar la armadura y empuñar un te quiero era mas fuerte que la muerte?, ¿Que habría pasado si lo hubiera hecho, si hubiese abrazado a mi familia y le regalaba una sonrisa y un te quiero?, ¿Qué habría pasado si hubiese escrito aquel poema para mi novia?.

¿ Hubiese cambiado algo?.



II



Estaba algo cansado de esta ridícula situación, en voz baja pregunte ¿Dónde estoy?, una voz que emanaba del vació solo respondió, “estas donde habitan los recuerdos de quienes aun viven”, de pronto una pequeña nube se disipo y pude ver cual si fuera una ventana, allí estaba ella, Sofía, mi novia, estaba en su cuarto, junto a su cama, con una pequeña caja, allí guardaba todos mis poemas allí guardaba cada nota, cada papel que yo le regalaba, ella decía que ese era el cofre mágico que nos unía.

De momento me concentre en aquel cofre pero al mirar su rostro quise volver, volver tan solo un segundo y abrazarla entre mis brazos, sus ojos estaban inundados de lagrimas, no se cuanto tiempo había pasado pero no parecía mucho, aun era reciente mi muerte, lo pude ver en sus ojos.

Al verla allí tirada recordé el día en que la conocí, yo caminaba por el centro de la ciudad, estaba algo distraído pues escribía un verso que de repente se me ocurrió, sin querer tropecé con ella, que de igual forma venia distraída con unos viejos libros. Desde el momento en que vi sus ojos negros me sentí sumergido en ellos, en ese misterio que los llenaba, su voz era cautivadora; discúlpame por favor, no hay problema, no te vi venir, estaba distraída respondió ella, mientras acomodaba sus libros, y seguía su camino, yo no pude hacer lo mismo, así que volví le llame, y le invite a tomar un café, ella acepto con la condición que fuera en un lugar que ella conocía y que era de su agrado. Como tú quieras……? Sofía, dijo ella; Sofía… era un nombre hermoso, en realidad me encantaba aquella mujer, esa tarde en aquel café hablamos de los dos, de lo que me gustaba y de lo que le gustaba a ella, las diferencias eran pocas, en realidad solo había una, yo era un escritor que amaba la poesía, desde niño escribía en las noches de soledad, ella por su parte también amaba la poesía, aunque decía no tener talento para crearla, así que solo la leía. Me pregunto por aquel papel que llevaba en la mano, aprovechando la situación le enseñe aquel verso que acababa de componer; es hermoso dijo ella, me complace que te guste respondí.

Después de un largo rato en aquel café me ofrecí para acompañarla a casa, y así fue, la química que fluía entre los dos era infinita. Al llegar a su casa me despedí y le regale aquel verso. Desde ese día ella y yo nos encontrábamos en algún lugar para compartir nuestro gusto por la poesía. Recuerdo tanto esos momentos, ya han pasado 3 años, de los cuales 2 y medio que es mi novia.

Una calida lagrima rodó por mis mejillas rompiendo así aquel momento de recuerdo, volví a verla de nuevo, ella estaba escribiendo, me acerque para ver mejor, note que era un poema, pero no lo pude leer; Sofía cuanto me hubiera gustado que leyeras ese poema a mi lado, pensé; ella metió su pequeño poema en la caja y la guardo bajo su cama, después se recostó en la cama y se quedo dormida.

De pronto aquella nube se volvió a cerrar, pero detrás mió otra se disipaba igual que la anterior, esta nueva ventana daba a mi casa, allí estaba toda mi familia reunida, nadie entendía lo ocurrido, mi madre estaba hecha un mar de lagrimas, mientras que a mi padre se le notaba cansado, hacia vario días no se afeitaba, su depresión se podía sentir en el ambiente.

De nuevo las nubes me cegaban.


III


Descansa, me susurro aquella voz invisible; cerré los ojos, pero tarde mas en cerrarlos que en volverlos abrir, las nubes volvían a mostrarme algo, era de nuevo Sofía, que intentaba acabar con su vida, mientras mencionaba, “muy pronto nos veremos y esta vez será para siempre”, tal vez un deseo profundo me movía, pero note que estaba junto a ella, y ella noto mi presencia, su cuerpo se paralizo y no creía lo que veía. ¿Que intentas hacer? le pregunte, ¿acaso crees que este es el fin?, ella lloro e intento abrazarme pero no estaba permitido, así que extendió su mano esperando que yo la llevara conmigo, pero no fue así, de mis ojos surgieron lagrimas que recogería el viento para depositarlas en sus manos, finalmente tome un papel en blanco y lo deje bajo su almohada, estaba tan cansada que volvió a dormir, por lo visto ella había entendido que nuestra cita quedaba postergada por algún tiempo, había entendido que en algún tiempo yo volvería y esta vez será para estar con ella para siempre.

Al volver las nubes se disipaban pero esta vez no mostraban una ventana, esta vez me mostraban el camino para llegar a mi nuevo hogar; “Sofía allí estaré hasta el día en que nuestra cita sea real”

ADIOS….

Texto agregado el 31-07-2006, y leído por 123 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
12-10-2007 Me encantó, es toda una realidad, hace reflexionar. alejandraflorez
31-07-2006 ooooooooo.... angustia, y algunas lagrimas... un adios y un te espero, amor verdadero... todabia creo... en serio muchas gracias por compartir este sentimiento... cuidate mucho y espero que no sea "el ultimo"... babayi
 
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