Esa noche sin comienzo
Que el viento sopló
Con tal esplendor
Dejando el verano helado
Con las voces de los árboles
Torcidas con el unísono
Canto de la bestia-lobo.

Su piel fue la niebla
Que cubría mi luz gamada
Que estaba enterrada
En su frío corazón;
Negra fue la orquídea que agonizaba
Cuando mi amada cantó
Besando los sellos desgarrados
Por las maldiciones
Que la encerraban en las doradas puertas
De un cielo que no tenía final.

Así...
Detrás de un espejo
Ella ocultó su belleza
Colgando su retrato en la Galería Oscura
Que con sangre se mantenía viva
Según los tendones de mi garganta murmuran.

Su piel fue la tierra
Que me sepultaría en su frío corazón
Mi llanto...
Se confundía con la sangre de los Ángeles
Que heridos por un amor marchito
Lanzaron sus haladas alas desde el paraíso.

Escuché que ella sollozaba
De rodillas en mi tumba:
- "Yo no soy suya
Y este mundo no es mío
Sigue siendo el problema, sigue siendo la tormenta
Sigue siendo la frescura de la noche
Y el derecho eternal a seguir siendo inmóvil
En el tiempo suspendido" –