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Inicio / Cuenteros Locales / jonh / El Inifernillo - Cap. X - Adiós Infiernillo

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“Héroes hay que han padecido el dolor de su gloria, que descansen en paz”

Durante cerca de una semana guardamos reposo en diferentes habitaciones del Purgatorio, nos preparamos para el día de la batalla final, mientras ese día se acercaba sentía un hormigueo en mi estomago, no, no eran nervios… Estaba emocionado, ansioso de pelear, feliz de ir a luchar, pero ¿porqué esta alegría?

Ese último día en el Purgatorio celebramos una reunión entre todos los implicados directamente en la misión, es decir, Francisco, Miranda, Natalia y Paola no asistieron. Nos citaron en una habitación blanca sin retoques y vacía, tan solo con una mesa ovalada y sillas a su alrededor, cada uno fuimos tomando asiento hasta que Ikki, quien llegó de último, cerró la puerta tras él.
En el centro de la mesa un pequeño aparato proyectó las imágenes el mapa del Infiernillo y del templo, todos las vimos expectantes y en silencio hasta que este se rompió.
- No será fácil volver a entrar en el Infiernillo – dijo Alberto – ahora deben haber puesto demonios en sus alrededores, serán un problema.
- Segundo – continuó – todos los miembros de la secta se encuentran en el Infiernillo, debemos evitar matar a alguien, no sabemos quien esta siendo controlado y quien no, ahora Juan tu deber es alejar a Lucifer del resto de nosotros mientras vamos a destruir el campo de protección. Gulliver se encargará de organizar el ataque para acabar con los demonios de allí y salvarnos a todos, Ikki irá a colocar detonadores en los límites del Infiernillo por si el plan no funciona.
Todos escuchamos las palabras de Alberto y nos quedamos anonadados, me di cuenta que actuaba más como alguien al mando, como un general, como Jonh Rey.
- Bien – dijo Ikki – entraremos por esta zona dijo señalando el flanco suroeste del Infiernillo, nuestros informantes nos han dicho que este es el flanco menos protegidos, allí avanzaremos todo lo que podamos, si se puede hasta el Templo, una vez allí, Juan, buscarás a Lucifer mientras los demás toman esta ruta señalando una zona resaltada del templo que conducía a un habitación en particular, como ya dijo Alberto yo plantaré las minas y Gulliver esperará para atacar con las tropas, creo que es todo, partamos.
Ikki se retiró y todos salimos tras él, me hallaba emocionado ya que lograría vengar a Luz, mientras mis pensamientos se sumergían en ello Gulliver pasó por mi lado.
- Nos vayas a hacer una estupidez – me dijo sin mirarme - ¿de veras quieres morir?
Volteé para responderle, pero ya se había ido, había pasado dos años y aun no podía olvidar a Luz, el deseo de venganza me consumía ¿o era algo más?
Fuimos a nuestras habitaciones donde nos vestimos con trajes especiales para la ocasión, todos estos uniformes llevaban un símbolo similar a dos alas juntas ya sea en el pecho o en la espalda.

Abordamos el vehículo que habíamos usado para buscar a los demás la semana anterior, esta vez nadie dormía, los que pelearían se hallaban en el Purgatorio, nos despidieron mientras el vehículo se ponía en marcha, rápidamente los perdimos de vista y fijamos la vista en frente.
Tras nosotros se hallaban las tropas dirigidas por Gulliver y nos escoltaron hasta la entrada al Infiernillo, durante todo ese tiempo nadie habló mientras mi corazón se aceleraba. Tal como dijo Alberto había un gran número de demonios esperándonos, estábamos listos para enfrentarlos, sin embargo una gran explosión muy cerca del vehículo nos cogió por sorpresa, una segunda cayó al lado derecho del móvil y casi lo tumba.
- ¡Es Lucifer! – Dijo Ikki – ¡Lucifer nos esta atacando!
- No puede… ser – dije – debe de haberse enterado de que veníamos
- No importa eso ahora, salgamos de la nave antes de que explotemos con ella.
Abrimos la puerta rápidamente y salimos lo más rápido que pudimos, ni bien hubimos salido de la nave esta fue alcanzada por un ataque de Lucifer y explotó completamente, la explosión levantó una gran cantidad de tierra y humo mientras todos nos arrojábamos al suelo para protegernos de los fragmentos de la nave volando en el aire..
- ¿Todos están bien? – pregunté mientras me levantaba
- Si – respondieron todos, un poco heridos y con las ropas rasgadas, pero vivos.
- Juan – dijo Ikki – distrae a Lucifer, yo sé que quieres vengarte de Lucifer pero por favor intenta regresar si escuchas una explosión fuerte. Los demás esperen que llegue antes de intentar cualquier cosa, ¡vamos!
- No te preocupes – respondí dándome media vuelta y viendo a Lucifer en lo alto
- Vamos, muévanse rápido – dijo Ikki – no contamos con mucho tiempo.

Tomamos diferentes caminos, yo me quedé a encarar a Lucifer mientras Ikki se dispuso a plantar los detonadores, que tenían una forma redonda y de color plateado. Jonh y los demás iban rumbo al templo del Infiernillo, alguien los esperaba… Roger y Denis se encontraban al frente de la puerta del templo aguardándolos.
Corrí a toda marcha hacia Lucifer quien seguía levitando en el cielo naranja viéndome seriamente, era tan irritante no poder volar.
- Lucifer – grite sumamente enojado – baja y enfréntame, ven maldito, ven cobarde.
- Estoy ocupado, pero te enviare a alguien para que te atienda.
Al decir Lucifer estas palabras Jana apareció vestida con un traje de cuero negro con un enorme garfio, realmente gigante, en el lugar donde le había volado la mano.
Tomé una posición de ataque preparado para su primer movimiento, pero el silencio se extendió y tan solo el sonido de la brisa y nuestros latidos nos separaban del silencio total y repentinamente todo se quebró cuando Jana se lanzó al ataque, reaccioné rápidamente y bloqueé su ataque cubriéndome con la espada produciendo un sonido estruendoso de choque de metales, di un salto hacia atrás sin bajar la guardia.
- Necesitas algo mejor Jana – dije – esfuérzate.
- Cállate – dijo ella con tono muy vacío, tan vacío como su mirada
Nuestros ataques se cruzaban sin ningún efecto en el contrario, sus ataques eran fuertes pero no tan fuertes como para que pudiese detenerlos, sin embargo el poco empeño que Jana ponía en la pelea me resultaba sumamente perturbador, ¿Sería que…?
- Jana, espera… ya sé lo que pasa...
- Sigue peleando – dijo secamente
- ¡Lucifer, detente ahora! – le grité señalándolo en el cielo
El ataque de Jana era constate y brutal pero lucifer parecía estar en trace en el cielo, debía ser eso, ¡Lucifer la estaba controlando!
En ese momento Jana me embistió arrojándome al suelo, levantó su garfio con toda la intención de matarme. Me asusté y lo único que logre coger fue una roca, reaccioné rápidamente y le lancé la roca a Lucifer, el levantó la mano y detuvo la roca pero Jana detuvo su ataque momento que aproveché para recuperarme
- Lo siento Jana – dije dándole un golpe en él estomago que la desmayo – Lucifer baja y enfréntame.
- Desearas no haberme llamado – dijo mientras se lanzaba en picada hacia mí.

Ya lejos de allí Jonh y los demás tenían problemas con otros demonios que se encontraban junto a la entrada del tempo viendo como los demás se acercaban.
- Parece que los mortales llegaron para intentar evitar el plan de nuestro señor – dijo Denis burlonamente.
- Me dan lastima – dijo Roger – destajaré sus cuerpos y colgaré sus cabezas como trofeo.
- Dos para ti y dos para mí.
- Déjame a Jonh y a mi aprendiz.
- Me dejas un insignificante demonio y un mortal, será fácil.
- Roger – dijo Alberto llegando primero ante la puerta – no nos subestimes, no hemos llegado hasta aquí en vano.
Todos atacaron al mismo tiempo, los ataques del grupo de Jonh hacían retroceder a los demonios, sin embargo estos últimos se veían sumamente confiados mientras ingresaban en el templo, las puertas se cerraron tras ellos y quedaron atrapados en la emboscada puesta por los demonios.
-Tontos – dijo Denis – ya no podrán ganar, ahora comienza la verdadera pelea.
La estancia en la que se encontraban era amplia y sumamente alta con un enorme pozo en el cetro dentro del cual había lava burbujeante y al rojo vivo.
Jonh y Jorge resistían el violento y fulminante ataque de Roger quien con sable en mano no paraba de atacar a ninguno de los dos. Landon y Adam se enfrentaban a Denis con menos dificultad, el cacumen de Adam y la velocidad de Landon lograban mantener a raya a Denis.
- Parece que no vamos a salir enteros de esta – dijo Alberto preocupado por la situación – Pero… esperen ¿dónde está Milagros?

Milagros se había escabullido en la entrada del templo y había ingresado por otro acceso, llevaba consigo el mapa del templo reducido en una pantalla de un objeto similar a un televisor plasma diminuto.
- Estaríamos perdidos de no haber sido por mi – dijo ella arrastrándose a través de un canal del templo que pasaba por encima de la estancia donde los demás luchaban – Según esto – dijo viendo el mapa – la sala de control de las entradas debe estar cerca.
Llegó a una bajada del estrecho pasaje que caía en un diagonal ligeramente pronunciado, se podía ver que la caída no iba a ser muy agradable.
- Espero que no duela mucho – dijo tomando su báculo en mano y lanzándose a través del túnel.

Mientras, me encontraba en serios problemas con Lucifer, luego de haberse lanzado en picada y de haberme asestado un golpe con el cuerpo él se había limitado a atacarme desde el cielo y se rehusaba a descender.
Esquivar sus ataques que comenzaban a mancillar mi energía además de mi estado mental, me desesperaban y temía no poder vengar a Luz.
- Vamos, baja Lucifer – dije en tono soberbio – o tienes miedo, viejo Luci.
- ¿Me acabas de llamar Luci? – Dijo algo incomodo y ofendido – prepárate a morir.
Descendió lentamente y corrí hacia su encuentro con la espada empuñada, apreté los dientes y mis músculos se tensaron al límite. Estando a menos de un metro de él dio un paso y se esfumo de mi vista, en ese momento pensé que había huido y paré mi embestida.
Intenté voltear pero un enorme dolor recorrió mi cuerpo, su ataque había sido tan veloz que no dio tiempo a que sintiese el dolor, mi cuerpo y la ropa protectora estaba llena de tajos, las heridas eran superficiales pero en cantidades abrumadoras. Me desplomé sobre la tierra aun tratando de moverme.
- ¿Por qué quieres matarme? – me dijo Lucifer, yo no podía mover ni los labios.

Por otro lado, Adam y Landon habían arrinconado a Denis contra el muro, mas él logra esquivar los ataques de Landon y se lanza contra Adam quien había retrocedido hasta quedar al filo del tanque de lava.
- Quémate en la lava del Infierno – decía Denis con gran ira en los ojos mientras.
- No lo creo – contestó Adam burlonamente.
Adam se dejo caer a un lado mientras Denis siguió con su caída hasta terminar dentro de la lava sumergiéndose en ella.
- Que imbécil – dijo Adam – sin duda no pensó en lo que le pasaría.
Sin embargo Denis salí de la lava como si de una erupción se tratase, furioso y decidido a matar a Adam extendió su mano como una espada y voló directo al chico que se hallaba aterrado.
- Muere... – dijo Denis, pero algo se incrustó en su pecho, se trataba de la espada de Landon.
Landon había lanzado su espada directo al corazón de Denis y este quedó reducido a polvo cayendo en la lava, Adam suspiró aliviado de que su vida se hubiese salvado.
Roger había manejado bien la situación enfrentando a Alberto y jorge, sin embargo al ser destruido Denis él se veía en una seria desventaja

Milagros cayó por el ducto hasta una habitación de piedra roja tanto en el techo como en los muros y el suelo con un panel casi plano donde había diversos botones, para su mala suerte tres demonios más se hallaban allí.
- Ella es… – dijo uno titubeando algo incrédulo – ¡mátenla!
Los demonios se lanzaron contra Milagros con la intención de liquidarla, ella tomó su báculo y lo pasó por su espalda aporreando en la cabeza al demonio más cercano y destrozándosela, el filo de la hoz del otro extremo pasó rápidamente cortando el pecho y el corazón del demonio herido y de un segundo demonio.
Sujetó el báculo con el lado de la porra apuntado al último demonio y sin dudarlo lo impacto en el pecho hasta empujarlo contra el muro y fulminarlo. Milagros se cayó sentada sobre el rocoso suelo, jadeando por el esfuerzo físico, todo ello había sucedido en segundos y su cuerpo no estaba acostumbrado a tal velocidad.
Se levantó luego de unos minutos de descanso y se dirigió al panel del aposento, notando que había extraños signos la mayoría con una luz verde y otros, roja; con botones cuadrados bajo ellas. Suponiendo bien ella presionó los botones de las marcas rojas y estás se tornaron verdes. Las puertas se abrieron y mientras Milagros pensaba como salir de allí una explosión voló el muro frente a ella.

- Roger – dijo Alberto – cuatro contra uno, déjanos salir.
- No lo creo – contesto Roger apuntándoles con una enorme carga de energía en la palma.
Todos se quedaron estáticos para no realizar ningún movimiento apresurado, de repente el sonido de engranajes y el chirrido de las bisagras indicaban que las puertas se habían abierto, por un instante todos se distrajeron, Roger, aprovechando la situación, lanzó el rayo fulminante y escapó.
Nuestros héroes se lanzaron al suelo para evitar el letal ataque, el cual terminó impactando contra el muro destrozándolo, tras el se hallaba Milagros aturdida y cubierta por algunos escombros.
Roger desapareció mientras todos se dirigían a ayudar a Milagros, ella debatiéndose entre la conciencia y la inconciencia fue auxiliada por los demás, quienes la sacaron debajo de los cascajos y Alberto la ayudó a levantarse.
- Gracias Milagros – dijo Alberto apoyándola en su hombro – quédate y descansa.
- ¡No! – le dijo ella reaccionando y tratando de pararse, dándose cuenta que su muslo sangraba.
- Estás herida, no puedes…
- Somos arcángeles y tenemos un deber que cumplir – dijo tomando su chaleco y rasgando un lado – y no podemos dar un paso atrás aunque lo deseemos – dicho esto Milagros se agachó y vendó su herida con la tela que había rasgado, la amarró firmemente y se levantó sin problema alguno – Vámonos.
- Mónica – dijo Alberto sorprendido – lamento haberte subestimado – sin decir mas hecho a correr y todos los demás tras él.
Casi desde el principio del recorrido demonios y sectarios salían tras ellos siguiéndolos por cada vuelta de pasillo y saliendo de cada puerta y columna que pasaran.
- ¿Cuánto falta para llegar? – le preguntó Alberto a Jorge.
- Girando se encuentra un corredor con una única puerta, tras ella se halla el núcleo – Viendo la cantidad de perseguidores Jorge se paró en la esquina – sigan sin mi.
- Pero…
- Nosotros también nos quedamos – dijeron Adam y Landon casi al unísono, viéndose a los ojos y sonriendo.
- Toma esto Adam – dijo Alberto descolgándose el crucifijo – por si las dudas – lo lanzó a Adam quien lo atrapó y asintió sonriente.
Alberto y Milagros siguieron adelante hasta llegar a la puerta. Tras ellos Jorge se retiraba las vendas que cubrían su brazo revelando que todo el lado exterior estaba endurecido y había tomado un color marrón.
Landon y Adam se sorprendieron. Los demonios y los sectarios se lanzaban al ataque Uno de los demonios dio un salto y cayó con la hoja de su espada contra Jorge, este utilizó su brazo como si de una espada se tratase y rompió el arma del demonio para luego atravesarlo por el pecho y suprimirlo.
Landon lanzó rayos de energía volando el suelo y creando una gran destrucción, pero aun así algunos demonios y sectarios se arreglaban para pasar, de estos Adam y Jorge se encargaban. Así le dieron tiempo a Jonh y Mónica para que atraviesen el umbral de la puerta y la cerraran tras ellos.
- Hasta que al fin llegan – dijo Roger quién se encontraba esperando en la sala tras la puerta – Mónica, Jonh, debo de detenerlos.
Era una habitación circular con una enorme esfera medio azulada que flotaba en medio de ella, las paredes eran grises y con grabados extraños similares a letras que recorrían el ecuador del muro, Roger con sable en mano se hallaba entre ellos y el núcleo.

Lejos en el desértico páramo, yacía boca abajo tratando de responderle a Lucifer, cuando mis palabras al fin brotaron de mi boca le dije:
- ¡Para vengar a Luz! – Dije levantándome lentamente - ¡eso es lo que me ha movido hasta aquí!
- Es cierto que la amas – dijo Lucifer volteando a verme – pero tú sabes que la venganza no es lo que mueve tu alma… Si no algo que compartes con Jonh Rey, ¡Tu excesivo orgullo!
- Tú que sabes de mí, no me conoces.
- ¡Te he observado en vida, Juan! ¡Y te he visto crecer antes de ello, Rintesjean!
- ¿Qué es ese nombre? – dije confundido y suponiendo su significado - ¿Es ese acaso…?
- Tu nombre de espíritu, Rin o Jean para tus amigos, tú y Jonh comparten historias parecidas, ambos se enamoraron de una ángel y se escaparon del infierno, pero tú no eres como él.
- ¿Qué es lo que nos diferencia, el poder, la inteligencia, la habilidad? – de mi boca brotaron estás palabras y comenzaba a ver un nebuloso pasado que desconocía.
- Además de eso, es que naciste como demonio y aunque uses armadura blanca y tus alas no sean negras tú corazón cereal de un demonio hasta el fin de la eternidad.
- Pero, Jonh… y Landon – dije terminando de incorporarme y con los recuerdos hechos un revoltijo.
- ¡Orgullo! – dijo Lucifer entusiastamente – lo que diferencia a un demonio de un ángel y nunca podrá cambiar es su orgullo. Mira a Ikki demasiado orgulloso para volverse un ángel por no haber sido aprobado como tal.
- Entonces yo…
- Puede que tu amor por Luz sea más fuerte que tu orgullo, pero tú sabes que está bien en el Paraíso, no hay nada que vengar.
Mi mente se aclaró y lo vi todo, mí huida del Infierno poco después de haber conocido a Luz, como conocí a Jonh Rey y su plan, que aun después de recordarlo todo no acababa de comprender.
- Bien, entonces que sea por orgullo – dije empuñando la espada y sonriendo desafiante ante Lucifer – Yo, Rintesjean, pelearé hasta vencerte – al decir esto recibí otro tajazo en el cuerpo pero ya no importaba el dolor y le propiné una herida a Lucifer en el hombro.

Roger desviaba la hoja del sable de Jonh con los dedos que le ardían con el roce, mientras su sable evitaba que el báculo de Milagros lo tocase. Esto se repetía una y otra vez con algún que otro esquive o ataque de parte suya.
Era un juego peligroso para Roger, un roce del fulgurante sable de Jonh le podría costar la vida. Milagros no apartaba la vista del núcleo cuyo brillo titilaba suavemente, dio un giro y terminó al lado de Jonh. Ambos frente a Roger no podían ante su poder.
- Destrúyelo Alberto – le dijo Milagros – destruye el núcleo, déjame a Roger.
- Pero… - dijo Alberto dudoso.
- ¡Ahora! – dijo Milagros furiosa y Alberto salió corriendo hacia el núcleo.
Alberto levantó el sable partiendo el núcleo por la mitad, todo el sitio tembló, en el mismo instante que el núcleo era cortado Roger había logrado desarmar a Milagros quien arrodillada en el suelo veía caer hacia su cabeza la inclemente hoja del arma de Roger Dark.
- Aún así, con esa apariencia tan débil que llevas soy incapaz de matarte – le dijo Roger a Milagros cuando su sable quedó a micrómetros de su cuello, replegando su ataque colocó su arma en la cintura y desapareció sin decir más.
- Milagros, yo… – Alberto no terminó de hablar ya que un segundo temblor comenzó a mover paredes y techos – salgamos.
Ella se limitó a asentir mientras echaban a correr. Al salir vieron que Adam, Jorge y Landon se abrían paso de entre un montón de sectarios que desaparecían misteriosamente y demonios inconscientes, a lo lejos una serie de explosiones les hizo temer lo peor y entonces todo empeoró.

Al caer el campo protector del Infiernillo un soldado de las tropas de las tropas de Gulliver activó los detonadores de Ikki, Gulliver al notarlo no pudo hacer más que propinarle un derechazo de lleno en el rostro al ángel y mirar aterrado como las explosiones se sucedían una tras otra y el suelo se abría ante la nada.

Ikki al ver las explosiones y darse cuenta que no llegaría hasta el templo accionó todos los portales que pudo.
Landon, Jorge y Adam salieron del templo tras ellos, Alberto y Milagros los seguían cuando la entrada se derrumbó antes que los dos últimos pudiesen salir, Los tres que se hallaban afuera trataron de regresar pero un portal que se abrió a sus pies lo llevó a la Tierra. Miranda, Paola, Natalia y Francisco se hallaban allí en un parque de una localidad desconocida pero muy transitada, nadie se percató que los chicos que aparecieron de entre los matorrales excepto quienes ya los conocían.
- ¿Todos están bien? – dijo Natalia.
- No – dijo Landon apretando el puño – Alberto y Milagros… ¡Juan!
- ¡Landon! – dijo asombrada Natalia al ver que Landon llevaba ropas humanas y que su puño sangraba al apretarlo demasiado.
- Yo… - se dijo sorprendido – debió ser Él…
Adam acarició el crucifijo y todos se miraron sin saber el destino de los tres desaparecidos.

Milagros y Alberto recorrían pasillos sin sentido tratando de escapar hasta llegar al salón principal donde se hallaba el trono de Lucifer, todas las salidas de ese lugar se habían bloqueado y habían quedado atrapados.
Milagros se derrumbó en el suelo, el vendaje de su pierna estaba lleno de sangre y ya no le respondía, el techo colapsaría sobre ellos en cualquier momento y serían aplastados, Alberto rugió de furia y en ese momento el ojo derecho le dolió inmensamente.
Sujetándose el ojo con la mano ya que sentía que saltaría de su orbita fue viendo ideas y técnicas que no terminaba de entender, atinó a llegar hasta Milagros cerrando el ojo fuertemente.
- Alberto ¿Qué te sucede? – dijo ella confundida mientras el la ayudaba a levantarse.
Alberto la abrazó fuertemente contra su cuerpo y luego con un rugido de dolor se hundieron en un portal bajo el suelo antes que el techo les cayera encima.

Él único que faltaba era yo. Lucifer había resguardado el lugar de nuestro enfrentamiento con su propio campo protector y ningún portal se podía abrir en esa zona.
- He mandado a mis sectarios a sus hogares – me dijo Lucifer algo entristecido – he reparado todo daño en ellos y le he borrado la memoria de lo ocurrido aquí
- Y ahora ¿por qué tan compasivo? – Le dije levantando mi espada.
- Hay cosa que nunca entenderás, pero me pregunto por que Jonh ha hecho esto.
Había algo de decaimiento y cansancio en su expresión, cuando su vista se dirigió al cielo me lancé con todo a atacarlo mi espada fue de frente contra su pecho, su ojos se posaron en mi, pero la punta de mi espada entro por su pecho y salió por la espalda.
- Has estado más cerca que nadie – me dijo – pero a sido inútil – mi espada había pasado a centímetros de su corazón sin dañarlo, entonces sentí un dolor agudo en mi mano derecha, Lucifer me había cortado la mano y un segundo tajo en el cuerpo me empujó hacia atrás cayendo de espalda y viendo el cielo.
Sacó la espada de su pecho y partió la hoja en dos con las manos, tiro las partes cerca de mi mano derecha,
- Adiós, ha sido un placer – dijo Lucifer.
- ¡Aún no! – dije levantándome de mi lecho dirigiendo mi puño hacia el rostro de Lucifer.
No pude andar más, un punzante dolor me atravesó y sentí una tibieza en mi estomago, Lucifer introdujo su espada en mi estomagó hasta cortar mi columna y salir por mi espalda y casi tan rápido como la clavó la desenterró de mi carne.
- Peleando hasta el final, Rin – dijo salpicando mi sangre a un lado y haciéndola desaparecer.
Sentí el calor de mi sangre mientras mi cuerpo caí sobre la tierra naranja, pude ver como Lucifer volaba hasta perderse en el horizonte, hasta que mi rostro dio contra el suelo, quería descansar, quería dormir y cerré los ojos ignorando los temblores y el suelo que dejaba de serlo.

Perdí la noción del tiempo y del ser y por un instante no sabía nada y en otro recordé todo. Cuando me animé a abrir los ojos pude vislumbrar que me hallaba en una habitación luminosa, frente a mí una chica de cabellos marrones ligeramente rojizos me veía sonriente, esos ojos azules que tan feliz me hacían.
Sentía que estaba en otro cuerpo y no podía moverme, aun así esta sensación se me hacia familiar. Con esfuerzo logré mover los labios y articular una única palabra…

- Luz.





Fin

Texto agregado el 18-11-2006, y leído por 228 visitantes. (4 votos)


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