aquí ando de nuevo, por estos campos de la literatura. Un día dije que nunca más volvería a escribir una sola letra en forma de poesía, en verso o con el más mínimo ápice que sugiriera connotaciones artísticas: Sólo palabra, pura y dura, decía. Pero...¿Acaso no es todo ya poesía? ¿No es nuestra vida un a veces cruel y a veces encantador verso que se extiende por el manto de nuestros años hasta donde la vista alcanza? ¿No se puede poetizar el último trago, el último bar, la última mujer, e incluso el último grano de polvo de la habitación donde ahora redacto esta improvisada carta de presentación? Hacer sólo dignas de la poesía a las grandes cosas es maltratar el arte, clasificarlo, capitalizarlo si preferís la expresíon. Así como hoy en día, a todos los que gozamos de más de dos neuronas en el cerebro, nos parecen normales las ideas de igualdad laboral, de una sociedad sin clases, y de todos estos, en definitiva ,principios intrínsecos del hombre moderno del S.XXI, ¿Por qué solo limítamos la poesía al amor, al desamor, al odio y al desencanto? Vivimos en una soeciedad poetica clasista. Y hacer de la poesía una sociedad de clases, es casi tan grave como escribir sin hacer arte de lo que escribes.

Por eso, después de recapacitarlo mucho, he decidido que voy a volver a escribir, a sentir esa energía que se desliza por las manos y que fluye hasta los dedos que golpean el teclado, indicando la palabra exacta en el momento preciso...DIOS! QUE SENSACIÓN! AÚN ME ACUERDO! Voy a volver a contar al mundo mis penas y alegrías para que las lea quien quiera leerlas, porque al menos yo, ya soy su fiel seguidor. Y por supuesto, no voy a hablar de grandes historias, puesto que no tendría nada que escribir, se me acabaría el material en dos semanas, y Dios, Alá, Buda, Madre Tierra o el semen de papá no me han dotado de una imaginación privilegiada.

Es por esto que pienso escribir sobre cosas simples. A partir de hoy el arbol que veo todos los dias rumbo al instituto, el correr de la cerveza por mi garganta, las miradas de la gente cuando me siento al fondo del bar, las noches en vela sacando unos estudios que no sé si servirán para algo, se convertirán en protagonistas de mis poesías y relatos.



¿Costumbrista?

NO


ANTICLASISTA.