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Inicio / Cuenteros Locales / Mardion_Isiaco / Trabajo escolar. La náusea (breve ensayo)

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Ensayo "La náusea".

La novela la náusea, escrita por Jean Paul Sartre, dramaturgo, filósofo y ensayista francés, nos presenta la vida desde un punto de vista existencialista.

Antoine Roquentin es el protagonista, un hombre solitario que durante la novela expresa sus pensamientos a través de un "diario de existencia". Todo comienza con un sentimiento de náusea, del que desconoce el motivo. La respuesta es la escencia de la obra: ser consciente del absurdo de la existencia provoca náuseas.
Efectivamente Roquentin, en el transcurso de su vida sufre diversas "metamorfosis", que le impulsan a olvidar sus viejas ambiciones y aspiraciones. Sin embargo, dichas transformaciones no son tales: él no cambia y tampoco el mundo. Tan solo su no conciencia de las cosas -hasta ese momento- le obliga a aferrarse a un motivo para vivir -que cada cierto tiempo perdía sentido y surgía uno nuevo, atribuyendo este "cambio de sentido" a un "cambio en su persona".

Durante la obra son considerados diversos temas -motivos- de la vida. Uno de ellos es la aventura. En un principio este concepto es catalogado como la realización de actos poco comunes -viajes, romances-. Mas, ¿no recordamos, no está hecha la vida de situaciones especiales? ¿qué es realmente una aventura?. Roquentin responde que ésta se conforma de estos actos, pero que al tomar conciencia de ellos, al analizarlos, deja de ser una aventura, pasando a ser algo irrelevante, pues pierden su sentido. Con esta deducción nos vislumbra el protagonista - o la voz de Sartre- su visión final del mundo.

En gran parte de la novela Antoine excusa su existencia escribiendo un libro sobre Marqués de Rollebon. Vive para el libro: si no puede salvar su vida, por lo menos sí la del marqués. Pero poco a poco esta idea va perdiendo fuerzas, ¿qué sentido tiene justificar la vida de alguien que ya vivió?. Ninguno, el pasado pierde consistencia; va quedando el presente y un "futuro gaseoso". Aún así se aferra de este con fuerzas para no ver el mundo desnudo.

Es en ese momento cuando Anny aparece, su antigua pareja a quien dejó de ver hace cuatro años. Ella le escribe una carta en la cual le informa que permanecerá corto tiempo en París, que la visite un sábado. Roquentin se sujeta a esta carta, al próximo encuentro, negándose todavía a lo que se presenta cada vez con más claridad. Descubierta la futilidad de darle un sentido a la vida del ya muerto M. de Rollebon, surge una nueva esperanza, una razón para existir: un sentido dentro del sin sentido.

Pero llega el día en que se reúnen, y lo que era un futuro contenedor de esperanzas se convierte en el presente carente de espectativas... real. Recuerdan juntos el pasado inexistente y confiesan que en el presente "se sobreviven". Se desnuda la existencia: nadie ni nada posee un sentido. Todo existe sin necesidad. Las cosas pueden o no existir, siendo de una contingencia absoluta.

No hay qué hacer, ¿suicidio?, ¿tiene sentido?, ¿tiene algún sentido, alguna utilidad mi cadáver sobre el mundo fútil?. Absurdo, el mundo, el hombre, la existencia se impregna de absurdo, y ser conciente de esto produce náuseas: soy inútil y no puedo hacer nada para cambiarlo. Y seguimos caminando, porque hay que caminar. A pesar de que caminar, comer, vivir, ser, no tenga sentido, tampoco lo tiene no caminar, no comer, no vivir, no ser. Sobre esto podría plantearse que existencia y no existencia tienen un punto en común: la no-importancia de sí mismas, lo burdo de la "gran pregunta": ¿ser o no ser?. Sin embargo, lo que aquí Sartre plantea es que la existencia y solo ella no tiene sentido. Dejar de existir sí tiene sentido, mas es imposible.

Hay aún un elemento más con el que se despide el personaje y la novela, revelador de la "mala fe" del hombre, capaz de engañarse aun viendo la realidad. Se trata de la música. Roquentin piensa en el creador de una melodía que gusta y considera "inmortal". Cree que por medio de algo así -una melodía, una historia irreal-, dará sentido a su existencia, se pensará en él; ese es el único camino poseedor de razones para recorrer.

Finaliza de este modo la novela. Pero, ¿hay acaso motivos para perpetuarse y ser recordado en el absurdo?. Esto nos volvería humanos, y lo único que somos es existencia.

Texto agregado el 24-04-2007, y leído por 7116 visitantes. (3 votos)


Lectores Opinan
25-08-2009 te lo digo. deja de escribir filosofía. desartre
 
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