XXIV
Alguien o algo perdido en las llamas

Es menos frecuente verlo de día,
hurgando en las llamas y en la humareda.
No sólo en el campo; en cualquier lugar
donde haya alguna fogata encendida
(si es que no hay nadie más o menos cerca).
Yo iba viajando hacia Mburucuyá,
cautivo, una vez más,
en la contemplación de aquel paisaje.
Bajo una oblicua columna de espeso
humo, ardía el fuego
y junto a él, aunque por un instante,
pude ver al fantasma.
Parecía buscar, sin esperanza,
a alguien o algo allí,
alguien o algo perdido en las llamas.

02 de junio de 2007