Con tan solo escuchar tu voz
puedo sentir que el mundo
vuelve a nacer,
que todo vuelve, y si él recordase
aquel presente extraño
podría volver a observar, observarte...

y mientras se hace extraño, extraño
echarte de menos, y se echan de menos
aquellos momentos.

Descubrías en tu cuerpo el mundo,
mi mundo, aquél, aquél universo
que volvería a nacer,
que volvería, y nacer,
volver a nacer
en mi alma, en tu alma...

aunque viajes en el aire
y a través de la pradera,
aunque viajes dentro de tus sueños
y por las nubes, esta amaneciendo.

Símbolos que esconden sonrisas
y describen, describen las cumbres,
lugares de gran altura, lugares
de orgullo que ocasionan ganas de luchar,
de pelear por un sueño que puedes
ver, que puedes
ver y cambiar, que puedes
cambiar, que puedes
entender, que puedes
y puedes estar,
y puedes vivir,
vivir de un viaje
a través de un CAMINO
que comprometía a la travesía...

y mientras reías, reías a tu alma
sintiendo una dulce corazonada.

Tu corazón latía
y allí sola estabas,
en el final, allí estabas de pie
buscándome con la mirada,
buscándome sin saber quien era...

y sin saberlo
te estuve mirando,
mirando entre la multitud,
mirando, contemplando y observando
tu delicado rostro,
la luz de tu sonrisa
fusionándose con tu melódica mirada,
intentando recordar un lugar,
que al recorrerlo, podrías cruzarte con tu piel.

Y viajando, paseando por las ciudades
podía chocar con las palabras, a tu merced...

y mientras, mientras preguntabas
como es que lo hacia, estaba acá,
estaba frente a ti mientras preguntabas,
mientras preguntabas que significado
tenía la vida,
mientras que la vida siempre estuvo cuidándote
en silencio.
Mientras cuestionabas como sonaba
el sonido, el estuvo ahí delante,
ahí, en cada minuto,
en cada camino, en cada lugar encontrándote
en el destino...

y a veces el destino: "es".

Es en simpleza, es la moraleja,
es en mi corazón,
es en tu alma,
es en mis latidos,
pero solo habrá un camino.

El destino es algo simple,
y el final, contigo.