Cipriano sorbía su anís lentamente, le gustaba mojar sus labios con el dulce licor y luego pasar su lengua por ellos. Todas las tardes sacaba su botella de Chinchón y se sentaba en su sillón favorito en la terraza de su cabaña. Se tomaba su anís y miraba el volcán. Le fascinaban los cambios de "Don Goyo"que era como llamaban los lugareños a la noble montaña, en ocasiones aparecía envuelto en un manto níveo y otras aparecía sin nieve y exhalando humo como si estuviera fumando. La esposa de Cipriano a veces se sentaba con él; ella prefería un licor de tequila que le mandaban desde Guadalajara. Ambos paladeaban con deleite sus respectivas bebidas y de cuando en cuando, el silencio era interrumpido por un diálogo entre ellos, que casi siempre era precedido por un aroma que parecía surgir de la nada.
-"Cipriano, ahí esta otra vez tu mamá"
Cipriano hacia una respiración profunda llenando sus pulmones con el aroma a nardos que se percibía en el ambiente. - "Si, es mi mama" decía convencido, -"cuando huele a vainilla es la tuya"
-Hace mucho que no viene mi mama - decía Refugio compungida
-Estos muertos caprichosos, mira que venir a manifestarse con olores. Yo siempre había pensado los espíritus no tenían olor
-Son los misterios de la muerte viejo.
Se quedaban en silencio los dos, pensando en su propia mortalidad.
-Cipriano dile a tu madre que su olor ya me está mareando
-seguro ya te escuchó, a ver si no se enoja.
-El que peor huele es tu hermano Facundo, ese olor a flores mustias es muy desagradable. Me pregunto si a ellos les gusta nuestro olor...bueno, supongo que sí porque si no, pues no estarían viniendo donde los vivos ¿verdad?
Cipriano asintió -¿Sabes mujer? cuando me muera me gustaría oler a anís o a cafe recién hecho ¿y tu?
-tal vez a canela, me encanta ese olor
Ambos ancianos sorbían con deleite sus respectivos licores y si la plática se ponía buena se servían otra copa.
Si todos los espíritus tienen un olor particular ¿a qué olerá Dios? preguntó Refugio
-Mujer pues no se.. tal vez en él se concentren todos los olores del mundo y no huela a nada en particular
- Ustedes los hombres no tienen mucha imaginación, yo pienso que tal vez huela a algo que no existe en este mundo, un olor celestial, algo que sólo puedes conocer si eres un espíritu.
El olor a nardos se intensificó como si la madre de Cipriano quisiera dar su versada opinión sobre el tema.
-Una cosa es segura, a veces los muertos huelen mejor que los vivos- dijo Refugio convencida, -ahí esta Román el que nos trae los víveres semanales, ese huele a pescado podrido.
Cipriano se rió de buena gana
-Tu me encantas como hueles mujer
-No empieces....
-anda, vamos a la cama, todavia falta mucho para que estemos muertos
-No, no, a nuestra edad no deberiamos...
-Estas loca, no me vengas con eso, si bien que te gusta...
Luego los dos viejos entraban lentamente a su cabaña y en su alcoba, juntos,
inventaban olores exquisitos que los muertos envidiaban. Luego, satisfechos, abrazados apretadamente,continuaban con su plática.
-Mujer, ¿en verdad quieres oler a canela?
-No sé...fíjate que últimamente me gusta el olor de mi prima,la Conchi, ¿te acuerdas de ella?
la que murió de parto. A veces viene y trae un olor a jazmin que me agrada mucho.
-Si, recuerdo a la Conchi... bueno pues yo sigo prefiriendo el anís, o si no, el olor a café recién hecho.
-Olerás muy rico, lástima que no estaré para olerte
-Ni yo a tí pero no pensemos en eso, todavía nos podemos oler aquí y ahora
-Ay Cipriano, no empieces....
FIN
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