Los Ángeles han derramado mil y un lagrimas, alguna de ellas logro materializarse. Como un sueño que al despertar se cumple, como una empresa que al fin culmina; en el preciso instante que una de tantas lagrimas salía del rostro de uno de estos seres inmaculados, logro clavarse como una aguja en el pensamiento de un mortal. Aquel liquido incoloro y algo salado impidió que aquel mortal conciliase el sueño en un largo rato, logro sacar de cause el normal flujo de sus ideas, se apropio de sus pensamientos y hasta de sus palabras…

Desde que tuvo la dicha de observar a un ángel llorar, este ser terrenal no ha podido dejar de pensar en ello; desde que aquel liquido escapo de uno de sus ojos, resbalo por una de sus mejillas y finalmente murió en los labios de este ser; aquel mortal no desea permitir que aquella imagen desaparezca de su memoria y muera olvidada en medio de un mar de insulsas imágenes e ideas existentes en sus recuerdos, desde ese mismo instante aquel ser inmaculado hace parte del corazón de este mortal…

¿Sabes mi dulce ángel? lograste robar el corazón de este mortal el cual desea ser el culpable de tus lagrimas de felicidad, te metiste en la cabeza de este loco el cual no logra borrar la imagen de tu rostro de su memoria…