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LA TIRANA

Esta historia ha corrido de boca en boca por el norte de Chile, entre la pampa del Tamarugal y el comienzo del desierto de Atacama. En el poblado que hoy se llama La Tirana, en donde todos los años un sinnúmero de promesantes vestidos con sus trajes multicolores de las cofradías que representan, bailan a la virgen de la Tirana.
Es una historia de amor y tragedia en los comienzos de la conquista del Incanato de Cuzco por las huestes de Pizarro y cuyo comandante era Diego De Almagro.



CAPITULO 1


Cansado por el paso de a caballo por el insondable y mayestático desierto llamado Atacama, Francisco lugarteniente, del Adelantado don Diego de Almagro, que comanda las huestes españolas, que iba en busca del oro de la mítica ciudad de Pachapulai.

Llego un indio a la carrera y en quechua idioma que él a duras penas entendía, alcanzó a oír que el indio decía
- Tata Yego, más adelante hay un poblado inca y su jefe es Yaya Atack
Hay agua y comida.

Almagro da la orden – Vamos hombres que ya hemos cruzado bastante desierto. Francisco, espoleando su cabalgadura se pone a la par del Jefe de la expedición y diciendo
– Señor Capitán ¿No debemos tener más cuidado? A estos indios no los conocemos.
– Adelántate Francisco, toma a seis hombres y observa con cuidado.

Así procede el oficial con su tropa al trote, con lanzas y dos arcabuces con mechas listas.
No habían llegado a más de trescientos metros de las pircas de piedras que eran los muros bajos del poblado, cuando sonaron las trompas de llamado a la defensa. No eran muchos, quizás quince a veinte guerreros con arqueros y flechas.

Pero como siempre pasa, solo de ver a los jinetes en sus cabalgaduras con brillos metálicos y cundió el pánico. Pero antes una flecha se clavo en el muslo del joven Francisco. Bastaron dos arcabuzazos para que se terminara la batalla, huyendo estos al desierto dejando en el poblado mujeres y niños.

Llegando los españoles dispusiéronse para la posible batalla, pero nada de eso ocurrió. En la entrada estaban tres mujeres. Una anciana, una de edad mediana y una joven en edad de merecer.

La tropa quedo acampando afuera, solo entraron Don Diego de Almagro y Francisco que era oriundo de Badajoz y un interprete que trajeron del Cosco o Cusco como le decían los hispanos.

Amancaya, que así se llamaba la anciana les dijo ¿Por qué atacan nuestro poblado? ¿Quiénes son ustedes? El interprete, se enredaba y se las traía para traducir las palabras dichas con tanta rapidez y severidad.
Almagro le dijo. Mujer solo queremos agua y un poco de alimentos, vamos para el sur. Te dejaremos a Francisco, para que sane de su herida y nos de alcance más adelante.

Al día siguiente salio la tropa con destino al inalcanzable sueño dorado de Pachapulai. El herido, más bien preocupado veía como se iban alejando hasta perderse en el horizonte de la tarde. Se tendió en su camastro pensado ¿Qué me deparara el destino?

Continuará

Texto agregado el 25-01-2009, y leído por 212 visitantes. (3 votos)


Lectores Opinan
30-01-2009 Promete ser interesante. Pasaré a leer la próxima que veo que ya publicaste. Un abrazo, amigo. Sofiama
28-01-2009 Excelente historia!! quiero seguir leyendo!!! 5* Lady49
28-01-2009 Buena narrativa...sigo la historia... naiviv
27-01-2009 Si,que continue pronto,me avisas? Es una historia que me encanta ****** shosha
 
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