Se prepararon para hacer abandono de la isla que casi era un continente, ubicada al oeste de lo que hoy es Portugal, en pleno océano Atlántico.

Astart se dirigiría a las costas de Centro América, llevándose parte de su familia, el resto se encontraba en la isla de Sicilia.

Totart, otro de los científicos se dirigiría a las costas de lo que hoy es Egipto, en conjunto de otros científicos y astrónomos.

Mancart, explorador y científico tenía por destino las costas de lo que hoy es el Perú.

Mitrart, mantenedor del templo del dios Poseidón iría a las costas de lo que hoy es el Puerto de Tiro.

Estaba todo dispuesto para la salida de las naves voladoras, cuando comenzaron una serie de terremotos de alta frecuencia con duración cada uno de más de 10 minutos. Nadie ni nada se mantenía en pie; Astart vio como se desplomaban la gran Pirámide del Sol, el hermoso Templo a Poseidón, el Palacio del rey Caristos.

Los puertos quedaron arrasados, totalmente destruidos, los incendios se sucedían por doquier. Era el caos y la muerte de sus habitantes.

Astart diciéndole a sus amigos: --Nada podemos hacer, marchémonos antes de que nosotros también sucumbamos. Y así salieron de sus sitios de acople las naves voladoras a sus destinos prefijados.

Atlánticus entre explosiones y sacudidas se fue hundiendo en el embravecido océano.
En un día y una noche, desapareció de la faz de la tierra, la civilización más grandiosa que tuvo este planeta.

Las monstruosas olas producidas por el hundimiento de la isla, se abrieron en abanico y a más de 800 kilómetros por hora, alcanzarían lugares tan distantes como norte, centro y sur de América. La península Ibérica, África en su costa oeste. El océano Mediterráneo en toda la bastedad de sus costas.

El cataclismo fue de proporciones planetarias. Solo se salvaron aquellos que tuvieron a su alcance las naves voladoras.
Continuará

Nomade...No debemos olvidar que esto se puede repetir nuevamente.