C U E N T O D E F Ú T B O L.

Cuando yo estaba recién casada, cada domingo acompañaba a mi esposo a las canchas que hay detrás del Estadio Nacional; por Pedro de Valdivia. Allí acostumbraban a jugar sus partidos la mayoría de los clubes amateurs de la región metropolitana.
Mi marido jugaba de arquero por el club Lautaro Atlético, era bastante bueno, por lo menos las veces que lo vi jugar nunca le metieron goles; los tiros peligrosos los atajaba magistralmente o los desviaba con manos o pies, gracias supongo a su metro noventa de estatura.


Un sobrino de un tío político, suyo, también era arquero y muy engreído. Mi esposo se hacía el desentendido cuando pasabamos frente a su cancha.
Se supo que ese muchacho estaba postulando para ser arquero de un club profesional. De un diario ya le habían hecho la entrevista pertinente, ese domingo el periodista se presentó a la cancha para tomarle la foto ad hoc, a colocar en su reportaje.


Recuerdo que estábamos en el mes de abril y la tradición cuenta que:
“Abril aguas mil”.
Tal vez sería por eso, que andaban tantas palomas merodeando las canchas en busca de miguitas o restos de frutas que los hijos de los jugadores dejaban caer por todas partes.
Dicen los antiguos que cuando está por llover las palomas no emprenden vuelo, y parece que es cierto, porque había que corretearlas para que salieran de la zona de los arcos.

En realidad el equipo en que jugaba el “arquero estrella” era bastante efectivo cargando en la área contraria, y éste junto al periodista se aburrían de lo lindo por ser meros espectadores del paisaje, de lo que ocurría en las canchas aledañas, aparte de corretear entre ambos a las molestosas palomas.
…Pero de pronto hubo una sorpresiva contracarga y la defensa tuvo que gritar a su arquero para que se percatara de tan temida ofensiva; él creyendo que había reaccionado a tiempo se tiró con cuerpo y alma al bulto ,y, cerrando los ojos aprisionó una “blanda” pelota.


En el Suplemento deportivo; del matutino de ese día lunes todo Chile vio en su portada:un perplejo arquero aprisionando entre sus manos a una asustada paloma.