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En una ciudad costera vivía Roberto, un tipo de 30 años, delgado, 1.73 mts de altura, moreno, casado hace dos años y cuya casa estaba a 10 minutos de su lugar de trabajo si iba en auto, pero se demoraba media hora los días que tenía que tomar la locomoción colectiva… de todas maneras a Roberto eso no le molestaba ya que tenía tiempo de una siestecita antes de llegar a su trabajo, que le quitaba mas tiempo que lo que le correspondía, privándolo de tiempo para pasar con su esposa, padres, y porque no, un partidito de futbolito los martes, pero no siempre podía ser así, horas extras y viajes laborales se lo impedían.

Un día por la mañana Roberto se despide de su esposa para ir al trabajo y al llegar a la oficina su jefe lo llama:
-Roberto, necesito que hoy viajes, ya que necesito tu presencia en los predios del norte mañana a primera hora.

Eso significaba que debía viajar después de almuerzo durante 5 horas en dirección al norte.

Era una noticia que molestaba a Roberto, pero tenía que acatar, así que volvió a su casa, arreglo sus cosas para pasar la noche fuera. Su señora ya estaba en su trabajo así que le contó por teléfono y que se verían al día siguiente.

Pidió un taxi que lo llevara de su casa al Terminal de Buses, compró su pasaje y abordó.
El bus salió con 10 minutos de retraso y salió al norte, y como eran 5 horas en el bus, Roberto trató de dormir.

El camino en algunos tramos era peligroso, curvas, cuestas, barrancos y camiones de carga en sentido contrario, y precisamente un camión a exceso de velocidad se salió de su pista y se fue directamente contra el bus, Roberto despierta con el impacto alcanza a ver vidrios rotos, escuchar gritos, un golpe en la cabeza y todo se vuelve oscuro…

Muchos kilómetros más al sur, en ese mismo instante, en una clínica privada una mujer hermosa, con pasado como modelo de alta costura, casada con un empresario poderoso de la zona, da a luz a un bebé, el primero del matrimonio. El bebé era blanco con pelo rubio, más que pelo eran pelusas, ojos verdes, pero su madre sintió algo extraño apenas lo tuvo en sus brazos. Su mirada no era infantil y al darle pecho el bebé, al que le dieron como nombre Ignacio, sentía que su hijo disfrutaba algo más que el solo hecho de tomar leche materna.
Al pasar los años, se dieron cuenta que Ignacio no lloraba, era muy maduro para su edad y demasiado inteligente, tal vez mas de lo que le convenía a un niño.

Aparte de eso, la madre siempre desconfiaba de su mirada, aunque era un niño pre escolar la miraba como un pretendiente, o eso era lo que pensaba su madre.

Con el correr de los años, en primaria sus notas eran las mejores, le gustaba hacer deporte y por su madurez e inteligencia, además de buen parecido, era del gusto de muchas chicas mayores que él, incluso de secundaria y siendo Ignacio bastante despierto, aprovechaba ese interés femenino para tener experiencias sexuales desde los 12 años.

Ya entrando a la secundaria la situación no cambio, buenas notas, buen deportista y a estas alturas buen amante, pero al descubrir la conciencia empezó a preguntarse porque su infancia no fue normal, porque recuerda todo desde el día en que nació y porque tiene sueños que lo atormentan, sueños donde aparece un tipo de 30 años que despierta junto a su esposa, sueños con un choque y donde todo se vuelve oscuridad…

Tampoco sabía porque no le nacía por su madre un amor natural, la respetaba mucho pero no era lo mismo. Con su padre era lo mismo hasta que a los 13 años lo encontró con la joven empleada, en ese momento perdió el respeto hacia él. Y a la empleada, bueno, su padre tuvo el cuidado de elegirla bien cuando la contrató e Ignacio aprovecho eso para tener fugaces encuentros con ella a cambio de su silencio.

Al acercarse a los 20 años los sueños eran más claros, veía lugares y personas claramente definidas, y aprovechando su regalo de navidad, un auto del año, tomó las llaves, le dijo a su madre que se iba un fin de semana a la costa. No era del todo mentira, pero había tomado una decisión, tenía el presentimiento de que su corazón, o sus sueños, lo guiarían, así que tomo rumbo hacia el norte… porque al norte?? Bueno, algo le decía que tenía que ir en esa dirección.

Conduciendo su vehículo a velocidad moderada, y deteniéndose de vez en cuando a comer y a dormir por momentos, cumplió 15 horas de viaje, cuando entrando a una ciudad puerto vio edificios e imágenes que se le aparecían en sus sueños y se dio cuenta que había llegado al lugar que estaba buscando.

Buscó un estacionamiento para poder moverse a pie y escarbar en más detalle la ciudad que lo recibía y al caminar por las calles distintos flashes le llegaban a su cabeza con la imagen del tipo moreno de 30 años que le aparecía en sus sueños y tenía la sensación de que esas calles las conocía y que tenía algo más en común con ese hombre aparte de pasear por las mismas calles.

Preguntando a base de las señales que tenía en sus sueños llegó a una población y buscó una casa en especifico, la numeración de la casa le decía algo y entonces, al encontrarla llamó a la puerta y salió un señor de unos 50 años, conversaron un rato y le dijo que la casa la había comprado a una viuda hace 20 años, y lo único que pudo conseguir fue el nombre de aquella viuda y supo de inmediato que tenía que encontrarla. No le fue difícil, en un cibercafé con un computador con internet la localizó y se dirigió al lugar donde encontraría más respuestas… o tal vez más interrogantes.

Llegó a una casa hermosa, en las afueras de la ciudad. En el ante jardín había un padre jugando futbol con su hijo de unos 12 años, Ignacio le habló y le preguntó por la dueña de casa, entonces ella salió y vio al muchacho y el solo alcanzo a decir:
-Buenas tardes señora, mire usted, lo que pasa es…
Y ella al ver su manera de hablar y mirarlo a los ojos dijo:
-Roberto??.. no puede ser…
-Disculpe, me llamo Ignacio…

Cayó el silencio entre ambos y entonces los flashes en su cabeza ya no eran tales, era como un película completa bajada al disco duro de un computador… el matrimonio, el trabajo, amigos, familia y toda la vida de aquel hombre de 30 años en su cabeza, todo hasta el accidente que ocurrió el mismo día de su nacimiento… y entonces todo era claro para Ignacio, Roberto era su vida anterior, pero porque lo recordaba todo, acaso era una señal para que valorara una segunda oportunidad después de la muerte??

-Que pasa?? – dijo el marido de la señora que miraba a Ignacio, entonces éste corrió del lugar asustado por las revelaciones, corrió sin rumbo por unos minutos hasta que se sintió agotado.

-Donde estarán mis padres y mis hermanos?? – se preguntó y por fin entendió porque a su actual madre no la quería como a una verdadera madre.

Ya con los recuerdos en su cabeza le fue más fácil encontrar las personas que buscaba. Se contactó con su hermano, que estaba en la universidad en la fecha de su accidente. Con un cuento de que era estudiante de periodismo y necesitaba una entrevista empezó a sacarle información. Supo que su madre falleció poco después que él, por una depresión que le causo el accidente de su hijo. Su padre la siguió un tiempo después. Su hermano tuvo que trabajar y estudiar el último año de universidad y además mantener a su hermano menor que ahora debía tener unos 35 años.

Terminada la falsa entrevista, Ignacio quedó con una mala sensación, que era lo que pasaba?, la teoría de la segunda oportunidad no le parecía muy buena, saber que su esposa rehízo su vida y tuvo un hijo que él no pudo darle, saber de la muerte de sus padres y los sacrificios que tuvieron que hacer sus hermanos después de su muerte no eran pensamientos gratos para construir una segunda oportunidad, una segunda vida.

No será, tal vez, en vez de una nueva oportunidad, un castigo por algo malo que haya hecho??

Ya tenía todas las respuestas que ese lugar le podía dar, así que con todo esto en su cabeza volvió a su auto y emprendió el viaje de regreso.

Manejo unas 5 horas seguidas y empezó a cabecear al volante, y escuchaba voces y veía luces cuando de pronto sintió un bocinazo, despertó asustado, vio las luces de un camión de frente, un golpe y de nuevo la oscuridad…

Entonces empezó a despertar, las voces se hacían más claras, estaba rodeado de gente vestida de blanco, y vio a su señora y sus padres, y se vio a si mismo reflejado en el techo brillante de la sala del hospital:
-Roberto, nos has dado un susto terrible, pensamos que te perdíamos – dijo el doctor, mientras los demás lloraban emocionados.
-cuanto tiempo estuve en coma, doc?? Dijo Roberto
-una semana.
Roberto se quedó callado un rato y luego preguntó:
-Que me pasó con el choque??
-Bueno, para hacerlo entendible, un golpe en la cabeza que hubiera matado a cualquiera… menos a ti, por lo visto… le sonrió el doctor y Roberto calló otra vez.

Esta vez sí que estaba convencido de tener una segunda oportunidad. El pensó vivir una segunda vida después del accidente como otra persona, pero la segunda oportunidad se la daba la vida misma, no la muerte.

Entonces, pasaron los años, tuvo 2 hijos con su esposa, quienes crecieron felices. Roberto pudo darles una buena educación y un buen pasar a toda su familia.

Y cuando su edad era bastante avanzada, miró hacia atrás y vio que había vivido una vida plena y al mirar hacia delante se dio cuenta que la muerte no era nada tan terrible como para temerle, siempre y cuando hagas todo lo posible en no dejar nada pendiente…

Texto agregado el 26-12-2010, y leído por 192 visitantes. (3 votos)


Lectores Opinan
08-02-2012 Estuve transportada en la historia. meick
26-12-2010 . moebiux
 
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