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tengo sesenta y pico años y la verdad es que no me gusta nada fuera de lo normal en mi vida... hace más de diez años que gozo de una enfermedad terminal y hasta el día de hoy los doctores me dicen que soy un milagro, para colmo nadie da un centavo por mis días... es decir, laboro como todo anormal, sin parar un solo día, incluido los domingos y feriados y es que (me disculpe Dios), nadie hace más por mí que mi propio sudor... ya sé que eso de respirar y de que mis días sean aún largos y pesados continúen, pero, ¿para qué?... ¿para qué el milagro si a pesar de ser trabajador, tengo este dolor en todo el cuerpo y que no me hace descansar ni por las noches?... la verdad es que no deseo darle pena a nadie... no tengo amigos ni hijos ni mujer en quien confiar, así que, me decidí por escribir esto que quizá me de unos centavos por mi tiempo... hace poco me dio eso que le da a los hombre mayores, es decir, cáncer a los cojones, y tuve que ir al médico a que me vean, que me revisen... como todos los demás, me dijo que tenía algo muy malo, pero, si me cuidaba podía curarme... me puso los dedos en el culo y ya. "vístase", me dijo. me puse los pantalones y salí a mi diario laborar... cuando llegó la noche mi mujer esperaba con la ira en cada uno de sus desgarrados ojos saltones... "viejo, nos van a quitar el seguro social", dijo... no tenía ganas más que de morir, pero sus manos en mi cara me hicieron sentir eso que se siente llamado amor, o algo bien bonito... "ya, mañana lo veremos", respondí. la abracé y la llevé a su cama... le di un beso en la frente para aliviar sus nervios y volví a mi cuarto a tratar de dormir, cosa imposible ya con un dolor adicional... no recuerdo mis sueños, pero esa vez soñé con algo lindo, debe ser que un ángel se apiadó de mis noches y días... salí de la cama y a un solo paso de la calle, caí desplomado... cuando abrí los ojos estaba en una de los cientos de camas que decoraban aquel cuadro surrealista de un hospital pobre... vino mi mujer y me dijo que en un mes saldría y que tenía tres meses más para que el seguro me atendiera... la miré, miré a los demás que como yo estaban echados en sus camas y sentí que estaba en una guerra entre la miseria y los demás... "vete", le dije... vi a mi mujer andar con la cabeza colgada como si un poste la aguantara, y sentí que la muerte sería mi consuelo... los días pasan y pasan, las noches se sienten más lentamente, quizá por su color total y absoluto, no lo sé... luego de miles de sueños extraños y cada vez más extraños, me dieron de alta, con las mismas palabras: "eres un milagro"... ya estaba por salir cuando un médico me llamó. "¿que desea de mí?", pregunté. "¿hace cuánto que está en estas condiciones, y aún sigue trabajando?"... "desde que me levanto y eso hace mucho doctor". "¿usted por qué no pide jubilación adelantada por incapacidad de trabajo?"... "¿cómo se hace eso?", pregunté. me dijo que llenara unos papeles y que en un mes o menos unos inspectores irían a visitarme a mi casa y ellos dictaminarían si cumplo con los requisitos... luego me explicó lo que debía hacer y nada más... como yo soy un milagro, pensé que por qué no uno más, así que llené los papeles, se los di a mi mujer y ella se encargó de llevarlos al lugar exacto... pasaron los días y las noches, y las tardes y la gente, y los perros y los gatos, y los autos y las calles, y los vivos y los muertos... todo pasa, pero aún seguía en este valle donde todos marchan como si tuvieran un general bajo sus mentes... yo sigo en mis labores y una que otra vez me río de mi suerte y de la desgracia... pero, todo tiene su final... hace poco tuve la bendita visita y me dieron esa hoja en que me indican como persona con incapacidad laboral... "es usted un milagro", dijo la señora que me daba la hoja... no sé por qué le dije que ella también los era, quizá porque tenía los ojos más hermosos que había visto y una sonrisa como la de mi abuela cuando llegaba del colegio, no lo sé, pero le di las gracias... hoy por hoy ya no trabajo, me paso los días sentado en una silla que da a la vista de la calle en donde han crecido y muerto muchos de mis amigos... mi mujer ya no está a mi lado, se la llevo un milagro, quizá porque me sentía mejor solo que con ella, no lo sé, pero tengo lo que necesito para comer y dormir, y mis amigos vienen y se van, y mis noches se han vuelto menos pesadas, y mis días con más color y gracia... en verdad, soy un milagro, de esos que les da a uno cuando respira, sabiendo que quizá no vuelva a respirar...

Texto agregado el 24-01-2011, y leído por 226 visitantes. (3 votos)


Lectores Opinan
24-01-2011 Desgarrador, pero bien contado. juanfran
24-01-2011 ahi que disfrutar cada dia al max =) jepa
24-01-2011 dices "gozo de una enfermedad", y es lo que me impresiona del texto tanitani
 
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