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Segundo cuento Muroviano – K435 Irina

6:45 AM Hora Zulú, en algún lugar del Atlántico Norte, cerca de aguas territoriales canadienses

Una figura, se recorta tenue, en la bruma espesa del amanecer del Atlántico Norte, a unas millas de las aguas territoriales de la costa de Canadá, a intervalos regulares exhala un denso humo, como las señales de humo de los indios, de las antiguas películas del Western, apurando las últimas caladas del cigarrillo, tabaco soviético negro de ínfima calidad, tan negro y tan fuerte que le provoca toses explosivas, que rápidamente calma con un traguito de vodka, de su petaca con funda de cuero, la petaca tiene repujada en la piel, una pequeña cruz gamada, trofeo de guerra de la batalla de Stalingrado, donde murió su padre , luchando heroico por la madre patria, - a su madre, no la conoció, murió al darlo a luz, por un parto muy complicado, Vladimir y su hermano mayor Yuri, fueron criados, hasta los 17 y 20 años, por su tía-abuela materna, una mujer con un terrible carácter, que se hizo cargo de ellos al morir su madre, por una mezcla de responsabilidad y avaricia, por la pensión que mensualmente le pasaba su padre. No les proporciono ningún calor familiar, maltratándolos física y mentalmente, a su padre solo lo veían, durante el mes de vacaciones. Al morir la vieja tía abuela, en extrañas circunstancias, ambos ingresaron en la Academia Porculeski en Vladivostock, en régimen de internado, donde podían preparar el ingreso en las respectivas Academias Militares.

Los días en el internado no eran fáciles, las noches tampoco ...

Yuri , el mayor, era un joven, alegre, atlético, muy vigoroso, con un carácter extrovertido y jovial, que se pasaba por el forro, todas las perrerías que les hizo pasar su tia-abuela, amaba a Vladimir, sobre todas las cosas. Vladimir por el contrario, era un chico enfermizo y piltrafilla, con un carácter taciturno y apagado, y sentía por su hermano Yuri, una mezcla entre admiración y envidia.

El capitán de submarinos de la Armada Soviética, Vladimir Murlov, estaba apoyado en la barandilla de la torreta de mando y comunicación de su submarino. El K435 Irina de la clase Katiuska, un submarino ya obsoleto, de motor diesel, de 55 metros de eslora, 150 Tm de desplazamiento, y armado de cuatro tubos lanzatorpedos de 500 libras y una ametralladora de 50 mm en el castillete de proa, con la que la gloriosa armada soviética, patrullaba el Atlántico Norte , al mando de Vladimir Murlov, el cual, lo asumió como un gran honor y responsabilidad.

Murlov, es oriundo de Critiquistan, republica soviética del interior, de la zona del Cáucaso, de un pequeño pueblo llamado Nodoyunur, situado a quince kilómetros de la capital de la provincia. Proviene de una familia con arraigada tradición militar, su padre, dos tíos, el abuelo paterno y el materno, fueron militares, altos rangos del Arma de Caballería, - el único, con devoción por el mar, - es él, desde que su padre en unas vacaciones, lo llevo junto con su hermano al Balneario Komarovo, muy cerca del mar Báltico.

El K435, Irina, tiene una dotación de 42 hombres, a su mando, ejerciéndolo estricto, férreo, disciplinario,- pero justo-, nunca ordeno algo a un marinero, que él mismo, no estuviera dispuesto a hacer, y siempre dentro de las mas estrictas normas y reglamentación militar, de la que era un experto.

La dotación, se divide en treinta marineros de primera, siete suboficiales de tropa, cuatro oficiales mayores, de comunicación, navegación, tiro-armamento y mantenimiento. Un comisario político, perteneciente al partido y miembro de la KGB, que sin pertenecer a la Armada, tiene consideración de Oficial Mayor, cuando el Irina navega en misión de combate.

El capitán Murlov, le dio, la ultima calada al cigarrillo, dejando un poco quemado el filtro grande de cartón, que llevan los cigarrillos soviéticos, para poderlos coger bien con los gruesos guantes del uniforme de faena invernal; y con los dedos desnudos lo lanzo al agua, donde el suave oleaje lamia el casco del Irina, en superficie.

-Camarada capitán, con su permiso

-¿Qué ocurre marinero?

-El Oficial de comunicación, solicita su presencia abajo, se ha detectado movimiento en el radar de superficie, que desea comentarle, camarada capitán.

- Esta bien, dígale que enseguida bajo, retírese

- A la orden, camarada capitán,

Murlov le quito las protecciones a las lentes de los potentes prismaticos Leika, que le regalo su hermano Yuri, cuando se licencio con grado de Oficial en la Academia Camarada Stalin de la Armada Soviética, selecciono aumento x 50 y oteo el horizonte en giro de 360 grados, no observando nada especial, más que la bruma baja y pesada que flotaba en las oscuras aguas del mar del Norte; y bajando las escalerillas, cerro con un rápido movimiento circular del brazo, la escotilla superior, dejándola completamente cerrada y hermética.

Por el pasillo, en dirección al puesto de mando y control, la marinería ajetreada en sus quehaceres, se apartaba al paso del capitán Murlov, repitiendo

- camarada capitán,

- continúe marinero, respondía Murlov

que con paso decidido y rápido se encamina a su puesto en el puente de mando.

¡¡¡ Camarada capitán ¡¡¡ sonaron cinco voces al unísono

- Informe Oficial, espeto Murlov

En la sala suavemente iluminada por luz artificial, se encuentran el Oficial de comunicación Sergei Ivanovich, el comisario político Andrei Molotov (sobrino del famoso Molotov ) y tres marineros encargados, dos en funciones de navegación y otro en el puesto de control del radar de superficie.

El Oficial Sergei Ivanovich, tomo la palabra, ante la mirada atenta de Molotov y el propio Murlov.

- Camarada Capitán, el radar de superficie, , ha detectado una masa grande, a dos millas de aquí en dirección Nor-Noroeste, y a unas quince millas, más de cincuenta puntitos , y avanzando rápido hacia ellos, una masa muy grande.

- ¿Han identificado, las marcas? Pregunto Molotov

- En parte, camarada comisario

- Explíquese

- La más cercana,-si-, se trata del Cuenteros Sea, de bandera azul celeste, un trasatlántico de recreo, para poetas y cuenteros

- ¿El resto de las marcas?

- Los pequeños puntos, parecen botes salvavidas, de algún mercante que haya naufragado recientemente, ya sabe, señor, el tiempo que hemos tenido esta ultima semana. El grande que se acerca a ellos a toda maquina, puede ser un barco en rescate, que haya detectado algún -S O S-, pero señor, si me permite, todo son hipótesis, están demasiado lejos, para una identificación mas exacta.
El capitán Murlov, se acerco a la pantalla del radar de superficie por detrás del marinero, este, estaba tan tenso, que parecía que estaba a punto de crujir, oía su respiración pausada y le llega un suave aroma a jabón de afeitar y vodka. Una gota de sudor le broto, muy grande en la frente, y bajando despacio por entre las cejas, cobraba velocidad por el arco nasal, y desde la puntita de nariz, se estrello en salto mortal picado en el mapa de rutas, que estaba desplegado sobre su mesa.


- Cuide del material asignado, le susurro Murlov al oído,
- A la orden camarada capitán, secando con la mano la gota, que se extendía como una inundación Divina por las Islas Comores.

Lo que vio en pantalla, confirmaba exactamente, lo que el oficial de comunicación le había informado – en su cabeza, planeaba minuciosamente el plan a seguir – prácticamente lo tenia perfilado

- ¡¡¡ Vamos a por esos Hijos de Puta ¡¡¡ poetas y cuenteros, basura inmunda, dijo en voz baja Murlov, con los dientes apretados, una vena muy gorda y muy azul, se le marco exageradamente desde el occipital derecho, hasta la sien, parecía a punto de estallar.

Molotov, se subió, nervioso las gafitas redondas, sonriendo levemente y aprobando con la cabeza, su parecido a un ratón es asombroso, siempre nervioso, con sus tics nerviosos en la nariz, sus manos inquietas, frías y sudadas, - la marinería, que lo odiaba profundamente lo apodaba “malarata”

- ¡¡¡ inmersión, ¡¡¡ dijo Murlov susurrando

- Se ha ordena inmersión, Oficial de navegación al puente, se oyó por los altavoces de los intercomunicadores del Irina.

La actividad se hizo frenética, desde ese momento, en el submarino, los marineros pululando rápidamente, llegando cada uno a su puesto, como maquinas bien engrasadas, cerrando compartimentos y escotillas.

El oficial de navegación Petroff, se presento en el puente, en menos de un minuto.

- Petroff, ordene inmersión, profundidad 50 pies
- A la orden camarada capitán

Petroff, con la agilidad que proporciona la experiencia, y muy pegado al intercomunicador interno de la sala de mando

- Cierren compuertas
- Compuertas cerradas
- Sellado de compartimentos
- Compartimento 1 cerrado
- Compartimentos 2 y 3 cerrados
- Comprobación de escotillas
- Comprobado
- Comprobación cámara estanca
- Comprobado
- ¡¡¡ Suelten lastre ¡¡¡
- Soltando lastre, señor
- ¿Profundidad?
- 40, 45 pies y bajando
- 50 pies, señor
- Camarada capitán, dijo Petroff, en posición de firmes, nave estable, navegando a 15 nudos y a 50 pies de profundidad.
- Gracias Petroff
- ¡¡¡ Arriba periscopio ¡¡¡ grito potente Murlov
- Periscopio en superficie, señor


Murlov, oteaba el horizonte en barrido circular

- Hay están, - susurro para sí – Marca
- Marcado, camarada capitán

En la lente, se divisa nublosa, la silueta del Cuenteros Sea, todavía no se divisa nítidamente ya que queda algo de bruma baja en superficie, que lentamente se va disipando, conforme avanza la mañana.

- ¡¡¡ pandilla de vagos, todo el puto día escribiendo majaderías ¡¡¡ pensó en silencio Murlov, con un extraño brillo en los ojos

Los rostros de los oficiales, permanecían muy serios, en posición casi de firmes; el camarada comisario, se frota las manos con una extraña sonrisa, que en un rictus entre mueca y tic nervioso, tiene esculpido en su entupida cara, siempre sudosa.


El oficial de mantenimiento, se despertaba en esos momentos todavía dentro del camastro de su ridículo compartimento de oficial, había dormido solo tres horas en las últimas treinta y seis, intentando arreglar la antena de radio-frecuencia que un rayo había dañado seriamente en el último temporal, cuando por necesidades de regeneración de aire, no les quedo más remedio que emerger, durante dos horas , sus hombres en turnos de diez horas, trabajaban afanosamente en el arreglo, pero aún no estaba operativa.

El trajín de la inmersión lo despertó, el capitán no lo reclamo al puente, sabiendo de su esfuerzo y dedicación, prefiriendo que descansara, un poco más.

Se levanto despacio, aturdido, un pie y luego el otro, se chasqueo la lengua, encontrándola gorda de tantas tazas de café y pesadamente se levanto, dirigiendo un único paso al mini lavabo, abriendo el diminuto grifo, y poniendo rápidamente el tapón, para no desperdiciar ni una sola gota de agua; primero se lavo la cara, luego se cepillo los dientes y a continuación se afeito concienzudamente, enjuagando la cuchilla en el agua sucia.

Se puso la camisa de faena, perfectamente planchada, de oficial de la marina soviética, estiro la cama, recogió todo , echando un vistazo general, comprobó que todo estaba en orden, preparado para revista. Descorrió la cortina de la intimidad, privilegio de los oficiales, salio al pasillo en dirección al puente de mando; por el camino, pensaba en el informe que tenia que darle al capitán.

Al llegar al puente, se encontró el ambiente muy tenso, Murlov seguía pegado al periscopio.

- Camarada Capitán
- ¿Tenemos arreglada la antena? Pregunto Murlov, sin despegar el ojo del periscopio.
- La radio-baliza, ya funciona, al igual que el nuevo sistema de posicionamiento, no podemos recibir, aunque si transmitir, estamos trabajando sin descanso – señor – pero el cableado interior, quedo muy dañado, y por lo menos necesitaremos seis horas, para que este todo completamente operativo, el receptor Morse, estará listo en unos 45 minutos
- Murlov, tomo la palabra, hay que mandar el siguiente mensaje cifrado al Estado Mayor y al General Radinsky al Politburó
- “Localizado Cuenteros Sea, a tres millas de nuestra posición, vamos a proceder a su interceptación inmediata, según lo dispuesto en las ordenanzas de la Marina Soviética – En el caso de encontrarse un buque de la Armada incomunicado y avistando buque enemigo, se procederá a su intento de interceptación y destrucción, sin esperar consentimiento tácito del Estado Mayor, bastara con un intento de comunicación, y si esta no fuera posible, será el comisario político, el que dictamine la conveniencia del ataque. – en virtud del art. 68.4 sección a, subsección 5”, lo cual se pone en su conocimiento a los efectos oportunos. FIN DEL MENSAJE. Capitán Vladimir Murlov, desde el K435 Irina.”
- El marinero operador de radio, tecleaba frenéticamente el mensaje desde su puesto en el aparato cifrador, concluyendo, de inmediato, lo repaso rápidamente en pantalla, todo estaba correcto, Señor, mensaje listo para envío.
- Un momento, marinero, Murlov, miro desafiante a Molotov
- Molotov, aprobó con la cabeza
- Marinero, incluya en el texto, el camarada comisario, da su conformidad expresa, y envíe de inmediato
- A la orden camarada capitán, y en unos segundos, mensaje enviado, señor


El oficial de navegación, se adelanta un paso marcialmente, y en voz alta

- Camarada capitán, hemos detectado unos promontorios rocosos a unas millas de aquí, con la dirección y profundidad que mantenemos en cinco minutos estaremos encima de ellos.

El capitán Murlov, hacia rápidamente cálculos mentales, y en la posición, donde se encuentran los promontorios, tendría la mejor posición de tiro, para intentar hundir al Cuenteros Sea.

- Mantenemos rumbo y velocidad – se ratifico Murlov – armen los tubos 1 y 2, prepárense en la santabárbara, que voy a bajar a la sala de torpedos.
- Señor, antes de bajar si me permite ...
- ¡¡¡ Habla ¡¡¡
- Señor, si mantenemos rumbo y velocidad, en menos de diez minutos, estaremos en aguas territoriales canadienses, el Estado Mayor, jamás aprobaría una acción militar de ese calibre, desde aguas territoriales de un país neutral, seria una violación, de consecuencias incalculables.
Murlov, torció el gesto hosco, pensaba a toda maquina, si esperaba, escaparían en aguas territoriales neutrales, estaba incomunicado y a pocas millas de allí tenia el fondo rocoso, que le dificultaba enormemente el tiro con los dos únicos torpedos que quedaban en el polvorín, del Irina.

- Gracias oficial, preparen el armamento, voy a bajar, avante 2/3 velocidad 30 nudos, hay que llegar antes que escapen.
El oficial de comunicación pulso el intercomunicador interno

- Mando a sala de torpedos, carguen torpedos en tubos 1 y 2, esperen al capitán en la puerta.
- A la orden, sonó en el altavoz del puente de mando.


Al llegar Murlov, a la puerta de la sala de torpedos, ya le esperaban en posición de firmes cuatro marineros, dos a la derecha y dos a la izquierda de la puerta de acceso, y un suboficial de tropa justamente interceptando el paso en el pasillo de acceso, dando un paso al frente y cuadrándose perfectamente

- Torpedos cargados en tubos 1 y 2, armados y listos para comprobación, señor, son los dos últimos señor
- Gracias, suboficial, replico Murlov, voy a entrar, cierren hasta que avise.

Murlov entro en la sala, hace frío y bastante humedad, como de ambiente cerrado, es la única sala en todo el submarino, que tiene llave, ni el camarote del capitán, se cierra con llave. La sala esta iluminada por cuatro bombillas blancas de baja intensidad, con lo que todo el recinto, se encuentra en semipenumbra; a Murlov, le gustaba estar allí, la luz y el frío, le recordaban los tristes amaneceres de su niñez, en Critisquitan.

Y comenzó el ritual

Murlov, se desnudo completamente, colocando la ropa completamente doblada, junto a la mesa de mapas, dejándose solo el pantaloncito blanco interior reglamentario y una pequeña “cruz ortodoxa” que llevaba colgada al cuello, sin que nadie se percatara de ello. Del bolsillo de la guerrera, saco con delicadeza una pequeña cajita metálica con dos pequeñas bisagras, en la tapa repujada con caracteres rusos, una leyenda “ A los más heroicos hijos de la URSS “ Medalla al mérito militar con distintivo rojo, Medalla a los héroes de Stalingrado” abriéndola cuidadosamente, dentro estaba la medalla, que recibió, junto a las pertenencias de su padre fallecido en Stalingrado en heroica muerte. Dentro de la cajita con la medalla una tiza de color amarillo fuerte.

Murlov, tomo la tiza, y la beso con devoción, se dirigió a las pequeñas compuertas de comprobación de armado de carga, de las cabezas de los torpedos, y abriendo cada una de ellas, pinto una estrella amarilla, de cinco puntas en cada uno de los dos torpedos que iban a ser lanzados.

Una vez hecho esto, deposito la tiza en la cajita, la cerro, la guardo en el bolsillo de la guerrera, se arrodillo, asiendo con la mano izquierda la cruz ortodoxa, que lleva colgada al cuello, se persigno con la derecha, y se tumbo de cara al frío suelo en cruz , y allí rezo una oración en silencio, con sus ojos completamente llenos de lágrimas.

Una vez hecho esto, se levanto, se vistió cuidadosamente, delante de la puerta suspiro profundamente, se enjuago los ojos de lágrimas , y golpeando la puerta con los nudillos dijo en voz alta

- Suboficial, abra la puerta
- A la orden, el suboficial metió la llave en la cerradura y de dos vueltas abrió la puerta, inmediatamente

Murlov, se dirigía al puente de mando rápidamente

- ¡¡¡Informe, completo¡¡¡, bramo al llegar al puente

El Oficial de comunicación, tomo la palabra

- En breve, recibiremos señal Morse, la recepción por radiofrecuencia sigue averiada

El oficial de navegación

- Señor con la última modificación de velocidad, en minuto y medio el Cuenteros Sea, estará a tiro, y a menos de un minuto, tenemos el fondo rocoso, en menos de dos minutos el objetivo entrara en aguas territoriales canadienses.

El Oficial de tiro

- Señor, torpedos 1 y 2 listos y preparados para el disparo.

El Oficial de mantenimiento

- Todo listo y preparado, señor, excepto comunicaciones.

Molotov, lo miraba todo con sus ojos de ratón

- Murlov ¿Que va a hacer?

Murlov, lo miro con desprecio y volviendo la cara con profundo asco grito

- ¡¡¡ Sonar, informe ¡¡¡

- Objetivo marcado y a tiro

- Subir a diez pies, estabilizar, avante toda

- Señor, estabilizado a diez pies, fondo rocoso

- ¡¡¡ Periscopio ¡¡¡

Pegado al periscopio, Murlov divisaba el perfil expuesto del Cuenteros Sea, en cubierta mas de diez hombre movían frenéticamente los brazos, pero no se distinguía bien con la bruma de la mañana.

- Marca
- Marcado señor y a tiro




- ¡¡¡ Fuego, 1 ¡¡¡ retumbo su voz en la sala, como un trueno

El marinero pulsaba con fuerza de una palmetada el pulsador – de repente se oyó un golpe seco, que movió todo el casco del Irina, cada cual se agarraba a lo que podía, tambaleándose para no caer

- ¡¡¡ Mierda ¡¡¡ exclamo Murlov ¿ Ha salido el torpedo?
- Si, camarada capitán, pero el golpe en el casco está desviando el tiro, por lo menos siete grados con respecto al ángulo de impacto

Murlov, hizo cálculos mentales, a esa distancia, por lo menos, el torpedo se desviaría 25 metros del casco del Cuenteros Sea

- ¡¡¡ Informe de daños ¡¡¡
- Sin novedad camarada capitán, ha sido un roce, se mantiene estanqueidad del buque
- ¡¡¡ Periscopio ¡¡¡ - Marca –
- Marcado y a punto, señor
- ¡¡¡ Fuego el dos ¡¡¡

El torpedo numero uno, se perdía, por delante de la proa del Cuenteros Sea, a 27 de metros del casco

- Buena dirección señor del numero dos, cuarenta y cinco segundos para impacto.

- Señor se ha restablecido la recepción Morse y estamos recibiendo un mensaje

bip, biiiiipppp, bip, biiiiiippp

- Treinta segundos para impacto

Bip, biiiiipppp, bip, bip, bip, biiiiiiiippp

- Quince segundos para impacto

Biiiiiip, bip, biiiiiiiiiiipppp, bip

- Impacto señor, en toda la línea de flotación a un metro escaso del centro del barco, ¡¡¡ buen disparo señor ¡¡¡

Biiiippp, bip, bip, biiiiiip

- Periscopio

El barco envuelto en explosiones y llamas se levantaba rápidamente de proa, Murlov, veía saltar restos y siluetas en llamas de marineros, se lanzaban en llamas por el costado del barco, Murlov, se reía para adentro, con una mueca de infinita satisfacción.

- Abajo periscopio, buen trabajo señores.

- Señor, acaba de terminar el mensaje en Morse, dijo el Oficial con lágrimas en los ojos

- Lea, Oficial, reclamo Murlov, eufórico, sin reparar en las lágrimas del Oficial.


- Estado Mayor a K435 Irina, el barco de bandera azul Cuenteros Sea, fue interceptado a las 4:35 horas de la madrugada de hoy por un comando de élite de Infantería de Marina, escuadrón de la 360 brigada aerotransportada, capitaneados por el comandante Murlov. No ataquen, repito, no ataquen al Cuenteros Sea. Todos los tripulantes, han sido dejados en alta mar, en botes salvavidas, que están siendo recogidos, por el Carguero Canadiense, Tierra de Libertad, que lamentablemente se ha adelantado a nuestro destructor S-411 Smirnoff. No ataquen al buque canadiense, El Cuenteros Sea, intenta desesperadamente entrar en aguas territoriales canadienses, para que K-435 Irina, no les ataque, NO ATAQUEN, REPITO NO ATAQUEN, corto, FIN DEL MENSAJE


- ¡¡¡ Yuri ¡¡¡ susurro el capitán Murlov, con lágrimas en los ojos

Y con una voz prácticamente inaudible

- Oficial Petroff, tome el mando, estoy en mi camarote.


Al cabo de cuatro horas, Petroff, ordeno a un marinero, informara al capitán Murlov, del arreglo completo de la antena.

El marinero, después de dar varios golpes en la puerta del camarote, y esperando unos segundos de cortesía, abrió, la puerta.

El marinero, con los ojos muy abiertos, encontró al capitán Murlov, sentado en su butaca, de frente a la puerta, con los ojos abiertos, la cajita con la medalla y la tiza, encima del escritorio, abierta. En el giradiscos de maleta de la marca Musikanova, daba vueltas cadencioso un viejo disco de pizarra, Gnossienne nº 1 de Eric Satie, en función repetición constante; junto a la mano izquierda de Murlov, se hallaba una libreta de pasta dura, abierta por la mitad mas o menos, con una escritura muy infantil, el marinero, agachandose, la recogió, en la tapa dura, de la libreta, se leía POEMARIO, A MI MAMA - VLADIMIR MURLOV, Internado Porculeski, Vladivostock, el marinero hojeo la libreta, en todas y cada una de las hojas en la parte superior derecha, con lapíz rojo, un cero muy grande, subrayado dos veces.

Un disparo en la sien derecha, un hilillo de sangre, le recorría la cara – es como si la vena gorda, estuviera cansada de estar encerrada y le hubiera estallado. La pistola reglamentaria, con un gran silenciador, tirada en el suelo, junto a su mano derecha.



- - o 0 o - - -

Dos días después, al amanecer, El ahora capitán Petroff, Molotov y dos marineros, se hallan en la cubierta del Irina, hace frío y amanece, como siempre por el este, delante de ellos, sobre el casco húmedo del Irina, se haya el cuerpo amortajado del Capitán Murlov. A una orden, de Petroff, los marineros rodaron, el cuerpo envuelto en una sabana, al mar, nadie, saludo, no hubo salvas de ordenanza, un oficial suicidado, se le entierra sin honores. El cuerpo de Murlov, floto unos segundos, porque en el mar, la muerte, flota y se mece durante algún tiempo.

Uno de los marineros, tiro un colilla, con el filtro un poco quemado, al cuerpo flotante de Murlov, mientras la fúnebre comitiva, se dirigía a la torreta.

En ese momento, el cuerpo de Murlov empezó a hundirse, el marinero, dijo en voz bajita y con desprecio, dándose la vuelta, y dirigiendo ya sus pasos hasta la torreta ¡¡¡¡ capullo ¡¡¡ tanta paz lleves, como descanso dejas.

Los cristianos ortodoxos que se suicidan, no van al cielo, su hermano Yuri, ya corre a abrazar a su padre y su madre, en el Balneario Komarovo, muy cerca del mar Báltico.



- - o o 0 o o - - -



En el quinto sótano, del cuartel general de la armada soviética, en Bakionur, en la sección 2, subsección 3, estante 400, fila 3, posición 2 y 3, se encuentran , dos cajas grandes de cartón, con el rostro de Lenin, serigrafiados en la parte de arriba, colocadas, por riguroso orden alfabético de derecha a izquierda, la primera Murlov, Vladimir , con una estrella roja debajo de nombre ( muerto sin honores ), la siguiente Murlov, Yuri, con cinco estrellas rojas debajo del nombre ( muerto en combate, con honores ).

Nadie reclamo las pertenencias, allí depositadas.



P.D.
¿Quién va a combatir la injusticia, si vacila, el que debe aniquilar el mal?

de “Cantos y Cuentos del antiguo Egipto – Las quejas de Felah”

Revista de Occidente 1944

Prologo “Notas sobre el alma egipcia” José Ortega y Gasset ( Pensador y Filosofo )

PD 2

No me engañassss, con tusss, palabrassssss, de serpiente arrepentida





Antonio © M. ( T i T o. M.)
Junio 2011
Pensamientos Vagabundos

Texto agregado el 01-06-2011, y leído por 420 visitantes. (3 votos)


Lectores Opinan
01-06-2011 Bueno, bueno, amigo te has pasado. Un relato increíble que me retrotrajo a mis epocás de pelis de guerra. Y del significado...que más decir que extraordinario. Así es como se pelean las batallas, con ingenio, intelectualidad, astucia y por sobre todo un gran, gran talento para escribir. Tengo la suerte de ser el primero en escribir y felicitarte. Y si pudiera ponerte mil estrellas lo haría, pero como solo hay 5 van mis 5. PD: Espero que el destinatario lo lea...aunque dudo que lo entienda. Saludos el_otro
 
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