Uno aguanta este calor porque sabe que como todos los años, al final volverán las temperaturas agradables. Y es que en mi tierra, como en casi todos los lados, el verano no esta hecho para los que tenemos la desgracia, o la suerte, de tener que trabajar; está hecho para los ricos, para los que pueden disfrutar de el.

Claro que a ir pasando bien el verano también contribuye un poco la picardía; como la que tuve yo al encontrar un lugar como este chiringuito donde me encuentro mientras leo el periódico (en horas de trabajo) y pienso a ver que es lo que voy a contar en la columna de esta semana.

Es una tasquita de playa; hecha de madera y con el techo de palma; donde Marta, una argentina de armas tomar te sirve en las sombreadas mesas sonrisas frescas y cerveza helada y además las sirve en jarras también escarchadas para mayor placer. Por si fuese poco, Marta se empeña en encontrarme parecido a Jean Reno; lo que contribuye también a refrescarme el ánimo; es agradable que te encuentren parecido al protagonista de “el gran Azul”.

En resumen, el paraíso, el mismísimo cielo; o al menos para mi no me pido otro mejor; que para acceder a este no hay mas que acercarse a esta playa, un poco apartada eso si; pero sin otras historias y sin tener que morirse… ni rezar siquiera.

Ya deben de hacer un montón de años que no rezo, si estuviese en medio de una conversación con alguno de ustedes añadiría; “que Dios me perdone” sin darme cuenta, totalmente residual y fruto de mi educación no laica. Y no es que no rece por ignorancia, que si me pongo, me sé de carrerilla todos los padrenuestros, avemarías, credos y oraciones habidas y por haber; si me aplico, hasta algún golpe de pecho podría darme, que soy muy teatrero yo cuando quiero. No rezo porque no me da la gana; porque con todos los respetos para el que opine lo contrario, cada día que pasa me dan más repelús las religiones, las sectas, iglesias y congregaciones…

No tengo más que leer que la Iglesia Católica sigue insistiendo y con fuerza en su condena al uso del preservativo y que contra el SIDA aconseja la "abstinencia"; que es lo mismo que aconsejar no coger el coche para evitar los accidentes de tráfico. A ver como se le explica a un hombre en el tercer mundo, que no sabe ni leer ni escribir y que probablemente no sepa si comerá ese día, que debe abstenerse de tener relaciones sexuales. El problema no se iba a solucionar, pero se salvarían según cálculos serios millones de vidas; tan solo porque el Santo Padre, infalible el… aconsejara su uso; aunque fuese en determinados casos.

Lejos de esto y según leo, se reprende a los misioneros, que esos si que son Iglesia, porque se tienen evidencias de casos en los que proceden al reparto de tan demoníacos artificios de pecado.

Supongo que en el Vaticano deben llevar tiempo buscando la moral y la decencia que tanto defienden sin encontrarla. Pobres, no saben que está allí, en cualquier rincón del tercer mundo; junto a sus misioneros denostados y reprendidos, repartiendo condones para salvar no un alma, sino alguna vida humana, que eso si que son palabras sagradas.