Instintivo

Me entregue al exquisito acto de no hacer
Y deje que el tiempo se fuera por debajo de la puerta
Mientras con ojos entrecerrados, miraba y miraba
Sin convencerme que no levantara la voz para detener
La vida, las alegrías y congojas y las deje escapar
Y con ellas se fue todo, sin rastro alguno de haber estado
Tomé esa rosa que algún día robe la mordí y sangro
Y manche mi alfombra con luces violetas y me detuve
Mi cuerpo tembló por años, hasta que mi espíritu le enseño
A buscar la paz y sosiego, la calma sospechosa de tormentas
En la ocultación del sol entre las nubes o la caída del astro al mar
Así me he ocultado, a veces de mi mismo, otras de mi sombra
Espero cuando me encuentre, el reloj implacable de los años
No se haya llevado la potencia carnal, el instinto animal
Dejándome la insulsa tendencia del amor platónico
Y el aburrimiento propio de una cama limpia y ordenada