acababa de morir como mueren todas las moscas... miré su rostro seco y sin brillo... una especie de cuerpo de cera... y le quise tanto... solo... solo... caminando por las calles... sombras, gente tomando, perros buscando el calor de afecto... la oscuridad de la noche y el frío, reflejo de una estación que pulula por ser el primero... una rueda que no cesa de girar, como todos los cielos, planetas y estrellas... miraba los pasos que daba y en un rincón escondido, pensé en la muerte... ella, ella... sentía su mirada... porqué no enfrentarla... el tiempo no existe mas que para aquellos que suelen temerlo todo... di un paso hasta llegar hacia aquella esquina fría, húmeda y negra... entré y sentí un vacío... ¿eres tu?, sentí una vibración en todo mi cuerpo... ¿eres tu?, volvió a susurrar... sentí unas manos sobre mi cerebro y entré en un lugar toda humedad... estaba navegando... voces por todos lados... la mar... quise algo, no sé qué, pero algo... sentí buscar un anhelo, un respirar... un brillo flotaba como un ente de otro planeta... fui hacia ella... y cuando pude salir y entrar hacia ella... estaba dando pasos por una calle oscura y llena de olores fétidos... miré hacia atrás... una esquina oscura parecía tratar de hablarme... seguí mis pasos, respirando largo y sentido, como todos los pasos que se dan por la vida...