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Inicio / Cuenteros Locales / VIGIA / LA MUERTE AZUL-CAP.11-FRENESÍ ALIMENTARIO-

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Cap.11
-Frenesí alimentario-




Kail intentaba llegar al refugio dificultosamente.
A parte de sus heridas, durante el camino hubo de sortear a numerosos grupos de llorones que deambulaban por las calles espantados como gallinas descabezadas.
Desde que la tropa de supuestos soldados inutilizara la luz emitida por la nave, la locura colectiva se había adueñado del lugar. Nunca había visto a los llorones tan sumamente violentos. Su voracidad les llevaba, si no hallaban a otro ser cercano, a propinarse tremendos mordiscos a si mismos, de modo que se encontró a varios mutilados completamente de manos y pies. Esto facilitaba las cosas para Kail, puesto que estando impedidos le permitían, si eran inevitables, liquidarlos a machete sin necesidad de gastar munición ni efectuar ruidosos disparos.
Solo esperaba que la fenomenal detonación que produjo el rayo “mueve-montañas” no hubiera acabado con las vidas de aquel grupo de valerosos combatientes.

En un recodo, a poca distancia del sótano, algo llamó su atención; Al frente, entre la maraña de una caterva de llorones, observó la siluetas sobresalientes de dos Debrarianos que se mezclaban entre los infectados. Parecían buscar algo en concreto; Localizaron a una hembra, una mujer de unos 30 años, que andaba lerdamente tropezando con cualquier escombro que hubiera cerca, y se aproximaron a ella.
Curiosamente, el resto de llorones alrededor parecían evitarlos.

Kail se oprimió contra el suelo. Lo último que deseaba en ese momento, debido a las lesiones que sufría, era luchar contra aquellos gigantes por defender a una desconocida, por lo que se resignó a observar decidiendo no intervenir en las extrañas maniobras de los extraterrestres.
Uno de ellos agarró a la mujer por los hombros y desde ese momento ella quedó totalmente inmóvil. El otro, situándose en frente, le impuso su enorme mano encima de la cabeza de manera que los dedos le rozaban la nuca y la palma descansaba sobre su frente. Seguidamente la mujer comenzó a convulsionar con violencia, con los ojos en blanco y excretando espumarajos por la boca.
En unos segundos cayó de rodillas y su boca abierta se expandió de un modo completamente antinatural. A Kail ese proceder le recordó enseguida a una serpiente, por el modo tan peculiar que tienen para desencajar las mandíbulas cuando se acomodan para tragar alguna pieza superior al tamaño de su boca.
Pero la mujer, al contrario de ingerir nada, expulsó una especie de huevo blando de aspecto verdoso pero de forma más cilíndrica y del tamaño de un conejo grande. Inmediatamente el Debrariano que le sujetaba la cabeza la liberó y agarró del suelo con cuidado aquella especie de larva viscosa…
¡La partió por la mitad y ambos alienígenas la consumieron ávidamente con manifiesta satisfacción!

Kail se debatía entre el asombro y la nausea.
Sin embargo, la mujer, recobró al instante su color rosado natural, en contraste del pálido-azulado que presentaban habitualmente los llorones, como si de algún modo la expulsión de su cuerpo de aquella cosa la hubiera reconvertido de pronto en la persona que anteriormente fue.
Los Debrarianos, una vez obtenido lo que precisaban, simplemente abandonaron a la mujer aún en el suelo y se encaminaron a hacia donde unos minutos antes se ubicara la gigantesca nave, emitiendo gorgoteos y alegres pitidos.
Al parecer, aquella ingesta les habría proporcionado una especie de euforia que les procuraba un caminar dificultoso por entre las destruidas calles.
Pasaron a varios metros de Kail, sin verlo, y se perdieron por detrás de una montaña de escombros.
Kail aún trataba de asimilar lo que acababa de ver y cuando giró la vista hacia la mujer la vio de pie, totalmente desorientada y con aspecto de no saber donde estaba. Su apariencia era de una mujer normal y eso le desconcertó.

¿Cómo era posible que aquel Debrariano, con solo una imposición de su mano, hubiera sanado a una mujer infectada que minutos antes era prácticamente una alimaña? ¿Y que era aquella cosa que expulsó…?

En pocos instantes, lo que tardó a su mente formularse esa cuestión, la mujer se encontró rodeada por otros llorones que ahora, debido a la ausencia de los Debrarianos, ya no parecían estar intimidados y antes de que Kail pudiera ni siquiera montar su arma para repelerlos habían despedazado a la mujer y consumían sus restos, como una manada de lobos hambrientos lo haría con un cervatillo.

No tuvo más remedio, por el grupo tan numeroso que se formó, que esperar que aquellos caníbales terminaran con su macabro festín y se marcharan dispersándose por las arruinadas calles en busca de nuevas victimas. Esto le proporcionó algunos minutos en los que intentó asimilar todos los sucesos desde su partida del sótano, apenas hacia un par de horas, cuando un pensamiento atroz le abordó de pronto:
Zoe, que también era una llorona, estaba a solas con Shinda y con el Debrariano preso.
Si la influencia de la luz había alcanzado al sótano no quería ni imaginar lo que podría haber ocurrido entre aquellas mugrientas paredes.

Con el temor en el cuerpo ante esta idea, saltó de su escondite y comprobando que no existían peligros inminentes se dirigió hacia el sótano con toda la precipitación que su magullado cuerpo le permitía. Solo pensar en Shinda, en esa escuálida niña indefensa, descuartizada por un arrebato caníbal de Zoe le ponía los pelos de punta. Se prometió a si mismo que, si aquello había llegado a ocurrir, mataría a Zoe y al Debrariano sin ninguna contemplación.

Minutos después, cuando alcanzó la camuflada entrada del refugio, todo parecía normal. Las maderas y restos estaban tal y como el los había dejado, cosa que le tranquilizo un tanto. Con suma prudencia y con el oído bien alerta fue desmontando los maderos que ocultaban la entrada y se dispuso a introducirse en el edificio.
Avanzó unos pasos por la derruida planta superior y cuando iba a dejarse caer por la abertura que conducía al sótano una figura en movimiento, que surgía por abajo, lo detuvo en seco; ¡Era Shoel!
Kail, en un reflejo instintivo, intentó zafarlo por el cuello, pero en cuanto lo hubo agarrado ¡sus dedos penetraron en las carnes de aquel ser como un cuchillo en mantequilla caliente!
El Debrariano emitió un grito agudo y estridente y seguramente, debido a la sorpresa de Kail por lo sucedido, consiguió soltarse y con un movimiento brusco golpeó con su gigantesca mano sobre la guerrera de Kail, a la altura del pecho, lanzándolo violentamente a un par de metros.
En su caída Kail se golpeó en la cabeza contra el marco que quedaba en pie de una ya inexistente puerta y casi inconsciente por la brutalidad del estacazo acertó a apuntar con su fusil al alienígena.
Shoel se había detenido a unos metros de él y, con su mano cubriéndose férreamente la herida producida en el cuello, le miraba.
Un humo azul se filtraba entre sus dedos y por un instante pareció querer decir algo. Kail disparó su arma por tres veces y no consiguió acertarle.
El Debrariano se giró y con una velocidad pasmosa desapareció de su vista.

A duras penas Kail se levantó del suelo. Estaba dolorido y maltrecho, pero en su mente solo albergaba una idea.
- ¡Shinda! – gritó desde lo alto de la abertura.
No obtuvo respuesta.
Se deslizó por el agujero y en un par de zancadas se sumergió en la oscuridad absoluta de aquel recinto. Agarró su linterna y la encendió con premura.
Al haz de luz diviso dos cuerpos. Uno de ellos en pie, inmóvil, y el otro sentado desmadejadamente en un rincón.
Enfoco a la cara del que estaba de pie, justo enfrente de él.
Era Zoe. Su rostro estaba lívido, ceniciento y ligeramente azul. De sus mejillas goteaban continuas y abundantes lágrimas azules y su boca entreabierta mostraba unos pequeños y retraídos dientes.
En conjunto, su rostro era una mascara aterradora.
Kail la apuntó con su arma y se separó prudentemente hacia atrás.
- ¿Zoe? – dijo dirigiendo el cañón del arma a su cabeza.
- Hola… Kail – contestó con extraña y calmada voz.
- Me he cruzado con Shoel. No he podido detenerlo y se ha escapado. No sé como habrá podido soltarse de sus ataduras… Quizás puedas contarme algo al respecto…
- Se ha marchado Kail… No le des más vueltas. Él cumple su destino… como todos…todos tenemos un destino…- dijo con apenas un hilo de voz.
- Efectivamente, y tu destino está ahora en mis manos Zoe – replicó Kail con firmeza - …Todo depende de lo que haya pasado aquí… ¿Y Shinda?
- Estoy aquí Kail – contestó desde el oscuro rincón – Estoy bien, no te preocupes por mi.
Kail enfocó a Shinda con la potente linterna.
En su cara había ahora una nueva expresión. Su color era azulado, en sus mejillas se divisaban restos del líquido azul y sus pómulos parecían haberse contraído dándole un aspecto sombrío y cadavérico, similar al de Zoe.
Kail estaba espantado.
- ¡Shinda!...tú...eres… – dijo sobrecogido.
- Si Kail…no comprendo como no te diste cuenta desde el principio.
- ¡Pero si habláis! ¡No sois lloronas, no podéis serlo!
- Si lo somos Kail – dijo Shinda apesadumbrada - …Y va siendo hora de que hablemos de ciertas cosas. No quiero seguir mintiéndote más.
- ¡No se si tenemos algo de que hablar! – dijo Kail retrocediendo otro paso más…- ¡Sois monstruos…! ¡Alimañas! ¡No te imaginas los horrores que he visto afuera…!
- ¡Ni tu sabes de los horrores que existen dentro! –contestó Shinda elevando la voz.
- ¿Qué no sé? ¡Algo si sé…! Fuera vi a una mujer que expulsó por la boca a una criatura que dos Debrarianos se comieron…y después otros llorones la mataron y se dieron un banquete con ella…Se mataban unos a otros, se arrancaban trozos de carne a mordiscos…sois…. ¡sois bestias! – dijo Kail con desesperación, acercando su dedo índice al gatillo de su arma - …y además el único que podía responder, el Debrariano, se ha escapado…
- No se ha escapado Kail – interrumpió Shinda con serenidad –
… Le he soltado yo.




Texto agregado el 25-08-2014, y leído por 207 visitantes. (5 votos)


Lectores Opinan
10-09-2014 Auuuuuuuuuuu !! Este capítulo puso a dar vueltas mi cabeza. Sé porque lo he visto ya que sólo queda otro capítulo, entonces...¿Qué quieren en realidad los debrerianos? ¿Cómo Shinda no era reconocible como llorona? Lo que sucedio con la mujer fue es-pan-to-so. ¿Buscan alimento? en fin, pronto sabre las respuestas amigo. Cinco aullidos vigilantes al extremo yar
28-08-2014 Ese ambiente de intriga regresa multiplicado; en el capítulo anterior había surgido una especie de "predictibilidad" dije entonces, y bien me aclaraste, amigo Vigia, que ese es un arma de doble filo para el escritor, muy cierto, nos introduces de nuevo al juego de la incertidumbre, de no saber en donde la tierra es firme. Emocionante. Seguimos... Raramuri
25-08-2014 1. Uyyyyy. Yo también estoy asombrada y tengo nauseas. Esa cosa que expulsó es demasiado misteriosa. Muchos elementos nuevos que le dan un giro muy diferente a la historia y creo que se acerca un fin inesperado. Aunque tenía mis sospechas sobre Shinda, hubo un momento en la trama que se esfumaron. SOFIAMA
25-08-2014 2. El misterio ahora es mayor. ¿Kail y Shinda enfrentados? Wuaoooo. No sé qué más decir, pero me tienes en ascuas. Te sigo mi amigo, pero apúrate. Um beijão grande e forte para que você se inspirar. Tá? Eu quero muito você. Um grande abraço. SOFIAMA
25-08-2014 aravvillosa ihstoria yosoyasi2
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