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Inicio / Cuenteros Locales / VIGIA / ENTROPIA -CAP.1-

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Entropía:
Acep.1- f.Medida del desorden en un sistema. Medida de una incertidumbre.




1.
Si el despertador hubiera sonado como todas las mañanas, de seguro que lo habría oído al instante;
Siempre ha sido mi costumbre levantarme de la cama de un salto desde la primera señal que emitiera la alarma del reloj, con ese pitido suyo constante que, si lo ignoras, llega a taladrarte hasta el interior de las mismísimas meninges. Pero por alguna razón, ese sonido no se produjo.

Debí haberme dado cuenta antes, cuando durante un lapso impreciso me percatase de la cálida sensación que emitía el solecito matutino, vertiéndose sobre mi rostro y parpados aún cerrados, haciendo que la sosegada y estática oscuridad que me embargaba y me mantenía plácidamente en babia se convirtiera en una especie de imagen abstracta, rojiza y atiborrada de molestos destellos;
Por ahí, de pronto, supe que algo funcionaba mal: Si el sol bañaba con plenitud mi ventana significaba que hacia tiempo que había amanecido, tiempo que sobrepasaba con mucho mi horario habitual.
Al parecer ya bien despierto y con el susto en el cuerpo por ésta circunstancia, me dispuse a levantarme precipitadamente con la premura del que llega tarde; Pero aunque mi cerebro, estoy seguro de ello, enviaba constantes ordenes a mis miembros para ejecutar este acto, nada sucedió.
¡De hecho, aún no había abierto siquiera los ojos!

Permanecí en la cama, inmóvil y sorprendido durante algunos minutos mientras calibraba las explicaciones disponibles para tan curiosa situación. “Estoy aún dormido, solo se trata de eso”.- me dije a mi mismo con plena convicción; Pero nada más apercibirme con qué claridad vívida se apostó ese pensamiento en mi sesera me di cuenta de inmediato que no lo estaba. ¡Pasé de la sorpresa directamente a la perplejidad!
¿Si no estoy dormido, por qué no me he levantado? .- pensé.
Entonces, justo en ese momento, las ideas - ¡locas ideas! – comenzaron a recorrer mis neuronas a la velocidad de la luz: “¿Estoy impedido, paralítico, inmovilizado tal vez?...o peor aún, ¿quizás he muerto durante la noche…?.-.
Con este último perturbador pensamiento mi corazón comenzó a latir vigorosamente como un tambor en día de feria y, por ese evidente motivo, descarté de inmediato una idea tan descabellada - ¡no sin una sensación de intenso alivio!- .

Así las cosas, inspirando profundamente un par de veces, decidí tranquilizarme, recapitular mi extraña situación y barajar mis opciones: “Estoy respirando, late el corazón, por tanto nada de muertes… ¿Puedo abrir los ojos?...mmm no… a no ser que le dedique un nuevo intento;
Le dediqué no uno, si no varios, hasta que al fin (con una fuerza desmedida para la función que pretendía) la luz ambarina y autentica - no esa neblina imitadora y rojiza que hasta el momento distinguía - fue penetrando paulatinamente en mis ojos propiciando que mi visión fuera en pocos segundos nítida y diáfana.

Desde esa misma posición en la que me encontraba, en decúbito prono - vulgarmente, acostado boca abajo - y todavía inmóvil, observé mi alrededor comprobando de este modo que todo al alcance de mi vista estaba dentro de la normalidad: La habitación con sus cortinas índigo traspasadas ahora por los luminosos rayos solares, la silla y mesa del estudio con el PC encima, la cómoda con su lámpara, el reloj despertador…
¡El reloj!
¡Señala las once y dieciocho! ¡Es tardísimo!

De nuevo mi intención fue ponerme apresuradamente en pie pero, para mi mayor estupor, todos los miembros conservaron su actitud de obstinado reposo.
Durante unos instantes una carcajada me sobrevino sin que pudiera evitarla. Al parecer, pasada la sorpresa inicial, esta situación comenzó a resultarme divertida.
“¡Ay!...- me sentí decir entre risas entrecortadas-.”¡Vaya mañanita llevo!”

Pero ésta actitud risueña desapareció tan raudamente como había llegado cuando decidí, ya con severidad, mover al menos uno de los brazos y después de múltiples esfuerzos nada conseguí.

“¡Esto es estúpido!“.- pensé con creciente enfado y empleé todas mis fuerzas en movilizar el brazo derecho de su posición, aunque fuera unos centímetros. ¡Parecía pesar toneladas! Con el esfuerzo, unas gotitas de sudor comenzaron a recorrer mi rostro desde las sienes, ¡y yo era incapaz de sacudírmelas! –“¡Maldita sea!” -. Pensé enojándome por momentos. De repente, caí en la cuenta de que si alguien no me encontraba pronto y esta situación se alargaba podría morir en la cama simplemente de inanición.
La preocupación por mi estado iba en aumento y la desesperación no me dejaba pensar con claridad. Estaba impedido para alcanzar el teléfono y mi vehemente manía de vivir solo imposibilitaba el contacto con cualquier conocido.
“Muévete majadero”!.- Le grité al brazo ¡como si pudiera oírme!.
¡Entonces me percaté de que yo mismo tampoco me había oído! Mi garganta articulaba, mi boca expelía, pero no emití el menor sonido. Mis palabras, cualquier cosa que dijera tan solo resonaban en mi mente como en un eco vació.
Inmediatamente sufrí un ataque de pánico.
¡Si algo no lo remediaba, en un tiempo, encontrarían mi cuerpo hundido en la cama, tirado y sin vida como un guiñapo!

Me revolví rabiosamente entre las sábanas - según me pareció-, pero no conseguí nada más que perder el resuello. Ni un solo músculo de mi cuerpo cambió un milímetro de su posición original.
Respirando con dificultad y viendo los resultados obtenidos, procuré calmarme y empecé a buscar una explicación razonable a tan atípica situación, intentando recordar paso a paso mis acciones en el día anterior hasta que me fui a dormir.



Texto agregado el 01-09-2014, y leído por 216 visitantes. (9 votos)


Lectores Opinan
06-10-2014 Se percibe en uno mismo la angustia del personaje que ante la aparente lucidez, no sea capaz de controlar su cuerpo ¿A caso estamos frente a un estado alterado de la consciencia?... Raramuri
06-09-2014 Es una excelente narración que deja al lector aterrado imaginando esa situación. Nunca he sentido algo así y se siente tan real que me asusta... En un comienzo,me sonreí pensando que podía ser que un corte de luz dejara al despertador mudo y el susto de llegar tarde lo he sentido muchas veces;pero luego fue desesperación. Muchas veces se duerme un brazo,pero el cuerpo entero... Narras todo perfecto***** Victoria 6236013
01-09-2014 1. ¿Una explicación razonable a un desorden sistémico del cuerpo, del ambiente, de la razón, de…? No, no creo que la haya. Hasta se puede el lector confundir con algo de los mundos superiores como el astral, por ejemplo. ¿Habrá algo de eso? Pues no lo sabemos. SOFIAMA
01-09-2014 2. Creas situaciones de incertidumbre que tendremos que ir descubriendo a medida que sueltes la trama. Muchas interrogantes por develar en una muy buena introducción, plena de descripciones de alto vuelo. Excelente, Vigía. Adelante. Esto promete ser otra de tus joyas. Un abrazo pleno. SOFIAMA
01-09-2014 Esto está buenísimo, el razonamiento y las descripciones me encantaron, espero la próxima. Carmen-Valdes
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