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Inicio / Cuenteros Locales / VIGIA / EL NOVELISTA CADAVER-CAP.4-

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4.
Si en algunos momentos pasados hube de mostrar templanza cualquiera de ellos se hubiera quedado en mantillas ante el aplomo que demostré, levantándome pausadamente del cómodo sillón y proveyéndome de aguja e hilo comencé a suturarle, como quien cose un mantel, las puntas de los dedos apenas encarnadas a la mano de mi Señor.
Evitaba al máximo mirarle directamente al rostro, no por repugnancia, si no porque para cualquier tarea que se me solicitara mi educación me exigía la máxima atención en el cumplimiento de la misma, pero no por ello deje de advertir que el Señor J… no me quitaba sus blancos y llagados ojos de encima, observándome creo con atención y cierta complacencia.
Diríase que aquella maniobra de sutura improvisada fuera una prueba a la que me quiso someter y que, sin duda, cumplí estoicamente a la perfección.
También he de decir que él, curiosamente no mostró la más mínima muestra de dolor mientras le implantaba los apéndices.
Cuando hube acabado dejé sobre la mesa los enseres de confección y modulando la voz de la forma más natural de la que fui capaz, dije:

- Ya está, Señor… ¿Desea algo más el Señor?

- Tienes arrestos… – dijo complacido, enarbolando una mueca más horrorosa si cabe que la sonrisa anterior- …Y eso me gusta. Se aprecian en ti buenos modales y aplomo. Posees la buena sangre de la familia, sin duda; Vamos, toma asiento…Tendrás la cabeza llena de dudas y creo que es el momento de resolverlas;
Te preguntarás primeramente por qué te he hecho llamar. Pues bien, he de decirte que sigo tu trayectoria desde hace muchos años. Estoy informado al completo de tus viajes, de donde serviste, donde viviste y de donde vivías hasta ahora.
He sabido de tu estoicismo y de tu modo de enfrentarte a cualquier situación, por extraña que pareciera, durante todo ese tiempo que viajaste por el mundo y serviste con nobleza a tantas personas. Créeme que fue una gran sorpresa cuando me enteré de tu traslado a España, noticia que acogí con sumo agrado.
Realmente, contactar contigo cuando residías en el extranjero hubiera sido harto engorroso…- masculló-

- Entonces si el Señor me ha llamado a su servicio por mi trayectoria profesional, le diré que me siento agradecido y halagado…pero no comprendo ni el interés del Señor por haberme seguido tan arduamente desde mi juventud, ni el motivo de…

- No solo por tu trayectoria, Bastián – interrumpió - … Tanto tu padre como el anterior resto de la familia fueron unos infelices desgraciados que nunca supieron acometer con valentía los reveses de la vida, y así les fue…
Creo acertar considerándote a ti distinto.

- Pero… ¿conoció usted a mi padre? ¡Como es posible!... ¿Que ocurrió para que yo me criara en un orfanato? ¡Dígame por favor!...- suplique poniéndome de un salto en pie.

- En ello estamos Bastián…- dijo en voz baja -…en ello estamos;
Pero necesito que te calmes y escuches atentamente todo lo que he de decirte.

Hice caso del consejo y, aún a pesar de los temblores que me recorrían el cuerpo, me esforcé en permanecer sentado y callado mientras aquel hombre extraño, medio en penumbras, me desvelaba facciones de mi vida que yo mismo desconocía.

- Tu padre era un pobre loco, Bastian…- continuó pausadamente -…No en el sentido literal de la palabra, pero nunca fue dueño ni de sus actos ni de su vida;
Cuando tu madre te dio a luz y por ese motivo falleció, se trastornó de tal modo que se convirtió en un ser precario e imprevisible.
Te abandonó en aquel primer orfanato con la intención de que te cuidaran, pues ni el mismo sabía donde acabarían sus huesos a la semana siguiente. Emprendió diversos viajes por el mundo, a cual de ellos más peligrosos o dispares, como en una búsqueda forzosa de su propia muerte, haciéndoseme una labor imposible seguir de cerca sus pasos pues nunca parecía estar en donde descubriera su último rastro. Las últimas noticias que recibí de su paradero, hace unos 20 años, lo ubicaban en una fría y decrepita tumba abandonada en Birmania, donde sus restos descansaban a causa de un accidente en un vehiculo, y allí debe de estar, puesto que aunque me empeñé durante largo tiempo en asegurarme de que aún viviera, nunca supe más de él.

- …siempre quise saber algo de mis padres – dije con voz entrecortada - …nunca entendí el abandono, y ahora comprendo… que una vez muerta mi madre él se vio incapaz…y posiblemente yo heredé su espíritu aventurero que a tantos lugares me ha llevado…

- Y no solo heredaste el espíritu aventurero, Bastián – continuó -…por tu sangre corre una excepción de la vida muy poco común, que solo los miembros de tu familia poseen…y eres tan afortunado de haber sobrevivido hasta ahora sin sufrir ningún tipo de accidente que te llevara a la muerte, como a tu padre o tu abuelo
Pero, a pesar de tu comprensible impaciencia, he de ir por partes en cada una de mis explicaciones y la principal es encomendarte una gran tarea que espero cumplas a la perfección y de ahí que mi oferta para tu pago sea tan generosa.
Una tarea que solo a ti corresponde por derecho y debes cumplir.
Comprenderás que Matilde ya no puede atenderme.
Desde que la puse a mi servicio en el año 1946 siendo casi una niña ha cumplido su tarea con excepcional pulcritud durante todos estos años; Pero ahora ya solo es una vieja que se horroriza cada vez más de lo que me ocurre y por eso voy a liberarla de mi servicio a partir de mañana. Ha pasado una buena vida en mi compañía y me he ocupado generosamente de que no tenga que preocuparse, en los años que le queden, como a muchos otros.
Es harto innecesario que te diga lo precario de mi estado, Bastián.
Salta a la vista. Los dedos que me has cosido no son más que una mínima parte de las restauraciones diarias a las que me he de someter y apenas el principio de los horrores que tendrás que vivir.
Aunque ya he visto que posees buen estómago, algo muy al contrario de lo que me ocurre a mí que apenas soporto mirarme el cuerpo, tus ojos aún habrán de asombrarse por todo lo que el futuro te depara.
Así que desde hoy permanecerás en esta casa junto a mí, finalizando la tarea a cambio de toda mi fortuna.

- ¿En que consiste exactamente la tarea, Señor?... ¿y a que se refiere con esa excepción que determina mi sangre?– pregunté cada vez más curioso.

Pausadamente se levantó de la silla de ruedas, sin contestar a mis preguntas y a pasos cortos se acercó a un mueble aparador, que estaba oculto tras unas cortinas en la otra parte de la estancia. Lo seguí con la mirada y entonces pude ver horrorizado como algunos gusanos blancos se deslizaban por la pernera del pantalón de su deshilachado pijama, dejando un rastro lechoso tras sus zapatillas. Tragué saliva y comencé a sentirme algo indispuesto. Era incomprensible que Matilde, aquella viejecita, hubiera podido atenderle en unas necesidades tan repulsivas durante tantos años sin volverse continuamente del revés el estómago…Y luego, morbosamente, me pregunté cual seria el origen primario de aquellas larvas, ya que procedían del interior del pantalón;
Por mi bien, aparté ese pensamiento lo más rápido que pude de mi mente y volví a prestar atención al mueble que manipulaba el Señor.



Texto agregado el 09-09-2014, y leído por 127 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
09-09-2014 ¡Uyuyuyuyyyyy! Siiiiiiiii. Ahora sí se empiezan a despejar las dudas. Comprendo el rol de Bastián en la obra. Las descripciones del personaje enfermo, excelentes, sin parangón. Se queda el lector con el estómago sacudido de repugnancia. Seguiré mi comentario en el capítulo final. GENIAL. SOFIAMA
 
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