GRAZIE MILLE, LILIÁN...

Gracias por ser
la mano amiga que otra mano espera
para correr por las veredas rotas,
sin miedo a tropezar con las baldosas.
Gracias por darme esa mirada intensa,
esa sonrisa franca, esas palabras calmas,
por compartir los sueños trasnochados
en la almohada perfumada del deseo.
Gracias por darme tu aliento a primavera,
mezclar tus setiembres con mis marzos
y hacerme renacer de las cenizas
en el crisol donde se funden los abrazos.
Por ser el aire, la luz, la lluvia fresca,
horizonte que choca con mis ojos,
descanso del guerrero en el ocaso...

Por tantas cosas, gracias