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Sucedió en septiembre. El frescor y alegría de la primavera golpeaban, trayendo el color y jolgorio de los pájaros. Cruzó la entrada de la gran casona señorial acompañado de sus dos hijos y sus pocas pertenencias, contenidas apenas en un par de maletas pequeñas. Desde su entrada, la residencia presentaba cuidados jardines y frondosos árboles frutales. Ingresaron al amplio hall a través de un luminoso corredor, en su interior podían apreciarse escaños y sillas de reposo por doquier.

-Te sentirás muy a gusto aquí papá- le decía su hijo Martín, mientras le abrazaba. Su hija, algo más apática y preocupada de sus propios asuntos, le repitió que le visitaría a menudo. Él sabía de sobra que no eran más que palabras al viento, pues ella no cumpliría y a decir verdad, poco le importaba. Poseía un mundo propio infinito y, en la soledad de su habitación, lo seguiría desentrañando.

Al cabo de unas semanas se encontraba totalmente adaptado al lugar, su entorno y por sobre todo, al refugio que constituía su habitación, en cuya apacibilidad dedicaba la mayor parte de sus horas a su pasión: fenómenos. Eso era lo que siempre buscaba en las fotografías: una sutil y oscura sombra en una, en otra un pequeño destello luminoso o una cara difuminada. No faltó aquella en la que distinguió extraños ojos sin rostro que, desafiantes, lo observaban. Cada imagen le contaba una historia secreta y él, en ocasiones, la compartía.

Se había provisto de toda suerte de herramientas para estudiarlas: lupas, guantes, pinzas y una potente lámpara halógena. Sus cercanos habían fomentado su pasión, brindándole nuevas imágenes y con ello, nuevas historias que desentrañaba con obsesión casi detectivesca .

Las paredes de su habitación eran su mural. Sobre ellas distribuía los coloridos rectángulos de papel impreso, conteniendo situaciones de vida inanimada. Con maestría profesional, intercalaba imágenes antiguas con nuevas, formando atemorizantes escenas capaces de alterar la paz de cualquier ser humano en la tierra.

Infatigable buscaba, y seguía buscando, aquella sombra que robó su calma y su antigua existencia; aquella cuya voz gutural y profunda se metió para siempre en su cabeza. La misma que, ni con diez pastillas al día, podía acallar.

Avanzando los meses dominaba de tal forma las imágenes que ya no sólo era capaz de conocer sus secretos, sino también de introducirse en ellos, traspasarlos. Ya no solo veía desde afuera las situaciones, ahora podía vivirlas. Una escena en la playa y él caminaba en la arena; una foto del campo y él rescataba una pequeña espiga de trigo.

Una tarde, diferente a todas las tardes, recibió la inusual visita de su hija. Tras discutir, ya no recuerda qué tema, ella con lágrimas en los ojos le extendió una fotografía y le dijo -Papá por favor, ¡¡¡Acepta la realidad!!-. Extrañado miró la imagen, se trataba de una puerta con el número 26 en su marco; él la había visto alguna vez, no recordó dónde, pero ciertamente aquella imagen le despertaba temor y algo de curiosidad. Una vez ella se hubo retirado incluyó la fotografía en su mural y la observó desolado.. ¿¿Dónde, dónde vi esa puerta antes??.. era una puerta metálica, como aquellas de seguridad, con una pequeña ventanilla cubierta de malla metálica y a ras del piso, un orificio en forma de rectángulo como para deslizar algo hacia su interior.

Una voz en su cabeza le dijo: "no cruces esa puerta, desecha esa imagen, deshazte de ella", pero él no pudo evitar su curiosidad, traspasándola. Lo que encontró del otro lado lo dejó perplejo, ante sus desorbitados ojos la imagen que se revelaba le resultó impactante; se trataba de una habitación exactamente igual a la que él habitaba y en la pared su amado mural. Tras constatar que todo era demasiado similar a su propia habitación se dispuso a volver, pero una y mil veces chocó contra el mural sin conseguir traspasarlo para regresar a su mundo...

Desde aquella tarde dejaron de escucharse sus diálogos y risas. Hoy, ya sólo se escuchan rotundos golpes contra la pared y desgarradores gritos de desesperación en aquella habitación, la número 26, del Psiquiátrico local.




M.D


Cuento ganador de Concurso Aniversario de la Página.


Texto agregado el 18-10-2016, y leído por 535 visitantes. (20 votos)


Lectores Opinan
24-03-2017 Excelente cuento, saludos y felicidades por haber ganado ese concurso. dracoatl
27-11-2016 muy bueno! borrador
28-10-2016 Me pongo de pie y te aplaudo, gran relato el tuyo, felicitaciones, querida. Un abrazo dulce. gsap
27-10-2016 Muchas felicidades, un cuento como Dios Manda. elisatab
26-10-2016 Un cuento como me gusta. Muy bueno. Saludos! TuNorte
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