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Y de pronto, allí estaba eso, un pequeño bicho peludo, de unos 15 cms. de alto, con la cabeza de una pequeña cabra dentona y cuerpo de ardilla moteada y una larga cola esponjosa.

Bueno, no es nada raro haberlo encontrado y por eso no me dio miedo, solo sorpresa.

Si escarbas detrás de una banca en un parque, no sabes la cantidad de cosas que hay allí desde botones, anillos, relojes, uñas postizas, mancuernillas, monedas, juguetes y un sinfín de chucherías que la gente pierde allí, por descuido.

Por eso en realidad no me sorprendió encontrar este bicho tan raro, además la hora era la más adecuada, justo antes del anochecer, cuando empiezan a encender las farolas del parque.

Aquella que estaba justo delante de la banca era una de esas muy, muy antiguas y oxidadas. Antes era muy hermosa y clásica, con sus dos dragones y sus dos lámparas grandes, redondas como pelotas muy blancas, que expandían una hermosa y cálida luz a su alrededor. Hoy ya oxidada y sucia, con las dos lámparas rotas en jirones, se inclinaba mucho hacia un lado, temiendo caer y emanaba apenas una luz polvorienta y tristona, apenas cintilando un poco a su alrededor.

Detrás de la banca no llegaba la luz, pero las sombras se extendían un poco más allá y el pequeño bicho me miraba con sus ojillos profundos muy brillantes, sonreía o así parecía y me extendió una de sus patitas, como para saludarme. Se acercó un poco más a mí y seguía extendiendo su pata y cuando estuvo a punto de tocarme, solté un brinco hacia atrás, golpeándome la cabeza con el tronco de un viejo árbol.

- ¿qué te pasa? – me dijo con una vocecita chillona pero perfectamente audible -¿por qué brincas de esa manera?
- Perdón – le contesté – No sabía que podías hablar –

Nos sentamos en la banca y el pequeño bicho se acomodó a mi lado, hablando rápidamente me comenzó a platicar sobre sus intereses, su familia, su estilo de vida. Todo demasiado irreal para mí, pero en definitiva muy interesante y por eso no lo quise interrumpir. Lo dejé hablar y hablar. A veces tartamudeaba un poco, otras parecía que se iba a echar a llorar, otras, se reía a carcajadas. Habló de sus hijos, de su esposa, de sus viajes y sobre todo de sus aventuras. Su pequeña voz chillona era hipnótica y ya me estaba dando sueño, quise despedirme amablemente, pero cuando lo interrumpí, de inmediato cambió por completo su actitud amable y se puso muy serio, casi agresivo.

- Espera amigo, no te platiqué todo esto nada más porque sí, necesito tu ayuda y créeme que es muy vergonzoso para mí pedírtelo –
- Pero, pero… ¿quién eres?, o más bien, ¿qué eres? –
- Oye! No me ofendas y no me salgas con que soy producto de un delirio, o de tu imaginación exaltada. Mi apariencia no tiene nada que ver con tus delirios de loco.
Parecía definitivamente ofendido y me quise disculpar de alguna forma

- Perdona, yo no suelo tener mucho contacto con seres como tú – dije titubeante, no quería ofenderlo aún más
- Seres como yo… pero si convives con nosotros todo el tiempo, hemos estado con ustedes siempre desde el comienzo de los tiempos, siempre hemos estado allí, aunque en algo si tienes razón, no todos nos han podido ver de la forma en la que me estás mirando tu hoy, pero de que nos conocen, si nos conocen. Somos los que nos encargamos de dar realidad a sus conjuros y a sus maldiciones, entre otros ¿o a poco creían que si lanzan una maldición o un conjuro, esos se queda en el vacío? Y cuando se cumplen ¡qué! ¿se lograron por sí mismos?
- ¿Maldiciones y conjuros? – repetí abobado
- Bueno, también hay bendiciones. Pero son menos…

Se quedó callado un momento, pensando, lo que me dio un poco de tiempo también para entender y digerir lo que me había dicho. Un bicho que se encarga de hacer realidad las maldiciones. Por supuesto, increíble, pero razonable en apariencia. Si alguien te hace enojar y tú le lanzas una maldición y luego te enteras que le fue mal con su jefe en su trabajo y te alegras, en verdad no te preocupa si tuvo algo que ver con la maldición que le lanzaste hace meses atrás. O si esa señora que te gritoneó porque te tropezaste y la pisaste sin querer y luego ella se cae o se golpea con una barra y te da risa, nunca te detienes a pensar si tuvo algo que ver con lo que le deseaste internamente.

De cualquier forma, esta presencia a mi lado, pidiéndome algún tipo de ayuda, era irreal definitivamente.

- Normalmente somos invisibles y tampoco esperamos ningún tipo de reconocimiento por nuestro trabajo, aunque últimamente tenemos muchísimo trabajo, de ahí viene mi petición de ayuda –
- Tu dime ¿en qué forma te puedo ayudar?
- Bueno, no será a mí en particular, te diré, será más bien a todos, si es que funciona y si es que puedes o quieres ayudarnos. Comprenderás que esto será altamente secreto, no debes compartirlo con nadie de tu género y especie, debe ser algo solo entre nosotros ¿entiendes?
- Un secreto, entiendo por supuesto

Claro, absolutamente nadie me iba a creer, pensé.

- Cierto! Nadie te va a creer – contestó el bicho
- Oye, yo no dije eso – traté de protestar
- No, pero lo pensaste y para nosotros los pensamientos de ustedes son palabras perfectamente claras y audibles, nosotros escuchamos sus pensamientos y de allí nuestro trabajo es hacer realidad algunos de ellos
- Ah, entiendo
- Definitivamente no entiendes nada, pero trataré de aclararlo pronto. Como te dije, tenemos muchísimo trabajo y aunque somos bastantes, no alcanzamos a realizar todas las maldiciones, conjuros, bromas y demás que a ustedes se les ocurren continuamente y a veces tenemos que dejar pasar algunas para no interrumpir el flujo constante y hacer un cuello de botella que detenga las que vienen detrás. Es un trabajo arduo y constante y además, debido a la enorme cantidad, hemos perdido el control por completo y ya no encontramos cómo ordenar todo este material
- ¿Y como puedo yo ayudar?
- Pues mira, la mayoría de las maldiciones en conjunto, son muy similares y pueden resolverse muy rápidamente si ya tenemos una anterior, es mucho más sencillo solo repetir la misma y continuar nuestro trabajo con alguna maldición nueva, pero si no encontramos la anterior, tenemos que empezar de nuevo ¿entiendes?
- No…
- Ayyy, me dijeron que eras inteligente!.. paciencia, paciencia… déjame contar hasta diez… gritó impaciente con su vocecita chillona, cerrando sus ojillos y apretando sus pequeños puños, su cola estaba totalmente esponjada, como la de un gato furioso.
- Perdón, pero no entiendo. ¿Qué es lo que necesitan?
- Queremos que nos organices todo el material que tenemos, sabemos que tú tienes buenos conocimientos de computación y que podrías tal vez generar un programa que…
- Que encuentre y organice en carpetas sus ¿materiales?
- Siiii…. Exactamente! Tenemos algunos compañeros trabajando ya en el internet, cargando en una base de datos todas las maldiciones, las bromas, los conjuros y demás, necesitamos un acceso a alguna nube confidencial en la que podamos archivar todo y un programa que pueda encontrar, desarrollar y aplicar toda la información que tenemos, incluso tal vez encontrar oportunidades de mejora, no sé.
- Este, yo podría supuestamente ayudarlos no estoy seguro, pero ¿cómo? ¿Cómo piensas que haría yo este trabajo?
- ¡Tienes una computadora, tienes conocimiento de programador, tienes emociones y sentimientos, tienes imaginación y lo más importante, nos puedes ver y te puedes comunicar con nosotros! Gritó ya al borde del paroxismo mismo
- Tranquilo, tranquilo – le dije dándole unas palmaditas en la cabeza, como si fuera un cachorrito y pareció tranquilizarse un poco – ya cálmate, no te desesperes, ya veré como ayudarlos, tengo que pensar que hacer ¿podemos vernos mañana otra vez? ¿aquí y a la misma hora? ¿Te parece bien?
- Está bien – contestó y me miró con suspicacia - no le contarás a nadie de nuestra entrevista, ¿verdad?
- No, puedes confiar en mi
- Lo sé, por eso es por lo que te estoy contratando –

Dicho esto, simplemente y con unos brincos se internó en el parque, desapareciendo entre los arbustos.

Me pueden creer que me encendí un cigarrillo y mis manos estaban temblando, sentí un frío intenso y sinceramente, yo mismo no podía convencerme que esta plática había tenido lugar y era real, muy real.

Me fui a mi departamento que estaba a unas calles del parque, me sentía muy confundido todavía cuando entré y encendí la luz y allí estaban, muchos de ellos, en mi sillón favorito, en la cocina, saliendo del estudio, desde mi cuarto, del baño, pero eran varios y de muy diferentes formas, grandes, pequeños, azules, naranjas, de todos los colores y tamaños, formas y figuras, algunos gorditos, otros delgadísimos que parecían lazos con ojos, todos hablando y discutiendo, algunos riendo, otros solo mirando.

Me volví al pasillo y discretamente cerré la puerta.

- ¿Qué me está pasando? – pensé
- Hola – me dijo un lazo con ojos, profundamente azules y amables
- Hola – contesté titubeante
- ¿eres el programador nuevo? –
- Sí, creo…_
- ¿conoces de Javascript, Sql, Php, html 5 y otros programas? ¿puedes hacer programas?
- Sí, creo…_
- Pues ¡bienvenido! Me llamo Xunusis ¿y tú?
- Juan
- Pasa Juan, estás en tu casa – me dijo estirando un hilito que hacía las veces de brazo y sentí un pequeñísimo empujón

Ya adentro de mi departamento el hilito habló fuerte invitando a todos a mirarlo y me presentó con los demás

- Señores, este es Juan, quien nos va a ayudar con el programa
- Hola Juan – dijeron los demás, mirándome

Ahora era yo el que se sintió bicho raro. Traté de pasar sin lastimar a ninguno, con mucho cuidado fui pisando en puntillas, para evitar tropezar, hasta que finalmente llegué a mi despacho en donde tenía mi computadora. La misma ya estaba encendida y trabajando, dos de ellos ya habían ingresado y estaban trabajando con sus muchos brazos. Por la forma en la que tecleaban, parecían ser muchas manos con muchos dedos.

- Mejor siéntate – me dijo el lazo – empieza ya mismo a trabajar, que el tiempo apremia. –

Sin tener ni idea de que estaba haciendo yo allí, ni de quien eran todos mis compañeros, ni mucho menos saber de qué se trataba todo esto, no tuve otra alternativa que continuar. Uno de los que estaban en la computadora, comenzó a explicarme lo que había hecho, el otro me miraba detenidamente, luego intercambiaron, el que me miraba comenzó a explicarme su parte y el otro me miraba. Yo solo los escuchaba y luego miré la pantalla, ciertamente había mucha información allí. Cientos de carpetas con diferentes nombres y en cada carpeta, miles de documentos con detalles, cifras e imágenes. Estaba a punto de leer uno de esos documentos, cuando uno de ellos, con cara de gato y cuerpo de serpiente apagó de repente la pantalla.

- No debes leer nada, está prohibido a tu especie – Me dijo en un ronroneo
- Pero si no sé lo que debo organizar, ¿cómo lo organizo? –
- Nosotros te diremos y si tienes alguna idea mejor, entonces nos la dices y nosotros lo evaluamos y decidiremos –

Asentí, ¿qué otra cosa podía hacer? Seguí mirando la pantalla, pero no tenía ni idea que hacer, ni por donde comenzar, lo dejé así y ya no abrí ningún documento, pero tampoco hice nada más, solo seguí mirando a mi alrededor.

- Oye ¿no quieres un café? Nos vamos a quedar aquí por un buen rato y no podemos darnos el lujo de descansar – Me dijo una linda pelotita de peluche largo color de rosa salmón con unos graciosos ojitos amarillos
- Si, por favor – le contesté y ella dando saltitos se fue a la cocina
- Praximus nos comentó que eres muy inteligente – me dijo una cosa con forma de bota doblada y con una voz muy profunda continuó – nos dijo que seguramente eres de los pocos que puede hacer que esto funcione –
- ¿Qué es exactamente lo que necesitan?
- Mira, ya llegaron las otras computadoras, ahora sí vamos a trabajar todos juntos –

Se abrió la puerta de mi departamento de par en par y un grupo bastante grande de ellos trayendo un montón de cajas fueron entrando poco a poco e instalándose en todos lados fueron acomodando las cajas y vaciando su contenido. Efectivamente, se trataba de varias computadoras, en total conté veinte y varios servidores gigantes con mucha capacidad, incluso varios módems y equipos que yo personalmente jamás había visto en mi vida. Teclados de varios pisos, una pantalla gigante con varias secciones simultáneas, una gran antena parabólica y otros. Viendo todo esto, yo no podía cerrar la boca.

Los fueron conectando en todos los enchufes que encontraron y entre varios fueron haciendo una gran cadena para conectarlas a todas en red. No quería ver el recibo de luz a fin de mes, pero bueno, tan pronto todos los equipos fueron instalados y funcionando, todos se fueron acomodando de forma que ningún equipo quedó desatendido y entonces todos al mismo tiempo me miraron, como si yo fuera el director de una gran orquesta, esperando a darles instrucciones con mi batuta.

- Ajá, ya estamos listos – me dijo la bota doblada
- Eso veo – contesté
- Entonces ¿qué hacemos? – me preguntó un plato con patas planas y colita de ratón
- No sé – contesté con toda serenidad

Todos se miraron desconcertados, esperaban algo de mí, pero yo no sabía que es lo que querían, de pronto, como si me sacudiera un rayo, me cayó de pronto una idea.

- Ahh!.. ya entiendo!.. – dije y me puse de inmediato a trabajar en mi computadora. Comencé por organizar las carpetas y los archivos usando mi mejor algoritmo de indexación.
- Bien!.. – dijo cara de gato – ya empezamos

Lo que iba yo haciendo en mi computadora, se replicaba en todas las demás, por lo que no era necesario que continuara, los demás tomaron el control y terminaron en un santiamén de organizar las carpetas.

- Necesitamos acceso a una nube – me pidió un pecoso armadillo con su naricita rosa apuntando hacia el cielo
- Está bien – contesté y de inmediato contraté el servicio y pronto toda la información estaba en la nube
- Ahora viene lo verdaderamente bueno – me corroboró un taburete patudo y lanudo, casi ladrando de alegría - Necesitamos que hagas un programa que pueda determinar el grado de maldición, otro que pueda revertir los conjuros, uno más para calibrar cuidadosamente las bendiciones y otros más para mejorar el rendimiento y la entrega de todos estos. Aquí es donde entras tú en toda tu capacidad y nosotros estamos para ayudarte –
- ¿tienen conocimientos de computación? – pregunté temeroso
- Sí amigo, todos estamos capacitados – contestó la pequeña bolita de peluche rosa

Ya teniendo una pequeña idea de lo que necesitaban, fui comenzando a elaborar programas y conforme iba avanzando, los demás me iban guiando, pidiendo detalles, determinado grados, etc., así entre todos finalmente pudimos organizar los equipos como los requerían, algunos de los programas tuvieron que modificarse y otros, por sugerencia mía, fueron mejorados.

No voy a decirles que fue fácil. En realidad tomó mucho tiempo, mucha paciencia, muchas tazas de café y muchas idas al baño. Pero ya entendiendo el tema, todo se simplificó y salvo algunos tropiezos, logramos antes del siguiente día, terminar con buena parte de los programas solicitados y trabajamos toda la noche.

Yo no había comido, no había dormido, el departamento olía a león enjaulado, el calor por todos los servidores y las computadoras funcionando, era infernal y comencé a sentirme mal, con un feroz dolor de cabeza y mareo, me fui debilitando, se notaba sobre todo porque comencé a decir un montón de palabrotas a cada rato.

La pequeña bolita rosa se dio cuenta y le avisó al zapato y éste a su vez al cara de gato quien acercándose a mí me dijo:

- Bueno Juanito, ya lo logramos casi todo y estamos listos para terminar nosotros con el paquete, ya te vamos a dejar tranquilo para que puedas descansar –
- Tenía razón Praximus, ¡eres muy inteligente y nos has ayudado muchísimo! – dijo bolita rosa

Todos comenzaron a aplaudir y dándome palmaditas en la espalda se fueron yendo, guardaron todo de nuevo en sus cajas, apagaron todos los equipos, ventilaron el departamento y antes de que me diera yo cuenta de lo sucedido, todo estaba de nuevo en orden y limpio, como si no hubiera sucedido nada.

Un suculento desayuno me esperaba en la mesita de la cocina con una notita que decía “Gracias”. Me senté en mi silla y lentamente me tomé el jugo y la taza de café y me comí un par de piezas de pan. Como aún me sentía demasiado cansado, decidí darme un baño y recostarme un rato.

Cuando desperté ya estaba anocheciendo de nuevo, la tarde se asomó por mi ventana y el agradable color ocre del sol ocultándose, inundó mi habitación. Desperté todavía algo atontado y convencido de que todo había sido solo un mal sueño.

- ¿Qué es lo que comí? No lo recuerdo – pensé – Seguramente algo me sentó mal y por eso tuve ese sueño tan raro, pero, ¿cómo es que dormí tanto tiempo? ¿a qué hora me acosté ayer?

Me sentía terriblemente confundido, así que aún tembloroso me levanté y fui a la cocina y allí, junto con restos del desayuno, estaba el cartelito de “Gracias”. Se me estranguló el corazón, corrí desaforado a mi computadora y la encendí. Estaban todos los programas y todo el trabajo de la noche anterior.

Me sentí aterrado, no era posible que esto haya sido real, no era posible y simplemente debió haber sido un sueño, solo un simple sueño, pero no, allí estaba físicamente visible y perfectamente organizado, todo lo que habíamos hecho.

Se me quitó el dolor de cabeza por completo y ya bien despierto y con solo algunos teclazos más, pude revisar la página completa y mejor aún, pude accesar a toda la información. Ahí estaban todas las maldiciones, las bromas, los conjuros, los deseos, los anhelos, las bendiciones, todo, absolutamente todo.

Mi cerebro comenzó a procesar inmediatamente. Imagínense todo lo que podía hacer, el alcance de toda esta información y sus repercusiones, además, aún conservaba las licencias de administrador, lo que me permitía incluso modificar o realizar cambios a los programas establecidos.

- No puedo creerlo – me dije – esto es increíble –

Pude entender muchas cosas una vez dentro del sistema. Encontré como llegaba la información, qué hacían con ella, como la aplicaban, como la medían y al final, como la hacían realidad, es decir, cómo realmente los bichos realizaban sus actividades, con horarios y todo.

- Tomemos por ejemplo, cómo hacerle una broma a mi hermano y pensando en algo gracioso o pesado – me dije y revisando en el sistema encontré la broma deseada.

Es cierto que había miles o no, millones de bromas de todos los calibres, desde una bromita muy simple hasta algunas muy pesadas, en donde lamentablemente el receptor podía incluso sufrir alguna lesión. Las había de todo tipo. De acuerdo al programa prestablecido, se podía escoger el calibre, del uno al diez y este a su vez podía distribuirse en otras medidas, ya sea para niño, adolescente o adulto, incluso había algunas bromas para personas de la tercera edad.

- ¿quién se lo hubiera imaginado? Bromas de viejitos, para viejitos – me tuve que reír. Algunas de esas bromas eran bastante pesadas.

En fin, me entretuve mucho tiempo leyendo y entendiendo. Tanto los programas como las soluciones eran excelentes, tuve que reconocerlo y principalmente considerando que todo esto yo lo daba por automático en los seres humanos, jamás hubiera creído que habría todo este sistema tan complejo y elaborado y que fueran necesarios los bichos para poder hacerlos reales.

Los conjuros eran otra cosa, ahí hasta yo tuve que titubear. Lo intenso y profundo de algunos de ellos sobrepasaban incluso mi conciencia. Los dejé a un lado, no quería meterme en problemas que seguramente no iba a poder manejar, esos mejor se los dejé así tal cual a los expertos.

No quiero aburrirlos con todo lo que aprendí y con todo el poder que estaba en mis manos, tuve por un segundo, el firme deseo de hacer realidad mis propios anhelos, pero comprendí de inmediato que estos no estaban a mi alcance, las carpetas que contenían todos los deseos de los hombres estaba firmemente selladas y con contraseñas y también estaban protegidas por otros equipos externos de seguridad, imposibles de abrir y ni el mejor de los hackers se hubiera atrevido a intentarlo.

En el canal de entrada, la información fluía a borbotones, millones y millones de datos que los programas se encargaban de organizar, calibrar y distribuir. Entendí claramente la grave problemática que enfrentaban los bichos. La mente humana procesa millones y millones de anhelos, deseos y todo tipo de información y luego imagínense con la cantidad de humanos en el planeta, con razón requerían un poco de ayuda.
Tuve en mis manos la posibilidad de manipular toda esta información y manejarla a mi antojo, ciertamente, pero ¿quién realmente puede manipular la mente humana? ¿quién puede controlar sus deseos, sus anhelos, sus ilusiones? ¿realmente hubiera yo logrado hacer algún cambio importante en la humanidad? No.

La información recibida por el canal de entrada, era solo eso, información. Los programas distribuían y calibraban, solamente, los bichos se encargaban a su vez de hacer realidad algunos. En mi nueva capacidad como programador y administrador, no tenía ninguna influencia sobre todo esto.

- Es triste, pero todo esto no es de mi incumbencia – pensé - hubiera querido hacer algo al respecto, por ejemplo, borrar los conjuros y las maldiciones, desaparecer los malos deseos, no sé, destruir todo lo malo en la mente humana.

Créanme, lo intenté. Intenté borrar las carpetas, pero no se pudo. La información seguía llegando a borbotones y cuando vi que era inútil borrar las carpetas, traté de bloquear la información, pero lo único que logré fue un tapón terrible y tuve que desbloquear la entrada, para que continuara el flujo tal cual.

Fue mi conclusión que nada detiene a la mente humana, nada puede detener sus deseos, sus ilusiones, sus anhelos, incluyendo sus embrujos, maldiciones, conjuros, bromas, todo. Todo está en esta base de datos y todo está fiel y correctamente distribuido y organizado y está en poder de los bichos hacer realidad algunos de ellos.

Pero algo si pude hacer, me activé una alerta en mi celular y así, cuando alguien me lanzara una maldición, mi celular me alertaría y yo estaría preparado, incluso podía saber quién me había enviado la misma y revertírsela, o en el peor de los casos, evitarla o reducir su calibre.

Esto sí era muy práctico.

FIN


Texto agregado el 28-02-2017, y leído por 256 visitantes. (9 votos)


Lectores Opinan
07-03-2017 Muy original ***** grilo
06-03-2017 Tu conclusión es perfectamente válida, la mente consciente es muy limitada, apenas se identifica con la atención, pero nuestra mente inconsciente es como una colección de enormes bibliotecas donde se archiva todo lo que sucede en nuestro entorno en el presente, en el pasado y el futuro en un margen aproximado de cinco generaciones, unos doscientos años. Esa facultad, pantomnesia, es sólo una de nuestras tantas potencialidades a las que no tenemos acceso directamente. Me agradó leerte. -ZEPOL
01-03-2017 Perdón: LA MENTE HUMANA Y LA SOCIEDAD. SOFIAMA
01-03-2017 1. Excelente relato. Elaboraste cuidadosamente cada detalle, los personajes muy bien delineados y aunque estamos dentro de un tema de ficción, el mensaje es concreto y muy humano. Tocas un tema peliagudo, nada más y nada menos que la MENTE HUMANAY LA SCIEDAD. Y sí, tenemos el deber de tratar de “entender muchas cosas una vez dentro del sistema.” SOFIAMA
01-03-2017 2. De eso se trata la vida diaria: de “ENTENDER” nuestro entorno para no desesperar al percibir como “los bichos” realizan/realizamos las actividades que al no comprenderlas y no ser comprendidas; y peor aún, al ni siquiera tratar de comprenderlas, nos vuelve irascibles. El final es tan inteligente como cierto: nadie puede hacer nada por cambiar a los demás, cada uno es responsable de sus actos ante la sociedad, PERO SOBRE TODO, ANTE UNO MISMO. SOFIAMA
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