SUEÑO ATORRANTE





¿Qué buscaba en aquel deambular por la geografía de tu cuerpo? ¿Todo? ¿Nada? Tal vez nunca lograré saberlo. El hecho es que navegué cual velero sin velas, sin amarras ni timón en el infinito verde mar de tu mirada. Pasé sin prisa, trémulo frente al puerto de tu boca de grana solo para admirar las murallas amarfiladas escondidas tras el velo de tu risa.

Nunca me ganaron las prisas ni necesité de catalejos, pues aunque te tuve lejos pude despeñarme mil veces por el acantilado de tus axilas imaginando probar los hollejos salobres, como piel de uva silvestre en aquel beso pedestre tan irreal como imaginado. Y enredé mis ansias entre los dedos, bebí de la vasija que formaron tus manos la hiel de tu desprecio con la loca esperanza de succionar algún día, cual caricia pagana, el néctar blanquecino de tus erotizadas entrañas.

También soñé dormir mis noches desveladas recostado en el mullido lecho de esos pechos que guardan tu resonancia vital tan negada a acompasarse con mi corazón maltrecho y sumergirme en ese remolino a flor de piel que tienes por ombligo, por ello te bendigo y me maldigo al reconocerme viajero atorrante nunca bienvenido en ese continente corporal convertido en mi martirio.

¿Acaso ha de llegar el día o la noche? Cuando mi buque a la deriva logre trasponer esas columnas de Hércules donde se guarda tu más preciado tesoro y la proa de mi navío impulsada por mi desquiciado y lubrico desvarío se abra paso entre la maraña dorada para encallar con fuerza viril en esa cálida rada, virginal entrada hasta encontrarse con el púrpura arroyuelo, quien al mostrarse será el signo inequívoco de que la fortaleza ha sido tomada.

¡Seguiré mi viaje alrededor de tu cuerpo! No me importarán vendavales, chubascos ni tifones, disfrutaré en lejanía si no te opones, de la utopía de conocer los secretos de tu cuerpo. Pudiera ser con marea alta, oleaje furioso o mar en calma tu apasionada y erotizada entrega y así poder darle satisfacción a mi alma imaginando depositar en el altar que tanto guardas, todo el contenido viril que en su bodega mi navío lleva.