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SUPERMERCADO

Soy una mujer de 39 años, casada y puedo decir que tengo un matrimonio feliz, en todos los aspectos, incluido el sexual porque lo que les voy a contar, no tiene nada que ver con que mi maridito me tenga insatisfecha o que tenga deseos sexuales reprimidos o retrasados, más bien en la atención a mi cuerpito mi esposito está al día y me tiene muy satisfecha.
Pero a veces ocurren cosas no previstas como lo que me aconteció en el supermercado, luego de dejar mi trabajo en la oficina, suelo recorrerlo, caminando despacio conociendo las ofertas y me tomo mi tiempo eligiendo tranquilamente la compra para la semana.
Vestía una minifalda muy pequeña que permitía ver mis torneadas piernas hasta muy entrados los muslos que son mi orgullo, a mis casi 40 años, me agrada que los hombres miren después que paso frente a ellos y no hay nada mejor que una mini falda que permita apreciar unas redondas nalguitas y muslos bien dispuestos. Recordé que no tenía toallitas sanitarias en casa y comencé a buscar mi marca preferida, estaba en esas cuando un jovencito de unos 18 o 20 añitos aprox. buscaba algo en la misma sección hincado frente a una góndola, le sonreí y sin pensarlo dos veces, delante de él me estiré para coger mis toallitas higiénicas, sin dejar de mirarlo, al estirarme, vi como sus ojos se abrían incrédulos al ver mis piernas delante de ellos y con el estirón mi pantie diminuto quedaba prácticamente al alcance de su boquita, me demoré por lo menos unos diez segundos en esa posición y en el mismo sitio giré mis pies y di vuelta para que también apreciara mis redondas nalgas.
El no hizo nada, se quedó con la boca y los ojos abiertos de par en par y solo atinó alzarme a ver y sonreír nerviosamente, cuando me di vuelta regresé a ver como apreciaba mis nalgas y claro los cachetes de mi culito con el estirón que realicé.
Volvi a verlo en la fila de la caja, yo iba cargada con paquetes y buscando un taxi, cuando veo que se acerca y se ofrece a llevarme en su auto , agradecí su ofrecimiento, puso la compra en la cajuela, mientras yo me acomodaba en el asiento de adelante, me quité un botón adicional de mi blusa , dejando a la vista por lo menos la mitad de mis tetas y virada hacia el lado del chofer de manera que pueda tener una buena vista de mis piernas y más adentro si yo las abría un poquito, cosa que hice cuando se subía al auto, él apreciando mis piernas y seguramente mi pantie rosadito al fondo se subió y un poco colorado me dijo, a donde te llevo, le dije pues tendremos que ir a un lugar en el que estemos muy solos, lo que tengo en la cabecita no podremos hacerlo aquí y peor a estas horas, no sé tú dime contestó , conoces el motel Flamingo le dije pues allá quisiera ir, vale pues allá vamos.

No estaba para perder el tiempo, apenas encendió el auto deslicé una manito en su pierna, el se tensionó y le dije tranquilo, tu sigue manejando normalmente, avancé mi mano a su glorioso miembro, que para ese momento explotaba bajo su pantalón, muy hábilmente se estiró el pantalón, permitiendo que su verguita se acomodé mejor bajo la tela, yo lo acaricié por unos momentos y en acto seguido deslicé el ziper hacia abajo, estaba loca por ver ese pedazo de verga que se mandaba aquel muchachito, no me desairó ver que tenía por lo menos unos 20 cm de grueso y delicioso pene que terminaba en una punta redondita tan grande como un limón, comencé a pajearle mientras nos deslizábamos por las calles de la ciudad y en un semáforo sin poder aguantar más me recosté sobre sus piernas para meter en mi boca ese delicioso miembro que gloriosamente se erguía entre mis manos, pasaba la lengua por todo su tallo hasta la base, me metía todo en la boca, acariciaba el glande con la puntica de mi lengua, se le estaba mamando como nunca en mi vida lo había hecho, el por su parte, sin dejar de conducir, de cuando en cuando acariciaba mis nalgas y a ciertos momentos deslizó sus deditos en mi chuchita que estaba completamente mojada llena de mis deliciosos jugos vaginales.

Cuando lo sentía que iba a explotar, paraba mis caricias, quería disfrutar lo que más pueda de la deliciosa sensación de tener toda mi boca llena de su enorme y grueso miembro. Después de haber recorrido varias calles , me dijo ya vamos llegando, solo pude decir hummmmmmmya, por que tenia toda su verga metida en mi boca, el jadeaba de placer y me decía voy a acabar, no por favor le dije ya llegamos...

Yo seguía con su miembro en la boca y de pronto siento que detiene el auto, con su deliciosa verga en mi boca, alzo a ver y veo a un guardia del motel mirándome fijamente a los ojos, yo sonriendo y con la punta de la lengua en el glande de mi bello amante, solo le guiño el ojo y me meto toda la verga nuevamente en mi boca ,Marquito (así se llamaba mi bello amante) arrancó el auto, solo atinamos a parquear el coche, lo recliné en su asiento me saqué la blusa y brotando mis tetas del sostén las posé sobre su delicioso pene, lo apreté con ellas hasta que el pobre entre grititos de placer soltó el chorro de semen más largo que he visto en mi vida , empujaba mi cabeza con sus manos obligándome a tomar todo su pene en mi boca, yo por mi parte la abría a todo lo que podía y me inundé de un delicioso néctar que de tal cantidad que era no avanzaba a tragármelo todo y parte se deslizaba por la comisura de los labios, fregué su verguita en mis senos hasta que dejó de salir leche, me la frotaba en mis tetas y después con mi legua limpié toda la leche de su deliciosa verguita que hervía entre mis manos , el amorosamente se acercó a besarme apasionadamente buscando con sus manos mi sexo que húmedo y deseoso de ser penetrado, llegamos a la pieza dejando en el camino las prendas de ambos, nos arrojamos a la cama, explorando mutuamente nuestros cuerpos, se verga nuevamente estaba dura como un hierro,, comenzó a chupar mis tetas y mis pezones endurecios, y a recorrerme cn su lengua por el cuello, bajando hasta mi sexo depilado, mientas chupaba, mordía y metía su lengua en el sin mucha experiencia , comencé a guiarlo, aprendía rápido, mi cuerpo comenzó a convulsionarse y no pude contener un orgasmo, mi eyaculación inundo su boca,, el siguió chupando, mientras yo le suplicaba que me la metiera, lo hizo, sin contemplaciones comenzó a cogerme duro, puso mis piernas sobre su hombro y estuvo bombeando largo rato, acabe varias veces y el seguía meta y saca, tome conciencia del a hora que era, y hice lo posible para acelerar su acabada, que fue tan abundante, que mi concha rebasaba semen.
Nos vestimos a las apuradas y emprendimos el regreso.
Volvía a verlo en el Súper varias veces, pero solo nos saludas amistosamente

María Rosa

Texto agregado el 24-02-2018, y leído por 57 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
24-02-2018 Maravilloso 5*. Literatura urbana. juanday
 
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