Terminada la jornada, Ariadna inmediatamente pensó en su amado.
Radiante se paró frente al espejo y con un dejo de coquetería adornó su cabello con una flor.

--Quiero estar linda para el. --murmuró.

Enamorada, Ariadna no podía esperar un momento más para reunirse con su alma gemela.
Lo escuchó llegar, impaciente, corrió para estrecharlo entre sus brazos. Al verlo se detuvo en seco.

Horrorizada se percató que Danel presentaba un aspecto desastroso; sucio, maloliente, con profundas ojeras. Había perdido el brillo en su mirada.
No, ese no era el ser de luz del cual estaba enamorada.

Angustiada le preguntó.

--Alma mía, ¿Qué te pasó?

Danel, dejándose caer en el sofá. Respondió fastidiado.

--Es que en este eón, me tocó de diablo.

(c) migueltr@yahoo.com
Monterrey, México. Octubre. 2018