Felipe nació en la segunda década del siglo XX , en 1924, en el seno de una familia humilde de guardeses. Su infancia discurrió lejos del pueblo, en el campo. A diario debía recorrer andando seis kms. para ir a la escuela. Contaba el niño con una viva inteligencia natural, que lo empujaba al estudio, tal era su curiosidad.
Su madre le reñía porque de noche gastaba el aceite del candil leyendo a escondidas.
Era listo Felipe. Listo y guapo. Los soldados de Hítler que recalaron por entonces en el Valle querían llevarse con ellos a ese niño rubio y de ojos azules, que parecía un alemán.
Hizo luego el sevicio militar en Madrid, donde invirtió sus escasos caudales en pagarse cursos de contabilidad, de mecanografía...Esa formación le proporcionaría luego trabajos como administrativo en el ayuntamiento y caja de ahorros del pueblo. Llegó a ser nombrado director del banco.
Dio estudios universitarios a sus tres hijos, la formación que él tanto anheló.
Para ello tuvo que simultanear hasta tres trabajos. Lo mismo concedía créditos que vendía televisores.
Rellenaba las becas de estudio de los hijos de los campesinos del pueblo con el afán de que no se desperdiciara la inteligencia de los más humildes.
Exquisito diletante, ocupaba su ocio dibujando , leyendo y escuchando música clásica.
Paseaba a diario y cuidaba neuróticamente su alimentación.
Muy vital, le aterraba la muerte. El alzhéimer le borró los recuerdos y su gran sabiduría en sus últimos años de vida.
Hace una década aproximadamente que nos dejó y aún en el aire flota la ausencia de un hombre listo, trabajador, perfeccionista , esforzado, sensible, altruista , ingenuo y bonachón, que en tiempos difíciles de escasez se hizo a sí mismo.