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Inicio / Cuenteros Locales / La_Columna / De los tiempos, y III \"EUTANASIA OBLIGATORIA\" (juanrojo invitado de NINIVE en la Columna de jueves por medio)

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Caminaba por el centro de Madrid, con los auriculares puestos escuchando las palabras de Zaratustra de Richard Strauss, porque creía que era lo mejor para pensar en el futuro (tema de la columna de hoy), pero el mono blandiendo el hueso para atizar a los demás se me parecía demasiado al presente.

Me crucé con una señora mayor con bolsas de un gran almacén en la mano, me quitó uno de los auriculares: “Del futuro, del futuro. En el futuro el oro será la salud”, me dijo y continuó camino. Me quedé perplejo y le hice un gesto tipo “se le ha ido la olla” a un niño que me miraba: “No te enteras, lo que mi colega quería decir era que pienses en las células madre”, dijo el mocoso con voz de tener cuarenta y tantos. Decidí no hacer caso y me puse de nuevo el auricular y continué caminando. Cambié a Strauss por Violeta Parra volviendo a los diecisiete. Eso era, primero había que desprenderse de algunas cosas aprendidas para ver con claridad: “Sólo el amor con su ciencia, nos vuelve tan inocentes...”

Entré en una cafetería para sentarme y anotar mi conclusión y el camarero me miró como culpándome de algo: “Ciencia ficción, Juan, ciencia ficción. Que si no la columna es un rollo. Escenario: el siglo veintitrés. Nadie muere de forma natural. ¿Por qué? Pues porque ha avanzado tanto la medicina y la electrónica que la gente lleva implantado un chip con un banco de células madre que va supliendo las carencias y arreglando los estropicios que se producen dentro del cuerpo. La hostia.” Le pedí un café con churros y alguien me toco la espalda, me volví: “Imagina que esos chips tienen fecha de caducidad, digamos que de ciento cincuenta años. ¿Qué ocurre? Pues que siempre habrá gente que no se resigne y para eso está el agente Felipe Cabezadevaca. ¿Es que no has visto Blade Runner? Por favor”, me dijo un señor que leía el periódico con esas medias gafas para ver de cerca y bigotillo tipo Errol Flynn. Tanta ingerencia ante mi falta de inspiración columnil estaba empezando a cansarme, cuando el ciego que vende los cupones empezó a manipular mi reproductor de mp3 y comencé a oir a Vangelis y me pasó un papel en el que leí:

«La persiana dejó que la luz solar me abofetease el rostro. Comenzó a sonar mi canción favorita a la vez que se abría la carcasa de aislamiento. La mañana comenzaba como siempre. Me desperecé intentando inútilmente borrar las huellas que la agitada noche había dejado en mis maltrechos músculos. Mi apartamento estaba desordenado y sucio como a mí me gusta, aunque para ello tuviera que mantener tapada, esta vez con un calzoncillo, la cámara que digitalizaba la estancia cada cinco segundos y que le indicaba a ese maldito criado cibernético dónde debía colocar las cosas. Como digo todo estaba bien hasta que, al activar el teléfono, apareció el holograma de mi jefe encima de la mesilla: “Ya estás moviendo el culo, Felipe. Te quiero aquí en una hora”. Por cosas como esa me había abandonado mi segunda mujer, pero eso es otra historia. Me vestí y salí de casa. Prefiero desayunar fuera en el único bar de la ciudad en el que todavía te atiende un camarero, me agrada oir una voz humana por la mañana.

La parada de taxis para civiles estaba llena así que me dirigí a la de funcionarios del estado. Tomé uno y metí mi tarjeta: “Buenos días, agente Cabezadevaca”. No puedo evitar el sentir un escalofrío al oir mi aparatoso apellido en esa dulce voz a la que cada vez pongo una cara distinta. “Voy a la central del ministerio de eutanasia, cariño”. “¿Algún itinerario especial?” me respondió el taxi. “Pasando por tu cama”, pensé, pero le dije que por el este que quería sentir el sol.

Había mucho jaleo en el departamento de intervención inmediata, así que saludé a algunos colegas sólo de pasada. Agradecí que mi jefe estuviera en persona en su despacho, ya que hablar con un holograma me pone nervioso. “¿Qué tenemos?” le pregunté. “Lo de siempre. Un matrimonio que no quiere extinguirse y es muy urgente la intervención”, contestó sin mirarme siquiera. “Que no quieren extinguirse”, pensé, tiene gracia, este siglo XXIII es la edad de oro de los eufemismos, lo que no quieren es morir. “Ahí tienes toda la información, así que zumbando”, escupió mientras pulsaba el botón que traspasó toda la ficha a mi agenda electrónica.

Volví al taxi: “Nos vamos al hotel La Florida. Ah y ponme a Radio Futura”. “Las grabaciones tan antiguas no tienen sonido tridimensional ni hologramas, agente Cabezadevaca”, me replicó con ese tono insinuante el taxi. “Me da igual”, le respondí tras el correspondiente escalofrío. Mientras sonaba la música fui leyendo el informe que especificaba que se trataba de un matrimonio en el que el sujeto uno de la pareja era un hombre que había alcanzado los ciento cincuenta y siete años, y el sujeto dos, una mujer de ciento cincuenta y cinco. “Siete años sin dosis de células madre y siguen vivos”, pensé en voz alta. La última vez que los vieron estaban en el hotel al que me dirigía.»

Inmortalidad limitada, eutanasia obligatoria: además de carecer de inspiración no entiendo nada. Quizá todos tengan razón y el futuro es esto, un cuento sin final.

(P.D. Si veo otra vez al ciego le diré que me dé el resto de la historia.)

Texto agregado el 30-09-2004, y leído por 364 visitantes. (9 votos)


Lectores Opinan
31-08-2005 "..y hazme crecer, en unaa tierra lejana. Si me llevas contigo, prometo ser ligero como la brisa y decirte al oido.. secretos que harán brotar tu risaaa.. Semilla negraaa, semilla negraaa...".. humm veo que con el paso de los años...de los siglos.. la buena música aún permanecerá, ajaja.. un susurro* susurros
31-01-2005 Fantástico. Y lo mejor o peor es que vamos caminando hacia allá. Te felicito "agente" y van mis 5* jorval
04-10-2004 Estética de Blade Runner o pelis de ese "tiempo"... bien, perfecto... pero no por ello menos inquietante, supongo... supongo que el futuro siempre asusta un poco, en realidad somos todos unos retrógrados, unos anticuados, unos carcas. ¿Por qué asociar ciencia "FICCION" con el futuro? ¿Tiene tanto de ficción eso que pueda pasarnos? Para pensar sobre ello, para eso es la columna. luna-lunera
01-10-2004 Perdón, me olvidaba de dejar los saludos a la gran Nínive, columnista de los jueves. Confieso que leo muy poco la columna. Soy, como ves, muy haragán. Máximo islero
01-10-2004 Saboreo cuando la inteligencia y el humor penetran en el futuro....y no se dicen zonceras. Lejos estás de ello, Juan."Quizás todos tengan razón, y todo esto sea un cuento sin final". Para pensar mucho y dialogar más. No digo "discutir"...aquí no entro...ya he discutido bastante en la vida. No vale la pena. Si no se piensa a fondo, "al que nace barrigón es al ñudo que lo fajen", como dice nuestro poeta. Nuevamente, Juan, gracias por tu texto. Máximo islero
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