¿Que te puedo decir? Me cautivan las letras, me gusta alguien que tiene algo que decir, me gusta la gente de mi país, escribo desde niño, es un arte, lo se, pero también es cierto que todos tenemos algo que decir.
Sonrío porque hay un motivo, creo en Dios, y vivo para Ël, soy casado y amo a mi esposa, tengo 4 hijos regados por el mundo, casi no se de ellos, solo el milagro de Internet me ha permitido conocer de lo que hacen.
Vivo en Guayana, al borde de una selva impresionante, con dos grandes ríos que amenazan devorarse la ciudad, tres plantas hidroelectricas, con la planta procesadora de acero más grande de Venezuela, plantas de aluminio, de carbones para electrodos industriales, de materia prima para producir aluminio, con industrias forestales, minas de oro y de diamantes, Vivo en el paraiso, lo triste es que los guayaneses no saben que están pisando sobre un maciso de oro.
En esta ventanita azul he conocido personas muy especiales, no podría escribir sus nombres, creo que no cabrían, y cabe la terrible posibilidad de que al pasar alguno por alto deje una profunda herida.
He sufrido grandes heridas, mi primer cuento lo escribí a los 7 años, y para mi sorpresa mi maestra me dijo que yo era un mentiroso, que no podía haber escrito eso. Me enamoré a los 18, preparé todo para casarme, y al ir a hablar con el padre de mi novia, una hermana de ella me pidió que no lo hiciera mostrandome el terrible sabor de la traición, me casé los 27, fracasé a los 35, me casé a los 45 y el Eterno perdonó todas mis faltas, restauró mi vida y me dió una mujer maravillosa, ¿Mis pecados? Veo las cicatrices que dejaron cada día, y lloro por el daño ocasionado, más levanto la mirada hacia el cielo y comprendo lo grande del perdón y entonces vuelvo mis ojos a la vida y puedo tomarme una foto como esta.