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Inicio / Lista de Foros / General :: Anuncios / Ernesto Sábato finalizó el libro que estuvo escribiendo durante 99 años - [F:12:11952]


edu485,30.04.2011
Autor de El Túnel y Sobre Héroes y Tumbas, a los 99 años murió Ernesto Sábato.
 
LACANIANO,30.04.2011
Ernesto, eres un grande...empezaste en la Física y las Matemáticas, te atrajo el surrealismo, pero después te fuiste desilusionando, presa de un existencialismo que iba a marcarte toda la vida... Arribaste a la letras con una gran novela "El túnel", admirada por autores de la talla de Camus y Thomas Mann...Para la posteridad "Sobre héroes y tumbas", y todos tus lúcidos ensayos y entrevistas en que hablabas del universo, de los engranajes, de los sistemas y otras yerbas, pero siempre el eje fue el ser humano; porque fuiste un gran defensor de los derechos humanos en la Argentina y el mundo entero...La pintura acompañó los últimos años y una porción considerable de tu existencia, y experimentaste el mayor sufrimiento de un ser humano: enterra a un hijo. Ernesto, casi una centuria de existencia, a contrapelo, con desgano a veces, pero siempre a rostro descubierto, con coraje, honradez intelectual y sobretodo, valentía, porque como dijo Julio César "los cobardes agonizan muchas veces antes de morir; los valientes ni se enteran de su muerte"...Descansa en paz maestro...
 
el-tabano,01.05.2011
Llegará el día y habrá que aceptarlo.
Y aunque el corazón se acurruque en el pecho,
como un pájaro enfermo,
habrá que aceptarlo.
Sólo falta saber quién de los dos
quedará sin oir la respiración del otro,
huérfano del lenguaje cifrado
de la otra mirada.
Quién de los dos
quedará en el vacío de las sombras,
sin el latente custodio de su cuerpo.
Quién sufrirá la alejada presencia
llenando el vacío de los cuartos.

(de Cenizas y Plegarias, Matilde Kusminsky R. de Sábato)
 
el-tabano,01.05.2011
Se tallan en madera
los rostros viejos de las marionetas.
Se manejan con hilos.
Con su arrugada piel y sus cabellos blancos
semejan verdaderos ancianos.
Mas, acabada la comedia,
se derrumban inmóviles.
Igual que marionetas, los humanos
pasan, como en un sueño, por la vida. (Emperador Suan Tsong)

 
GIULIANO,03.05.2011
Primero fué cómplice del genocidio, y no contento con eso, hasta el momento de su muerte, fué cómplice de la impunidad.
Sigámonos haciendo los boludos y los maricones saludando como si fueran humanos a todos los que todos saben que fueron parte de la asquerosa patota.
Espero que le reserven en el reciclaje un sitio privilegiado que pueda compartir con Alfonsín, Menem y otros de la mismas miasmas.
 
emece,03.05.2011
Tratándose de una acusación tan seria me interesaría una argumentación seria de tu parte.De ser convincente quizas contribuyas a esclarecer a muchos que tenemos una opinion formada al respecto.
 
colomba_blue,03.05.2011
Sábato y la dictadura:

http://x-url.com/uob
 
Juan_Poeta,04.05.2011
Sábato:

Una pequeña carta para tus Ojos


Una pequeña carta para tus ojos,,
Para aquellos cansados ojos que un día, a través de tu obra,
Dejaron aquellas cosas impronunciabas, Los críticos,
Aquellos que tiene hambre de fatalidades;;

De medio pelo están hasta hoy
Alisando palabras
Como quien hace caricias a un Perrito;
Soltando silabas- escupiendo-palabras
De tu fuerza y personalidad,

Dibuje en mi pequeño manual de loco
Tu gran pensamiento,
Que me llega,
Y me hace…
Tenerte cerca..

Juan _ poeta
 
el-tabano,04.05.2011
Prefacio a "Nunca Más"
E. Sabato

Durante la década del 70 la Argentina fue convulsionada por un terror que provenía tanto desde la extrema derecha como de la extrema izquierda, fenómeno que ha ocurrido en muchos otros países. Así aconteció en Italia, que durante largos años debió sufrir la despiadada acción de las formaciones fascistas, de las Brigadas Rojas y de grupos similares. Pero esa nación no abandonó en ningún momento los principios del derecho para combatirlo, y lo hizo con absoluta eficacia, mediante los tribunales ordinarios, ofreciendo a los acusados todas las garantías de la defensa en juicio; y en ocasión del secuestro de Aldo Moro, cuando un miembro de los servicios de seguridad le propuso al General Della Chiesa torturar a un detenido que parecía saber mucho, le respondió con palabras memorables: «Italia puede permitirse perder a Aldo Moro. No, en cambio, implantar la tortura».

No fue de esta manera en nuestro país: a los delitos de los terroristas, las Fuerzas Armadas respondieron con un terrorismo infinitamente peor que el combatido, porque desde el 24 de marzo de 1976 contaron con el poderío y la impunidad del Estado absoluto, secuestrando, torturando y asesinando a miles de seres humanos.

Nuestra Comisión no fue instituída para juzgar, pues para eso estan los jueces constitucionales, sino para indagar la suerte de los desaparecidos en el curso de estos años aciagos de la vida nacional. Pero, después de haber recibido varios miles de declaraciones y testimonios, de haber verificado o determinado la existencia de cientos de lugares clandestinos de detención y de acumular más de cincuenta mil páginas documentales, tenemos la certidumbre de que la dictadura militar produjo la más grande tragedia de nuestra historia, y la más salvaje. Y, si bien debemos esperar de la justicia la palabra definitiva, no podemos callar ante lo que hemos oído, leído y registrado; todo lo cual va mucho más allá de lo que pueda considerarse como delictivo para alcanzar la tenebrosa categoría de los crímenes de lesa humanidad. Con la técnica de la desaparición y sus consecuencias, todos los principios éticos que las grandes religiones y las más elevadas filosofías erigieron a lo largo de milenios de sufrimientos y calamidades fueron pisoteados y bárbaramente desconocidos.

Son muchísimos los pronunciamientos sobre los sagrados derechos de la persona a través de la historia y, en nuestro tiempo, desde los que consagró la Revolución Francesa hasta los estipulados en las Cartas Universales de Derechos Humanos y en las grandes encíclicas de este siglo. Todas las naciones civilizadas, incluyendo la nuestra propia, estatuyeron en sus constituciones garantías que jamás pueden suspenderse, ni aun en los más catastróficos estados de emergencia: el derecho a la vida, el derecho a la integridad personal, el derecho a proceso; el derecho a no sufrir condiciones inhumanas de detención, negación de la justicia o ejecución sumaria.

De la enorme documentación recogida por nosotros se infiere que los derechos humanos fueron violados en forma orgánica y estatal por la represión de las Fuerzas Armadas. Y no violados de manera esporádica sino sistemática, de manera siempre la misma, con similares secuestros e idénticos tormentos en toda la extensión del territorio. ¿Cómo no atribuirlo a una metodología del terror planificada por los altos mandos? ¿Cómo podrían haber sido cometidos por perversos que actuaban por su sola cuenta bajo un régimen rigurosamente militar, con todos los poderes y medios de información que esto supone? ¿Cómo puede hablarse de «excesos individuales»? De nuestra información surge que esta tecnología del infierno fue llevada a cabo por sádicos pero regimentados ejecutores. Si nuestras inferencias no bastaran, ahí están las palabras de despedida pronunciadas en la Junta Interamericana de Defensa por el jefe de la delegación argentina, General Santiago Omar Riveros, el 24 de enero de 1980: «Hicimos la guerra con la doctrina en la mano, con las órdenes escritas de los Comandos Superiores» . Así, cuando ante el clamor universal por los horrores perpetrados, miembros de la Junta Militar deploraban los «excesos de la represión, inevitables en una guerra sucia» , revelaban una hipócrita tentativa de descargar sobre subalternos independientes los espantos planificados.

Los operativos de secuestro manifestaban la precisa organización, a veces en los lugares de trabajo de los señalados, otras en plena calle y a la luz del día, mediante procedimientos ostensibles de las fuerzas de seguridad que ordenaban «zona libre» a las comisarías correspondientes. Cuando la víctima era buscada de noche en su propia casa, comandos armados rodeaban la manzanas y entraban por la fuerza, aterrorizaban a padres y niños, a menudo amordazándolos y obligándolos a presenciar los hechos, se apoderaban de la persona buscada, la golpeaban brutalmente, la encapuchaban y finalmente la arrastraban a los autos o camiones, mientras el resto de comando casi siempre destruía o robaba lo que era transportable. De ahí se partía hacia el antro en cuya puerta podía haber inscriptas las mismas palabras que Dante leyó en los portales del infierno: «Abandonad toda esperanza, los que entrais».

De este modo, en nombre de la seguridad nacional, miles y miles de seres humanos, generalmente jóvenes y hasta adolescentes, pasaron a integrar una categoría tétrica y fantasmal: la de los Desaparecidos. Palabra – ¡triste privilegio argentino! – que hoy se escribe en castellano en toda la prensa del mundo.

Arrebatados por la fuerza, dejaron de tener presencia civil. ¿Quiénes exactamente los habían secuestrado? ¿Por qué? ¿Dónde estaban? No se tenía respuesta precisa a estos interrogantes: las autoridades no habían oído hablar de ellos, las cárceles no los tenían en sus ¦ldas, la justicia los desconocía y los habeas corpus sólo tenían por contestación el silencio. En torno de ellos crecía un ominoso silencio. Nunca un secuestrador arrestado, jamás un lugar de detención clandestino individualizado, nunca la noticia de una sanción a los culpables de los delitos. Así transcurrían días, semanas, meses, años de incertidumbres y dolor de padres, madres e hijos, todos pendientes de rumores, debatiéndose entre desesperadas expectativas, de gestiones innumerables e inutiles, de ruegos a influyentes, a oficiales de alguna fuerza armada que alguien les recomendaba, a obispos y capellanes, a comisarios. La respuesta era siempre negativa.

En cuanto a la sociedad, iba arraigándose la idea de la desprotección, el oscuro temor de que cualquiera, por inocente que fuese, pudiese caer en aquella infinita caza de brujas, apoderándose de unos el miedo sobrecogedor y de otros una tendencia consciente o inconsciente a justificar el horror: «Por algo será», se murmuraba en voz baja, como queriendo así propiciar a los terribles e inescrutables dioses, mirando como apestados a los hijos o padres del desaparecido. Sentimientos sin embargo vacilantes, porque se sabía de tantos que habían sido tragados por aquel abismo sin fondo sin ser culpable de nada; porque la lucha contra los «subversivos», con la tendencia que tiene toda caza de brujas o de endemoniados, se había convertido en una represión demencialmente generalizada, porque el epiteto de subversivo tenía un alcance tan vasto como imprevisible. En el delirio semántico, encabezado por calificaciones como «marxismo-leninismo», «apátridas» , «materialistas y ateos» , «enemigos de los valores occidentales y cristianos» , todo era posible: desde gente que propiciaba una revolución social hasta adolescentes sensibles que iban a villas-miseria para ayudar a sus moradores. Todos caían en la redada: dirigentes sindicales que luchaban por una simple mejora de salarios, muchachos que habían sido miembros de un centro estudiantil, periodistas que no eran adictos a la dictadura, psicólogos y sociólogos por pertenecer a profesiones sospechosas, jóvenes pacifistas, monjas y sacerdotes que habían llevado las enseñanzas de Cristo a barriadas miserables. Y amigos de cualquiera de ellos, y amigos de esosamigos, gente que había sido denunciada por venganza personal y por secuestrados bajo tortura. Todos, en su mayoría inocentes de terrorismo o siquiera de pertenecer a los cuadros combatientes de la guerrilla, porque éstos presentaban batalla y morían en el enfrentamiento o se suicidaban antes de entregarse, y pocos llegaban vivos a manos de los represores.

Desde el momento del secuestro, la víctima perdía todos los derechos; privada de toda comunicación con el mundo exterior, confinada en lugares desconocidos, sometida a suplicios infernales, ignorante de su destino mediato o inmediato, susceptible de ser arrojada al río o al mar, con bloques de cemento en sus pies, o reducida a cenizas; seres que sin embargo no eran cosas, sino que conservaban atributos de la criatura humana: la sensibilidad para el tormento, la memoria de su madre o de su hijo o de su mujer, la infinita verguenza por la violación en público; seres no sólo poseídos por esa infinita angustia y ese supremo pavor, sino, y quizás por eso mismo, guardando en algún rincón de su alma alguna descabellada esperanza.

De estos desamparados, muchos de ellos apenas adolescentes, de estos abandonados por el mundo hemos podido constatar cerca de nueve mil. Pero tenemos todas las razones para suponer una cifra más alta, porque muchas familias vacilaron en denunciar los secuestros por temor a represalias. Y aun vacilan, por temor a un resurgimiento de estas fuerzas del mal.

Con tristeza, con dolor hemos cumplido la misión que nos encomendó en su momento el Presidente Constitucional de la República. Esa labor fue muy ardua, porque debimos recomponer un tenebrosos rompecabezas, después de muchos años de producidos los hechos, cuando se han borrado liberadamente todos los rastros, se ha quemado toda documentación y hasta se han demolido edificios. Hemos tenido que basarnos, pues, en las denuncias de los familiares, en las declaraciones de aquellos que pudieron salir del infierno y aun en los testimonios de represores que por oscuras motivaciones se acercaron a nosotros para decir lo que sabían.

En el curso de nuestras indagaciones fuimos insultados y amenazados por los que cometieron los crímenes, quienes lejos de arrepentirse, vuelven a repetir las consabidas razones de «la guerra sucia» , de la salvación de la patria y de sus valores occidentales y cristianos, valores que precisamente fueron arrastrados por ellos entre los muros sangrientos de los antros de represión. Y nos acusan de no propiciar la reconciliación nacional, de activar los odios y resentimientos, de impedir el olvido. Pero no es así: no estamos movidos por el resentimiento ni por el espíritu de venganza; sólo pedimos la verdad y la justicia, tal como por otra parte las han pedido las iglesias de distintas confesiones, entendiendo que no podrá haber reconciliación sino después del arrepentimiento de los culpables y de una justicia que se fundamente en la verdad. Porque, si no, debería echarse por tierra la trascendente misión que el poder judicial tiene en toda comunidad civilizada. Verdad y justicia, por otra parte, que permitirán vivir con honor a los hombres de las fuerzas armadas que son inocentes y que, de no procederse así, correrían el riesgo de ser ensuciados por una incriminación global e injusta. Verdad y justicia que permitirán a esas fuerzas considerarse como auténticas herederas de aquellos ejércitos que, con tanta heroicidad como pobreza, llevaron la libertad a medio continente.

Se nos ha acusado, en fin, de denunciar sólo una parte de los hechos sangrientos que sufrió nuestra nación en los últimos tiempos, silenciando los que cometió el terrorismo que precedió a marzo de 1976, y hasta, de alguna manera, hacer de ellos una tortuosa exaltación. Por el contrario, nuestra Comisión ha repudiado siempre aquel terror, y lo repetimos una vez más en estas mismas páginas. Nuestra misión no era la de investigar sus crimenes sino estrictamente la suerte corrida por los desaparecidos, cualesquiera que fueran, proviniesen de uno o de otro lado de la violencia. Los familiares de las víctimas del terrorismo anterior no lo hicieron, seguramente, porque ese terror produjo muertes, no desaparecidos. Por lo demás el pueblo argentino ha podido escuchar y ver cantidad de programas televisivos, y leer infinidad de artículos en diarios y revistas, además de un libro entero publicado por el gobierno militar, que enumeraron, describieron y condenaron minuciosamente los hechos de aquel terrorismo.

Las grandes calamidades son siempre aleccionadoras, y sin duda el más terrible drama que en toda su historia sufrió la Nación durante el periodo que duró la dictadura militar iniciada en marzo de 1976 servirá para hacernos comprender que únicamente la democracia es capaz de preservar a un pueblo de semejante horror, que sólo ella puede mantener y salvar los sagrados y esenciales derechos de la criatura humana. Unicamente así podremos estar seguros de que NUNCA MÁS en nuestra patria se repetirán hechos que nos han hecho trágicamente famosos en el mundo civilizado.

 
el-tabano,04.05.2011
(...) Según Sabato, fue el padre Castellani el que se atrevió a romper el clima de fingida cordialidad. Hizo algo que no estaba en la agenda: pronunció el nombre de bHaroldo Conti/b. Lo hizo sin dejar de mirar a Videla. Habló de su preocupación por "un cristiano secuestrado hace dos semanas y del que no sabemos nada y del que nadie nos dice nada". Sabato precisó que se trataba de un escritor premiado y Castellani recordó, además, su condición de ex seminarista. Videla salió del paso con una respuesta de circunstancia. Después surgió el nombre de bAntonio Di Benedetto/b, el escritor y periodista que estaba detenido en Mendoza y que fue ferozmente torturado. También el de bCésar Tiempo/b, director del Teatro Nacional Cervantes, echado sin ninguna explicación por los militares inmediatamente después del golpe.

Sabato me comentó que le habían entregado a Videla y a Villarreal una lista con once nombres, entre detenidos y desaparecidos. Pero me advirtió que hacer pública la identidad de alguno de ellos era una irresponsabilidad, casi una condena a muerte. La iniciativa que mejor podía explicar ante la opinión pública la naturaleza de aquel encuentro debía quedar en el olvido. Tal como temía Sabato, su figura quedó expuesta, una vez más, a la crítica y la sospecha.

En un país habituado a las verdades lineales, cronológicas, Sabato insistió en ser un intelectual políticamente incorrecto. Alguien que describe hechos y situaciones sin importarle demasiado quienes son los beneficiarios o las víctimas de sus opiniones.

Recuperada la democracia, el 20 de septiembre de 1984, Sabato le entregó al presidente Raúl Alfonsín el informe de la Conadep con el testimonio y documentación de 8960 desapariciones y la existencia de 340 centros de detención y tortura. Fue el instrumento que permitió el procesamiento y condena de los máximos responsables de las juntas militares, empezando por Jorge Rafael Videla.

http://www.lanaci...
 
GIULIANO,12.05.2011
Lo que mal empieza, mal acaba. Este imbroglio comienza diciendo que el Padre Castellani rompió el clima de fingida cordialidad.
Para mentirosos, los escritores.
Pero por más que Sabato haya tratado, posteriormente, de tergiversar la realidad, todos los que sufrimos el oprobio de la colaboración de estos pusilánimes unos, cómplices los otros, sabemos que la palabra "fingida" eleva a Sabato de la categoría de falso (si la tal cordialidad hubiera sido en realidad fingida) a la de mentiroso.
Da risa imaginar al Maestro Borges "fingiendo" cordialidad hacia Videla.
Las cosas que hay que escuchar.
 
el-tabano,12.05.2011
La versión de Borges también habla de cordialidad, la diferencia es que Sábato afirma que se aprovechó la reunión para entregarle a Videla una lista de once personas desaparecidas y que esto no se divulgó para no entorpecer la gestión. Y así es, Borges nunca lo dijo y ahora no está para preguntarle si calló porque no convenía decirlo o porque nunca se entregó la lista.

Creo que son gratuitas las acusaciones contra Sabato. Si esa foto demostrara que Sabato y Borges eran amigos del régimen argentino, también tendríamos que aceptar que Borges y Sabato eran amigos entre sí, y no lo fueron. Borges murió sin haberle hablado durante años a Sabato. O que eran ferviente católicos porque asistió el padre Castellini, cuando sabemos que ambos eran ateos.

En fin, creo que estas suposiciones no logran empañar a Sabato y toda su posterior investigación del Nunca Más que llevó años, mucho más trascendente que una reunión de dos horas que, aparentemente, no tuvo nada de connivencia.

 
el-tabano,12.05.2011
i"En una publicación de 2007, el representante del escritor explicó: "El apellido Sabato es de origen italiano (de Calabria), por lo tanto se pronuncia Sábato, como esdrújula, pero no se pone la tilde".

Además, Schavelzon recordó que "él lo escribió siempre así, sin tilde, y en español se pronuncia Sábato"./i
 
madrobyo,12.05.2011
Ustedes son el tipo de imbéciles que seguramente condenan a Heiddeger o a Celine solo porque tenían un pensamiento contra sistema. Creo que debería de ponerse a leer, hijos de la remil putas, o dedicarse a preparar su campaña política para postularse para cualquier mierdita en sus cochinitos países.
 
Vogelfrei,12.05.2011
Y cuàl (cual) es la importancia de que si se escribe sabato o sábato?.-
 
GIULIANO,15.05.2011
Es que no se trató sólo de esa reunión.
Hay una teoría de Lucien Goldmann llamada "La teoría de la Conciencia Posible".
Yo no descalificaría nunca a Sabato el escritor. Fué genial.
Pero, al igual que Borges y todas esas "elites" argentinas, tenía las manos tan teñidas como las tienen hoy todos los que siguen tolerando la impunidad.
Cómo es posible que ninguno de los sinvergüenzas cardenales y obispos robaniños haya sido llevado ante la justicia?
Y pensar que hay candidatos que compiten y hasta ganan bajo las banderas de un tal "justicialismo".
 
qoelet,15.05.2011
"El 19 de abril de este año, García Márquez publicó en El Espectador, de Bogotá, un artículo titulado “La última y mala noticia sobre el escritor Haroldo Conti”. Como tuvo repercusión en todo el ámbito de la lengua castellana y porque en él se escriben palabras que me afectan personalmente, me veo obligado a responder. El artículo se refiere al secuestro del escritor argentino Haroldo Conti en los primeros momentos del gobierno militar que accedió al poder mediante el golpe de marzo de 1976.
Dice en el párrafo en que me alude: “Quince días después del secuestro, cuatro escritores argentinos -y entre ellos los dos más grandes- aceptaron una invitación para almorzar en la casa presidencial con el general Jorge Videla. Eran Jorge Luis Borges, Ernesto Sábato, Alberto Ratti, presidente de la Sociedad Argentina de Escritores, y el sacerdote Leonardo Castellani. Todos habían recibido por distintos conductos la solicitud de plantearle a Videla el drama de Haroldo Conti. Alberto Ratti lo hizo, y además entregó una lista de once escritores presos. El padre Castellani, que entonces tenía casi 80 años y había sido maestro de Haroldo Conti, pidió a Videla que le permitiera verlo en la cárcel”.

Cuando se da una información de tal gravedad, se debe ser muy cuidadoso con cada una de las palabras y estar rigurosamente seguro de las fuentes. Tal como se presenta aquí el hecho, aparezco como un señor que va a almorzar con Videla, manteniéndose en silencio sobre el gravísimo hecho de un secuestro a un escritor conocido, o hablando de la comida cuando en el país se cometían centenares de crímenes. Por lo visto mis innumerables y conocidas denuncias de esos crímenes en todos los diarios del mundo, empezando por los de mi país, no me ponen a cubierto de esta clase de comentarios injustos. Pero veamos cómo se desarrollaron los hechos.
A las pocas semanas de instaurada la dictadura militar, fueron invitados a conversar con el presidente diversas figuras representativas del país -empresarios, abogados, médicos, académicos, economistas, periodistas- para enterarlos de los motivos que las fuerzas armadas habían tenido para terminar con el régimen anterior y para reprimir la subversión; conversaciones que tenían por fin, también recibir opiniones de los diversos sectores. En el caso de la reunión a la que yo concurrí, se dijo que la presencia de un escritor liberal como Borges, de uno de la izquierda democrática como yo, del presidente de la Sociedad de Escritores, y de un sacerdote proveniente del nacionalismo de derecha como Castellani, aseguraba representatividad a los sectores culturales no comprometidos con el terrorismo. Era idea generalizada en todos los argentinos que Videla encarnaba la parte moderada de las fuerzas armadas y que era estrechamente vigilado por los generales, almirantes y brigadieres duros. Precisamente por esta característica, fui instado, ante mi vacilación, por personas eminentes del campo democrático y del sindicalismo, a que concurriera, como una posibilidad de que alguien pudiera denunciar los gravísimos delitos que se estaban cometiendo; así, por mi casa desfilaron en aquellos días cantidad de argentinos angustiados, incluyendo padres y madres de desaparecidos que me rogaban, muchas veces entre sollozos, hablara ante el presidente por todos los que no podían hacerlo, y en la vaga esperanza de que Videla pudiese influir sobre los militares más implacables.
En tales condiciones acudí a la entrevista. Lo que allí sucedió -felizmente- está registrado con toda amplitud y fidelidad en el diario La Razón de esa misma tarde, 20 de mayo de 1976, y en la página entera que La Opinión, dirigida por J. Timerman, dedicó a mis declaraciones textuales durante el encuentro. Esos son los únicos documentos a los que debe remitirse quienquiera que quiera aplaudir o reprobar mi asistencia; pues siendo de extremada importancia política y conteniendo graves acusaciones contra el gobierno no fueron desmentidas ni en una sola palabra por la Presidencia de la Nación, ni en aquel momento ni nunca después. En esos dos diarios García Márquez encontrará la descripción textual de la entrevista, mis denuncias sobre las persecuciones, mi defensa de la libertad y de un estado de derecho. Por otra parte, durante este trágico lapso he hecho innumerables declaraciones en el mismo e invariable sentido…
…y, en fin, la declaración hecha a la Comisión de los Derechos Humanos de la OEA, que me visitó el día 10 de setiembre de 1979, publicada en todos los diarios de la Argentina y algunos del extranjero".
(Sabato)
 
gatazul8,16.05.2011
Sabato y Bin Laden dos personas que me marcaron profundamente murieron el mismo día.
 
isabelgarcia,18.05.2011
SABATO UN VELETA. Fue de todo: anarquista, comunista, antiperonista, "libertador", peronista, onganiísta, cheguevarista, procesista, videlista, alfonsinista (presidió la conadep), y ¡oh!, recibió un premio en España donde se destacaron su coherencia y sus virtudes cívicas. Ni siquiera lo fue deportivamente, pues en Rosario (Congreso de la Lengua) se declaró hincha de Rosario Central y se puso esa camiseta; poco tiempo después, en la cancha de Estudiantes, se declaró hincha del club platense y se puso la camisa rojiblanca mientras presenciaba el partido Estudiante-Vélez. Ahora le rinden homenajes a porrillo. Como dijo Borges: "El ruin será generoso, / el flojo será vaiente, / no hay cosa como la muerte / para mejorar a la gente" (Milonga de la Calandria). ¡Qué mundo hipócrita! Ni Posse, hombre serio si los hay, se salva. Y no me vengan con que "admiramos en él (en Sábato) sus virtudes literarias". El hombre es el hombre total. Holísticamente hablando. Y está todo dicho.
 
isabelgarcia,18.05.2011
Esto escribió qoelet en el LdV de isabelgarcia

qoelet

Cuántas cabezas de pescado escribes.
En todo caso Socrates decía que los ignorantes no son culpables. Ergo, te absuelvo, ya que de Sabato demuestras no saber nada, imagino menos de su literatura, salvo los títulos del wikipedia, naturalmente.

Respuesta de isabelgarcia al LdV de qoelet

isabelgarcia

¿Que parte de lo que escribí no te gusta? Negame que Sabato fue todo lo que puse. Me parece que tu idolo es de barro y se desgrana solito.
 
Aristidemo,18.05.2011
Oh, isabel, no te preocupes, el así llamado qoelet no es más que un contemporaneo de Sabato que ha perdido ya mucho del paquete neuronal. Un típico caso de jubilado aburrido de sí mismo. Además es chileno, nada por hacer.
 
guy,18.05.2011
¡Pero cómo! ¿No era hincha de Estudiantes ese viejo de mierda? Ahora ni en pedo que lo leo. Sucede que esto de que los escritores sean considerados intelectuales y dueños de alguna clase de verdad ya no corre más. Me tienen podrido los que dicen "ah, como decía Pérez, el escritor". Que se vaya al carajo Pérez, el escritor. Además se ponen de moda frasecitas pedorras por los siglos de los siglos, como la del poeta posmoderno Einstein que decía que la estupidez humana era infinita. ¿Cómo no habría de ser infinita si el concepto mismo del infinito no es más que una pelotudez humana? ¿Que Einstein no era poeta? No jodan, lo mismo da; la ciencia y la poesía se sirven de una estética cada vez más vacía. Qué foro de mierda.
Gracias.
 
madrobyo,18.05.2011
No ser hincha de estudiantes no habla mal de él.
 
qoelet,18.05.2011
Lo que sucede, isabel, es que escribir insultos, lo mismo que el guy, es re'simple, pero son eso, cosas gratuitas. Dichas por gente simpática, uno sonríe, que es el objetivo de esta página.
Replicar a la falta de argumentos no vale la pena, aunque se puede hacer un esfuerzo.
Pero si tú quitas los adjetivos, es decir, la colis y verás que no queda nada. Todo se derrite, aunque no se disuelva.
 
carqueja,18.05.2011
qué linda poesía me dejó qoelet en mi ldv:

La chica de la foto es luminosa y delicada. Lo digo como a una flor, un paisaje, una tormenta.

gracias qoelet
es muy dulce
 
isabelgarcia,18.05.2011
Si serás bobo qoelet (baboso, verde y tarambana) Una luminosa y delicada nena que se le está estirando la cachiporra. jaja
 
Aristidemo,18.05.2011
Juas!
 
colomba_blue,18.05.2011
En mi LDV qoelet dice que los tapires son animales potentes. Me da miedito preguntar como lo sabe.
 
madrobyo,18.05.2011
dios mío, la palabra no es lo de ustedes, hijos de su tremebunda lengua inquisidora.
 
colomba_blue,18.05.2011
Mi lengua no es inquisidora, es juguetona y vivaracha.
 
-St_Clipper,18.05.2011
uiii 1313 colomba!
 
qoelet,19.05.2011
Nadie es indiferente ante la belleza, isabel garcía, y tampoco ante la vulgaridad, que es donde te sientes más cómoda, evidentemente.
Me voy a la montaña a respirar aires nuevos, por algunas semanas.
 
qoelet,19.05.2011
En cuanto al tapir, como soy etólogo, es evidente que lo sé. En las reuniones entre amigos, o en los lugares comunes, se le da el primado al asno, como es sabido; pero es un lugar común, aunque fundado en la experiencia doméstica, pero si ampliamos la visión hacia el resto del mundo animal, o a una parte de él, hay que considerar al tapir, animal de rostro bufonesco y simpático, que podría adjudicarse las palmas de oro.
Hablamos de espacio, obviamente, porque si hablamos de energía y potencia, no se puede ignorar a los lagomorfos y roedores.
 
qoelet,19.05.2011
Sería injusto no recordar a un castizo y privilegiado plumífero como el gallo doméstico, que cuando quiere monta a caballo..., y cuánto monta a caballo!
 
el-tabano,19.05.2011
Ni Isabel ni García: JoaquinBertran en el periódico La Nación con 1844 posteos y cartas de lectores. Participante argentino, diría yo, obsesivo y con un perfil político muy evidente.

Sabato fue siempre hincha (y hasta jugador) de Estudiantes aunque simpatizara con Rosario Central, equipo de otra ciudad. Y ya es estúpido afirmar que fuera alfonsinista por haber formado parte de la comisión que investigó la desaparición de personas bajo el gobierno de Alfonsín.
 
el-tabano,19.05.2011
*...que investigó, bajo el gobierno de Alfonsín, la desaparición de personas durante la dictadura militar.
 
el-tabano,19.05.2011

 
GIULIANO,21.05.2011
"A las pocas semanas de instaurada la DICTADURA militar fueron invitados a conversar con el "presidente"(?).
"Se dijo que la presencia de un escritor LIBERAL como BORGES...."

Un escritor liberal como Borges....Uuummm....

Y eso que era escritor.
 
Petecus,21.05.2011
Algunos de los argentinos que más o menos piensan algo, no saben lo que tienen, no alcanzan a dimensionar el país que les ha dado la circunstancia. Los argentinos en general tienen sobre sí la maldita herencia del catolicismo más inmundo, el más perverso, el más hijueputa.
De ahí vienen pensamientos como el de algunos de los que escriben acá. Desde el conservadurismo más feroz.
Entonces, cómo no lo van a atacar a Sábato?

En este foro debiera estar ergoszoft y está completo.
 
Petecus,21.05.2011

Y este Giuliano me resulta demasiado desconocido. Para mi que es un clon.
 
GIULIANO,22.05.2011
Ustedes, orientalos, no se den tanto guille de diferentes, que allá están en lo mismo, con la ley esa de la caducidad.
A ver si los milicos de allá son tan inocentes como los de acá.
 
el-tabano,26.05.2011


"Puede parecer un acto de horrible esnobismo que tres crisis fundamentales de mi vida se sucedieran en París, pero efectivamente así fue. La primera se produjo en el invierno de 1935, cuando yo era un muchacho de 24 años. Desee 1930 milité en la Juventud Comunista, cuando la dictadura del general Uriburu. Abandoné estudios, familia y mis comodidades burguesas. Viví con nombre supuesto en La Plata, en cuyos suburbios estaban los dos frigoríficos más grandes del país, donde se explotaba despiadadamente a toda clase de inmigrantes, que vivían amontonados en tugurios de zinc, rodeados de pantanos de aguas podridas. Repartíamos manifiestos, participábamos de la organización de huelgas. Hacia 1933 fue ya secretario de la Juventud Comunista, cuando habían empezado mis dudas sobre el estalinismo, y entonces resolvieron mandarme a las Escuelas Leninistas de Moscú, a purificarme. Si hubiese ido, no habría vuelto jamás vivo. Tenía que pasar previamente por Bruselas, por un congreso contra el fascismo y allí supe con horrendos detalles de los "procesos" de Moscú. Me escapé a París, viví un invierno muy duro en la piecita de un compañero disidente, mientras el partido me buscaba. Logré volver a la Plata, donde proseguí mi carrera en física-metemática. Cuando terminé mi dieron una ibourse/i para trabajar en el laboratorio Curie, donde trabajé durante casi un año y, allí en París, asistí a la ruptura del átomo de uranio, que se disputaban tres laboratorios: ganó la "carrera" un alemán. Pensé que era el comienzo del Apocalipsis. Viví en una confusión horrible, mientras escribía mi primera novela y cometí la infamia de dejar que Matilde se volviera a la Argentina con nuestro primer hijo, de pocos meses, mientras yo tenía una amante rusa.

La tercera crisis fue consecuencia de todo esto, y de mi vínculo con los surrealistas: Domínguez, Matta, Wifredo Lam y otros. En otro día de invierno fuimos con Domínguez, a la tarde, al Marché aux Puces y volvimos después en el Metro hasta Montparnasse, donde tenía su estudio Domínguez. En la calle, ya era de noche, en un especie de nevisca, Domínguez se detuvo y me dijo:"¿Qué te parece si esta noche nos suicidamos juntos ?" No era una broma, era muy propenso, como lo probó años después. Yo me negué, aunque también me atraía el suicidio: me salvó mi instinto, y aquí estoy, junto a la Matilde de todos los tiempos, una de esas "mujeres fuertes de la Biblia", que está muriendo, en medio del dolor más profundo de mi vida, en el final de una existencia muy compleja." (Ernesto Sábato, 24 de enero de 1995)
 
-St_Clipper,26.05.2011
Digo, si quieren peguen todo el libro del Túnel aqui también...
 
colomba_blue,26.05.2011
Mejor Sobre héroes y tumbas... pa'que vamos a andar con poquita cosa.
 
-St_Clipper,26.05.2011
Yo decia pa no saturar el server, no?
 
el-tabano,26.05.2011

 
el-tabano,01.06.2011
(...) Esta crisis no es la crisis del sistema capitalista, como muchos imaginan: es la crisis de toda una concepción del mundo y de la vida basada en la idolatría de la técnica y en la explotación del hombre. Para la obtención del dinero, han sido válidos todos los medios. Esta búsqueda de la riqueza no ha sido llevada adelante para todos, como país, como comunidad; no se ha trabajado con un sentimiento histórico y de fidelidad a la tierra. No, desgraciadamente esto parece la estampida que sigue a un terremoto donde en medio del caos cada uno saquea lo que puede. Es innegable que esta sociedad ha crecido llevando como meta la conquista, donde tener poder significó apropiarse y la explotación llegó a todas las regiones posibles del mundo. La economía reinante asegura que la superpoblación mundial no puede ser asimilada por la sociedad actual. Esta frase me da escalofríos: es suficiente para que los poderes maléficos justifiquen la guerra. Las guerras siempre han contado con el auspicio de grandes sectores de la población que, de alguna manera u otra, se beneficiaban de ella. (...)

http://es.scribd....
 
Aristidemo,01.06.2011
Eso parece de hippi80
 
el-tabano,01.06.2011
"los poderes maléficos" jua. Touché, sí.
 
Aristidemo,01.06.2011
No sólo por eso, sino por todo el tono y la postura de académico que "sabe" pero no hace nada, o que se conforma con denunciar lo evidente como si con eso cumpliera con algo trascendente. i"Esta frase me da escalofríos"/i, ¡Uy, qué humanista!, qué sensible tipo éste que luego de tal afirmación debió de tomar su siestita de las 6.
El mundito literario-académico está lleno de estos valientes que se contentan con decir lo que va mal pero que no hacen más que eso mismo: hablar.
En ese sentido prefiero por mucho a gente como Onetti, que nunca jugó a ser conciencia social y, más bien, se reía de los literatos que sí lo hacían.
 
el-tabano,01.06.2011
Tomado en forma aislada el tono de denuncia podría considerarse declamativo, sólo un enunciado sin compromiso, si hubiera sido hecha por otra persona. Pero toda la vida de Sabato, que ya había vivido ochenta años cuando lo escribió, respalda el contenido.
 
el-tabano,01.06.2011
http://www.fundac...
 
Aristidemo,01.06.2011
Menos aún. Si a los 80 años uno no ha aprendido a ver las cosas de los hombres como son, burdas y sin sentido, entonces ha envejecido a lo pendejo.
 
madrobyo,01.06.2011
 
el-tabano,01.06.2011


A pesar de su conocido pesimismo fue un tipo de acción que creó una fundación en el año 2002, a los noventa años de edad, dirigida principalmente a la alfabetización y la problemática de los pueblos originarios y que hoy está plenamente activa.

Que haya vidas burdas y sin sentido no le quita sentido a la vida de Sabato.

 
el-tabano,01.06.2011
"El orden criminal del mundo", un reportaje en el que dos figuras internacionales analizan el orden del mundo. El ensayista suizo Jean Ziegler, relator de la ONU, y el escritor uruguayo Eduardo Galeano, coinciden en calificar el orden del mundo de criminal. Ambos ahondarán en todos y cada uno de los extremos de ese orden criminal: el debilitamiento del estado nacional, el surgimiento de un nuevo tipo de capitalismo y la reducción drástica de derechos en todo el mundo, desmenuzando las causas del miedo cotidiano y la inseguridad global. Junto a sus voces se escuchan también, como contrapunto, las de la ex ministra de cultura de Malí, Aminata Taoré; el juez español Baltasar Garzón, el dirigente campesino colombiano Hector Mondragón, el jurista norteamericano William Goodman, los misioneros españoles en África José Collada y Ángel Olarán, además de la participación del escritor argentino Ernesto Sabato. "



y subsiguientes.
 



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