TU COMUNIDAD DE CUENTOS EN INTERNET
Noticias Foro Mesa Azul

Inicio / Lista de Foros / General :: Anuncios / CARTA ABIERTA: Te hablo desde el valle pincoyano -Recoleta arriba- - [F:12:5758]


-post-it,23.03.2006
Si te escribo, es porque veo que haces gala de tu compromiso pues tú sí que prometes; del objetivo –tantas veces enunciado- de acabar con las desigualdades históricas; de la conciencia de tu clase –que no es la mía, por cierto-; de la definición de un mundo más humano, a tu manera, claro está. Es a esa extraña sensibilidad a la que apelo, a la posibilidad de que viajes en vagón de tercera hasta este lugar y logres (o no logres, lo que también puede suceder) empatía con el momento en que se desencadena la historia de dolor y espanto que estoy a punto de revelarte.

Te hablo desde el valle pincoyano -Recoleta arriba-, población de sencillos artistas, trabajadores, estudiantes, familias, diversidad de enfoques de vida e ideologías. Sé que esta zona está estigmatizada primero, porque en décadas pasadas hubo resistencia en las calles al militarismo de Estado y a su destreza asesina; después, por la pobreza, el desempleo y la droga. Nada de eso es importante ahora, ni quién es ‘decente’ ni ‘cómo salimos de la miseria’. El ‘flagelo de la pasta base’ nos tiene paralizados, impotentes y, al parecer, hemos sido abandonados sin haber encontrado solución. He sabido, por internet y bibliografía institucional, que hay pequeños aportes en el plano de su estudio social, de la prevención a través de conceptos científicos o de su impacto criminal basándose en el tráfico genérico de drogas; sin embargo, los pasturris, los angustias, los consumidores enfermos, no se enteran, ellos están en la calle, viviendo y muriendo cada día, con el pellejo cada vez más cerca de los huesos, con la mirada perdida en dos minutos de paz, vagando, robando (colgando) hasta a sus padres.

A propósito cito: “Si bien la pasta base de cocaína es la tercera droga ilícita más consumida en Chile (después de la marihuana y el clorhidrato de cocaína), en general su aparición no se acompaña de una pesquisa sostenida en el tiempo. Mientras en Europa y Norteamérica el problema es prácticamente inexistente, se presume que en algunos países de América Latina "nunca un tipo de droga alcanzó grados más alarmantes de consumo y porcentajes más altos en tan corto tiempo que la pasta base de cocaína" (Fuente: Fundación de Ayuda contra la Drogadicción, FAD, España.)

Entonces, declaro que en esta población así como en otros muchos sectores populares de la ciudad (La Pintana, Renca, El Bosque, Puente Alto, entre otros) y del resto del país (Poblaciones en el Alto Bio-Bío, Temuco, los cerros de Valparaíso, Antofagasta, etc.) nos hemos transformado en zombis o en sus familiares. La pasta se extiende como una plaga, entra en los hogares honestos y sencillos, roba lo que más queremos para transformarlo en una especie rara de enemigo, modernos leprosos, vegetales sin retorno.

Te hablo de hombres, mujeres y niños con un pasado sano que, por una u otra razón, se internan en la espiral del vicio. Pocas dosis se necesitan para el abandono de la conciencia, presos por un éxtasis exquisito, inigualable; pocos meses de consumo para padecer una locura que se manifiesta físicamente (cuerpos desnutridos, espaldas gibadas, manos temblorosas, piel y pupilas resecas, avejentadas), emocional (desafecto, inclinación a la violencia, tristeza, soledad, pánico) y sicológicamente (paranoia, alucinaciones, se escuchan voces), pues sólo importa conseguir la droga. Imposible no fumarse un mono o un pan con chancho (mezclada con yerba), en pipa o en antena, con más o menos bencina. La voluntad que, frente a otro tipo de tentaciones, actúa en la toma de decisiones, en este caso, desaparecerá al ritmo en que aumenta el tiempo de consumo.

Por cada uno de los que intenta rehabilitarse, cien no tienen acceso por razones económicas o de aceptación del problema; otros recaen horriblemente después de algunos meses de batalla en el mismo entorno, con la calamidad pisándoles los talones en todas las esquinas. Los veo murciélagos, en racimos, sentados con la cabeza entre las piernas, durmiendo noches sin sueños ni amanecer. Veo a niñitas hermosas invitando al cerro para ‘chuparla’ por 500 o 200 dependiendo de cuánto les falte para el ‘mono’. Pasteros violadores de sus propias hembras. El Sida se burla, se instala y despliega su maldita mutabilidad en estos débiles organismos; a nadie le preocupa, no reciben condones, no van al consultorio, no tienen compañeros de escuela o de trabajo, no son conocidos por sicólogos ni orientadores, las iglesias recuperan pequeños estertores de fe; están aislados en sus nichos de calle, repudiados por su familia, por sus vecinos, irreconocibles seres, demasiado chocante oler esos huesos agarrotados. Algunos de ellos tratan de luchar, de invertir la mordedura loca de este nuevo dios, trabajan para su vicio, viven vidas paralelas; sin embargo, entre ellos mismos se ríen de tal comportamiento, la aspiradora está encendida al máximo y… terminan muriendo.

Me encuentro habitando escenas que superan la creatividad de Resident Evil. Siento que vivo en un complot donde el que no provoca es cómplice, donde millares de personas perviven sojuzgadas por el signo del exterminio y del control. Nos atontan, adormilan o vuelven locos para mantener la libertad y el poder de usarnos, explotarnos en el trabajo o dejarnos moribundos en algún botadero.

No veo solución y me desespero. Me abochorna el uso de la represión sobre los consumidores, porque no es un problema penal sino de salud: están enfermos de muerte. Por otro lado, curiosamente, los allanamientos al interior de la población se circunscriben a los traficantes de marihuana o coca. Los vendedores de pasta tienen la tranquilidad descarada de vender las 24 horas del día. Y si alguno de ellos cae preso, puedo imaginar tremendas mansiones en sectores jamás intervenidos policialmente, construidas con sangre de ‘angustia’.

Ojalá se pudiese difundir esta preocupación, hacerla de muchxs, mirar a estas personas, salvarles el cuerpo, su mente, su corazón, aunque las secuelas opaquen el color de la piel y hayan enronquecido su voces. Desde este lugar se oye un inmenso clamor que renuncia a este abandono impuesto, que no desea la marginación y le teme al exterminio macabro. Desde acá exigimos el reconocimiento y la valoración de la persona en su magnitud de expresión y dolor, miseria y fortuna. Que no aparezca como un drama incrustado en una clase social, un drama que impulsa la permanencia del analfabetismo, la ignorancia y la crueldad de los destinos. Acá necesitamos cariño, integración, respeto.

NUWA
 
-post-it,23.03.2006
(La Pincoya es una poblacion, villa, suburbio o como prefieran llamarle, de la periferia de Santiago, al norte miserable de esta urbe que crece con los tiempos)
 
c_posada,23.03.2006
Migue: He leído ya tres veces esto. Dile a Cecilia que me ha impresionado muchísimo esta columna. Conozco de estas realidades, conozco la alienación de la que se contagian muchos niños, jóvenes y adultos (en mi país no hay distinción de estratos en el consumo), buscando la propia supervivencia, de esta peste que azota nuestros pueblos.

Se que es desesperante mirarlo y, en su gran mayoría, los gobiernos no dan una voz de alerta hasta que el problema empieza a tocar otras esferas, cuando deberían ser lo primeros en prevenir.

La educación no es integral, y solo a través de ella se puede reconstruir la sociedad. El problema de fondo no son los consumos de drogas, tampoco el tráfico. El problema es la anarquía de nuetras sociedades, se desmoronan ante nuestros ojos por las diferencias socioeconómicas tan abismales que existen entre unos y otros, por la inversión de valores y la abulia hacia la búsqueda de soluciones estructurales.

Y la inconciencia, la indiferencia ante estas realidades es en definitiva la que se encarga de desencadenar la autodestrucción de nuestras gentes.

Dile a Ceci que escribirlo, difundirlo... bes al menos un aporte para crear esta conciencia. /b

Lamento mucho lo que está sucediendo en estos pueblos chilenos. En mi Colombia también nos enfrentamos a pestes muy semejantes.

Vale la pena reflexionar sobre ello.
 



Para escribir comentarios debes ingresar al sitio: Ingresar


[ Privacidad | Términos y Condiciones | Reglamento | Contacto | Equipo | Preguntas Frecuentes | Haz tu aporte! ]