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Inicio / Lista de Foros / Literatura :: Retos y Concursos / SEGUNDA CONSIGNA DEL TERCER JUEGO LITERARIO - [F:16:12557]


roseblack,02.04.2013

SEGUNDA CONSIGNA DEL TERCER JUEGO LITERARIO ¨EL HÉROE Y EL VILLANO¨

Para complicar un poco, esta consigna también se divide en dos partes:

*Ya hemos inventado a nuestros personajes, nuestro héroe y villano, ahora, para más sabor al juego vamos a elegir a sólo uno de nuestros personajes, ya sea el héroe o el villano. Una vez electo, buscar en los personajes de los otros jugadores al personaje contrario al que elegimos; para aclarar mejor: si elegimos a nuestro héroe, buscar el villano entre los personajes inventados por nuestros compañeros y viceversa, si elegimos a nuestro villano, buscar entre los héroes de nuestros compañeros al villano que más nos haya gustado.


*Una vez que tengamos elegidos a nuestros personajes escribir una historia con nuestro personaje elegido y su contrapartida en el personaje de nuestros compañeros seleccionado.


Por favor, como siempre, ya que somos muchos, no excederse de las 500 palabras sí podemos leer todos los relatos sin cansarnos.

....................................................................... ..............

Cualquier duda pregunten, suerte!!!
Cariños
Rose
 
sabiel,02.04.2013
wow!!
 
freyia,02.04.2013
Manos a la obra
 
morgund,02.04.2013
Elijo a mi chica antiheroe, que llamare bAnita/b, como mi heroe.
Elijo como villado el personaje bSabiel/b, de Sabiel
 
umbrio,03.04.2013
Elegí a Victoria la heroína de Gsap y mi villano Pepe.
Me excedí en la extensión. Espero no cause problemas. Ahí va mi cuento.


De héroes y villanos.

Lo conocí en el Aeropuerto Benito Juárez de la Ciudad de México. Estaba sentado en la fila de asientos frente a mí. Tenía el codo izquierdo sobre la pierna y recargaba la frente sobre su mano abierta. El brazo derecho en el regazo.

Al notar que no tenía sortija de matrimonio, di un recorrido a todo su aspecto: mocasines afables, el pantalón de algodón mantenía la raya perfecta, el saco abierto y la corbata anudada al cuello. Acicalado innecesario para tan avanzadas horas, eran las dos de la mañana.

De la cara cubierta por la mano sólo asomaba el mentón violentado por el crecimiento de barba de un día largo. Intenté explorar el resto del rostro pero desvié la mirada cuando me percaté que lloraba. Un sobrecogimiento me invadió. Sobre la punta de los pies alzaba y bajaba en forma desenfrenada mis rodillas. Me levanté del asiento, di un paso y giré sobre mis pies y volví a sentarme. Regresé a escrutar su cara, estaba ávida por conocer los motivos de sus lágrimas.

No quería hablar y avergonzarle. Tampoco soy imprudente, en todo caso, tengo la maldita manía de querer hacer feliz a quien no lo es. No me iba a marchar del aeropuerto sin hacerle honor a mi nombre, Victoria, haría lo posible por conocer su historia y alegrarle el momento. Y sí, la obtuve: Esa noche aquel hombre, a los treinta años, conoció a su padre y la razón de su orfandad.

Lo que dije causó efecto, sonrió. Platicamos por horas. Algo parecido al gozo me invadió cuando él me miraba fijo y se mantenía en silencio palpitante, ese que invita a la confesión. Tras dos horas de conversación empática, impulsivo me pidió ser su pareja. Yo fui irreflexiva, después de dos meses de noviazgo nos casamos.

Se convirtió en mi héroe. Era lo más parecido a la perfección, no invadía mi espacio vital, me escucha y valoraba y lo mejor, me amaba. Sus actividades nobles fuera del hogar servían para reforzar mi admiración por él: patrocinaba un orfanato y se involucraba en otras actividades de beneficencia.

Fueron algunos años de intensa felicidad, de extraña sensación de sosiego. Así, en ese estado sin urgencias decidí dejar lo que tanta satisfacción me generaba, la danza. Tomé la determinación de dejar el ambiente artístico para acompañarlo en sus loables tareas.

Compró un equipo de perforación de pozos para proveer de agua potable a algunas poblaciones marginadas. Fue en esos lugares que por primera vez vi en su cara la mueca crispada de la ira cuando discutía con un par de trabajadores.

Todos tenemos un temperamento oculto. Algunos lo exponen rápido, otros, como el buen vino, se toman su tiempo para mostrar su verdadero carácter.

No obstante que ayudaba sin recibir algo a cambio, tampoco estaba preparado para la ingratitud. En una comunidad que se regía por usos y costumbres lo apresaron porque se sintieron desprendidos de algo que les pertenecía: Pepe instaló una bomba de extracción de agua nueva y algún trabajador subió la bomba vieja e inservible al vehículo.

Después de un día de encierro, salió indignado y ofendido. Llegó a casa, se dio una ducha y permaneció aislado en su estudio. Horas más tarde tenía el suficiente ánimo para hablarme.

–Fue humillante.

No respondí, percibía su enojo.

–No sabes lo que es sentirse inerme.

–Te entiendo. Respondí aunque no esperaba respuesta.

–¿Cómo podrías entenderlo? ¿Sabes lo que significa inerme?

Aún cuando lo sabía no tenía interés en contradecirle. Me limité a mirarlo amorosa para conciliar. Se acercó hacia mí, tomó mi rostro apretándolo con fuerza apenas y sin ocultar del todo su furia me dijo:

–Por supuesto que no lo sabes y no tienes idea.

Esa inexplicable conducta debió ser suficiente para abandonarlo. No lo hice y la violencia creció en intensidad y periodicidad. El recuerdo de todas sus bondades y mis sentimientos predominaba: él cambiaría y yo lo creía con una fe y convicción religiosa.

Me preguntaba cómo podía soportar esa vejación, cómo había abandonado la alegría que me caracterizaba. Cuando oía el estertor del inicio de la golpiza, levantaba los brazos para cubrirme el rostro y me dejaba caer al piso ovillada para protegerme de lo inevitable. Como si la posición fetal me diera protección materna.

Podía aspirar el aroma de mi miedo. Cuando él terminaba de golpearme me quedaba inmóvil, conteniendo la respiración. Lo que sucedía en ese momento no era un contacto con el horror sino un proceso más íntimo y callado. Algo me avasallaba y me obligaba a cruzar los brazos sobre el abdomen en actitud de abrazo consolador.

Por un momento él me miraba postrada en el piso, inútil y humillada, el hombro y la cabeza recargada contra la superficie plana y fría del parquet de cedro. Después me traía agua, se arrojaba al piso, lloraba y me abrazaba.

La mano que rompe, horada y mutila, no puede se la mano que da, acaricia y construye. De un ánimo eufórico y emprendedor cambiaba de súbito a un estado desolador, de un temor de nada, como si albergara en el pecho a su propio enemigo.

Yo seguía obnubilada, enredada entre un héroe y el villano. Tuvo que ser él quien mostró una salida: en un acto íntimo, honesto e impostergable habló a la policía para entregarse por violencia familiar. Liberó mis ataduras.

Era momento de irme, de retomar mi nombre y vida. Cuando avancé hacia la libertad recorría el pasillo que conduce a la salida, deslicé el dedo sobre la pared como si no quisiera perder contacto con algo querido que se deja atrás. Mi dedo debió tocar alguna textura rasposa y sangró. Hay salidas que dañan y sangran y aún así son una Victoria.

 
roseblack,03.04.2013
Umbrío, esta tarde lo leo sin falta, gracias por animarte a jugar.

Cariños
Rose
 
gsap,03.04.2013
Ups, umbrio, qué historia has creado, me encantó... te felicito.
Voy a poner manos a la obra para no quedarme atrás!!
Un abrazo para todos y a jugar!!
 
rhcastro,03.04.2013
Mi hèroe: El perro
Mi villano: Esmeralda de yosoyasi2




El ùltimo perro de San Cristobal.


El perro amaba a Esmeralda, aquella mujer ojo verde tan temida por el vecino Eustaquio, que cansado de sus groserìas prefiriò montar una barda tan grande que impidiera a la 'doña' aventarle una nueva maldiciòn o algùn hechizo, porque bien sabido era que practicaba magia negra.
El perro amaba a Esmeralda, aun cuando Eustaquio le cantara las mil veces 'ojalà que te mueras bruja maldita' porque nadie en San Cristobal tenìa un perro, al menos vivo... Gracias a las sustancias que preparaba ella, quien tiraba comida envenenada a las mascotas(pensaban los vecinos).
El perro amaba a Esmeralda, aun cuando recibìa patadas y aventones de todos los vecinos, porque a pesar de todo seguìa vivo, aun cuando lo trataron de envenenar multitud de veces en venganza.
Esmeralda tambièn odiaba a su perro. En realidad Esmeralda odiaba todo, a sì misma se odiaba, y muchas veces tratò de morir, pero el perro le habìa salvado en todas las ocasiones.
Todas las veces que Esmeralda tratò de matarse, fueron las veces que envenenò su comida, pero llegaba el perro, ese perro tan odiado a arrebatarle el mortìfero veneno de la mesa o las manos, corrìa veloz hasta algùn patio vecino a enterrar tales suertes que otro perro consumìa.
El perro amaba a Esmeralda, pero un dìa Esmeralda volviò a preparar aquella sustancia malèfica que el tanto conocìa y fue cuando el perro que tanto amaba a Esmeralda moviò la cabeza para un lado, y para el otro ¿Dònde enterrarìa aquel mortifero veneno sin que un niño, de los muchos que veìa jugar en los patios resultase afectado ya sin otro perro para salvarle?... Cuando ella estaba a punto de comer, volteò a ver que el perro nada hacìa !No le estaba salvando el maldito animal! !Maldito animal!
El perro amaba a Esmeralda... Y fue por eso que cuando viò que ella no consumiò el veneno, se avalanzò quitàndole de un mordisco la existencia. Mientras Esmeralda se desangraba... El perro lengueteaba lentamente aquel recipiente. Porque amaba a Esmeralda, porque ya no habìa otro perro que amara a los niños.
Eustaquio que tanto odiaba al perro y a Esmeralda... Que nada sabìa del veneno y el odio de ella hacia si misma, pensò que habìa muerto en un hechizo que mandò hacer para sacarla de San Cristobal. Sonriente enterrò al perro cuando una carroza fùneble abandonò aquel lugar.




 
gsap,03.04.2013
Ups rhcastro, qué relato!! mis aplausos para el perrito poseedor de una inteligencia emocional que muchos humanos quisieran tener y, por supuesto para tu narrativa, envolvente como siempre.
 
sabiel,03.04.2013
Morgund, escogiste al mas malvado patán que había.
Espero ansioso el desarrollo de la historia
Umbrio, la trama esta sumamente elaborada, no pude dejar de leerla, asi como tambien me gustó mucho la historia de Rhcastro, triste final del can-heroe...
Saludos
 
sabiel,03.04.2013
Morgund, escogiste al mas malvado patán que había.
Espero ansioso el desarrollo de la historia
Umbrio, la trama esta sumamente elaborada, no pude dejar de leerla, asi como tambien me gustó mucho la historia de Rhcastro, triste final del can-heroe...
Saludos
 
sabiel,03.04.2013
Ignacia escogí tu villano, pero el hijo universitario lo tuvo en un matrimonio anterior asi que ahí va... ( ojala les guste)
Sorry si me alargue mucho, es por falta de colágeno...



Rufino

Rufino había llegado hacía poco.
Su esposa Gloria demoró toda la mañana preparando el almuerzo, cosa dificil considerando la escasa dotación de dinero que le dejaba su marido. Asi que desde que se levantaba, tenía que verselas para prepararle un menú digno del "Ritz", y atender a sus tres hijos con el desayuno, en aseo de la casa que para variar, de acuerdo a los gustos del "Patron" tenía que ser grande, las tareas escolares de los chicos y todavía el maldito almuerzo.
El Patron. Ni se imaginaba Rufino los motes y sobrenombres que a sus espaldas en la clandestinidad de la cocina le endosaba su esposa y sus hijos. No los podemos culpar, pues si bien no era la manera quizas mas correcta era la unica que se les ocurría para desahogarse de la opresiva y marcial forma de quererlos del patriarca familiar que era Rufino.
Rufino, no eta tampoco un hombre inculto. Cursó ingeniería y salió con honores, pero eso no garantiza la calidad de persona que se es, y Rufino trataba mal a su projimo, quien quiera que fuera, solo se frenaba en algo con sus superiores, y eso le habia costado caro muchas veces, y la última había sido hacía apenas una semana. Tuvo un encontron con un capataz muy querido por su gente, si bien tenía razon en lo técnico, al pobre hombre lo humilló delante de la gente, y lo hubieran golpeado, como otras veces pero a alguien se le ocurrió algo mejor esa vez; lo grabaron y presentaron la evidencia a la junta directiva. El resultado? hace casi una semana que busca trabajo, aunque ya tiene tres prospectos listos, aparte de unos negocios independientes.
Rufino se sentó a la mesa, solo como siempre, y Gloria le sirvió el plato de entrada, sopa. Gloria lo miraba y recordaba como su familia se dividió cuando se comprometió con él. Fue una division en la que ninguna de las partes quedó de parte de ella, y lo peor es que él inició la discordia.
-Estos malditos críos siempre dejan todos sus juguetes regados por todas partes!! (en realidad era solo un lapiz grafito de uno de ellos que hacía la tarea y lo olvidó. Ya les daré yo su castigo. Y tú, que has hecho todo el dia, vagando como siempre... Mir como se acumul el polvo en los muebles....
Rufino otra vez vociferaba. Su esposa, de caracter mas dócil, no decía nada pese a la injusticia. Los hijos escuchaban escondidos en la cocina.
Mosca escuchó todo. como andaba mosqueando desde tempran, tambien vio las peripecias de Gloria para tener todo listo a tiempo, y dijo por fin;
-Bzzz zzzbrzzzz zzbrzzz... (Estas aterradoras palabras, mas aterradoras aún dichas por nuestro heroe significan "Ha llegado tu hora canalla, Gloria ahora tiene quien la defienda. Preparate para la batalla de tu vida, malvado. Te haré sufrir y te daras cuenta al fin de todo el daño que le has hecho a tu prójimo, y te arrepentirás...)
-Brz bzzbrz... ( Es mejor no traducirlo)
Cuando rufino trato de llevarse la primera cucharada a la boca, comenzó una batalla épica. Mosca esquivaba cuanto aletazo Rufino le descargaba. Pero la contienda desgastó a ambos oponentes. Gloria veía el espectaculo abriendo cada vez mas los ojos. Pronto uno de los guerreros cayó abatido. Mosca sabia que aquel golpe sería fatal, y mientras iba cayendo, redirigio con las pocas fuerzas que le quedaban, y se le oyó decir...
-Brzr... (que traducido es, "o vivir con honor, o morir con Gloria...")
Rufino se sentó a comer sin preocuparse fe donde quedó su adversario. Gloria lo observaba atenta. A la primera cucharada Gloria vio lo que Rufino dirigía a su boca, que miramdola tristemente con sus doscientoscuarentayochomiltres ojos flotando de espaldas le decía adios con su patita...
-Además esto está amargo!!! dijo rufino acerca de la sopa.
Nunca Gloria y sus hijos se rieron tanto de Rufino...
 
rhcastro,04.04.2013
El texto de umbrìo me ha gustado mucho, tiene las imàgenes perfectas de las buenas letras.
El heroe villano de tantas familias, esa mezcla de humano y bestia de los conflictos interiores.

Sabiel: Me hiciste recordar a una vieja y cansada tìa que torturaba a las moscas. Je!.-Saludos.-
 
sabiel,05.04.2013
Gracias Rh, que bueno que saqué una sonrisa jeje.
Saludos...
 
Ignacia,05.04.2013

Elegí a Pepe, el villano de umbrío y a mi heroína Gisela.

A través del gran ventanal de un corredor del Hospital en donde cumplía su horario de turno, Gisela veía a los estudiantes en su marcha de protesta contra el gobierno, algunos en orden cantando sus consignas, otros, encapuchados, dedicados al vandalismo, la avenida principal, atestada, letreros, tambores y carnaval y entre tantos y los miles, una joven pareja, tomados de la mano caminaban en silencio junto a la multitud bochinchera, le pareció que disfrutaban de una amorosa intimidad. Su mente recorrió el tiempo y se vio en medio de un alboroto similar en el andén de la Estación Central en donde también, entre bolsos, algunas guitarras, sacos de dormir y padres que se despedían, un centenar de estudiantes de todas las facultades viajarían en el tren hacia el sur a realizar sus trabajos voluntarios de verano.

Era su primer año de estudios y su primera experiencia de dormir en el suelo, comer lo que le sirvieran, asearse en un baño compartido y trabajar con niños en extrema pobreza, quitar piojos, curar heridas infectadas, vacunar, enseñar a jóvenes embarazadas como cuidar su bebé. Sin duda una gran experiencia de vida que su padre se negaba a permitir, la madre impuso su voluntad, Gisela debía conocer ese mundo triste, gris, desesperanzado, en la frontera oculta de su vida.

Acomodados en todas partes, los jóvenes iniciaron su viaje, en el asiento frente a Gisela un joven afinaba una guitarra, ella lo miraba con disimulo, él solo se dio cuenta de su presencia cuando ya rasgueaba las cuerdas, comenzó a cantar con hermosa voz, los demás jóvenes lo acompañaban, ella extasiada, él no dejó de mirarla a los ojos. Poco a poco las voces se silenciaron, ella no pudo conciliar el sueño, él solo cerró los ojos.

_ ¡ Hey ! Pepe ! _ lo sobresaltó una voz, entre el silencio de los que dormían y el traquetear del tren.
_ ¡ Qué te pasa !! mi nombre es José _ respondió furioso.
_ ¡ Ya ipoh/i, no te ipongai/i así ! te invito un cigarrillo, afuera, en el enganche de carros.
_ Vamos, no me vuelvas a llamar Pepe delante de Gisela, idiota ! _
_ ¿ Y qué pasa con Gisela ? _
_ Es mi futura esposa ¡ iweón/i ! _
_ ¿ Qué fumaste iweón/i ?, esa mina no es ipa voh/i
_ Eso lo vamos a ver, imbécil _

Larga noche de pensamientos y sensaciones, Gisela desconcertada, el joven de la guitarra más versado y hábil lo percibió y en toda la jornada universitaria, no la perdió de vista, siempre a su lado amable, correcto, conocedor de su atractivo, desplegó su encanto con naturalidad.

Al regresar a la capital ya eran una pareja de novios, el romance perduró hasta el fin de sus estudios, los padres de Gisela no estaban de acuerdo con el compromiso _ No vas a ser feliz con él, hija _ argumentaba la madre, _ Su comportamiento es inestable, no conozco los motivos pero me parece un joven resentido con la vida, nunca se sabe con qué nos va a sorprender, en cada oportunidad que nos da de latigazos con sus palabras, nosotros guardamos silencio y en solo segundos cambia su agresiva conducta y nos hace reír a carcajadas, no me gusta _ Ella, sorda a los consejos y opiniones de su familia, era verdad lo que decía su padre, José era así, inestable, agresivo o el rey de la fiesta. Se casaron, nadie lo pudo evitar, Gisela se había enamorado, además era mayor de edad.

En pocos meses de casados, Gisela cambió su comportamiento, de ser una joven alegre y amistosa, se convirtió en una mujer opaca, de mirada triste y silenciosa. Pasaron muchos años, los tres hijos ya eran profesionales y antes de darse cuenta, Gisela se encontró viviendo sola con su esposo. Su trabajo y labor social le permitían ahogar la angustia que le significaba vivir al lado de un hombre que la agredía verbalmente en público y delante de sus hijos. En su casa no era nadie, en el hospital el puntal de la unidad de tratamiento intensivo pediátrico, su esposo infiel, mentiroso y desleal, un sicópata.

Una llamada telefónica del único amigo de José, médico siquiatra, compañero de ella, le avisaba que su esposo se había suicidado.

_ Gisela, José era bipolar, siempre lo supe, a él se lo dije, necesitaba ayuda, una terapia, oportunidad en que se enfureció, recordarás que por años no pude entrar a tu casa. Lo siento, fui un cobarde, me siento responsable por tanto daño inmerecido del que fui testigo en reiteradas ocasiones, transformó su vida en un caos, su decisión final fue deshacerse de si mismo _


 
sabiel,05.04.2013
Hola Ignacia, gustoso de leer el segundo plato de Pepe ☺
 
roseblack,06.04.2013
Perdonen la demora.

Umbrío, muy buena elección de personajes y sorpresa con el villano.

Rhcastro, nunca me hubiera imaginado un cuento igual, sorprende el protagonismo del perro, muy bueno.
 
rhcastro,06.04.2013
Gracias Rose.-
 
gsap,06.04.2013
Sabiel, me pareció muy entretenido tu texto!!
 
gsap,06.04.2013
Ups Ignacia, me encantó tu historia, con sus chilenismo y narrativa precisa.
 
umbrio,06.04.2013
Muy buenas historias las presentadas: rhcastro, sabiel e ignacia.
Saludos.
 
rhcastro,07.04.2013
Aguàntame tantito ignacia. Regresarè a leer en unos dìas.
 
sabiel,07.04.2013
Gsap, Umbrio, gracias
 
roseblack,07.04.2013
Sabiel, gran protagonismo de tu villano en el relato, irónico final. Muy bueno.

Ignacia: triste relato reflejo de una realidad que muchos viven, muy bueno.
 
JacPhoenix,09.04.2013
Elijo a Martín, mi villano. Como héroe, elijo al niño de gmmagdalena.

Creo que quedó un poco largo, pero es casi todo diálogo y se lee deprisa.

Espero que os guste.
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Arqueó las cejas al tiempo que terminaba de pasarse revista a sí mismo frente al espejo del recibidor. El pelo bien peinado y cuidado, la ropa planchada y combinada, una sonrisa radiante y un guiño de ojo embaucador perfeccionado con el paso del tiempo.
Inspiró satisfecho ante la imagen que se rompió cuando una sombra, que reflejaba todo lo contrario a él, pasó por detrás hacia la cocina.

Suspiró con resignación al ver como su hermano gemelo, Sergio, se pasaba una mano por el pelo despeinado y buscaba algo para desayunar aun con cara de sueño. Aquella despreocupación por su imagen le crispaba.

Salió al exterior dispuesto a llegar a la parada de autobús antes que su hermano. La vecina de la esquina no tardaría en salir y no quería que le viese con él, pero no fue con Mónica con quien se encontró. En la acera, un niño pequeño, de unos siete años, caminaba de casa en casa con una escoba al hombro y ofreciéndose a limpiar la entrada por unas pocas monedas o algo que echarse al estómago. Aquello le dio una idea a Martín.

-¡Chaval! -llamó con altanería- ¿Cuánto me cobras por limpiar la entrada?
-Dos euros -respondió sin mucha convicción. Martín pudo notar que ni él mismo sabía si estaba pidiendo mucho o poco- ¡Uno con cincuenta! -añadió tras unos segundos de silencio.
-No, no. Dos están bien -sonrió Martín- Y dime... ¿sólo barres? ¿No limpias jardines o sacas la basura de la gente?
-No entro en las casas. A la gente no le gusta y a mi tampoco.
-¿Y si te doy cinco euros como estos? -preguntó mostrándole el billete
-No se... eso es lo que gano barriendo dos entradas y media
-¿Barres medias entradas?
-No -respondió herido por la burla
-Hagamos un trato, socio -sonrió agachándose y poniéndose a su altura- En mi casa no habrá nadie toda la mañana. Mis padres están trabajando y mi hermano y yo nos vamos a la facultad. Si sacas la basura de ese cubo que ves junto a la puerta, recoges las hojas secas del jardín, arrancas las hierbas que hay bajo las ventanas y barres la entrada, no te doy cinco, sino diez euros para ti sólo.
-Eso son...
-Eso son muchas entradas. Ganarás un poco más que si vas casa por casa preguntando. Además, no tendrás que entrar. Estarás todo el tiempo en el jardín. Es un buen trato, ¿eh, socio?

El pequeño frunció el ceño intentando calcular cuánto tardaba él en conseguir aquel dinero en un día normal, pero el billete rojizo que Martín paseaba ante sus ojos le distraía.
-De acuerdo -dijo finalmente- Pero ¿cuándo me vas a pagar?
-Eres un chico muy listo -rió Martín- Para que sea justo, te daré una mitad ahora y otra cuando vuelva.

Así lo acordaron y Martín se apresuró a reanudar su camino tras darle al muchacho la mitad de la cantidad establecida. Sonrió satisfecho con las espectativas de aquel día que empezaba tan bien.
Según el horario establecido por la familia, todas aquellas tareas le correspondían a él aquella semana y debería pasarse la tarde cumpliéndolas sin poder ir al concierto al que irían todos sus amigos. Pero por diez míseros euros las tendría cumplidas y podría salir a divertirse. Agradeció a su suerte el haberse cruzado con aquel muchacho semianalfabeto y sonrió satisfecho mientras se ponía las gafas de sol dispuesto a encontrarse con Mónica.

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-Chico, ¿tú a qué te dedicas?
El niño se giró asustado al oir la voz de Sergio detrás de él. Si no fuese porque iba con otra ropa más descuidada y la cicatriz bajo el ojo, diría que era el mismo que acababa de pagarle.
-Limpio las entradas de las casas... pero...
-¿Y eso que estás haciendo es limpiar una entrada?
-No, estoy recogiendo hojas, pero el chico...
-¿Y si no es una entrada por qué lo limpias?
-El otro chico me dijo...
-Ya, ya se lo que te dijo -suspiró- Perdona a mi hermano, pero te ha engañado. ¿Cuánto ha dicho que te pagaría?
-Diez euros
-¡Será tacaño! -bufó mientras sacaba su cartera- Hagamos un trato. Ten estos diez euros y limpia sólo la entrada. No quieras hacer su trabajo sucio.
-Pero él me dijo que lo hiciera y me dio ya cinco.
-Quédatelos, se merece perderlos. Y hazme un favor; en adelante no dejes que otros decidan por ti.
-Está bien, en adelante... pero ahora tengo trabajo. Llegué a un acuerdo con él y aunque sea injusto debo cumplirlo. Guárdate ese dinero que yo ganaré el mio.

Sergio se quedó estupefacto ante aquella decisión en un niño tan pequeño. A pesar de saber que había sido engañado, su sentido del deber le impedía romper un pacto por muy injusto que fuera.
Aquello le dio una idea.

-Como quieras -se encongió de hombros- Ya que estás tan dispuesto a trabajar; ¿Quieres ganarte veinte euros más?
-¡¿Veinte?!
-Sí. Con los diez de mi hermano ganarías treinta en un par de horas...
-¿Qué tengo que hacer?
-Bueno, estás tan empeñado en cumplir un pacto tan injusto que te propondré otro. Mi hermano te da diez por recogerlo. Yo te doy veinte por que dejes las hierbas donde están y esparzas las hojas que has recogido.
-Pero... -murmuró sin comprender
-Es un trato injusto, pero en esta ocasión ganas tú.
-No puedo. No lo veo bien.

¡Malditas fuesen la nobleza de aquel niño y el carisma de Martín! Aun sin estar presente su hermano se saldría con la suya. Empezaba a impacientarse.
-Podemos hacerlo por las buenas o por las malas. Puedes tomar el dinero y tomarte la mañana libre sabiendo que has cumplido el trato mejor pagado o puedo echarte de aquí y perder los veinte que te ofrezco más los cinco que aun te debe mi hermano. Pasarías la mañana trabajando y con un mal trago. ¿Qué eliges?

El niño le contemplaba atónito y Sergio temió haber sido demasiado brusco. No obstante, se relajó cuando vio asomar en el niño una sonrisa pícara y se acercó tendiéndole la mano. Sergio pagó de buena gana los veinte prometidos y los cinco que Martín no pagaría al ver que el trabajo no estaba hecho. No le importó desembolsar la cantidad, puesto que no era suya. Sabía donde escondía Martín el dinero y se aseguró de que indemnizase el intentar aprovecharse de un niño pequeño.

Inspiró el aire primaveral al tiempo que veía como el niño se alejaba calle abajo con su escoba al hombro y tarareando emocionado. Se estiró, entró en la casa y recogió su mochila. Se sentía tan satisfecho que ni siquiera las dos horas de literatura clásica que le esperaban en la facultad le borrarían la sonrisa.
 
roseblack,10.04.2013
Huy, vas a tener que tenerme paciencia que estoy en los preparativos de un encuentro de tres días, bien pueda lo leo.

Cariños
Rose
 
sabiel,10.04.2013
Jack, que buen relato, me lo imaginé como una película, jeje.
 
sabiel,10.04.2013
Rose, gracias...
 
gsap,30.04.2013
El juego continúa??
Rose??

Un abrazo a todos!!
 
sabiel,01.05.2013
...?
 
roseblack,15.05.2013
Chicos, perdonen que no esté al día con los juegos pero estoy con unos problemas de salud, cuando esté mejor entro con todas las pilas y traigo un juego nuevo.
Cariños
Rose
 



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