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Inicio / Lista de Foros / Literatura :: Crítica / 3 El doble literario: EL Otro de J.L. Borges - [F:5:12186]


ninive,20.12.2011
Seguimos presentando el tema del otro tratado desde distintos enfoques por diversos autores.

bEl Otro /b por Jorge Luis Borges

El hecho ocurrió el mes de febrero de 1969, al norte de Boston, en Cambridge. No lo escribí inmediatamente porque mi primer propósito fue olvidarlo, para no perder la razón. Ahora, en 1972, pienso que si lo escribo, los otros lo leerán como un cuento y, con los años, lo será tal vez para mí. Sé que fue casi atroz mientras duró y más aún durante las desveladas noches que lo siguieron. Ello no significa que su relato pueda conmover a un tercero.
Serían las diez de la mañana. Yo estaba recostado en un banco, frente al río Charles. A unos quinientos metros a mi derecha había un alto edificio, cuyo nombre no supe nunca. El agua gris acarreaba largos trozos de hielo. Inevitablemente, el río hizo que yo pensara en el tiempo. La milenaria imagen de Heráclito. Yo había dormido bien, mi clase de la tarde anterior había logrado, creo, interesar a los alumnos. No había un alma a la vista.
Sentí de golpe la impresión (que según los psicólogos corresponde a los estados de fatiga) de haber vivido ya aquel momento. En la otra punta de mi banco alguien se había sentado. Yo hubiera preferido estar solo, pero no quise levantarme en seguida, para no mostrarme incivil. El otro se había puesto a silbar. Fue entonces cuando ocurrió la primera de las muchas zozobras de esa mañana. Lo que silbaba, lo que trataba de silbar (nunca he sido muy entonado), era el estilo criollo de La tapera de Elías Regules. El estilo me retrajo a un patio, que ha desaparecido, y la memoria de Alvaro Melián Lafinur, que hace tantos años ha muerto. Luego vinieron las palabras. Eran las de la décima del principio. La voz no era la de Álvaro, pero quería parecerse a la de Alvaro. La reconocí con horror.
Me le acerqué y le dije:
-Señor, ¿usted es oriental o argentino?
-Argentino, pero desde el catorce vivo en Ginebra -fue la contestación.
Hubo un silencio largo. Le pregunté:
-¿En el número diecisiete de Malagnou, frente a la iglesia rusa?
Me contestó que si.
-En tal caso -le dije resueltamente- usted se llama Jorge Luis Borges. Yo también soy Jorge Luis Borges. Estamos en 1969, en la ciudad de Cambridge.
-No -me respondió con mi propia voz un poco lejana.
Al cabo de un tiempo insistió:
-Yo estoy aquí en Ginebra, en un banco, a unos pasos del Ródano. Lo raro es que nos parecemos, pero usted es mucho mayor, con la cabeza gris.
Yo le contesté:
-Puedo probarte que no miento. Voy a decirte cosas que no puede saber un desconocido. En casa hay un mate de plata con un pie de serpientes, que trajo de Perú nuestro bisabuelo. También hay una palangana de plata, que pendía del arzón. En el armario de tu cuarto hay dos filas de libros. Los tres de volúmenes de Las mil y una noches de Lane, con grabados en acero y notas en cuerpo menor entre capítulo, el diccionario latino de Quicherat, la Germania de Tácito en latín y en la versión de Gordon, un Don Quijote de la casa Garnier, las Tablas de Sangre de Rivera Indarte, con la dedicatoria del autor, el Sartor Resartus de Carlyle, una biografía de Amiel y, escondido detrás de los demás, un libro en rústica sobre las costumbres sexuales de los pueblos balkánicos. No he olvidado tampoco un atardecer en un primer piso en la plaza Dubourg.
-Dufour -corrigió.
-Esta bien. Dufour. ¿Te basta con todo eso?
-No -respondió-. Esas pruebas no prueban nada. Si yo lo estoy soñando, es natural que sepa lo que yo sé. Su catálogo prolijo es del todo vano.
La objeción era justa. Le contesté:
-Si esta mañana y este encuentro son sueños, cada uno de los dos tiene que pensar que el soñador es él. Tal vez dejemos de soñar, tal vez no. Nuestra evidente obligación, mientras tanto, es aceptar el sueño, como hemos aceptado el universo y haber sido engendrados y mirar con los ojos y respirar.
-¿Y si el sueño durara? -dijo con ansiedad.
Para tranquilizarlo y tranquilizarme, fingí un aplomo que ciertamente no sentía. Le dije:
-Mi sueño ha durado ya setenta años. Al fin y al cabo, al recordarse, no hay persona que no se encuentre consigo misma. Es lo que nos está pasando ahora, salvo que somos dos. ¿No querés saber algo de mi pasado, que es el porvenir que te espera?
Asintió sin una palabra. Yo proseguí un poco perdido:
-Madre está sana y buena en su casa de Charcas y Maipú, en Buenos Aires, pero padre murió hace unos treinta años. Murió del corazón. Lo acabó una hemiplejía; la mano izquierda puesta sobre la mano derecha era como la mano de un niño sobre la mano de un gigante. Murió con impaciencia de morir, pero sin una queja. Nuestra abuela había muerto en la misma casa. Unos días antes del fin, nos llamo a todos y nos dijo: "Soy una mujer muy vieja, que está muriéndose muy despacio. Que nadie se alborote por una cosa tan común y corriente."Norah, tu hermana, se casó y tiene dos hijos. A propósito, ¿en casa como están?
-Bien. Padre siempre con sus bromas contra la fe. Anoche dijo que Jesús era como los gauchos, que no quieren comprometerse, y que por eso predicaba en parábolas.
Vaciló y me dijo:
-¿Y usted?
No sé la cifra de los libros que escribirás, pero sé que son demasiados. Escribirás poesías que te darán un agrado no compartido y cuentos de índole fantástica. Darás clases como tu padre y como tantos otros de nuestra sangre. Me agradó que nada me preguntara sobre el fracaso o éxito de los libros.
Cambié. Cambié de tono y proseguí:
-En lo que se refiere a la historia... Hubo otra guerra, casi entre los mismos antagonistas. Francia no tardó en capitular; Inglaterra y América libraron contra un dictador alemán, que se llamaba Hitler, la cíclica batalla de Waterllo. Buenos Aires, hacía mil novecientos cuarenta y seis, engendró otro Rosas, bastante parecido a nuestro pariente. El cincuenta y cinco, la provincia de Córdoba nos salvó, como antes Entre Ríos. Ahora, las cosas andan mal. Rusia está apoderándose del planeta; América, trabada por la superstición de la democracia, no se resuelve a ser un imperio. Cada día que pasa nuestro país es más provinciano. Más provinciano y más engreído, como si cerrara los ojos. No me sorprendería que la enseñanza del latín fuera reemplazada por la del guaraní.
Noté que apenas me prestaba atención. El miedo elemental de lo imposible y sin embargo cierto lo amilanaba. Yo, que no he sido padre, sentí por ese pobre muchacho, más íntimo que un hijo de mi carne, una oleada de amor. Vi que apretaba entre las manos un libro. Le pregunté qué era.
-Los poseídos o, según creo, Los demonios de Fyodor Dostoievski -me replicó no sin vanidad.
-Se me ha desdibujado. ¿Que tal es?
No bien lo dije, sentí que la pregunta era una blasfemia.
-El maestro ruso -dictaminó- ha penetrado más que nadie en los laberintos del alma eslava.
Esa tentativa retórica me pareció una prueba de que se había serenado.
Le pregunté qué otros volúmenes del maestro había recorrido.
Enumeró dos o tres, entre ellos El doble.
Le pregunté si al leerlos distinguía bien los personajes, como en el caso de Joseph Conrad, y si pensaba proseguir el examen de la obra completa.
-La verdad es que no -me respondió con cierta sorpresa.
Le pregunté qué estaba escribiendo y me dijo que preparaba un libro de versos que se titularía Los himnos rojos. También había pensado en Los ritmos rojos.
-¿Por qué no? -le dije-. Podés alegar buenos antecedentes. El verso azul de Rubén Darío y la canción gris de Verlaine.
Sin hacerme caso, me aclaró que su libro cantaría la fraternidad de todos lo hombres. El poeta de nuestro tiempo no puede dar la espalda a su época. Me quedé pensando y le pregunté si verdaderamente se sentía hermano de todos. Por ejemplo, de todos los empresarios de pompas fúnebres, de todos los carteros, de todos buzos, de todos los que viven en la acera de los números pares, de todos los afónicos, etcétera. Me dijo que su libro se refería a la gran masa de los oprimidos y parias.
-Tu masa de oprimidos y de parias -le contesté- no es más que una abstracción. Sólo los individuos existen, si es que existe alguien. El hombre de ayer no es el hombre de hoy sentencio algún griego. Nosotros dos, en este banco de Ginebra o de Cambridge, somos tal vez la prueba.
Salvo en las severas páginas de la Historia, los hechos memorables prescinden de frases memorables. Un hombre a punto de morir quiere acordarse de un grabado entrevisto en la infancia; los soldados que están por entrar en la batalla hablan del barro o del sargento. Nuestra situación era única y, francamente, no estábamos preparados. Hablamos, fatalmente, de letras; temo no haber dicho otras cosas que las que suelo decir a los periodistas. Mi alter ego creía en la invención o descubrimiento de metáforas nuevas; yo en las que corresponden a afinidades íntimas y notorias y que nuestra imaginación ya ha aceptado. La vejez de los hombres y el ocaso, los sueños y la vida, el correr del tiempo y del agua. Le expuse esta opinión, que expondría en un libro años después.
Casi no me escuchaba. De pronto dijo:
-Si usted ha sido yo, ¿cómo explicar que haya olvidado su encuentro con un señor de edad que en 1918 le dijo que él también era Borges?
No había pensado en esa dificultad. Le respondí sin convicción:
-Tal vez el hecho fue tan extraño que traté de olvidarlo.
Aventuró una tímida pregunta:
-¿Cómo anda su memoria?
Comprendí que para un muchacho que no había cumplido veinte años; un hombre de más de setenta era casi un muerto. Le contesté:
-Suele parecerse al olvido, pero todavía encuentra lo que le encargan.
Estudio anglosajón y no soy el último de la clase.
Nuestra conversación ya había durado demasiado para ser la de un sueño.
Una brusca idea se me ocurrió.
-Yo te puedo probar inmediatamente -le dije- que no estás soñando conmigo.
Oí bien este verso, que no has leído nunca, que yo recuerde.
Lentamente entoné la famosa línea:
L'hydre - univers tordant son corps écaillé d'astres. Sentí su casi temeroso estupor. Lo repitió en voz baja, saboreando cada resplandeciente palabra.
-Es verdad -balbuceó-. Yo no podré nunca escribir una línea como ésa.
Hugo nos había unido.
Antes, él había repetido con fervor, ahora lo recuerdo, aquella breve pieza en que Walt Whitman rememora una compartida noche ante el mar, en que fue realmente feliz.
-Si Whitman la ha cantado -observé- es porque la deseaba y no sucedió. El poema gana si adivinamos que es la manifestación de un anhelo, no la historia de un hecho.
Se quedó mirándome.
-Usted no lo conoce -exclamó-. Whitman es capaz de mentir.
Medio siglo no pasa en vano. Bajo nuestra conversación de personas de miscelánea lectura y gustos diversos, comprendí que no podíamos entendernos.
Eramos demasiado distintos y demasiado parecidos. No podíamos engañarnos, lo cual hace difícil el dialogo. Cada uno de los dos era el remendo cricaturesco del otro. La situación era harto anormal para durar mucho más tiempo. Aconsejar o discutir era inútil, porque su inevitable destino era ser el que soy.
De pronto recordé una fantasía de Coleridge. Alguien sueña que cruza el paraíso y le dan como prueba una flor. Al despertarse, ahí está la flor. Se me ocurrió un artificio análogo.
-Oí -le dije-, ¿tenés algún dinero?
-Sí - me replicó-. Tengo unos veinte francos. Esta noche lo convidé a Simón Jichlinski en el Crocodile.
-Dile a Simón que ejercerá la medicina en Carouge, y que hará mucho bien... ahora, me das una de tus monedas.
Sacó tres escudos de plata y unas piezas menores. Sin comprender me ofreció uno de los primeros.
Yo le tendí uno de esos imprudentes billetes americanos que tienen muy diverso valor y el mismo tamaño. Lo examinó con avidez.
-No puede ser -gritó-. Lleva la fecha de mil novecientos sesenta y cuatro. (Meses después alguien me dijo que los billetes de banco no llevan fecha.)
-Todo esto es un milagro -alcanzó a decir- y lo milagroso da miedo. Quienes fueron testigos de la resurrección de Lázaro habrán quedado horrorizados. No hemos cambiado nada, pensé. Siempre las referencias librescas.
Hizo pedazos el billete y guardó la moneda.
Yo resolví tirarla al río. El arco del escudo de plata perdiéndose en el río de plata hubiera conferido a mi historia una imagen vívida, pero la suerte no lo quiso.
Respondí que lo sobrenatural, si ocurre dos veces, deja de ser aterrador. Le propuse que nos viéramos al día siguiente, en ese mismo banco que está en dos tiempos y en dos sitios.
Asintió en el acto y me dijo, sin mirar el reloj, que se le había hecho tarde. Los dos mentíamos y cada cual sabía que su interlocutor estaba mintiendo. Le dije que iban a venir a buscarme.
-¿A buscarlo? -me interrogó.
-Sí. Cuando alcances mi edad habrás perdido casi por completo la vista.
Verás el color amarillo y sombras y luces. No te preocupes. La ceguera gradual no es una cosa trágica. Es como un lento atardecer de verano. Nos despedimos sin habernos tocado. Al día siguiente no fui. EL otro tampoco habrá ido.
He cavilado mucho sobre este encuentro, que no he contado a nadie. Creo haber descubierto la clave. El encuentro fue real, pero el otro conversó conmigo en un sueño y fue así que pudo olvidarme; yo conversé con él en la vigilia y todavía me atormenta el encuentro.
El otro me soñó, pero no me soñó rigurosamente. Soñó, ahora lo entiendo, la imposible fecha en el dólar.

 
ninive,20.12.2011
Agradecimiento a bqoele/b que propuso esta lectura. Todos los que deseen señalar cuentos con el tema del doble, pueden dejar aquí su sugerencia.
 
el-tabano,20.12.2011
Una novela gótica, Los Elixires del Diablo, de Hoffmann.


 
ninive,20.12.2011
Gracias el-tabano , leeré la novela, pero para presentar aquí necesitamos cuentos, no muy largos

Por el momento creo que El Otro de Borges nos tendrá ocupados hasta después de las fiestas.
 
loretopaz,20.12.2011
Gracias Quoele, y gracias Ninive, es un cuento interesantísimo, en el que Borges desde el comienzo da el tono de misterio y de rareza del asunto : "mi primer propósito fue olvidarlo, para no perder la razón". Y más adelante : "Sé que fue casi atroz mientras duró y más aún durante las desveladas noches que lo siguieron". Y casi enseguida : "La voz no era la de Álvaro, pero quería parecerse a la de Alvaro. La reconocí con horror." Desde un comienzo entonces el lector se sumerge en ese ambiente de extrañeza e irrealidad. Y al final él mismo entrega la clave : el encuentro, que tiene lugar a orillas de un río, para uno el río Charles, y para el joven el Ródano, en donde se produce un cruce entre sueño y vigilia, uno de ellos sueña y el otro está despierto. Pero como con Borges nunca nada es definitivo, lanza al final una frase que disgrega toda la explicación y deja al lector sobre ascuas : "El otro me soñó, pero no me soñó rigurosamente. Soñó, ahora lo entiendo, la imposible fecha en el dólar." Genial Borges.
 
AngelaV,20.12.2011
El doble literario es, sin dudas, un tema tan antiguo como atractivo y oscuro. "Yo es Otro"- decía Rimbaud ya en 1871- dando cuenta de que Otro es más que Uno. La psicosis y el absenta dieron luz a ese (su) Otro en el espejo. Otro que nos mira y nos habla de lo que no somos capaces de integrar, de asimilar. Otro, entonces, no es un doble pues no es igual, sino ominosamente similar.

Desde este punto de vista, podría ser interesante realizar un cuestionamiento sobre las diferencias entre Doble y Otro.

A modo de ejemplo un extracto de las Obras Doctas del Doble-ordinario:

“Con que gustazo te partía el careto de comemierda que traes hijo de la gran puta,
escribo por solidaridad con el medio mundo que te odia hijo de la gran puta,
escribo por solidaridad con el medio mundo que te odia hijo de la gran puta.
Si ni siquiera eres hombre para abrir tu libro de visitas mamahuevos,
Cuando tu eras mierda yo era ya ingeniero, cineásta, guitarrista, pintor, publicando libros de 5 en 5, había dado dos veces la vuelta al Sahara en moto y, aún tengo tiempo de decirles a los chiquillos maricones como tu que jodan maricón.
Cuando tu no habías nacido, comemerda, yo ya había vivido en 7 países, y conocido otros 30, hablo 5 idiomas, y me puedo cagar en tus muertos hasta en Swajillli cabrón, mamahuevos.
Cuando tu eras mierda yo era ya ingeniero, cineásta, guitarrista, pintor, publicando libros de 5 en 5, había dado dos veces la vuelta al Sahara en moto y, aún tengo tiempo de decirles a los chiquillos maricones como tu que jodan maricón.
No me canso de recagarme en la reputa madre que te reparió, maricon acomplejado".

Como se verá en estas letras, el propósito del Doble se cumple: es un equivalente del talante de su obra, no nos oculta sino que nos muestra e incluso nos ilumina sobre la mediocridad de su obra y el narcisismo promedio de un ser sin nombre.

¿Qué hay tras él? ¿Dónde está Otro? Si no está en las flores del texto ni en la mierda del sujeto, no hay literatura posible para este escribidor.

El arte ilumina los caminos de la ciencia. La literatura se esconde en las palabras.

 
ninive,21.12.2011
bloretopaz/b has leido el cuento como todo un suenio o como parte de una realidad?


Supongo que las fiestas retardarán las opiniones referentes al cuento el Otro de Borges.
Bienvenida la alusión de bAngelaV/b a la frase de Rimbaud "yo es otro".

Encontré en la red más referencias a esta frase:

i"YO es Otro."Esta frase que Rimbaud repite en diversas cartas, quizás es la esencia de toda la experiencia poética, no sólo rimbaudiana o de los poetas surrealistas. Es lo que O. Paz menciona como el fenómeno de la otredad, que no es otro que el de la inspiración. El poeta busca constantemente este ser él mismo que es otro, y la inspiración desciende cada tanto, para mostrarle lo que es la Realidad, la verdadera vida detrás de aquella otra que las sociedades modernas han construido basadas en ensoñaciones e hipocresías. Cuando el poeta alcanza ese ser Otro, consigue al fin la unidad que antes se percibía como multiplicidad. Los contrarios se han unido porque el ser se ha encontrado a sí mismo y se da cuenta de que no hay otra cosa que plenitud en el Uno. Por esto, el fenómeno que O. Paz llama "otredad", yo he preferido llamarlo el de la "unidad". Lo normal es ser "uno", y la vida es la búsqueda de esa unidad que se nos escapa por nuestros condicionamientos propios./i

 
loretopaz,21.12.2011
Ah, Ninive, en realidad no lo sé muy bien, aunque pensándolo mejor creo haberlo leído pensando mas bien en la realidad, pero en una realidad paralela, en la que sería posible que ese tipo de cosas sucedan. Tal vez en un estado similar al producido por alguna droga, y en ese caso me quedo con la interpretación que entrega Borges, es decir que sería el viejo el que se encuentra en ese estado especial, ya sea en forma natural, arrastrado por el rumor del río o inducido por algún tipo de droga, mientras que el joven está soñando normalmente y es por eso que olvida. También podría tratarse de dos sueños que se imbrican, un sueño común y corriente para el joven y uno de esos que nos marcan y que nunca nos abandonan para el viejo.
 
ninive,21.12.2011
Gracias bloretopaz /by disculpa si aprovecho de tu disponibilidad. ¿puedes señalar algunas de las múltiples referencias literarias que asoman en este cuento de Borges?
 
loretopaz,22.12.2011
Ninive, me estás haciendo estudiar literatura, y sabes que esto es algo nuevo para mí, porque mis estudios fueron por el lado científico. De todos modos, encuentro el ejercicio interesante, y voy a tratar de hacerlo. Me gustaría mencionar en primer lugar la cita de un verso en francés de Victor Hugo : "L’hydre Univers tordant son corps écaillé d’astres", que significa : "La hidra Universo torciendo su cuerpo escamado de astros". Lo encuentro importantísimo porque esa imagen parece evocar un río con sus reflejos de luz y en constante movimiento, y como ambos personajes se encuentran frente a un río digamos metafísico, la mención de ese verso en particular me parece importante.

Otra alusión al río : al comienzo, sentado en un banco frente al río, El viejo dice : "Inevitablemente, el río hizo que yo pensara en el tiempo. La milenaria imagen de Heráclito." Buscando en internet, encontré "el fragmento más conocido de su obra" : En los mismos ríos entramos y no entramos, [pues] somos y no somos [los mismos]. Que puede simbolizar el fluír del tiempo, el ser que cambia con el tiempo, lo que hace posible el encuentro entre dos seres en épocas y lugares diferentes.

También menciona el libro "El doble" de Dostoyevski, que según leí en internet trata de un hombre, "el viejo" cuya vida se trastorna ante la aparicion de su doble "el nuevo".

Es lo que me ha parecido más importante, aunque seguramente el resto de obras que menciona, así como los escritores Joseph Conrad y Walt Whitman deben también serlo para el autor.
 
ninive,22.12.2011
loretopaz: Hay más alusiones literarias pero has dado con las más importantes

ahora te dejo descansar y festejar Navidad y año nuevo ,feliz y relajada .
Un beso Yvette
 
loretopaz,22.12.2011
Gracias Yvette, fue una lectura placentera, que pases felices fiestas

Un abrazo
 
Murov,23.12.2011
Producir y reproducir son verbos diferentes. Sin Internet, ¿qué sería de todos estos intelectuales de hoy día? O, mejor todavía, ¿y si la gente con conocimiento perdiese el afán por contribuir con información a determinado servidor web?

Me gustaría que, por una vez en la vida, la gente hablase con lo que realmente puede. La literatura sería sincera y observaríamos la realidad del ser: evolución gradual, no cuántica.
 
justine,23.12.2011
Afortunadamente Murov para la cultura en general hay gente con conocimiento, como tú la llamas, que es altruísta y que ve en su capacidad, no un hecho que dé lugar a la soberbia sino una oportunidad para compartir e iniciar a otros en el conocimiento y la satisfacción de llegar a él. Hay quien no tiene para estudios ni universidades, ni para libros, y su aprendizaje se basa en el mimetismo (la repetición, si quieres) y tal vez no sea un aprendizaje ortodoxo pero es igualmente válido si a la persona que lo realiza le resulta de provecho.
Como en todo, siempre hay quien brilla con luz propia y quien quiere brillar a cualquier precio vaya usted a saber por qué. Y de esos hay y habrá en todos lugares, porque ancho es el mundo...
Personalmente opino que en este foro venimos algunos, humildemente a aprender, y todos a disfrutar con las lecturas, comentarios y la literatura que por este medio y por gentes generosas, tenemos al alcance de todos.
Me alegra verle por aquí, Murov, y me gustaría verle participar de forma activa.
 
justine,23.12.2011
Loretopaz, me ha parecido muy interesante el desarrollo de las alusiones literarias y que nos las acerques hasta aquí sin necesidad de que tengamos que buscar cada uno, ya que facilita la comprensión literaria del texto. Autores tan "cultivados" como Borges (se le sabe un ratón de biblioteca), tienden a lanzar de forma natural menciones que para personas no doctas en la materia, nos dejan un poco a ciegas.
Mi interpretación de los textos es más natural más emocional, tal vez más gradual y sincera como dice Murov, porque respondo a la estética y a la sensación que me deja, peco de demasiado emocional tanto en la lectura como en la escritura, pero lo cierto es, que cuando lees el texto bajo la nueva perspectiva (el significado del verso de Hugo, la alusión a Heráclito (desconocida para mí, facilita la comprensión de la densidad de los textos de Borges, que de otro modo no podría descifrar.
Desde el punto de vista personal, he de decir a los participantes del foro, que en cierta medida siempre me han molestado los escritores (casi la mayoría) que nombran siempre a colación se supone, a otros escritores, filósofos, historiadores, etc dentro de sus textos, en parte porque a veces me parece lucimiento o vanidad, y otras porque pone en evidencia mi falta de formación humanística.

Por poner un ejemplo, yo leí "El doble" de Dostoievsky al inicio del trabajo sobre el doble literario. Puedo decirte que me metí de lleno en la sensación deirrealidad, de pranoia y de inseguridad del personaje señor Golianski I ante la aparición del igual y maldito señor Golianski II, que finalmente termina por aplastarle y sustituirle, pero no se me ocurrió la interpretación de que el viejo se transforma ante la aparición del nuevo. Mi idea fue que el nuevo aniquila sin miramientos al viejo y que la maledicencia, la doblez, la perversión y la hipocresía ganan de lleno a la honradez y la lealtad.
Felices Fiestas.
 
loretopaz,26.12.2011
Justine :
te encuentro toda la razón, quienes amamos la literatura, leemos porque tenemos ganas de hacerlo y casi siempre la primera lectura es la más importante, porque nos sumerge en el mundo imaginario del escritor, nos permite identificarnos con sus ideas, razonamientos, obsesiones. Personalmente, nunca he estudiado la literatura en forma sistemática, lo que sé lo conozco a través de mis lecturas, y es por eso que tuve que recurrir a internet para responder a Ninive. Mi primer comentario lo hice en forma intuitiva, diciendo lo que más me impactó, y tengo que agradecer a Ninive el haber lanzado el dasafío de buscar alusiones literarias, porque me permitió avanzar en la comprensión de la manera de escribir de Borges. (ah, y en la cita acerca de "el doble", la frase que cité dice que la vida del viejo se "trastorna" y no "transforma"...)

Ninive : dices que hay otras alusiones literarias, me encantaría conocerlas, si es posible. Gracias

Felices fiestas
 
ninive,26.12.2011
Las referencias literarias citadas por loretopaz son las más importantes pero encuentro otras que son un poco la lista de libros que el viejo recuerda en su biblioteca

Estas son las referncias literarias a las cuales me refiero:

“La tapera” Elías Regules
“Las Mil y Una Noches” Lane
“La Germania” Tácito
“Don Quijote” Casa Garnier
“Tablas de sangre” Rivera Indarte
“Sartor Resartus” Carlyle
“Los demonios” Fyodor Dostoievski
“El Doble” Fyodor Dostoievski
“Los himnos rojos - los ritmos rojos” Jorge L. Borges
“El hombre de ayer no es el hombre de hoy” Proverbio griego
“L'hydre - univers tordant son corps écaille d'astres” Hugo
 
qoele,26.12.2011
Debo decir que yo como lector, de Borges escapaba siempre, atemorizado por su enciclopédica cultura y por su forma de hablar (vídeos de youtube) paradójica y susurrada, desde donde brotaban innumerables paradojas, citas de literaturas remotas, alusiones a espejos, infinitos, espadas y tigres, que él llama arquetipos y cosas así. Más que suficiente para que un lector de modestas lecturas y una sola lengua hablada, salga escapando.
Pero al final no se puede escapar de Borges, porque su nombre y las alusiones a su “maravillosa” y única literatura nos salen hasta en la sopa. De este modo comencé a leer algunos cuentos, entre éstos el que nos ocupa en estos momentos y debo decir que fue una experiencia bastante particular, porque cada uno lee con lo que tiene y con lo que puede nomás, entonces mientras más se lee, más se entiende a Borges.
En cuanto al cuento en cuentión, al margen de la estructura, arquitectura o esqueleto y de la confusión de pistas, las alusiones y guiños a literaturas extrañas, autores y libros de tiempos y épocas diversas, con los cuales él dialoga y se divierte, sin perder nunca el rigor formal del cuento y su precisa lógica, porque no saca conejos de un sombrero por el simple hecho de asombrar y que el estupor se quede hasta ahí. Absolutamente no, porque todo está vinculado y relacionado y donde los diversos lectores descubren ese flujo literario único. Todo preciso y perfecto, en una sintaxis que deja, boca abierta, a los entendidos que se rinden ante este milagro de la lengua española, nos dicen y redicen, y yo les creo. No me queda otra.
Regresando al cuento, yo entré de inmediato en esa atmósfera de lo imprevisto, de yuxtaposición de planos y tiempos diversos y cuando me encuentro con estos dos Borges, sentados en una banca frente a un río que arrastra trozos de hielo, conversando ya no se sabe desde qué mundos, sueños, espejos, infinitos, tigres, Heráclito o lo que sea, sentí la potencia evocativa de esta escritura tan límpida, simple, pero profunda, y me vi yo mismo conversando con el Otro, sin entenderlo y viceversa, a pesar de los puntos de encuentro, pero el tiempo anulando distancias zanjaba un abismo. La impotencia del yo viejo ante lo inexorable del destino joven y vanidoso, es una tremenda constatación de un eterno retorno literario. Nada se pueda hacer para que el joven destino no cumpla los mismos pasos. Los separan miles de lecturas, experiencias cotidianas, miles de destinos anulados cuando se ha tomado un sendero y se renuncia a los otros y sus infinitas bifurcaciones.
Un cuento desconcertante y fantástico en todos los sentidos de la palabra.
Debo decir que el cuento, con el formato de la página azul, pierde en su forma, porque no respeta la estructura original de las frases, que le dan otro ritmo y respiro al cuento.
Respecto a las alusiones literarias yo descubrí alrededor de veinte, y con estas los lectores más profundos de Borges tienen para innumerables lecturas de este cuento extraordinario.
 
ninive,26.12.2011
qoele , gracias por haber propuesto este texto. Tu posteo parece un ensayo y te digo que me dejaste a boca abierta.Bravo.
ahora quiero ser mala. ¿Es que el nombre de Borges nos impiden pasar por alto erores que se le corregirían a un cuentero de la página?

" No* lo escribí inmediatamente porque mi primer
propósito fue olvidar*lo, para no perder la razón. Ahora, en
1972, pienso que si *lo escribo, *los otros *lo leerán como un cuento
y, con *los años, *lo será tal vez para mí. "

¿No hay demasiados LO?
 
guy,27.12.2011
No creo que sobren esos 'lo'. Tampoco están los 'lo' en el mismo rango que los 'los', es decir, unos son pronombres y los otros, artículos. En todo caso, aunque 'suene' reiterativo, creo que están bien puestos.
 
ninive,27.12.2011
Fue una provocación, aunque creo que sobran sobre todo si se lee en voz alta. Hablo del sonido .
Borges es magnífico, no hay duda. Es una señalación que comprueba que los "Monstruos sagrados" son humanos
 
qoele,27.12.2011
Todo es legítimo en un foro, naturalmente.
Por mi parte no me percaté, durante la lectura, de los lo, si bien, como señala Guy, son cosas diversas.
Es un ejercicio interesante el de ninive, y muchos lectores se divierten en cambiar algunas palabras, o el orden de ellas, en algunas textos de los grandes escritores, simplemente para ver qué sucede, y qué hay detrás de un montón de palabras y signos que un escritor eligió para expresar algo que deseaba leyesen anónimos lectores, y él mismo en primer lugar.
En este caso deberías poner, ninive, bajo la frase de Borges, la tuya. De este modo veríamos cómo se comporta tu sintaxis en el contexto del cuento, o cómo endilga la historia a partir de ahí.
Borges era una persona con gran sentido del humor y, pienso, habría aprobado estos juegos con las palabras.
Contaba un afirmado escritor argentino que la primera vez que encontró a Borges tenía 18 años y le dijo que en el final de uno de sus cuentos a él le parecía que sobraba una frase, y Borges le preguntó gentilmente: "¿Ud. también escribe cuentos?"
 
ninive,27.12.2011
No creo que me atreveré a remedar a Borges. Pero en cuanto a la
observación de Borges que mencionas que enl cuento
del conocido escritor sobraba una frase ,puedo decir que en El Otro de
Borges hay una frase que sobra ya que nada tiene que ver con lo que se relata y no se vuelve a mencionar .Simplemente la encuentro
superflua.

"Yo estaba recostado en un
banco, frente al río Charles. bA unos quinientos metros a mi
derecha
había un alto edificio, cuyo nombre no supe nunca./b
El agua gris
acarreaba largos trozos de hielo."

 
qoele,27.12.2011
Es parte de las infinitas lecturas de un cuento, porque son los lectores que hacen vivir los cuentos, como sabemos.
Personalmente esa mirada que se detiene en ese alto edificio "sin nombre", me pareció se encadenaba hacia la meditación del tiempo, pasando por esos trozos de hielo que acarreaba el río en sus aguas grises. Quizás cuántas veces habrá pasado el pesonaje cerca de ese alto edificio, quizás sin mirarlo, etc., etc.
Aprovecho de pedirte, ninive, ordenes o corrijas la última parte de mi comentario anterior, porque yo quise decir lo contrario de lo que entendiste tú.
Es decir, no fue Borges quien dijo que sobraba una frase al final del cuento, sino el joven de 18 años , y futuro grande escritor (Piglia) quien hizo esa observación acerca de un cuento de Borges, y a Borges. Gracias.
 
justine,27.12.2011
Hola a todos.
Estoy en consulta, pero parece que los pacientes se retrasan por el frío. Aprovecho ahora para leer el foro que parece haber adquirido muy buen ritmo.
A mí hace tiempo que me admira Borges, pero no tengo mucho tiempo para mirar "sus alusiones" que siempre van a cuento, valga la redundancia, que enriquecen y amplían las perspectivas de la interpretación y del fluir natural de las palabras de quien considero un genio.
ninive, yo te diría que seguro que esa frase tiene algún significado más profundo, no está ahí por casualidad. Reflexionaré y si encuentro algo lo digo.
 
ninive,27.12.2011

CORRECCION de mi último posteo

No creo que me atreveré a remedar a Borges. Pero en cuanto a la
observación de Piglia, puedo decir que en El Otro de
Borges hay una frase que sobra, ya que nada tiene que ver con lo que se relata y no se vuelve a mencionar .Simplemente la encuentro superflua.

"Yo estaba recostado en un
banco, frente al río Charles. bA unos quinientos metros a mi
derecha
había un alto edificio, cuyo nombre no supe nunca./b
El agua gris
acarreaba largos trozos de hielo."

 
qoele,27.12.2011
Yo recuerdo la alusión a ese edificio alto, cuya imagen aparece a uno de los Borges mientras contempla el hielo sobre las aguas grises del río, y recuerda que su nombre nunca lo supo, o tal vez lo olvidó, como lo olvidaría el otro, el joven. Creo haber vivido ese pasaje, aparentemente secundario o trivial, seguramente como evocaciones personales de otra naturaleza, digamos muy diversamente de Heráclito mirando las aguas, antes de su baño heráclitamente diverso, o de un Borges conversando con su otro joven, o viejo, quizás en qué planos o dimensiones, y diversas a las evocacionse, emociones y etc., de los infinitos lectores de épocas, edades y géneros, que el tiempo de la lectura regalará a este cuento.
 
loretopaz,27.12.2011
Quoele, me gusta mucho lo que escribiste, la creatividad de Borges es tal que cada nueva lectura trae consigo nuevos hallazgos, conexiones que habíamos dejado pasar, por lo menos es mi caso, y en especial este cuento porque no lo había leído antes.

En cuanto a la frase "A unos quinientos metros a mi derecha había un alto edificio, … cuyo nombre no supe nunca.", la verdad no me parece superflua, creo que muestra la manera en que se van encadenando los hechos hasta llegar a ese encuentro interdimensional con su doble. En Primer lugar indica la hora en forma imprecisa : "Serían las diez de la mañana", lo que demuestra que el viejo se encuentra en un estado de calma, sin nada urgente que lo preocupe. Enseguida agrega que estaba "recostado en un banco, frente al río Charles." , y es entonces que viene la frase : "A unos quinientos metros a mi derecha había un alto edificio, cuyo nombre no supe nunca." Se encuentra entonces recostado en unestado de calma extrema en un banco frente al río y pasea su vista, la deja vagar por el paisaje, ve el edificio sin hacer el menor esfuerzo (me parece) por tratar de recordar de qué edificio se trata, su mirada va del edificio a los trozos de hielo que arrastra el agua, lo que le evoca la frase de Heráclito sobre el tiempo, y esto lo hace volver atrás en sus recuerdos, evoca la noche que acaba de terminar : "Yo había dormido bien,", luego el día anterior y agrega :"No había un alma a la vista", que parece indicar el "no man's land" en el que se produce el encuentro, porque le viene "de golpe" una sensación de "déjà vu" (lo que puede indicar que aunque conscientemente no recuerde el haber vivido aquella historia, una infima parte de su ser sí la recuerda). Ya están entonces casi todos los ingredientes que permiten el cruce de tiempos y espacios, que hasta ese momento el viejo profesor no percibe aún, y que le llegará de lleno al escuchar la tonada que lo retrae a un patio de su infancia y lo apremia a enfrentar a su doble.

Bueno, y escribiendo esto me voy dando cuenta de cosas en las que no se me había ocurrido pensar antes. Un excelente ejercicio, gracias Ninive por lanzar todos estos anzuelos, jejeje.
 
ninive,27.12.2011
Este no es un anzuelo.

Así como el cuento está salpicado (!!ese rio!!) de refencias literarias hay una parte dedicada a referencias autobiográficas y otra a los momentos históricos vividos

"-En lo que se refiere a la historia... Hubo otra guerra, casi entre los
mismos antagonistas. Francia no tardó en capitular; Inglaterra y
América libraron contra un dictador alemán, que se llamaba
Hitler, la cíclica batalla de Waterllo. Buenos Aires, hacía
mil novecientos cuarenta y seis, engendró otro Rosas, bastante
parecido a nuestro pariente. El cincuenta y cinco, la provincia de
Córdoba nos salvó, como antes Entre Ríos. Ahora, las
cosas andan mal. Rusia está apoderándose del planeta;
América, trabada por la superstición de la democracia, no se
resuelve a ser un imperio. Cada día que pasa nuestro país es
más provinciano. Más provinciano y más
engreído, como si cerrara los ojos. No me sorprendería que la
enseñanza del latín fuera reemplazada por la del
guaraní."

Es notable, Borges habla de Hitler y está sugeriendo a Napoleón. Habla de Rosas y sugiere a Perón.
Los argentinos entenderán mejor la alusión a Córdoba y Entre Rios y no es el caso de entrar en detalles.


 
justine,27.12.2011
Me estoy divirtiendo un montón. Es una maravilla leeros, ver como los pensamientos de cada uno sobre un mismo texto se potencian, se expanden, se conceptualizan con las diversas lecturas que cada uno de nosotros tiene sobre el texto. El enriquecimiento es brutal. Yo estoy con qoele que ese edificio alto cuyo nombre nunca supo, ni el Borges viejo ni el joven, está ahí por algo. A mí entender Borges no dejaría una frase así , sin otra intención que tomarle el pelo al lector, por muy bromista que el autor fuera. Ese edificio de cuyo nombre no supo nunca, en mi cabeza se me une a "En un lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme..." Es una asociación libre de pensamiento, pero además, yo a ese edificio lo convierto en el único testigo presencial, mudo e inamovible de aquel curioso encuentro, a diferencia del río que es y no es el mismo y no puede dar fe de lo que sucedió en un sentido figurado.
 
ninive,27.12.2011
No me convencen . Saquen esa frase y la idea del rio quedamás pura. El alto edificio sin nombre sobra para mí

Prueben a leer la frase sin él:

Serían las diez de la mañana. Yo estaba recostado en un
banco, frente al río Charles. bA unos quinientos metros a mi derecha
había un alto edificio, cuyo nombre no supe nunca. /bEl agua gris
acarreaba largos trozos de hielo. Inevitablemente, el río hizo que
yo pensara en el tiempo.

Me alegro que te diviertas justine, yo estoy haciendo el abogado del diablo

Una cosa que me encantó es el pasaje del trato del usted al de tú de parte del viejo Borges. El joven no se atreve a tutearlo.

 
qoele,28.12.2011
Lo siento, ninive, pero no puedo sacar ese edificio de mi lectura del cuento, porque ya forma parte de mí mismo.
Por otra parte el joven Borges llegará a viejo, inexorablemente, ignorando el nombre de ese edificio y, quizás, en forma definitiva.
Sin duda una pérdida, como tantas cosas enormes, como un edificio, que están a nuestro lado y que no las vemos, no las miramos o las ignoramos y que podrían conducirnos, como a Borges, hacia el encuentro con el Otro, con quien fuimos, somos y seremos, separados por nuestros errores, nuestras experiencias, nuestras lecturas etc., sobretodo un encuentro con el Tiempo, desde un plano, onírico, real, surreal o literario que sea.
 
ninive,28.12.2011
O.k el edificio es tuyo
 
qoele,28.12.2011
Me parece interesante leer lo que dice Borges de sus cuentos, en una de sus conferencias.

"Acaban de informarme que voy a hablar sobre mis cuentos. Ustedes quizás los conozcan mejor que yo, ya que yo los he escrito una vez y he tratado de olvidarlos, para no desanimarme he pasado a otros; en cambio tal vez alguno de ustedes haya leído algún cuento mío, digamos, un par de veces, cosa que no me ha ocurrido a mí. Pero creo que podemos hablar sobre mis cuentos, si les parece que merecen atención. Voy a tratar de recordar alguno y luego me gustaría conversar con ustedes que, posiblemente, o sin posiblemente, sin adverbio, pueden enseñarme muchas cosas, ya que yo no creo, contrariamente a la teoría de Edgar Allan Poe, que el arte, la operación de escribir, sea una operación intelectual. Yo creo que es mejor que el escritor intervenga lo menos posible en su obra. Esto puede parecer asombroso; sin embargo, no lo es, en todo caso se trata curiosamente de la doctrina clásica."
Referencia: Borges habla de sus cuentos
© Apocatastasis.com: Literatura y Contenidos Seleccionados
 
qoele,29.12.2011
"...tal vez alguno de ustedes haya leído algún cuento mío,
digamos, un par de veces, cosa que no me ha ocurrido a mí."

A mí sí me ha ocurrido que he leído, al menos, un par de veces algunos cuentos de Borges; esta constación me dejó alegremente estupefacto porque, en este único y definitivo caso, he leído más que Borges, jijiji
 
ninive,29.12.2011
En la antigüedad clásica se creía que los artistas no
eran sino instrumentos de los dioses. La inteligencia y el talento de nada
servían sin la complicidad de las musas.

Poe en su Método de la composición dice que toda
creación es un acto profundamente intelectual y Borges hace notar la
paradoja de que la doctrina romántica de una Musa que inspira a los
poetas fuera la que profesaran los clásicos, y que la doctrina
clásica del poema como una operación de la inteligencia fuera
sostenida por un romántico.

 
LADANNY,29.12.2011
Hola Nínive: ayer conseguí "El libro de arena"
y pude leer ··El otro" tranquila. Me atrapó y a lo menos para mí, exige varias lecturas.
El tema de haber vivido una situación antes, me sucedió muchas veces y siempre me desconcertó.
Confieso que no soy fanática de tantas alusiones literarias, pero me pareció extraordinario cuánto logra decir en tan pocas páginas: intercala una secuencia autobiográfica, alude a Waterloo cambiando a Napoleón por Hitler, luego a Rosas por Perón, en fin,no quiero ser pesada.

Como el libro tiene un Epílogo me pareció que vale la pen acitar lo que escribe sobre este cuento:
"Mi deber era conseguir que los interlocutores fueran lo bastante distintos para ser dos y lo bastante parecidospara ser uno"
 
ninive,29.12.2011
Gracias por tu aporte bLadanny/b. Muy interesante la cita del epílogo de El libro de arena " que contiene el cuento que estamos tratando.

Has llegado al final del cambio de opiniones ,espero que en el próximo texto que presentaremos participes desde el principio.
 
qoele,29.12.2011
Y Borges cumplió magistralmente con su deber.
 
filiberto,13.01.2012
Yo no sé qué tiene Borges pero no tengo más que alabanzas para sus escritos (aunque no todos sus trabajos sean mis favoritos).
Personalmente me fascina como escritor.
 
bolche,20.05.2012
Decile a Piglia que digo yo, que esa frase no sobra. Deciselo clarito y arrastrando la Z para que entienda. Decile que cambio esa frase por todas las pelotudeces que está escribiendo para anagrama. Decíle que de "respiración artificial" para acá no ha escrito nada como la gente.


Y Sigo: ese edificio no sobra. Ese edificio es para que el lector sepa que Borges estuvo ahí. ¿Cómo no va estar ahí hasta si vio el edificio?. A Borges le encantaban meter esos detalles pelotudos que parecen insignificantes pero que sirven para darle solidez al relato. Es lo mismo cuando un escritor escribe que “el doctor Jefferson tenía un lunar en la cara”. A quién carajo le importa el lunar en la cara, si no hace al doctor. Sin embargo sirve para que el lector sepa que el escritor vio al doctor Jefferson.

Todo esto me lo dijo Fogwill a quien ustedes deberían leer en lugar de masturbarse en nombre de la buena Ñ.

( a ninieve no que es un encanto)



Acá está más clarito:

Fogwill: Ese detalle pelotudo, eso es borgiano. Al poner la sangre seca debajo de la nariz, o al ponerle un lunar en la oreja, o al ponerle algo del anillo de casada, quiere decir que la viste, ¿entendés?, eso prueba…
Nielsen: Que la distinguís…
Fogwill: Claro. Eso es lo que llamaba Barthes el efecto realidad, ¿no?
Nielsen: ¿El efecto qué?
Fogwill: Efecto realidad. Los pequeños elementos, agregados estúpidamente a un relato, pero que justamente sirven para organizarlo. Decía, “me crucé a un hombre, tenía un tic en el ojo izquierdo”, si tenía un tic en el ojo izquierdo, seguro que se lo cruzó
 
bolche,20.05.2012
*¿Cómo no va estar ahí si hasta vio el edificio?
 
bolche,20.05.2012
Roland Barthes, El efecto realidad:

http://biblioteca... o-de-realidad.
 
qoele,20.05.2012
No existe la página, bolches.
 
qoele,20.05.2012
Creo que el doble en literatura da para muchísimo más.
 
bolche,20.05.2012
http://biblioteca... .html
 
qoele,20.05.2012
Ok, gracias bolche, el problema era mío. Bastaba una mínima voluntad y buscar.
 
bolche,20.05.2012
de nada señora
 
qoele,20.05.2012
A usted, tía.
 
ninive,09.03.2013
Actualización
 
leobrizuela,28.04.2013
Borges, aún dentro de su genialidad, tenía sus fallos.
Una vez hablamos de un gerundio sospechoso en el comienzo de Las ruinas circulares. Y no quedó muy en claro si se trataba o no de un error.
A ver que pasa ahora con esto:

Obra: Historia Universal de la Infamia. Veamos el capítulo "El incivil maestro de ceremonias Kotsuké no Suké:
"La cinta desatada.
En la desvanecida primavera de 1702 el ilustre señor de la Torre de Ako tuvo que recibir y agasajar a un enviado especial. DOS MIS TRESCIENTOS AÑOS DE CORTESÍA (ALGUNOS MITOLÓGICOS), HABÍAN COMPLICADO ANGUSTIOSAMENTE EL CEREMONIAL DE LA RECEPCIÓN".

Hermosa redacción, sin duda. Pero... se ha escapado una coma entre sujeto y predicado.
Mi edición es de Emecé, de la serie Obras completas, año 1962.
¿Falla del corrector o del maestro?
 
umbrio,28.04.2013
Tengo una versión, Prosa completa, Vol. 1, Bruguera Barcelona, 1980.
"Dos mil trecientos años de cortesía, algunos mitológicos, habían complicado angustiosamente el ceremonial de la recepción." Pag. 278.
Está publicación, aún posterior, presume un error del corrector.
En la misma obra hay un párrafo recargado de "y".
"En el patio central de la torre de Ako elevaron una tarima de fieltro rojo y en ella se mostró el condenado y le entregaron un puñal de oro y piedras y confesó públicamente su culpa y se fue desnudando hasta la cintura, y se abrió el vientre, con las dis heridas rituales, y murió como un samurai, y los espectadores más alejados no Hieronymus sangre porque el fieltro era rojo".
Se dice que fue para darle solemnidad al momento. Que según creo es el más importante, el suicidio heróico.

 
leobrizuela,28.04.2013
Amigo Umbrío, las reiteraciones señaladas de las "y", en este caso provocadas por Don Borges, obedecen a una figura literaria llamada polinsíndeton, que consiste en el empleo repetido de conjunciones que no son estrictamente necesarias, pero que aportan fuerza expresiva.
 
leobrizuela,28.04.2013
Corrijo: polisíndeton.
 
umbrio,28.04.2013
Y la escena del asalto al palacio que no contiene verbose, ?es alguna figura literaria?
 
leobrizuela,28.04.2013
No. Se trata de un prodigio que nos dejara JLB, nadda más.
 
valdo,29.04.2013
A Borges hay que tomarlo siempre en serio, sobretodo cuando bromea.
No es una escritura de barniz, es de sustancia innovadora.
Si nos detenemos en una coma, en un punto y coma, en un quiebre y requiebre del sujeto con el predicado, a mi modo de ver vemos sólo el dedo que indica la luna.
Aprender a leer a Borges significa no perderse en la coma del corrector de pruebas.
 
leobrizuela,29.04.2013
Coincido contigo, Valdo. En mi caso, soy admirador a ultranza. Mi observación -que por supuesto no tiene la menor importancia literaria-, estuvo dirigida a quienes, rayando cierto tipo de fanatismo, endiosan la figura del maestro sin reparar que a fuer de ser humano, era factible de errores de forma.
 
valdo,02.05.2013
No coincido, leobrizulea. Borges no fue humano, porque escribía como los dioses.
Y sigue como si nada, hablando y produciendo estupor en viejos y nuevos lectores del orbe todo.
Lo increíble es que los científicos lo admiran sin reservas.
 
leobrizuela,03.05.2013
Respeto las disidencias, aunque por un principio filosófico no las comparta. Escribir como los dioses es una figura de expresión, pero no convierte en sobrenatural a quien lo hace. Salvando (y mucho) las distancias, Maradona fue un excepcional jugador -y acaso sea su virtud única y exclusiva- y algunos, por esto, lo llaman dios. No obstante, amigo Valdo, reconozco tu derecho a pensar y expresarte como creas que corresponde.
 
valdo,03.05.2013
Cuál sería ese principio filosófico que te vincula a tus certezas?
La diferencia es que los maradonistas creen en la existencia de ese Dios que asocian a su ídolo.
Yo, por mi parte, no creo en los dioses, aunque éstos existen.
Borges se avergonzaba profundamente de sus escritos juveniles. Es posible que también descubriera errores o, al menos cosas que le habría gustado decir diversamente, en sus escritos de su madurez.
Cuando los admiradores de Picasso miran, observan, analizan, disfrutan de un cuadro de su ídolo, seguramente son incapaces de descubrir, o ver un error (si es que lo hubiera o hubiese), en alguna pincelada que le salió algo chueca al maestro.
Otro tanto me sucede a mí con mis escritores preferidos; entre ellos Borges, al cual me costó harto hincarle el diente. Sobretodo por sus alusiones literarias remotas e imaginaria, sus paradojas, sus espejos, laberintos, infinitos, el tiempo y etcétera que me salían hasta en la sopa.
Recordarás ese libro donde escribe prólogos. Bien, después que leí algo de todos esos autores prologados (pecado que no pudo completar los cien) ya comencé a disfrutar mejor sus propios libros.
No se trata de respetar nada, leobrizué, simplemente escribir cosas con un cierto sentido, sobretodo con sinceridad, creo.
 
leobrizuela,05.05.2013
Vale, Valdo.
 
rhcastro,28.06.2013
Eso de hablar con el otro es bastante poético, pero frustrante cuando te descubres un desconocido.
 
lucrezio,07.04.2017
Interesante.
El otro día me puse a hablar conmigo mismo, pero no llegamos a ningún acuerdo.
 
ninive,13.04.2017
lucercio no te desalientes si vuelves a hablarte escúchate con atención, él tiene razón porque vive adentro y sabe.
 
lucrezio,16.04.2017
No estoy seguro; a veces sí tiene razón y otras propio para nada.
 



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