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Inicio / Lista de Foros / Literatura :: Talleres / Escriba un minicuento con el final propuesto: - [F:9:13037]


MarceloArrizabalaga,14.09.2017
Propuesta:

Partiendo de un final propuesto, escribimos un minicuento. No somos exigentes ni precisos con la cantidad de palabras.
La idea es practicar escritura y buscar la veta creativa para una historia, partiendo de lo que nos deja el participante anterior.

O sea, uno escribe el minicuento, y deja a continuación un párrafo final, que será utilizado por el siguiente escritor.


Comenzamos con este final:



La puerta de calle se cerró despacio. Y unos pasos se escucharon perdiéndose en la oscuridad de la calle.

 
mialmaserena,14.09.2017
Marcas

Luis se quitó el abrigo y se sentó frente al televisor como lo hacía cada tarde cuando llegaba del trabajo. Las noticias eran las mismas de siempre. Inseguridad, gente desaparecida, chismes sobre la farándula, la cotidiana humedad de Buenos Aires.
Anunciaban lluvia para el fin de semana otra vez.
Desde el dormitorio le llegaron los ruidos que hacía Mirta abriendo y cerrando cajones. Se distrajo mirando las marcas de humedad que ya eran parte de la casa. ¿Cuantos años habían pasado? Estaban en ese lugar desde hacía más de tres años. Y aquellas marcas seguían igual. En la habitación habían cesado los ruidos.

¿Habría sido la rutina? ¿O en realidad la culpa era de aquellas manías de querer entenderlo todo? ¿O quizás las marcas que nunca se borraban del todo?

Mirta no le hablaba. Se había acostumbrado a todo aquello.
Los problemas habían comenzado antes de la convivencia. Discusiones, amenazas, gritos. Luego un ofuscado silencio.

Todo volvería la normalidad, pensó. Dejó sus dudas y certezas negadas a un costado mientras la noche avanzaba con calma.
Apagó el televisor, y el silencio ocupó todos los rincones de su mente. Entonces la vio salir del dormitorio.

La puerta de calle se cerró despacio. Y unos pasos se escucharon perdiéndose en la oscuridad de la noche.

 
mialmaserena,14.09.2017
Final propuesto:

La sonrisa de aquellos ojos verdes era lo más parecido a la felicidad que había visto.
 
eRRe,15.09.2017
—Explique qué sucedió —le pregunté a la señora Clara.
—Yo le pusi en la sopa las gotas de medecina pa'l dolor de ancá'trás de cabeza, pero le eché munchas —dijo alargando la "u".
—¿Cuántas?
—Pos no sé. Dije si tres gotillas le hacin dormir, pos un bonche si lo ponen patas pa'rriba. Y se las eché ahí, dije con estas sí se lo lleva Pifas.
—¿Recuerda cuántas gotas le echó?
—Pos le eché casi todo el frasco, oiga. Todo el frasco.
—¿Por qué se lo hecho? ¿Qué quería lograr?
—Pos que se lo llevara Pifas. Sí que se muriera, pa'qué le voy'mentir
—¿Y después qué hizo?
—Me asustó, porque hacía un ruido de iahhh, ahhhh/i. Dije no se quiere morir. Y ahí fue cuando mi acerqué y le puse la bolsa en la cabeza. Y to'via se resistió, taba fuerte.
—¿Con qué le dio el golpe en la cabeza?
—No. Bueno, ahí lo pasé con muncho trabajo a la pieza. Ansina lo dejé en el suelo porque llegó mi chiquita.
—¿Quién es su chiquita, su hija?
—Sí, señor.
—¿Qué edad tiene?
—Uh a penas doci.
—¿Ella vio a su papá en el suelo?
—No ella llegó y se jue directo a su pieza. Me dijo, ven mamá quédate aquí. Pero no es papá de mi'ja. Yo ahí ya me quedé con ella y ahí nos durmimos. Ya temprano me levanté y jui a mi pieza. Dije, ya pa' ver cómo está, y pos estaba con los ojos abiertos y me decía ibababa/i, no se entendía nada.
—¿En ese momento fue que le pegó?
—Ahí sí ya le pegué, pa'qué le digo que no.
—¿Con qué?
—Pos con su martillo. Él era albañil y jui a su cajón de herramienta y dije, con este mesmo y agarré el martillo. Y con ese le di.
—¿Después qué hizo, señora Clara?
—Pos yo mi tirada era llevarlo lejos, pero no cabía en la bolsa que yo tenía. Ahí sí dije, pos lo mocho. Primero le moché la cabeza. Pero a l'ora de meterlo le quedaban los pies juera. Y también se los moché.
—¿hasta dónde lo llevó?
—Pos mi tirada era llevarlo lejos, pero la bicicleta se le caía la llanta. Así es que de tanto en tanto me bajaba y tenía que alzar el cuerpo y meterle la llanta a la bicicleta. Pos ahí me aburrí y lo tiré nomás ahí.
—¿En dónde?
—En un baldío de atrás de los potreros. Ahí jue donde me cargó Pifas a mí. Porque yo ya no lo llevé más lejos. Ahí mesmo lo encontraron.
—¿Por qué no tiene sangre en las manos?
—Cuando le daba los martillazos, me puse una bolsa en las manos. Pero como daba lata la bicicleta la dejé ahí junto a mi esposo. Y ahí jue que me agarraron que por las huellas.

La despedí y la llevaron rumbo a las celdas; enfrentaría una condena larga. La sonrisa de aquellos ojos verdes era lo más parecido a la felicidad que había visto.
 
eRRe,15.09.2017
Final propuesto:
b
—¿Y ahora qué queda, papá?
—Nada, hijo. Caminar y silbar. Solo caminar y silbar.
/b
 
MarceloArrizabalaga,15.09.2017
Esperanza




Desde las tres de la tarde que estábamos con eso. Rodeados de vecinos curiosos que tal vez compartían la alegría con mi padre y conmigo.
Sabido era que a mi papá le habían echado de la fábrica porque ya no se vendían sombreros en el pueblo. Que estaban pasados de moda decían.
Tres meses comiendo lo justo, y cuidando las monedas.
Mi padre se había cruzado con una señora justo en el momento que botaba a la calle los restos de una bicicleta. Y se la trajo para casa.
En su rostro adivinamos esperanza con mi madre, pues parecía serio pero animado.

-¿La encontraste? – dijo ella.
-Sí, y si no recuerdo mal tengo el resto en el galpón.

Como a las cinco de la tarde de ese Sábado, ya estaba la bicicleta de pié, y completita.
La esperanza de mi padre estaba puesta en el puesto de cartero, para el cual solicitaban hombre de entre treinta y cincuenta años con bicicleta propia.
La mía consistía en poder usarla responsablemente por las tardes luego de que él volviese del trabajo.

El lunes a primera hora estuvimos en la puerta del correo.
Nos extrañó ver que el letrero pidiendo postulantes, ya no estaba colgado en el frente del edificio.

Sostuve la bici expectante, mientras mi papá se dirigía al interior.

Unos quince minutos más tarde, mi padre salía con cara seria pero sin brillo en los ojos.

-¿Qué pasó papá?
-Le dieron el puesto al sobrino del Jefe de Correos.

No quiso montar en la bici de regreso a casa. La puso a su costado y echamos a andar.

—¿Y ahora qué queda, papá?
—Nada, hijo. Caminar y silbar. Solo caminar y silbar.



 
MarceloArrizabalaga,15.09.2017
Final propuesto:


Los cuatro subieron al automóvil y se pusieron en marcha.
Hacía tiempo que no se los veía sonreír.
 
godiva,15.09.2017
Me encantaron estos cuentos.
 
mialmaserena,15.09.2017
Reunión familiar

Era el momento de elegir el sitio ideal para él.
La familia se reunió en la casa del hijo mayor para hablar de un tema delicado.

La madre, con los ojos llenos de lágrimas, escuchó lo que cada uno de sus hijos opinaba sobre el mejor lugar de descanso para su esposo.

Sus recuerdos viajaron a épocas más felices. Desfilaron por su mente vacaciones compartidas, fiestas familiares y anécdotas graciosas.
Sorprendida, notó que los tres comenzaban a recordar aquellas historias. Los miró con ternura mientras ellos describían momentos alegres en la casita de la playa. Tal vez ese era el sitio que buscaban, pensó.

Se dio cuenta de que ellos estaban pensando lo mismo.

-La casa de la playa -dijo Elena.
-Sí -dijeron los otros.

Los cuatro subieron al automóvil y se pusieron en marcha.
Hacía tiempo que no se los veía sonreír.
 
mialmaserena,15.09.2017
Final propuesto:


Entró al departamento, y la invadió una extraordinaria sensación de libertad.
 
DonBeltran,16.09.2017


Cerró el maletero de su automóvil. Todo estaba listo.

-¡A conocer el campo! – se dijo.

Criado en la gran ciudad, ni siquiera de vacaciones había pisado alguna vez una zona rural.

Le habían hablado de la paz, los aromas, la inmensidad de la naturaleza.

Estaba convencido de que el estrés que había estado sintiendo en los últimos meses, se debía a la locura de la vida en la ciudad, a su trabajo como corredor de bolsa, y por tener que vivir en un pequeño departamento de un ambiente.

Se sentía ahogado. Encerrado. Preso. Y estaba dispuesto a romper con esa sensación.

Planeó esta salida durante la última semana, y como adicional al proyecto, se propuso no mirar, escuchar, o leer los servicios informativos.

El lunes por la mañana tomó la ruta siete. Luego empalmó con la seis.
Le llamó la atención que en el horario en que todos iban hacia la Ciudad de Buenos Aires, él yendo en sentido contrario, no encontraba el camino despejado como esperaba.
Mucha congestión. Camionetas. Camiones.

¿Qué hacía toda esa gente a la vera de la ruta?

Tractores por todos lados.

Móviles de canales de televisión y radio con sus equipos desplegados.

Cuando pudo darse cuenta, se encontraba varado en medio de un atolladero infernal, en el que nadie podía circular en ninguna dirección.

Comenzó a leer las pancartas y a escuchar las consignas que se gritaban.

¡Del campo sale todo! ¡Si para el campo se para el país! ¡El campo es el motor de la economía!

¡Basta de aumentar las retenciones al campo!

Luego de tres horas de bocinazos, ruidos de motores, gritos y peleas entre automovilistas y camioneros, aún seguía en su vehículo. No podía ni dar la vuelta.

Las banquinas estaban copadas por tractores y hasta por cosechadoras. El espectáculo parecía surrealista.

Comenzó a transpirar por el calor agobiante. Intentó divisar más allá del alambrado del campo que se encontraba a su derecha, pero por delante de sus ojos desfilaba gente exacerbada en todas direcciones.

Como al mediodía un policía reparó en su estado de conmoción.

-¿Se siente mal maestro? - le preguntó.

-Por favor, ayúdeme a salir de aquí.

- Uuuugh, va a estar difícil, pero lo vamos a intentar. Sígame, que le voy a abrir el paso.

El policía montó en su motocicleta. Puso las sirenas y las luces intermitentes, y comenzó a abrir lentamente una brecha.

Despacio al comienzo, un poco más rápido después, al cabo de media hora llegaron a un camino lateral más despejado.

- Siga por éste camino de ripio y luego de unos veinte minutos va a toparse con la ruta seis. Esa lo lleva hasta la siete y luego a la capital. Suerte, y que se mejore mi amigo.

-Gracias agente - dijo con algo más de ánimo.

A las cinco de la tarde puso pié en la entrada de su edificio. El portero le auxilió llevándole el bolso y sosteniéndolo del brazo pues no sabía bien qué le pasaba y él no daba explicación.

-Me ahogo, me ahogo - decía.

-¿Le cuesta respirar? - preguntó el portero.


No contestó.

Finalmente, giró la llave en la cerradura y abrió su puerta.

Se sentía protagonista de una peculiar broma del destino.

Entró al departamento, y le invadió una extraordinaria sensación de libertad.


 
DonBeltran,16.09.2017
Final propuesto:


Su perro lo vió quedarse dormido frente al televisor. Apoyó su cabeza y también se dispuso a descanzar.
 
remos,17.09.2017
Está bueno el final, don beltra, pero el acento en la "o" y la zeta final...
 
MarceloArrizabalaga,19.09.2017
Ayyy, ¡qué lástima...!



Cerró la "Página de los cuentos" y apagó el ordenador.
Su alegría no era completa esta vez.

Escribir cuentos le apasionaba, y la sensación de la tarea completa lo dejaba siempre muy feliz.

Pero esta vez había tenido un traspié. No con el cuento, al que siempre lo pasaba por el corrector del Word, sino con el final que proponía para el escritor siguiente, y que lo había publicado sin revisar.

Se levantó pensativo. Su perro de compañía no perdía detalle de su rostro y tal vez, hasta sentía su energía.

Se desplazaron hasta el sillón. Su amigo fiel se echó a sus pies.

Prendió el aparato, y algo se proyectó en la pantalla.

Estuvo mirando sin mirar, hasta que poco a poco fue ganado por el sueño.

Su perro lo vio quedarse dormido frente al televisor. Apoyó su cabeza y también se dispuso a descansar.









Final propuesto:



Estrechó sus manos y se retiró cerrando la puerta muy despacio.

En la oficina, el editor en jefe, quedó con su novela en las manos preguntándose lo mismo que él.
 
Clorinda,21.10.2017
Alcohol en gel

Había terminado la novela de su propia vida, y en su afán por que todo el mundo la conociera decidió editarla.
El asistente de redacción hojeó el manuscrito y lo contactó con el jefe principal de la editorial, quien lo recibió con poco interés, pero al comenzar a leerlo su semblante fue cambiando sin dejar percibir sus apreciaciones.

El sujeto relataba con lujo de detalles cómo era su vida antes y después de casarse, y el giro que experimentó el día que decidió unirse a Nilde.
El primer tiempo, como suele suceder, todo fue normal, incluso agradable – decía -si no fuera por su manía por la limpieza extrema en todos los aspectos, que pronto había comenzado a incomodarle.
Cuando llegaba del trabajo le hacía dejar los zapatos afuera y le obligaba a usar unas chinelas previamente desinfectadas; luego venía la higiene de las manos con jabón astringente y cepillo; por último, alcohol en gel, distribuido generosamente en sus manos, brazos y piernas.
-Las escaleras, la computadora son una fuente de contaminación -decía Nilde –Todo el mundo las toquetea, y vaya a saber qué han tocado antes.
En todas partes había una botella con alcohol en gel. Llegó a obligarle a pasarse el dichoso alcohol por sus zonas íntimas.
Comenzó a temer por su vida ante la posibilidad de prenderse fuego cuando pasaba delante de la llama de la cocina o el termo-tanque, impregnado como estaba en alcohol en gel.
Había pensado en separarse, pero desistió cuando se enteró de que estaban esperando un hijo.
A partir de allí nunca más tuvo frente a frente a su esposa. Ella le hablaba a través de un vidrio, que desinfectaba a cada rato, y tuvo que dormir en la habitación destinada al personal de servicio.
Cuando nació su hijo no permitió que entrara a conocerlo.
– Por la contaminación –decía mientras cerraba herméticamente todas las aberturas de la casa.

Tuvo que irse a vivir a una pensión, porque Nilde le había cerrado también la puerta principal no permitiendole el acceso. A su vez lo había denunciado ante el juez por abandono del hogar, que por supuesto todos creyeron, y le obligaba a pagarle una mensualidad para los gastos de manutención de la criatura.

El insólito novelista seguía relatando su drama por no poder compartir la vida con su hijo, no ya con su esposa, a la que aborrecía con todas sus fuerzas.

Al final de la novela el sujeto explicaba su martirio y cómo había perdido su trabajo y sus amigos, por su supuesta actitud repudiable. Terminaba diciendo que estaba en la calle, ya que había debido desocupar su habitación de pensión, por falta de pago.

-Ahora que Usted conoce mi verdadera historia, espero que la publique -le dijo a su interlocutor - La gente debe conocer la verdad.
A continuación limpió sus manos con alcohol en gel, estrechó sus manos y se retiró cerrando la puerta muy despacio.

En la oficina, el editor en jefe, quedó con su novela en las manos preguntándose lo mismo que él.

 
Clorinda,21.10.2017
Final propuesto:

"Desde ese día me cuido de hablar de mis asuntos privados."
 
eRRe,21.10.2017
Quedé sobreseído, según me explicó el abogado de oficio. "¿Eso significa que puedo quedarme con todo lo que me robé?", le dije inocentemente. El fiscal me escuchó.

No me fue tan mal: me obligó a repartir solo la mitad del botín con él. Desde ese día me cuido de hablar de mis asuntos privados.
 
eRRe,21.10.2017
Final propuesto:

«El chef volteó a verle y preguntó, "¿ahora entiendes lo de ayer?"».
 
rhcastro,21.10.2017
Eran el par de huevos más extraños que preparaba en toda su vida. Odiaba que los clientes pidieran cosas especiales fuera del menú, se suponía que para eso eran los menús, para evitar problemas. Imagine si a cada uno se le diera gusto ¿Qué clase de profesional del buen comer se necesitaría? ¡Imposible!, pero no entienden, son testarudos, siempre quieren su capricho y el dueño del lujoso establecimiento exige que les satisfagas. Este cliente lo sacaba de quicio, parece que se proponía que perdiera el trabajo ¡ERa como una venganza! Allí estaba otra vez pidiendo eso que de seguro no le preparaban ni en su casa.
Se dispuso a batir aquel par de huevos y sonó la campanilla como el día anterior ¡Allí va! Agregó.
A los pocos minutos entra un hombre y voltea el plato sobre su cabeza diciendo:
_ ¡Muchas gracias!
Genaro el lavaplatos corre a ayudarlo a incorporarse pues el cliente estrelló aquellos huevos con tal fuerza que dejaron al chef a raz del piso.
El chef volteó a verle y preguntó, "¿ahora entiendes lo de ayer? ¡Estudia chamaco!.

Final propuesto: (Lo volvería a matar.)
 
Clorinda,25.10.2017

Justificación

Es cierto, señor comisario: yo lo maté. Usted comprenderá que ese cerdo estaba en mi propio terreno por lo que creo que tengo una buena justificación ¿y porqué no? todos los derechos.
Le anticipo que yo tengo en mi terreno una huerta que he cuidado con esmero durante todo un año, y quizás usted no entienda el placer que significa recoger todos los días el fruto de mi trabajo.
Seguramente pocos saben de la dulzura particular de unas arvejas recién cosechadas, guisadas con cebolla, ajíes y tomates, y condimentadas con perejil, orégano, ajo u romero, fruto también de mis cultivos.
Podría nombrarle infinidad de frutos exquisitos de mi huerto cuya calidad usted seguramente no encontrará en el mercado: berenjenas, espinacas, lechuga, rábanos...
¡No, no! Ya sé que esto usted no lo comprende, pero no se imagina lo bien que sabe la carne de cerdo adherezada con los productos de mi huerta. Por eso lo maté.
¡Y lo volvería a matar!
 
Clorinda,25.10.2017
Final propuesto:

"No me esperes esta noche".
 
Clorinda,25.10.2017
Corrijo: "aderezada"
 
chilicote,25.10.2017
Alma mía, sólo falta media hora
y sonriente bajarás del largo tren,
tus miradas rondarán ansiosamente
por la gente que pasea en el andén,
y en mi cuarto con tu carta entre mis manos
y dos lágrimas que marcan el reloj,
el momento de la hora que se acerca
no lo puede soportar mi corazón.

No me esperes esta noche...
no me esperes corazón.
Como quisiera abrazarte,
como quisiera besarte
y entregarte el corazón.
No me esperes esta noche,
mi fracaso puede más.
A mi lado está el infierno,
soy tristeza, soy invierno,
no me esperes nunca más.

(Recitado)
Alma mía, sólo falta media hora
y sonriente bajarás del largo tren,
el momento de la hora que se acerca
no lo puede soportar mi corazón.



Titulo propuesto: Bailemos un Tango
 
glori,26.10.2017
Recuerdos

-Era solo un idilio de vacaciones. Unos días de sol, playa y buena compañía. Después llegó la despedida y algunas promesas que ninguno pensaba cumplir.

Mi madre interrumpió su relato para darme las buenas noches. Besó mi frente mientras yo preguntaba:
-Y después mami... ¿qué ocurrió?
-Pasaron casi diez años. Entonces un día nos encontramos por casualidad en una fiesta -dijo mamá.
-¿Y enseguida te invitó a salir?- pregunté mirando la foto de mamá y papá que estaba sobre la mesa de luz.
-No -dijo ella -la sorpresa de vernos después de tanto tiempo nos desconcertó.

Miré otra vez la foto. Papá tenía la misma sonrisa que yo recordaba. Quise saber más.

-Él siempre fue muy alegre y divertido ¿verdad?

Ella sonrió y yo noté como se perdía en los recuerdos.

-Si, pero esa noche apenas se atrevió a decir: hola...qué bueno verte otra vez... bailemos un tango.

 
glori,26.10.2017
Final propuesto:

Aprovechó el momento de confusión y huyó.
 
eRRe,26.10.2017
bLA SEPARACIÓN/b

—Anselmo, no hay que ir —le susurró a poca distancia de la oreja.
—Tiene tiempo que lo quiero hacer, y lo sabes.
—Pero yo no. Además, le temes a la ouija, ¿a qué vamos?
—¿Qué no eres ni tantito curioso?
—La curiosidad mató al gato.
—No soy un gato.
—Pero necesitas más cuidados que los gatos.
—No importa. No puedes separarte de mí, así es que iremos.

Después de un poco de forcejeo Anselmo logró salir por la ventana y a Elías no le quedó más que ir con él. Uno caminaba y el otro se lo trataba de impedir, pero poco a poco iban avanzando. A pesar de irse resistiendo Elías no pudo impedir que llegaran a la casa donde se llevaría a cabo la sesión de la ouija. Cecilia les daba la bienvenida a todos, y su hermana Micaela los esperaba adentro cerca de la mesa.

Se sentaron las seis personas y tomaron la parte de la tabla que les correspondía. Comenzaron las preguntas, Elías estaba muy atemorizado por lo que inquirían y por todo el hambiente del lugar. Micaela preguntó que si había un espiritu ahí en la habitación y la respuesta fue SÍ. Cuando le preguntaron a la Ouija cuál era él nombre de ese espíritu la respuesta fue ELÍAS.

—Anselmo, tu hermano se llamaba Elías, ¿hace cuánto murió?
—Sí. Tres años… —y los miró a los ojos.

Uno a uno comenzaron a caer inconcientes.

—No hagas eso Elías —Le gritó Anselmo.

Elías sonrrió con escarnio y aprovechó el momento de confusión y huyó.
________
Raúl [bRR/b]
 
eRRe,27.10.2017
Final propuesto:

"Recorres las primeras páginas y nunca regresas del viaje al interior de ese libro".

 
mialmaserena,28.10.2017
Magia

Ana es la menor de cinco hermanos. Vive en una humilde casa cerca del río. Hace poco la inundación se llevó su muñeca.

Ahora está en la escuela mirando a su maestra con adoración. Es una especie de hada que cada vez que lee ese libro mágico se transforma como por encanto en uno de los personajes.
Ayer fue sirena, luego mariposa; hoy es un payaso de circo que la hace reír.

El circo es inmenso. Los trapecistas se preparan, el mago ensaya sus trucos mientras la gente se acomoda alrededor del escenario.
Ana se sienta en primera fila, observa al payaso que lleva zapatos grandes y una nariz roja. Ríe y se olvida de su muñeca perdida.

La señorita ha dejado el cuento sobre el escritorio. La niña se acerca y toma el libro con sus manos pequeñas. No sabe leer pero mira los dibujos e intuye que en las letras se esconde un mensaje secreto. Piensa que un día podrá ingresar a ese mundo maravilloso.

Su maestra se acerca y le dice:
-¿Sabes? muy pronto les voy a enseñar a leer. Entonces descubrirás que si "recorres las primeras páginas nunca regresas del viaje al interior de ese libro".

Final propuesto:

"Todos notaron que estaba mintiendo"
 
eRRe,29.10.2017
Qué encanto de cuento, mialmaserena.
 
eRRe,29.10.2017
—Para comenzar me van a decir solo en una palabra qué los ha convencido de venir aquí —dijo la psicoterapeuta.

La primera en intervenir fue una linda niña que miraba al suelo, de voz que se escuchaba a la distancia y cabellos rara vez vistos a plenitud: “TDA”, fue su respuesta. La siguiente fue una jovencita de boca roja como manzana, su mirada dejaba ver la parte blanca solo en la parte de abajo de sus ojos y su cabello hacía un pronunciado contraste con su piel blanca: “Depresión”, dijo. En seguida habló un hombre ancho como la puerta, de rostro como la corteza de un árbol, de acento galo y tan buen catador que se consideraba amigo de las copas de vino: Ansiedad, respondió.

El último en intervenir era un chiquillo apenas entrando en la adolescencia. Su vestimenta era la adecuada para un niño mucho más chico que él y muy anticuada. Su piel era color caoba y usaba guantes todo el tiempo: “En realidad no creo que yo necesite de estas reuniones. Soy un chico común y corriente sin problemas”, agulló.

Caperucita, Blancanieves y la Bestia, miraron a Pinocho. Todos notaron que estaba mintiendo.
_________
Raúl [bRR/b]
 
eRRe,29.10.2017
Final Propuesto:

"Susana se sorprendió: Sergio saltaba sobre sus sobrinos saludándola, sonriendo simpáticamente".
 
MarceloArrizabalaga,29.10.2017
Culpas



- ¿Por qué eres tan insensible? No guardas un espacio para la ternura. Nunca te acercas a los niños.
Sergio sintió un frío corriendo por su espalda. Justo cuando creía tener atrapada a Susana, cuando ya la relación incipiente parecía encaminarse, ella se despachaba con este reclamo.
Él era un hombre práctico, y lejos de hacerse planteos complicados se dijo: “Si esto es lo que falta, pues esto conseguiremos”

La noche del sábado era la noche del cumpleaños de Laurita, la sobrina de Susana. Ella ya había desistido de invitarlo a este tipo de reuniones, pues notaba que se aburría mucho con los niños y no interactuaba con ellos.
Para ella, era un mundo fascinante.
La reunión era a las 20 hs, y Sergio se apareció en la casa de su cuñada a las 18 hs. Con el pretexto de ayudar a armar la decoración.
Ya había muchos niños a esa hora, y más fueron llegando.
A diferencia de lo que ocurría habitualmente, Sergio accedió a los pedidos de juego de lo que fuese que se le solicitara. Es más, proponía el mismo juegos nuevos.
Para cuando ya eran casi las 20 hs, se encontraba con sus ropas bastante sucias, despeinado, con un poco de mayonesa en el pelo, y hasta había perdido un zapato y los niños no se lo devolvían.
Se había convertido en el héroe dela noche.

Suena el timbre y su cuñada se dirige a la puerta para abrir.
Susana entra sonriente, y escucha lo que su hermana le susurra al oído:

- Me parece que tu marido está lavando culpas o algo así.

"Susana se sorprendió: Sergio saltaba sobre sus sobrinos saludándola, sonriendo simpáticamente".







Final propuesto:


Fueron felices y comieron perdices.



 
glori,30.10.2017
Elección correcta

Un buen desenlace es fundamental en toda buena historia, y cada escritor elije el más conveniente según su criterio.

En aquella ocasión, Luis estaba decidido por un final abierto. Dejaría que el lector optara entre tres o cuatro alternativas. Sin embargo, algo le decía que con un final contundente conseguiría mayor impacto. Necesitaba una última frase reveladora.

Algo sorpresivo también podía resultar efectivo, se dijo mientras recordaba que la mayoría de sus cuentos terminaban en forma natural, sin alejarse del argumento. Siempre había usado finales lógicos y consecuentes con el desarrollo. Tal vez lo mejor era seguir esa línea.

En realidad hacía tiempo que quería explorar el asunto del desenlace ambiguo. Colocar al lector frente a dos extremos era algo muy interesante.

Aunque en ese caso, debido a la trama complicada, un final detonante que revelara todo como en una especie de catarsis le parecía lo más acertado.

También pensaba que un final flotante basado en sobreentendidos, provisto de pistas claras y sugerencias, podía interesar al lector.

Luis estuvo varios meses buscando las palabras exactas para decir lo que tanto deseaba transmitir en el desenlace de su cuento.
Finalmente lo consiguió.
Feliz de haber encontrado la frase perfecta se sentó frente al teclado y escribió orgulloso:
"Fueron felices y comieron perdices."
 
glori,30.10.2017
Final propuesto:

Había cumplido su objetivo.
 
MarceloArrizabalaga,16.12.2017

Cuando era niño, mi madre era una especie de campanita que con su alegre risa contagiaba a todo el mundo.
Solía cantar y reír con mi padre, pero un día soplaron vientos de tragedia, y ella, sacudida como nunca, sintió como se quebraba su interior. La muerte huyó con su esposo una tarde de verano, y el tañido de aquella campanita rota se convirtió en llanto.
Las personas comenzaron a reflejar tristeza en la mirada. El tiempo pasó; yo me fui de aquel pueblo triste. Mi sueño era encontrar la alegría para traerla de regreso.
Un día conocí a una hermosa mujer que se convirtió en mi esposa.

Volví, y cuando mamá me vio con su nieto, su hermosa sonrisa me dijo que había cumplido mi objetivo.
 
MarceloArrizabalaga,16.12.2017
Final propuesto:

La vi caminar decidida. Sus caderas se balanceaban con la gracia de siempre.
Y yo me preguntaba, si habría de volverla a ver.
 
godiva,18.12.2017
Casualidades


Las grandes ciudades son propicias para grandes encuentros. Eso pensé cuando la vi en Madrid. Los dos mirábamos "Las Meninas" tratando de comprender la genialidad de Velázquez. Nos topamos uno frente al otro mientras prestábamos atención al guía que hablaba sin parar de la famosa pintura.

Sus ojos reflejaban asombro ante aquellas obras de arte, y apenas se fijaron en mí. Yo me detuve un instante en ellos, luego seguí observando los labios pintados de rosa y el cabello castaño. La multitud que recorría el museo se interpuso varias veces entre nosotros, pero en una oportunidad ella me miró con interés. Fue solo un momento, después vi alejarse sus caderas con ese contoneo que nunca conseguí olvidar. La busqué en vano, salí y caminé entre los turistas pero se había evaporado sin remedio.

Estuve diez días más en Madrid recorriendo museos y sitios turísticos con la esperanza de encontrarla. Durante mi viaje de regreso observé con atención a todos los pasajeros que abordaban mi avión pensando que las casualidades existen.
No hubo suerte esa vez, pero un año más tarde la vi en Buenos Aires. Caminaba por Puerto Madero de la mano de un hombre mayor. Dos turistas que disfrutaban de una noche de verano. Yo fumaba un cigarrillo y la miraba incrédulo. Me había reconocido.
Advertí que se acercaba; entonces alejé la expresión de sorpresa como pude. Me hizo algunas preguntas fingiendo no reconocerme. Algo sobre la costanera, una plaza, que sé yo.
Me dijo como al pasar que estaban parando en un hotel muy conocido de la zona.
La cuestión es que cuando se alejaron me quedé dando vueltas por ahí sin saber por qué.

Era muy tarde cuando regresó. Su esposo dormía y ella había salido a tomar aire.
Hablamos poco, lo suficiente. La llevé a mi departamento y recorrí con delicadeza las finas curvas que había anhelado todo ese tiempo.

Su exquisita fragancia quedó impregnada en mi piel. Fue lo único que quedó de ella cuando desperté.

Deambulé varios días por la zona donde la había visto y hasta me quedé haciendo guardia frente al hotel. Una tarde la vi salir con su marido. Un taxista cargaba varias maletas de la pareja en el baúl de su auto.
Ella me miró con una expresión que nunca logré descifrar.
La vi caminar decidida. Sus caderas se balanceaban con la gracia de siempre.
Y yo me preguntaba, si habría de volverla a ver.
 
godiva,18.12.2017
Final propuesto:

Sabía que el final estaba todavía muy lejos y que lo más difícil recién comenzaba.
 
godiva,18.12.2017

Sabía que el final estaba todavía muy lejos y que lo más difícil recién comenzaba.
 
MarceloArrizabalaga,18.12.2017
Vi llegar a mi madre del mercado.
Me llamó la atención que no viniera directamente con las bolsas a la cocina, pues hizo una rápida escala en el comedor de la casa. Tomé nota de ese detalle.

Luego de ayudarle a descargar los comestibles, la dejé sola en la cocina.
Con pasos silenciosos di una larga vuelta atravesando todos los cuartos, para aparecer por el vestíbulo, y poder así pasar al comedor.

Un cajón de un aparador se encontraba "casi" cerrado...
También agendé mentalmente ese detalle.

Me preguntaba si era momento propicio para investigar la escena del crimen, cuando mi padre llega a casa de vuelta de su trabajo.

Lo saludé afectuoso disimulando mi intriga sobre lo que mi madre pudiera haber escondido en ese cajón.

Éramos seis hermanos, amantes de las cosas ricas, y mi padre, en esas cuestiones llevaba el estandarte, pues era sumamente goloso.

Vi como mi padre besaba cariñosamente a mi mamá, y alcancé a escuchar cómo le preguntaba en voz muy baja, si había dulce de leche.

- Aayyy, sí, pero lo compré para la torta, no te lo comas todo.

- Pero hay que hacerle control de calidad. No podemos arriesgarnos a que no te salga rica - dijo mi papi con picardía.

Mi madre suspiró.

Estuve unos segundos meditando sobre mi estrategia.

Si llegaba hasta el pote de dulce de leche antes que mi padre, él me descubriría un minuto después.

No quería ser retado por mi madre.

Tal vez, si me hacía el simpático con mi papá...

Confié en desarrollar esta última opción.

Sabía que el final estaba todavía muy lejos y que lo más difícil recién comenzaba.
 
MarceloArrizabalaga,18.12.2017

Final propuesto:


De acuerdo. Tu ganas.
 
glori,18.12.2017

Los conflictos se sucedían de manera cotidiana. Parecía una competencia por ver quién soportaba más.

Los mudos reproches, el constante cuestionar todo lo que yo hacía y su manera de mirarme me desesperaban.

Dependía totalmente de su obstinado criterio; me transformé un una persona indecisa.

Lo peor era su parquedad, esa expresión negativa que yo tanto detestaba.

Nuestro última batalla fue cuando quise dejar que mi barba creciera. Durante varios días traté de negociar y hacerle entender que una barba bien recortada le daría un aspecto más interesante a mi rostro.

Un día no soporté más, y mientras me afeitaba le dije al espejo:
-Está bien. Tú ganas.
 
glori,18.12.2017
Final propuesto:

En ese momento el teléfono sonó otra vez.
 
DonBeltran,19.12.2017
La entrevista


La ansiedad hacía que mis movimientos fueran torpes. Tomé la taza para servirme el café y se resbaló de mis manos. La dejé hecha trizas en el piso, saqué otra del armario donde guardo la loza y pensé que si no me tranquilizaba iba a llegar tarde a la entrevista de trabajo.

Desayuné velozmente, tomé las llaves del departamento y salí. Caminé dos cuadras hasta la parada del micro y noté que el zapato izquierdo era marrón y el derecho, negro. Con el apuro los había confundido. Ya no tenía tiempo para volver a mi casa para ponerme el calzado correcto. Subí al colectivo, pagué el boleto y enseguida noté que estaba viajando en sentido contrario.

Todo iba mal; jamás llegaría a la entrevista. Comencé a transpirar mientras la desesperación se adueñaba de todos mis actos.

En el momento que bajaba del colectivo sonó el teléfono y me desperté. Respondí con un hola automático a un número privado, pero no había nadie al otro lado de la línea.

Estaba empapado en sudor, pero me sentía aliviado de saber que todo había sido un sueño.
Esta vez tomé un baño relajante y traté de mantener la calma.
Mis manos sostuvieron la taza con firmeza, me vestí cuidando cada detalle y tomé el colectivo correcto.

Iba sentado en el último asiento mirando por la ventanilla mientras me imaginaba en la entrevista.
No podía articular palabra, las preguntas me parecían incoherentes. Comencé a sentir que me faltaba el aire, estaba a punto de entrar en un estado de pánico.
Decidí bajar del colectivo.
En ese momento el teléfono sonó otra vez.



Final propuesto:

La caja estaba vacía.

 
Clorinda,08.01.2018
Un conocido político acaba de morir y se presentó en el cielo con el legajo de las obras que había realizado en vida, todas distribuidas en tres cajas de diverso tamaño y peso.
La que contenía sus finanzas y beneficios económicos excedía el tamaño y peso máximo requerido en el cielo, y caía por su propio peso hasta el infierno, que estaba mucho más abajo.
La caja de las obras públicas flotaba como un globo inflado con helio y no lograba posesionarse en ningún lugar.
Fastidiado, Dios le preguntó que traía en la tercer caja que guardaba celosamente en el bolsillo del saco.
El político titubeó y contestó: es la caja de la honestidad, que es mi tesoro más preciado, con la que siempre me he desenvuelto en vida. La traigo envuelta en una lámina de amianto para protegerla.
Cuando por fin la abrieron Dios se alarmó.
La caja estaba vacía.
 
Clorinda,08.01.2018

Final propuesto:

"La Tierra giraba al revés"
 
Mialmaserena,11.01.2018
Contra tiempo

Aquella mañana salí de casa más temprano que de costumbre pero llegué al trabajo más tarde que nunca. El tránsito estaba imposible, además tuve la mala suerte de pinchar un neumático del auto.
Traté de compensar el tiempo perdido y me apresuré a terminar un informe que había quedado pendiente el día anterior, mientras hablaba por teléfono con mi supervisor. El resultado fue que confundí un par de números y mi informe fue a parar al cubo de la basura.
Intenté tranquilizarme y comencé de nuevo. Presté gran atención y cuando ya estaba terminando me alcanzaron unos documentos para revisar. El asunto era urgente, así que me aboqué a esa tarea. Entregué los papeles controlados y al rato noté que mi informe se había evaporado.
Una hora después alguien lo trajo. Estaba con los documentos que había entregado.
Yo ya había empezado un tercer informe, y en ese momento mis compañeros se disponían a almorzar. Me alejé con la intención de terminar mi trabajo aunque mi estómago protestara.
Cuando lo conseguí, suspiré aliviado. Ya era la hora de salida, pero debido a los contratiempos todavía faltaba completar unos sencillos datos de un formulario. Pensé que unos pocos minutos bastarían para algo tan simple. Tomé las hojas y llené los casilleros sin ningún problema. Al revisar los papeles vi la mancha; seguramente alguien había derramado unas gotas de café sobre mi escritorio.
Ese día fui el último en salir de la oficina. El encargado de la limpieza me miraba con pena.

A esa altura esperaba que mi auto no estuviera o algo así. Pero no; estaba en el estacionamiento como siempre. Llegué a casa sin dificultades. Contento de haber concluido con mis tareas del día busqué las llaves para entrar a mi domicilio. Ahí recordé. Estaban en el primer cajón del escritorio en la oficina; las había guardado allí por temor a perderlas.
De nuevo en mi auto, me senté y antes de girar la llave de contacto ya sabía que no iba a arrancar.
Tomé un taxi, miré a la gente que seguía su vida como si nada. Todo parecía normal. Pero yo estaba seguro: la tierra giraba al revés.
 
Mialmaserena,11.01.2018
Final propuesto:

Algo tiene que terminar, algo tiene que comenzar.
 
Clorinda,15.01.2018
Renacer

Cuando mi suegra enfermó, estando internada en el hospital, se puso a pensar en los compromisos que todavía la ataban a esta tierra. Por eso ni bien regresó al hogar trató de poner en orden los últimos pedidos de costuras de sus clientas que le quedaban pendientes, y aunque no lo logró en su totalidad, planificó su próxima actividad.
Sabía que coser el vestido para su futura nieta política sería trabajoso. Debía ser espléndido, como todo lo que hacía, pero sus fuerzas flaqueaban.
Por suerte, la novia de su nieto le confirmó que ya tenía el vestido que iba a lucir en la boda, por lo que no debía preocuparse.
Así y todo se hizo acompañar para comprar una tela para hacer su propio vestido, y aún tuvo tiempo de acompañarme a comprar el mío y aconsejarme, ya que todos nos negábamos a que siguiera cosiendo, como ella pretendía.
Su última tarea fue coser los gorros de cotillón para la fiesta. Para entonces su salud iba decreciendo.
Tres meses después y un mes antes de la boda de mi hijo, mi suegra moría después de reiteradas recaídas e internaciones.
Su hija, o sea mi cuñada, se hizo confeccionar un vestido con la tela que había quedado sin coser, para lucir en la fiesta.
Esa noche lucimos sus sombreritos, y aunque la emoción y la tristeza estuvo presente, el ambiente fue de alegría y esperanza.
face
Mi hijo había escrito en FaceBook junto a una foto que presentó donde ella misma se probaba uno de los sombreritos: "Abuela, estamos de fiesta y vos estuviste presente".

Poco tiempo después se anunció la llegada de su próxima bisnieta. Entonces, todos celebramos la continuidad de la vida.
Suele suceder que si algo tiene que terminar, algo tiene que empezar."
 
Clorinda,15.01.2018
Final propuesto:

No te equivoques.
 
Mialmaserena,15.01.2018
Mi nombre es Pablo


Esta situación se ha convertido en insostenible para mí.

Al principio traté de no darle demasiada importancia; pensaba que era algo pasajero y lógico. Después de tantos años de convivencia, ese tipo de confusiones suelen suceder.
Lo peor era mientras hacíamos el amor; en esos momentos lo hacías sin darte cuenta.

Después comencé a sentirme incómodo; en varias oportunidades te pasó delante de los demás y me sentía avergonzado.
Nunca te dije nada porque creía que el tiempo siempre consigue acomodar nuestras ideas y también ayuda a que podamos dar el nombre correcto a las cosas.

No es que yo sea una cosa, pero durante todo un año estuve esperando que me llamaras por mi nombre.

No me llamo Juan. Tampoco me gusta que me llames: "cielo" como a él. Por eso te pido que cuando estés hablando conmigo pongás atención.
Estoy cansado de que me confundas con tu ex-. Necesito pedirte que no te equivoques.
 
Mialmaserena,15.01.2018
Título propuesto:

Esa fue la última vez que lo vio.
 
godiva,15.01.2018
Proyectos

Esa mañana Luis salió temprano como de costumbre y la saludó con un beso en la mejilla. Ella estaba dormida pero al sentir el roce de sus labios experimentó un grato estremecimiento.

Él regresó por la tarde, dedicó unas horas al jardín y otras a compartir una caminata con su esposa. Conversaron de sus proyectos: mudarse a vivir al campo, comenzar una vida nueva. El deseo de disfrutar de la naturaleza estaba pendiente. Era hora de cumplir con aquel sueño que ambos habían postergado por sus obligaciones sociales y sus respectivas tareas.

Una ligera indisposición hizo que interrumpieran el paseo. Al regresar, Luis se tendió en la cama; estaba pálido y sentía frío.
Ana llamó a emergencias; la ambulancia no tardó en llegar.
En el hospital las cosas se complicaron. Los médicos iban y venían, le suministraron fármacos, tomaron muestras de sangre, examinaron su pulso y su presión varias veces. Ana estuvo todo el tiempo con él. Lo besó en los labios cuando ingresó a terapia intensiva.
y esa fue la última vez que lo vio.

 
godiva,15.01.2018
Final propuesto:

Jamás se lo contó a nadie.
 
MarceloArrizabalaga,15.01.2018

Todos dicen que son la pareja ideal. Susana: bella y cariñosa; Federico, el hombre que todas desean: atractivo, generoso y atento.
Ella es una ama de casa perfecta, cocina con esmero, mantiene el orden y la pulcritud del hogar. Él: trabaja en una empresa de prestigio, practica golf, tenis y natación.
Dos veces al año se toman vacaciones y comparten una buena amistad con amigos en común. Roberto es amigo de Federico desde la primaria. Vive frente a la casa de la pareja y hace unos años atrás siempre se encontraba a disposición de su amigo cuando este lo necesitaba. Las cosas han cambiado un poco.
La esposa de Roberto viaja permanentemente debido a su trabajo de azafata, y por ese motivo Roberto pasaba mucho tiempo en casa de Federico.
La camaradería entre ambos matrimonios los llevaba a realizar muchas actividades juntos. Cenaban en el restaurante más caro de la zona todos los fines de semana, iban a shoppings, cines y teatros con asiduidad.
Roberto recurría a Susana cada vez que tenía dudas sobre algún tema de cocina, incluso llegó a pedirle consejos sobre cómo quitar una mancha de su camisa nueva. Susana se ofreció a quitarla ella misma con un producto maravilloso que había adquirido en el supermercado y él aceptó.
Cuando Roberto le llevó la camisa hacía bastante calor. Ella estaba en la piscina y lo invitó a nadar un rato.

Desde ese día, Susana prefiere mantener un trato más reservado. Se avergüenza de lo ocurrido en la piscina, y jamás se lo contó a nadie.




Final propuesto:

Siempre es bueno perdonar y perdonarse.
 
Clorinda,31.01.2018
-¡Hola, hermano! ¿No esperabas que te vuelva a hablar? ¡Vamos! ¡Recapacitemos! Si querés tomamos un café en casa y charlamos.... Después de todo ya te perdoné por haberte comido todos mis chocolates.... Y tengo que decirte que estoy en paz conmigo mismo después de haberte chocado el auto. Sisiiii...! Fui yo. Te juro que no me di cuenta. ¡Y bueno! Quizás puedas venderlo a un chatarrero... ¿Yo que sé? No, no, no me preguntes cómo fue porque ni yo mismo me acuerdo... Tenía unas copas de más.. ¿Sabés?
-&%$&&Grr¿¿'*&%&...!!!!
-Y. .. ¿Qué querés que te diga?: Siempre es bueno perdonar y perdonarse.

Final propuesto:

Nunca la hubiera reconocido.





 
godiva,31.01.2018


Supe de ella a los cinco años. En esos momentos la confundí con uno de los personajes que aparecían en mis cuentos. Mi favorito era el hada. Con su varita mágica solía transformar el mundo en un lugar feliz. Pero ella era diferente.

Nunca había visto su rostro; pensaba que tal vez se parecía a alguna bruja malvada. Todos murmuraban, y nadie me decía por qué papá se había ido con ella. Mamá lloraba todo el día sin consuelo. Los abuelos me regalaron una muñeca y a veces iba con ellos a la plaza y a la calesita para no molestar a mamá.

Durante varios años pensé que era un ser maligno. La dibujaba y pintaba con colores oscuros; su mirada irradiaba maldad.

Cuando crecí, comprendí algunas cosas. Comencé a darme cuenta que la vida es corta, que cada instante merece ser apreciado y dejé de pensar en ella. Ya no la veía tan oscura, pero todavía la odiaba.

Ahora soy una anciana. Hace unos días vino a visitarme. Ya no la odio. Pude por fin ver su rostro que había imaginado surcado de arrugas y me sorprendí. Su piel es tersa, irradia paz y serenidad. Si no fuera porque ella misma dijo que era la muerte nunca la hubiera reconocido.

 
godiva,31.01.2018
Final propuesto:

Aquella casa ya no me pertenecía.
 
deusirae,04.07.2018

Final propuesto:

Aquella casa ya no me pertenecía.



Tobi, nuestro perro, se mantenía en la cucha, revoleando los ojos y dando pequeños gemidos.
Su intranquilidad manifiesta se originaba en los gritos que se habían escuchado dentro de la casa durante la última hora.

- ¡Nunca me sentí apoyada por vos! ¡Te resulto un objeto, un adorno!
¡Estropeé 20 años de mi vida para nada! ¡Y me mirás así con esa cara de cínico!

Hizo el ademán de tomar sus valijas, decidida a marcharse.

La detuve tomándola del brazo.

- Por favor, no te vayas - le dije con voz mansa.

Su mirada paso del estado de furia, al de perplejidad, y luego asombro.

Dejé mis llaves sobre la mesa. La miré como ... No sé cómo la miré.

Y salí cruzando el umbral de la puerta.

Aquella casa ya no me pertenecía.




 
deusirae,04.07.2018
Final propuesto:


En ese momento no comprendí. Se acercó llorando, me abrazó y me dijo:

- No importa hijo. No importa.
 
Clorinda,08.07.2018
Ausencia

Hacía tres días que no volvía a casa. Sabía que estarían buscándome pero no me importaba. Es más: disfrutaba pensando que me echarían de menos y había decidido alejarme para siempre. Aprenderían por fin a comprenderme, ya que las cosas no me habían salido del todo bien últimamente.


Ahora que han pasado más de dos semanas creo que cambié de idea. Se me está terminando la plata que había ido ahorrando cuando el viejo me tiraba unos mangos por lavarle el auto, y pensándolo bien, yo no merecía que me pagara nada. Él en cambio me prestaba el auto para salir a dar una vuelta y nunca dijo nada cuando aparecí esa tarde con el auto destrozado en el tren delantero.

Hubiera preferido que me insulte, que me castigue, que me cobre la reparación, pero su silencio decía más que mil palabras.

Por eso me fui. No soportaba su cara impasible como si nada hubiera pasado, ya que me merecía un buen tirón de orejas ... o al menos un buen sermón. ¡Qué se yo!

Sé que me andan buscando y no quiero que me encuentren todavía. Seguramente habrán avisado a la policía...

No sé qué hacer. Creo que esto se está prolongado demasiado. Extraño a mamá y me apena que esté sufriendo por mí. También a papá. Después de todo es un gran tipo y siempre me bancó de chico. Nunca me sentí tan solo y quiero ir a pedirle que me disculpe, que prometo devolverle lo que le haya salido el arreglo, y en adelante seré un ejemplo de hijo.

Hoy no pude más y me presenté en casa esta mañana.
-Papá - le dije desde la puerta. -Perdoname... No sabía como enfrentarte después de lo que hice. Me merezco un castigo...

En ese momento no comprendí. Se acercó llorando, me abrazó y me dijo:

- No importa hijo. No importa.

 
Clorinda,08.07.2018
Final propuesto:

Creo que pronto va a haber novedades
 
Clorinda,09.07.2018
Final propuesto:

Creo que pronto va a haber novedades.
 



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