GRACIAS

Gracias, gracias Señor por todo este mundo tan maravilloso, lleno de agua, lleno de viento, lleno de llanto, lleno de risas, lleno de criaturas, lleno de tierra, lleno de amores, lleno de rencores, de gritos, de hojas, de aire, de paisajes, de sensaciones, de amaneceres, de lunas de soles, de miradas. Lleno, lleno de cosas fantásticas, cosas que tal vez ignoro en la cotidianidad de mi vida pero hoy, hoy señor levanté mi cuerpo precisamente con una sensación el ASOMBRO. Ese que da el don de la valoración y nos eleva como personas, nos acelera a amar.

Plasmaré en mi corazón este escrito, como un tatuaje imborrable, para no caer en la tristeza en los momentos cuando he sido golpeado por el alma, o cuando los “problemas” que se ha inventado mi sociedad me abracen. Cuando este corazón sensible, que se apega, y lo maltrata cualquier detalle, me funcione de manera inversa.

Hoy no creo en las tristes lágrimas, solo en la sonrisa alegre. Veo las infinitas razones para una carcajada y unos ojos brillantes. Esas razones pasan a mi lado todos los días, pero las falsas preocupaciones me cegan.

Hay tanto por que sonreír. Solo miro mi cuarto y encuentro a mi madre, una fuente de amor incalculable, una guerrera, la fortaleza personificada. Miro a otro costado y encuentro a mis hermanos, Luisa y Miguel. Son sangre idéntica, alegría vivida, sienten, juegan y nada de responsabilidades.

Reposo mi cuerpo en la almohada, miro en mi mesa de noche y veo a un rostro hermoso, lleno de esperanza. Unas perlas fantásticas de color verdoso que me muestran un alma blanca, llena de entrega y cariño.

Me acuesto y en la distancia de esos seres con plaza en mi corazón, empiezo a soñar. Algo muy común en mi y que me mueve fuertemente hacia allá. A ese planeta, a esa sociedad idealizada por mis mayores sentimientos, con conflictos dialogados, con amistades autenticas, con amores entregados, con violentos cuestionados, con diferencias tolerables, con pobres ricos, con ricos pobres, con animales cuidados, con verdaderas promesas, con palabras sinceras, con todo organizado de tal forma que todo eso que tienen nuestras personas, hagan de las suyas.

Sueño y sueño, mi cuerpo se va descansando en el colchón y durante un largo rato, aunque yo no lo haya sentido así, jugué con una cantidad de personajes y situaciones imposibles para muchos, pero en el momento en que abrí los ojos y me quité la oscuridad, supe que aquello era algo fácilmente accesible a nosotros.

Entre la cantidad de bellos colores de aquel mensaje y el paisaje que se abre en mi ventana, se veía la mas clara de las semejanzas. Pero cuando me metí a ese lugar interior y descubrí esa cantidad de perfecta hermosura formada por cosas tan extrañamente preciosas, cada una en su sitio, construyendo un solo objetivo. Me dije así mismo, encontré el planeta. Y con el hallazgo de este, definí la vida como el caminar entre dos mundos; uno lleno de esa materia inexplicable y el otro rociado por un medio paradójico que sentimos hacia el hecho de vivir solamente en el planeta maravilloso.

Se inicio un proceso que con el caminar entre esas dos dimensiones, enredándome entre situaciones, sensaciones y paisajes fui llegando a la certeza de una teoría. Adquirí entonces como resultado del delicado estudio de mi ser, y el encaminamiento de uno humanos, una claridad. Desde el principio hasta ahora solo tenía en mis manos una poesía, algo netamente estético que por mas bello que sonase esta sin sentido, no existía. Pero estaba a un paso de hacerlo realidad, estamos a un paso de hacerlo realidad. Y ese paso, para unificar los dos mundos, es la acción. Pero bueno, y me preguntaba. . . . Por que el mundo maravilloso es el mundo maravilloso? Me detuve, y callado fui entrando en calma, respondiendo entonces a la pregunta. “ En este lugar solo buscamos la felicidad, y en el momento en que perdono, después de destruir una barrera de hierro con el paso dado, mi corazón, mi alma, se ubican en su mayor satisfacción”. Entonces, solo entonces, sabía que me encontraba en esa dimensión fantástica, no sabia quien o que organizaba aquello, lo único que me importaba y sabia era que estaba allí, que siempre lo ha estado. Simplemente es que nos encargamos en crear otra superficie, basificada en nuestras pobrezas.

Después de esa reflexión única, sabiendo entonces la existencia de los dos mundos y conociendo la posible fusión de ellos, me dispuse en ese buscar, o talvez, luchar contra esas barreras que no nos dejan vivir en el mundo maravilloso. Es tan fácil destruirlas, pero tan difícil.

Por fin caí de la nube, y hasta ahora estoy plasmando en la realidad mi formación, mi sentido. Es tan bello orar, tan lindo proclamar o escribir, pero es mas lindo aún actuar, plasmar en la vida.

GRACIAS, SEÑOR POR ENSEÑARME.


Juan Pablo Cuartas. V.