Inicio / Cuenteros Locales / Desleal / Lo que usted le hizo a mis vergas
1.
La primera vez que me tocó: ¡qué delicia tremenda!: ¡qué thriller!: ¡elevación anatómica!: ¡qué correntazo químico!: ¡chispas y calor subsumiendo escalofríos míos!
Y no tuvo vergüenza: exquisita diabólica descristiana desvergüenza: ¡tan refrescante!: ¡tan inusitado!
Deseaba de usted: sus manos semiásperas recorriendo hombros míos: mejillas mías: cuello mío: disimulando: no tan desvergonzada aún: pensándolo sin embargo: recorriendo pecho mío: abdomen mío: muslos míos: pasando de largo lo que los dos queríamos: piernas mías.
No podía esperar: me estaba muriendo porque se atreviera: el cuerpo no puede mentir: no casualmente púseme ropa interior holgada: revelación: tienda de campaña en mis calzoncillos: madera mañanera de tarde: longaniza tiesa bajo algodón sintético: invitación descarada mía.
Y entonces: finalmente: al fin: lo hizo: tiró al viento su instrucción católica: acto de volición no primerizo: por lo que ya no aguantaba yo: aventurando manos suyas debajo de la única tela sobre mí: gemido mío de alegría: determinada asió verga mía.
Y yo todavía haciéndome que me quedaba dormido: usted aún bajo la excusa del masaje adormecedor: igual de impíos.
Luego un conato de escrúpulo: que si no abusaba mucho: que no pues que no: hasta se lo dije a tenor inequívoco: es verga suya.
2.
Y me la voló, y me la chupó, y cogimos. Y siguió chupando y tocando y cogiendo y continuamos por los días. No lo voy a preciosismar, porque nada de potencial estético tienen las groserías que hicimos. Entre tanta cogezón no había encontrado tiempo para otra cosa. Por eso se sumó el tiempo a tanto tiempo de no escribir nada. Pero ahora que se ha ido por unos días voy a escribir y voy a escribir sobre usted.
Sobre ayer, que por más que se esforzó, más que escupió, masturbó y mamó, no pude lograr la evasiva erección. Me preocupó mi impotencia. Allah sabe nada más, cómo me costó lograrla a efecto de intenso auto-abuso onánico, sudando todas las piernas, estresándome la espalda baja, que se me parara otra vez.
Fue demás. Con que me la tocara ya se me estaba aguadando otra vez. Tenía que ser mi mano la que me mantuviera erecto –sólo mi mano me conoce tan bien como para saber cómo complacerme–, traté de darle instrucciones, pero fue en vano. La besé pensando que eso iba a ayudarme. Así hasta que orgasmié, mediocremente, como si no hubiera podido haberlo hecho mejor en una sesión solitaria. Era usted una minusvalidez.
Sus mamadas ya no se sienten igual. Su coño intensamente humedecido me asquea. Sólo le metí tres dedos por lástima. Trataba de pensar en otra cosa mientras despreciaba con mis sensibles yemas dactilares sus adentros. Ni a cogérmela me atreví. Sólo disfrutaba yo, por un rato, de deslizar los dedos, lubricados por usted, por su impúbica abertura anal; mas la emoción rápido disipábase; más sabiendo que no iba a dejarse si introducía uno, o dos.
Tuvo que masturbarse usando mi pelvis para poder orgasmiar. Y no se daba cuenta. De nada. Me la ha chupado tanto que mi verga ha perdido sensibilidad. Ya no me puede hacer acabar. Qué rápido pasó todo. Todo. Su tacto me puede estimular al principio, pero no me dura más de media hora. Imposible. Si le permito que orgásmie es por orgullo masculino. Y lo peor es que quizá se esté enamorando de mí y de mis geniales y gentiles besos. Hoy, solo, he logrado acabar dos veces, sin esfuerzo alguno, en cuestión de minutos, usando ilustraciones lolikon incestuosas, entre otras cosas.
¿Me voy a aburrir así de rápido de mi esposa? ¿Voy a poderle ser fiel? ¿Soy un hombre de verdad? ¿Voy a violar a mis hijas? ¿Haría bien con morir solo?
Quizá sólo me he estado masturbando demasiado. Quizá me he vuelto demasiado perverso.
Aprended pues una lección: aquellos que no pertenecen a este desvarío, mas sí al de aquél que es el de la vida, que es sexo, que Dios no aprueba.
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Texto agregado el 21-04-2005, y leído por 374
visitantes. (9 votos)
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Lectores Opinan |
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16-01-2006 |
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Bueno muy bueno. Todavía no entiendo cuantos penes tenes (por el título en plural) tal vez un par de repuesto, o como las hienas (según recuerdo a H.M.) que tienen dos, una para días laborales y otra para días de fiesta. marBin |
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03-08-2005 |
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Qué perversidad!!!! Qué maestría. Señor, definitivamente su obra es muy buena. Y este cuento es increíble. Esto es genial: "¿Me voy a aburrir así de rápido de mi esposa? ¿Voy a poderle ser fiel? ¿Soy un hombre de verdad? ¿Voy a violar a mis hijas? ¿Haría bien con morir solo?" Genial. *****. Saludos. Calamitatum |
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29-07-2005 |
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Como la vida misma.... Escribes muchas veces (esta es una de ellas) cosas q la mayoría padecen o han padecido y que no se atreven a escribir... Aunque si lo hicieran, e intentaran escribir un texto parecido, no le darían esa categoría y ese estilo con el que tú nos tienes acostumbrados. Divertido, real, sincero, claro, usando lenguaje típicamente tuyo y, sobre todo, hábil, y legible de un tirón... Me quito el sombrero ante uno de los maestros. Sidd |
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22-06-2005 |
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Uff, q fuerte tu escrito, pero el sexo no es todo, si hay amor, es lo mejor. Isamar |
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31-05-2005 |
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Pues bien, este texto me lo recomendaron. (No digo el nick) No entiendo por qué tiene solo 2 estrellitas, para mí, no sé si te importa, deberían triplicarse. Me atrapaste desde el primer instante y la propuesta narrativa es muy buena! El tema natual, el sexo intenso, la desilusión igual. Al final esperé más, en realidad; pero me ha encantado! xwoman |
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