Una niña de trenzas largas se dirigía al mercado con una lechera.

Al llegar, el mercado había sido levantado, menos una señora, que la llevaba mirando un rato.

Con una mano, la señora se levanto la derecha de su chaqueta, y con la otra le decía que viniera.

La niña regresó a casa con un bastón de caramelo en su mano.

Había perdido sus doscientos pavos, y tenía resaca.

Tres días después sus padres la acorralaron en la cocina.

Dos gendames, bien proporcionados, hallaron restos de cocaina en el interior de una sandía.

FIN