|                                       Monólogo entre yo y el yoEra  una  tarde  otoñal  en  donde  las  hojas  recorrían  su  cuerpo,
 y  de  forma  estrepitosa  saciaba  su  voz  de  clamor  sensual,  resguardaba  tras  las  sombras  el  arte  oscuro  de  amar  sin  piedad,  no  sabia  bien,  que  era  lo  que  le  hacia  sentir  así..
 Belleza  extraña,  de  todas  sus  luces  para  relampaguear
 los  ojos  de cualquiera,  iba  cristo  con  piedades  a  cuestas  mientras  tú  te  paseabas  con tu  ropaje  y  mirabas  con  la  cabeza  altiva  los  rostros  de  los  que  padecían  la locura  sin  comprensión…
 
 …¿Quién  entiende  de  estas  cosas  sin  razón?...
 Mientras  en  cada  grito  de  agonía  se  encontraba  hallado  por  tinieblas,  ni  el mismo  cielo  favorecía  para  la  claridad  de  sus  pensamientos…
 …COMIENZA EL LIBRETO...
 
 -¡Por  qué  me  has  abandonado!,
 gritaba  en  sus  adentros,  no  había  más oscuridad,  no  existía  la  luz  ante  sus  ojos  y  en  un  bosque  desolado  se envolvió  de  la  brisa.                         Cruzó  las  fronteras  de  la  vida,  se  hallaba  ante  la muerte,  Él;  su  muerte  y  su    salvación...
 ... Luego,  ante  la  gran  mente  maestra,  el  macabro  creador  de          libertades  a conciencia.
 Se  encontraba  ante  su  Dios  supremo.
 
 Luego,  entre  vaivenes  de  pensamientos,  su endemoniada  figura  angelical  le clamaba  a  gritos  de  agonías:  ¡¡Piedad!!,  piedad  mi  señor…                  ¿Misericordia?
 Su  Dios  lo  miraba,  lo  contemplaba  y  lo  incomprendía,  lo  juzgaba  sutilmente llenándolo  de  recuerdos…
 Luego… ¡¡¡GRITABA!!!,  GRITABA  SIN  MÁS  PIEDAD,  SE  HERIA FURIOSAMENTE  MIENTRAS  LAS  CHISPAS  DE  CRISTO  REDENTOR  LO SALVABAN  DE  LA  VIDA!!.
 Lo  salvaban  de  ese  gran  dolor…
 Venia,  se  iba,  venia,  se  iba… Como  lo  hacen  las  nubes  a  sus  cielos,  como lo  sublime  vuelve  a  sus  infiernos,  como  todo,  nos  pertenece  en  su  suprema creación…
 Incansablemente  solo  revivía,  se  hacia  eterno, ”  ÉL  ERA  SU  DIOS”.
 
 
 -¡¡¡He  matado  la  muerte!!!, ¿has  escuchado  Dios?
 El nacer; el morir. Sustancias ilimitables…
 Cantaba sus melodías,
 Y entre sollozos desaparecía,
 Lento, fugaz y vivo…
 Vivo en su eternidad
 Sus pupilas anunciaban su ver a los cielos.
 
 - ¿Qué haz venido a hacer aquí?
 - He venido por mi verdad y mi libertad.
 - ¿No te das cuenta a caso de tus pecados?
 - ¿Por qué recurres a mi solo cuando me necesitas y te encuentras mal?
 - Por una única y sencilla razón.... No sabía que existía YO…
 
 En un rayo de furia dislocó sus pensamientos, la conciencia lo abandonó, y comprendió y volvió, comprendió el amor, ¿EL AMOR?.
 
 -¡¡Venid que os necesito!!, ¡¡Miraos el horizonte que se esconde!!, refugiadme en tu mirada mientras me encuentro, mientras no me busco y luego me pierdo, dejadme amarte, dadme la posibilidad de hallarme en tus dolores, quiero ser proyección de tu espejo, renunciar a los espejismos, ser tu pasión y dislocarme los sentidos hasta que la locura…. (Reflexionó)… La  Locura…  La locura… Solo Soy Yo.
 ¡¡¡¡¡¡¡DIOOOOOOSSSSSSSSSS!!!!!!!!!!!
 ¿Dios?...
 Sólo soy yo.
 
 … Abrió los ojos, encerrado entre lo tangible.
 Anestesiado entre amarras no volvió a encontrar su libertad.
 Despertó del gran sueño de la vigilia.
 
 Samahain Escarlata.
 
 
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