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Eran las doce de la noche, cuando una fulgurante estrella apareció en el firmamento. Muy poca gente se percató de ello debido a que en la ciudad casi todos dormían. El Presidente de la Republica era uno de ellos, roncaba a más no poder y así todo, su sueño era tranquilo. Su período de gobierno estaba culminando y veía con satisfacción que la tarea estaba cumplida.

Casi la gran mayoría de sus reformas sociales se habían llevado a buen termino y también las medidas económicas, así es que el Presidente y la mayoría de los habitantes del país y de la capital dormían plácidamente.
La estrella fugaz se acercó a una velocidad inimaginable, inundó la ciudad dormida con su luz centelleante y cayó en medio del Palacio de Gobierno con un estruendo apagado, sin sonido, solo un sssshhhhsiiiissssffffuuuussszzzz, y la gran estrella de luz se desparramó por todas las habitaciones, oficinas, corredores y patios del edificio.

Era la mismísima estrella de Belén, la que después de 2000 años de andar vagabundeando por el universo había encontrado su destino final y caía afortunadamente sobre nuestro querido país, favoreciendo nuestro destino de una manera nunca antes vista en la historia del mundo. Tanto, que este hecho singular e increíble, cambiaría el curso de la historia del hombre, de un pequeño país y del mundo entero.

La primera en darse cuenta de este benéfico y afortunado legado, fue la redactora de turno del departamento de prensa del Palacio, quien llegó a las 4:30 AM. como todos los días. Saludó a la gente del aseo amablemente y le llamó la atención la deferencia con que estos la saludaban también. Parecía que lo hacían con dulzura, como si la quisiesen como a una hija o hermana. Siguió su camino y entró a su despacho, donde ya la esperaban los ejemplares de los matutinos recién llegados, encima de su escritorio.

Su tarea consistía en armar el primer dossier de las noticias destacadas que podrían afectar la imagen del gobernante y dejarlo preparado y listo con un breve informe de recomendaciones comunicacionales en el escritorio de su jefa que llegaba a las 7:30.

Tal como habían ocurrido en los últimos meses, el gobierno gozaba de buena aceptación en general y su trabajo y su dossier eran cada vez más reducidos.
Le llamó la atención una especie de fino e imperceptible polvillo ignisente que lo inundaba todo y ese aire de tranquilidad y paz que ella misma no había sentido nunca en toda su vida.
Sentía unos irrefrenables impulsos de salir a saludar a la gente y abrazarla, no sabía porqué, pero eso era lo que sentía.

Terminaba de hojear el primer diario cuando un titular impensado la obligó a releerlo por segunda, tercera y cuarta vez. Era algo inconcebible.
La Asociación de Delincuentes y Carteristas del Centro de Santiago, había citado a una conferencia de prensa a medianoche en la cual declaraban firmemente no volver a robar ni quitarle sus pertenencias a los transeúntes y ofrecían devolver todas las joyas, carteras, bolsos, relojes, gargantillas, celulares y un cuanto hay de especies a sus dueños esa misma mañana en la esquina de Ahumada con Moneda, a las 11 horas.

El Presidente llegó contento y temprano según era su costumbre y mientras se servía un frugal desayuno junto a sus más cercanos colaboradores, se le informaba de esta inusual decisión de los delincuentes.
Encantado con la noticia y como sentía ganas terribles de abrazar y besar a sus colaboradores, casi como sintiéndose padre de todos ellos, en un gesto de benevolencia sin precedentes, ordenó a sus Ministros que instruyeran esa misma mañana a todas las reparticiones públicas, para que de ahí en adelante, no se aceptara más coimas, ni dineros por debajo de los escritorios ni tampoco que hubiese preferencias en las licitaciones y que los propios empleados del Estado en un gesto ejemplar, devolvieran todo dinero, material de oficina o bienes que se hubiesen robado con anterioridad.

A media mañana se escuchó en las noticias que las asociaciones de criminales, asesinos, violadores y estafadores del país, agrupados bajo las siglas ASOCRIM, habían tomado la decisión de no robar, asesinar ni estafar a nadie a partir de esa mañana.
También pedían perdón a la comunidad y se comprometían a visitar puerta a puerta a cada uno de los afectados y ofrecer disculpas personalmente.
Ante esto, la policía, anunciaba por medio de un comunicado de prensa que todos su funcionarios activos y no activos dejarían inmediatamente de portar armas de servicio y como la delincuencia se había acabado en el país, dedicarían gran parte del tiempo a colaborar con los vecinos, ornamentando los jardines y plazas, a cuidar a los niños pequeños mientras su madres trabajaran y enseñarían a leer a los más pobres.

Al poco tiempo los Tribunales de Justicia se veían cada vez más vacíos, no había demandas ni pleitos y las pocas diferencias se zanjaban en Tribunales de Concordancia y Buena Voluntad, como así habían pasado a llamarse.
De esta forma, el Estado comenzaba a achicarse y a producir grandes ahorros de sueldos y gastos al país.
La alegría era incontenible, la gente se abrazaba y estrechaba las manos en las calles. Los comerciantes regalaban su mercadería agradecidos. Los jóvenes saltaban y se abrazaban y un clima muy especial comenzó a inundar la ciudad y al país.
Siguiendo el ejemplo, los microbuseros anunciaron que ellos se sumaban a esta campaña del Hombre Bueno y que no cobrarían pasaje a los escolares y tampoco a los ancianos y se comprometían solemnemente a no atropellar transeúntes y a cambiar todas sus maquinas por vehículos no contaminantes. De paso anunciaban que solo manejarían a un máximo de 50 kms por hora y lo harían en fila india para permitir la mejor circulación y horarios de sus recorridos y de los automovilistas.

Los Políticos inmediatamente se pusieron a la cabeza de lo que llamaron, el Nuevo País por el Bien de Todos y firmaron un acuerdo de no agresión en la política en donde se comprometían a no practicar nunca más sus encarnizadas luchas ideológicas que los separaban hasta ahora. Ya no existirían los izquierdosos ni los momios, ni fascistas, ni dictadores, ni terrorista. Se acababan los insultos: Peliento, roto, cuico, maraco, fleto, corrupto, viejo, tarado, imbécil y otros epítetos comunes del lenguaje criollo.

Automáticamente la gente dejó de usar garabatos en su lenguaje: Huevón, chucha, mierda, saco de gueas, conchatumadre, culiao, hijo e puta, que te creís maricón, salta pal lao caeza e pico y otros por el estilo, pasaron de moda.
Todos ellos fueron reemplazados por palabras educadas y bien intencionadas: Estimado señor, querido vecino, amigable policía, queridísimo amigo, buena madre, señor profesor, inestimable colega, amados trabajadores, agradable mozo, buena criada, honorable magistrado, simpático ex-delincuente…

Las distintas Iglesias, se llenaban de fieles agradecidos, que rendían culto a sus creencias y no dejaban de rezar y agradecer a la Divina Providencia, a los ángeles, a Jesús, a los Santos, a todos los espíritus y en especial a Dios, por haber enviado tan oportunamente la estrella de Belén directo al palacio de gobierno aquella medianoche.

Ahora en el país, el año Nuevo no se celebraba el uno de Enero, sino que cada medianoche de ese milagroso día.
La gente no bebía ni celebraba con Champaña como antaño, sino que en profundo recogimiento y agradecidos.
Los niños se disfrazaban de estrellas luminosas y se ofrecía un postre magnífico en base a un polvillo dulce de color plateado ignisente.

El clima de bondad fue poco a poco inundando todos los rincones del país y los empresarios también se sumaban a esta nueva unidad nacional.
Subirían los sueldos de sus empleados, contratarían a mujeres y a jóvenes sin importar su apariencia física y entregarían gran parte de sus utilidades para bienestar de sus empleados y trabajadores.

Para no ser menos, los 30 millonarios mas poderosos del país tomaban la decisión de entregar sus empresas a la comunidad y se creaba un fideicomiso que aseguraba los ingresos actuales de sus dueños y a sus herederos para siempre, por tanto su único deber de ahora en adelante sería velar por que esas empresas produjeran cada vez más riqueza para todos.

La Asociación de Industriales se comprometía a trasladar las más importantes empresas, especialmente las contaminantes, al norte del país en donde se iniciaría un plan de reforestación masiva nunca antes vista en la historia, con Tamarugos, Eucaliptus, Hibiscos, Olivos, y un sinnúmero de especies adaptables al nuevo ecosistema.

Ambicioso e innovador plan ecológico, apoyado por los habitantes de aquellas regiones y por el Estado, conformando una sociedad pluralista entre Estado y privados, obteniendo ambos, ingresos millonarios para el bien común.
Con ello, en un plazo de 10 años, el país contaría con nuevos bosques, ríos, lagunas, parques naturales y reservorios de especies que transformarían casi la mitad del país en un pulmón verde que atraería, se calculaba, unos cuatro mil millones de turistas en los veinte años siguientes. Cincuenta millones de dólares diarios de ingresos extras.

Con ello el PGB, crecería a pasos agigantados y el ingreso per capita aumentaría quinientas veces mejorando la calidad de vida de los habitantes notoriamente, situándolo entre los países más ricos del mundo.
Debido a esto, los colegios y universidades y todo establecimiento de estudios serían gratuitos y a ellos podrían entrar a estudiar todas las personas que lo quisiesen. Hombres y mujeres, viejos y jóvenes, minusválidos, trabajadores y empleados, incluso podrían asistir los delincuentes y ladrones ya que habían dejado de serlo solemnemente.

Los traficantes de drogas se arrepentían de serlo y devolvían toda la droga que tenían en su poder y se les perdonaban sus delitos a partir de ese día.
Estos cambios produjeron un efecto multiplicador tan vasto, que en todas partes se hablaba de este país y su nueva revolución social y empezaban a imitar sus pasos en otros lugares del mundo.

Los países productores de petróleo anunciaban que reducirían el precio del barril de crudo a un dólar, a cambio de que en los próximos cien años, el parque automotriz mundial les comprase la totalidad de los vehículos a combustión de agua, fabricados por ellos. Un nuevo combustible que se había desarrollado en los países asiáticos, tecnología cuyo principal componente era el agua de mar, que éstos, de buen grado y muy felices, regalaron a los países del Golfo Pérsico.

Ante esta asombrosa postura, los Estados Unidos anunciaba que adhería a los cambios propuestos e inmediatamente se abocaron a implementar nuevas y revolucionarias políticas, similares a las que este innovador pueblo había iniciado.

Se suspendía inmediatamente la ocupación en Irak y el apoyo militar a Israel. China congelaba definitivamente su carrera armamentista. Pakistán se daba la mano con India y Bin Ladem destruía sus armas escondidas, desarticulando sus facciones de terror, transformándose en el guía espiritual del Nuevo Mundo de Jehová y se venía al sur a tomar unas merecidas vacaciones de cinco años.

Las grandes Compañías Norteamericanas se comprometían a no contaminar los ríos y caudales y a bajar ostensiblemente los índices de contaminación ambientales así como también a reducir a cero la fabricación de armas atómicas y químicas.
Prometían desarrollo tecnológico e infraestructura para fabricar masivamente combustible a base de agua salada y declaraban solemnemente no corromper nunca más gobiernos Latinoamericanos.

Otras potencias les imitaron pronto y siguieron con el ejemplo incorporando cambios en sus políticas y reformas sociales.
La sociedad había dado un paso trascendental y los cambios se veían por todas partes. El Servicio de Impuestos Internos había cerrado sus puertas ya que en el país no era necesario recaudar mas impuestos. Los funcionarios del Estado eran cada vez menos así como también la policía y funcionarios en general y la gente comenzaba a vivir de mejor manera, por lo tanto se enfermaba menos y los hospitales se dedicaban con esmero y sin costo, al cuidado de enfermos mas graves.

El medioambiente resplandecía de limpieza y al poco tiempo se habían terminado las enfermedades infecciosas y la gente trabajaba contenta y se producía más. Las exportaciones de productos no contaminantes eran preferidos por los consumidores internacionales y el sello de este país era sinónimo de salud y calidad.

Se exportaban grandes cantidades de agua de mar a todos los continentes y las industrias con el correr de los años fueron cada vez más tecnológicas y en los centros de estudio se promovía con efusión la investigación y el desarrollo de tecnologías e inventos.

Las asociaciones de Padres Separados habían desaparecido así como también los médicos y centros abortivos. Ya no eran necesarios. Las mujeres tenían sus hijos con responsabilidad y los jóvenes se entretenían en las calles y parques sanamente, sin drogas, sin alcohol ni cigarrillos, a pesar de que todo aquello era muy barato.
No estaban ni ahí con esas toxinas. Preferían dedicarse a los deportes y a disfrutar sanamente sin echar a perder su cuerpo y espíritu.


Las familias se dedicaban a pasarlo bien, a conversar todo tipo de cosas, incluso las más complejas como el sexo.
Ya no existía el peligro de violaciones ni de ataques pedófilos como antes y se veía normalmente, después de la cena, a las familias caminando por las calles abrazados, compartiendo con la vecindad. Incluso dejaban sus casas abiertas, sin temor, porque no existía la delincuencia.
En aquel tiempo a nadie se le ocurría tomar algo ajeno. No había motivos para hacerlo ya que todo el mundo estudiaba gratis y todos los jóvenes que quisiesen, podían trabajar, porque se necesitaba constantemente mayor fuerza de trabajo y se pagaba cada vez más por ello.

La televisión se dedicaba a emitir programas de cultura, entretención y documentales históricos en donde se recordaba con tristeza y algo de vergüenza el sistema de vida anterior.
Ya no se veían noticieros deprimentes. De hecho había un solo noticiero y era para anunciar nuevos descubrimientos tecnológicos, científicos, inventos, programas de obras de teatro, arte, danza, cultura, lanzamientos de libros y todo lo relacionado con el saber.

Nadie se acordaba de las teleseries ni de los deplorables líderes del Hip-Hop, música tecno y películas de vampiros, sexo y travestismo, que había asolado el país el siglo anterior.
El Presidente y su grupo de Gobierno se elegía por simpatía y cualidades humanas ya que el país era completamente desarrollado y rico y no necesitaba, demagogia ni promesas.

Era un país culto y nadie se tragaba ideas tan fatuas como se había hecho en la antigüedad. La señora “Juanita” y “Moya” había pasado a la historia y a la gente le daba risa, en verdad sentían vergüenza ajena, cuando se hablaba de que antiguamente se prometía con gran pompa, atención las 24 hrs. del día en los Consultorios de Salud Pública.

Ya no existían los Consultorios ni los engaños, tampoco la izquierda ni la derecha, ni las minorías.
Los indigenas, ya no era una raza postergada e inculta, eran parte de la sociedad y sus derechos tradicionales habían sido reestablecidos.

Los políticos se habían transformado en Hombres Buenos y dedicaban su tiempo a trabajar por el bien común. Ya no aceptaban coimas ni sobresueldos ni se robaban la plata del Estado como antaño. Ahora la gente les creía y les respetaba. Igualmente había pasado con los Jueces y Ministros de Justicia, los que gozaban del respeto y admiración de la comunidad debido a que se dedicaban a administrar convenios de Buena Voluntad para zanjar las diferencias y como no existía delincuencia, estafas y actos delictivos, su labor era solo por entretenimiento y para mantener en buen estado su mente y salud y la gente eso lo agradecía.

La energía que alimentaba las ciudades y pueblos provenía de la nueva tecnología aplicada a los vehículos motorizados. El agua de mar era barata y abundaba, con lo cual las represas del país habían sido demolidas y los ríos y afluentes que las alimentaban, volvían a sus cauces originales y con ello se estabilizaba la temperatura, por ende el clima era más benéfico.

Los niños nacían en el seno de familias felices y estables y no existía riesgo de violencia familiar, por lo que el Coeficiente Intelectual de la población había crecido en un veinte por ciento en promedio, con lo cual los estudiantes destinaban menos horas al estudio, ya que aprendían más rápido y en menor tiempo y destinaban tiempo libre suficiente a sus deportes y pasatiempos.
Los profesores trabajaban menos y mejor, así como los trabajadores en general.
Con ello se terminaron definitivamente las revueltas, huelgas y marchas callejeras.

El Estado ahorraba millones, en miles de cosas que antes eran necesarias para esos fines. Policías, carros lanza agua, vestimenta, armas, rancho, transporte, municiones, escudos protectores, gas paralizante, todo aquello no existía y eran solo chatarra y piezas de museo.
Hoy en día a nadie se le ocurriría salir a la calle a protestar por algo, por que no había razón alguna para hacerlo.

Los países de América se habían beneficiado enormemente con los cambios impulsados y eran todos desarrollados, como el resto del mundo.
Las fronteras estaban abiertas ya que no existía riesgo de agresiones ni tráfico de especies, ni contrabando de ningún tipo.

Al fin el mundo era como siempre debió haber sido. La estrella de Belén se convirtió en la varita mágica que inspiró a un país visionario, inteligente e innovador que había puesto en práctica las primeras medidas, creando con ello una revolución mundial nunca antes vista.

( 3 de Junio, 2154)


Texto agregado el 27-04-2005, y leído por 1041 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
19-05-2005 Interesante narración. Tal vez alguien dira "idialismo"..pero el día que el ser humano vuelva a soñar..tal vez ese día fue que llego a la tierra la paz de la estrella de belen. Mis felicitaciones 5* lobomexiquense
 
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