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La Salida

Busca quien pueda encontrarla, solo pide clemencia, no sabe si es mucho o poco, pero es lo que pide. Su vida se divide en dos, lo que es y lo que realmente es. Suele mostrar su peor lado y no puede modificar esa actitud. Siente que se va modificando cada segundo, cada acción, sus palabras no son lo que sus oídos quieren oír, sus gestos no agradan y sus caricias son falsas. Es extremadamente cambiante, suele querer cosas que mañana odia, como también puede ver lo que mañana no exista. Quiere encontrar algo que supere su condición, que pueda verse y actuar como desee. Los otros son solo otros; su interior, su dilema, constituyen su vida. Quiere salir a buscar algo, algo en que pueda transformarse, que pueda servir como ayuda.
Sola en este mundo, sin sueños ni almas compartidas. Sin caricias ni siquiera robadas, ni besos asaltados.
Cree estar en el aire, ya que no puede sostener su interés en ser lo que quiero ser, no puede ver la realidad sin soñar, no puede contagiar sus ganas de cambiar, ni menos puede pensar en ser alguien en este pequeño mundo que solo admite gente mediocre, sin ansias de progresar, sin ambiciones ni utopías.
Suele ver personas insanas pensando en luchar categorías sin valores, sobrevivir sin ganas de triunfar.
Quiere encontrar la noche de color amarillo, ver los ojos que la quieran ver y observar los rayos de luces como fluyen en su mente, la cual se abre a todo ser humano que desea el bien, que le agrade la justicia con el iris a la vista.
Convive con angustias que duelen, sobrevive cada instante a la locura del ser, combate sin miedos los males que los individuos poseen y contagia cada lagrima alegre que le pueda sobrar para los que necesiten gotas en ves de palabras y hechos.
Sale a la calle, dialoga con quien quiera ver la realidad que su corazón ve, suelta palabras al aire, ve como vuelan y las vuelve a juntar. Sigue caminando, las noches pasan, los pseudos concejos también. “ No consigas la noche en donde los días no son vividos, no tragues tierra sino árboles, trata de favorecer las ideas ajenas, las tuyas y las del otro, mira a los ojos pero no de frente. Quien quiera poder nacer devuelta, observar el sol y ver otro color, acariciar las estrellas inalcanzables, quien quiera besar labios, sentir dulzura, combatir contra los sentidos inciertos que se constituyen en cada contacto de piel, puede acercarse a mis manos, estrecharlas e irse sin ni siquiera saber su nombre”.
Caminando, por un pueblo muy pequeño, encontró un viejo pueblerino que atrajo su atención. Con él sostuvo una conversación muy apacible, vieron a las aves volar y como el viento soplaba indisciplinadamente. El anciano le comento “ Tu búsqueda es tan incierta como el cantar de aquel pájaro, solo tu como él entienden lo hecho. Observa al mirlo, percata como es su canto, como vuela hacia lo que desea y sobre todo el grado de conformismo al obtener lo anhelado. Volved a estos pagos cuando tu destino sea escrito, tu propósito sea hecho, ven y conversa tan agradablemente como lo hemos hecho recientemente”. En ese instante vio su rostro por ultima vez, quiso recordar cada centímetro de su esbelto cuerpo, y así marchar hacia nuevo rumbo.
Siguió su recorrido hasta que se tope con una inmensa pared pintada de color gris. Sus ojos se nublaron, hicieron que sus piernas se paralicen, que se mantengan en ese lugar apreciando aquella pared gris. Se puso a pensar sobre quien la había pintado, si antes era de otro color o si hacia mucho que fue construida. No podia creer como alguien pintara de ese color una pared tan a la vista de todo del mundo, como no se les ocurrió otro tono mas alegre. Sus piernas siguieron sin moverse en el lugar por lo menos treinta minutos mas, trato de recordar todos los colores conocidos, imaginar cual seria el ideal, si eso existe. Luego de permanecer frente a la pared, supo que tenia que dar media vuelta y volver hacia aquel anciano.
Llego al pueblo, lo busco, no lo encontró, no lo volvió a ver nunca mas en su vida. Su primera gran perdida, su mochila deja escapar el primer objeto, tuvo que arreglarla y seguir lenta y cuidadosamente hacia su camino.
Sin lugares previstos que recorrer, alzo la vista y camina hacia donde su inteligencia la guiara. Cruzo ríos, charcos y lagunas, comprobó como estos se atraviesan y sin dañarse continúan su pronosticado rumbo. Aprecio la naturaleza de los bosques, acaricio árboles con la mirada y aprendió a vivir bajo un techo sin edificación, inseguro, que trata solamente de contenerla, de habituarla al lugar, la pone en aprietos, la ayuda, la engaña, pero nunca deja que sufra.
Sin animal que conversar, ni calidez en donde ahogar las penas, sin dormir en la comodidad del sueño, salta pensamientos cognitivos que influyen su estadía.
La noche anterior sobresalto su barrera, vio en su ser la corona anhelada por su otro ser, sirvió su interior a la superficie, dejo a la vista sus apreciados estados, se evaluó sin calificaciones para tratar de resistir este largo viaje que trajo en ella un gran discernimiento moral. Creo un juicio sin valores, que solo ella puede sostener y juzgar.
Quizás vaya donde la tierra no gire, donde el peso del aire la aplaste. Quizás salga del agotamiento, y se introduzca en el claro cielo que maneja sus ojos ordenando cada contemplación, cada miramiento.
Por la noche volverá a ser ella, la misma ingenua mujer que quiso algún día cambiar algo del universo, que propuso actos para la humanidad, que pensó ver al mundo con ternura, que creyó que las personas son solo sujetos armados y manipulados, en los cuales se les pueden introducir gotas de dignidad, de bondad, y así llenar el vaso desechando lo maléfico que contenía.


El sol acaba de aclarar su rostro, y todo lo que la rodea. A unos cien metros mas o menos, pudo ver una pequeña tienda. Golpeo durante varios minutos hasta que decidió entrar. La vacua tienda, llena de polvo y papeles parecía que la estaba esperando. Sin luz, ni muebles, trato de buscar entre tanta suciedad algo que pueda ser de su incumbencia. Entre tantos papeles, pudo ver un pequeño cuaderno de tapa dura color marrón que se titulaba “Vivir sin alma”, al abrirlo se imaginaba ver cientos de hojas escritas e ilegibles. El cuaderno estaba intacto, solo una hoja, exactamente la numero cincuenta y uno tenia una carilla escrita.
“Si a la noche mi alma se fuera hacia otro sitio que no sea el de esperar, si el sitio al esperar no existiera, si lo crearía, lo inventaría y lo adornase a mi gusto, mi alma ¿lo encontrara?. Si mañana despertase en un terreno en el cual no posee frutos, no crecen árboles, ni viven animales, si a ese terreno lo lleno de mí, me hago dueño ilegal y transcribo mis ilusiones, ¿podré guardar mi alma sin restricción?. Cuando el día se hace noche, y la noche día, cuando los animales sean personas y la persona animales, cuando la vida sea la muerte y la muerte vida, cuando la calma sea ruido y el ruido calma y cuando el cielo sea el infierno y el infierno cielo, tendré que recuperar mi única defensa, mi único escudo capaz de solventar el cambio, mi insípida alma, tan denigrada y mal tratada por mi, será mi única salvación. Por eso tendré que cuidarla, saber hacia donde va, que recorrido toma, adonde pernocta, donde se estanca, si existe algún lugar donde guardarla a parte mi ser, donde pueda crecer alejada a mi, sin mis miedos, ni mi inteligencia.
El alma puede ser tu principal enemigo si no la sabes cuidar, puede revelarse como cualquier adolescente, puede matarte como cualquier asesino, pero también puede cuidarte, protegerte.
Mi alma es extremadamente distinta a la tuya.
Quien lea estas palabras, quien reconozca lo que dice, quien se sienta identificado y pueda ver su alma, pueda protegerla y unirla con su conciencia, será quien a logrado vivir sin encontrar respuesta alguna.
No olvide lo leído, ni lo vivido, no recuerde lo pensado ni lo imaginado.

Sola en ese cuarto, anonadada, sin saber que hacer, permaneció durante varias horas sentada entre una parva de papeles. Cuando el día comenzaba a iluminarse puso a trote sus piernas, acciono su cabeza nuevamente, encendió su confuso y novato corazón para que la vuelta sea más placentera y menos novedosa que la ida.
Durante todo el camino de vuelta, pensó por que esto era la vuelta y no la ida hacia algún nuevo rumbo, medito sobre lo que había leído, y pudo darse cuenta que lo mejor seria ir hacia algún sitio donde pueda refugiarse, quedarse ahí con sus ideas, con sus inútiles pensamientos, que tan solo preocupan su estadía en la tierra, en vez de hacérsela mas placentera.
Encontró ese sitio deseado, no confortable pero adecuado; tiro un colchón, un par de cuadernos y a vivir de la mejor manera que se pueda vivir, sin ojos que te envenenen, sin palabras dañinas a su cabeza, sin el mínimo halito de la mejor o peor boca; sola como las ancianas moribundas quiere permanecer acá pero sin su trágico final. Desea verse, darse cuenta que sus oídos escuchan bien, que su cerebro modifica las sustancias para engañarse, y que sus piernas no deben moverse sin su contemplación, que solo se movilicen cuando exista un por que y cuando ella quiera a ese porque.
Si lograra sobrevivir seria lo anhelado, si lograra cumplir sus metas seria magnifico, si obtuviera solamente algo de lo que desea seria un milagro.
Estas cuatros paredes en la nada es la salida mas angosta jamás imaginada, permanecerá aquí sin trasladarse, ya que no necesita, ni debe demostrar a nadie si vive o no

Texto agregado el 24-08-2003, y leído por 209 visitantes. (0 votos)


Lectores Opinan
24-08-2003 Amigo, tiene mucha sustancia; yo lo puliría un poco mas, especialmente la ortografía. La idea descansa en las cuatro paredes como salida hacia la nada. Muy bueno. Gabrielly
 
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